Nacionalismo inútil (XI): ¿por qué aprender otro idioma?
Desde
el colegio, no recibimos únicamente lecciones sobre nuestro propio idioma, sino
también en otros idiomas que en el futuro puedan ayudarnos a comunicarnos con
otras personas. En algunos colegios puede variar, pero no estaría equivocado
decir que la norma es el inglés. Y cuando entramos a la Universidad, esta
preparación en una segunda lengua incluso se profundiza, pues gran parte de la
información importante para una carrera se encuentra en inglés. Este idioma se
ha convertido en la lengua universal.
No obstante, no han faltado las personas que
dicen que es innecesario e incluso traicionero aprender otro idioma, y
especialmente el inglés. ¿Sus razones? Muchos alegan que el español es nuestro
idioma nativo, y que no es necesario aprender otro, porque no somos gringos.
Otros aseguran que aprender inglés es una forma de permitir la dominación
cultural por parte de los extranjeros. Sí, todo eso suena un tanto absurdo,
pero lo he visto.
Creo
que no sería exagerado afirmar que la postura que mantienen estas personas es
mitad ignorancia ideológica y mitad pereza educativa. Antes de explayarme en
esos puntos, hablaré un poco sobre el origen y la necesidad de un idioma
universal.
Desde
hace siglos, más de un pensador se dio cuenta que era necesario tener o
construir un idioma que permitiera a cualquier persona en el mundo comunicarse
con otra, a pesar de sus diferencias lingüísticas originales. Por decirlo de
una forma poética, ayudarlos a superar la torre de Babel. Con esta idea en
mente, se han creado algunos idiomas como el esperanto, el interlingua y el
volapük. Sin embargo, aunque cuentan con un importante número de hablantes,
estas lenguas artificiales no tuvieron el éxito esperado.
Sin
embargo, la globalización y la ruptura de burbujas de aislamiento de varios
países alrededor del mundo han propiciado que actualmente el inglés sea la
verdadera lengua universal, o la que está en el camino más corto de convertirse
en una. El inglés ha permitido una mayor comunicación a nivel comercial,
cultural e intelectual entre los países, por lo que en estos momentos es
altamente recomendable -no, es casi imperativo- que una persona que salga al
mundo laboral tenga un cierto dominio en este idioma.
¿Por
qué hablo de ignorancia ideológica? Porque quienes se oponen al uso del inglés
como lengua universal desde una postura política -¿necesito decir en qué lado
del espectro se ubican?- están cometiendo lo que ya comenté en la entrada
anterior: una falacia por asociación. Si el imperialismo estadounidense es
nocivo para la estabilidad mundial, entonces cualquier aporte cultural o
tecnológico de Estados Unidos lo es. ¿No es eso un sinsentido? Cualquier
persona medianamente sensata desaprobaría la actual política exterior de
Estados Unidos, y yo no soy la excepción, pero de ahí a desechar una
herramienta de comunicación y conocimiento como lo es ahora el idioma inglés es
algo muy diferente. Es, como se diría popularmente, confundir gimnasia con
magnesia: una cosa no tiene que ver con la otra. Es innegable que el uso de una
lengua universal es necesario para un mayor entendimiento entre personas de
diferentes países. Limitar esa posibilidad por cuenta de ideologías políticas
es una tontería.
Pongamos
un ejemplo práctico, en biología. Tanto el estudiante como el profesional saben
que la mayor parte de la información en este campo no se encuentra en español,
y si uno quiere que su labor empiece a ser reconocida a nivel mundial, entonces
es imposible quedarse únicamente escribiendo en nuestro idioma. Cierto, uno
debe tener su cuota de artículos y trabajos en español, porque eso ayuda a
impulsar el crecimiento de revistas científicas en nuestra propia lengua, pero
es necesaria también una producción considerable en inglés, porque es
actualmente el idioma que más permite la transmisión de conocimiento
científico. ¿Y debe eso limitarse por cuenta de la mala política? No lo veo
racional.
Es
algo fácil rastrear razones un poco más profundas para esto, y es la
insistencia de muchas personas en mantener la “pureza cultural” de su país.
Esta es una idea propia del romanticismo, el cual manifestaba un abierto
rechazo al racionalismo en pos de la exaltación de los sentimientos, y dio
origen a la idea de que cada pueblo debe mantener su cultura y costumbres
inalteradas. Sin embargo, cerrarse a la influencia de otras culturas es
retrasar nuestra propia cultura. Muchos países iniciaron su camino al progreso
cuando decidieron abrirse a otras culturas y personas, y mientras integraban
dichas influencias a la suya, empezaron a enviar su propia influencia cultural
a otros países. Además, la postura nacionalista de rechazar cualquier
influencia extranjera es incluso peligrosa. Nos recuerda Gabriel Andrade que “estas ideas han conducido a las formas más
escandalosas de nacionalismo y xenofobia, y tienen una gran dosis de
responsabilidad en los más graves conflictos militares del siglo XX”. Es
necesario dejar atrás ese chovinismo irracional.
¿Y
qué hay de la pereza educativa? Bueno, porque si bien hay personas que creen
por convicción en el uso del inglés como una forma de dominación cultural,
otros usurpan esas ideas para ocultar el hecho de que, simplemente, no les
interesa aprender otro idioma. ¿Le parece que eso sea una excusa seria? Hay que decirlo: aprender y dominar una
segunda lengua no es tarea fácil, y muchos prefieren evitar invertir el tiempo
en tan agotadora actividad. Pero, dados los ejemplos anteriores, es obvio que
los beneficios de dominar un idioma prácticamente universal superan por mucho las
dificultades y molestias del proceso de aprendizaje.
Y
con esto termino. Para los que están en el proceso de aprender inglés y sienten
dificultades, simplemente recordarles que será una gran ventaja a largo plazo.
Así que:
P.D: Para un enfoque similar sobre el bilingüismo,
pueden ver las entradas de Gabriel Andrade En
contra de la babelización y Sobre
la educación bilingüe en Venezuela.
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