Díptico de discriminaciones
En esta semana
transcurrieron hechos entrelazados con el ateísmo y la discriminación, aunque
quizás desde lados diferentes de la moneda. Como ocurrió con una entrada
similar de la semana pasada, decidí analizar al mismo tiempo cada noticia.
¿La respuesta recibida?
La pequeña y su hermana mayor quedaron sin cupos en el sistema de colegios
distritales. De momento, existe una demanda, exigiendo las disculpas públicas
del colegio y la integración de las niñas a otro colegio distrital, pues sus
padres no tienen suficiente dinero para ponerlas en un colegio privado.
Todo este episodio
evidencia una problemática presente en los colegios públicos del país: la
cátedra de religión. Para todos los que hemos estudiado en un colegio público,
es bien sabido que estas clases no son más que proselitismo católico. Al menos
en mi caso, no vi otras religiones en la materia hasta décimo, creo recordar, y
aún entonces fue más un trabajo de investigación por grupos que una verdadera
explicación por parte del profesor (por cierto, jamás se habló de los no
creyentes). Mayormente, las clases fueron siempre conceptos como el perdón o la
oración, o de costumbres como la Eucaristía. Todo esto es una clara violación
al laicismo que deben mantener las instituciones públicas: es decir, no se
debería dar trato preferencial a ningún credo religioso. Por supuesto, esto
está escrito en el papel, pero en la práctica, debido a la escasa regulación
presente, la mayoría de los colegios públicos en el país mantienen este mismo
sistema en las clases de religión.
Teniendo todo esto en
cuenta, se comprende inmediatamente que es un terrible error discriminar a
alguien por su credo religioso, o la ausencia de uno (quizás la niña maltratada
ni siquiera comprenda toda esa dicotomía). Esto no es nada nuevo: ya he
escuchado casos de algunos amigos que tuvieron inconvenientes semejantes,
aunque menos severos, en sus clases de religión, por ser por ejemplo
adventistas o ateos. Pero ellos eran mayores cuando les pasó esto. Aquí
hablamos de una niña que ni siquiera llega a los diez años; una pequeña que
seguramente resiente todo ese maltrato, y que podría incluso desarrollar
traumas al ser rechazada por no compartir las ideas de la mayoría.
¿Hay alguna propuesta
para modificar la cátedra de religión en las escuelas públicas? Sí: que se
incluya una
comparación objetiva de las formas de pensamiento religioso,
incluyendo la no creencia, con el mismo rigor que se expone el catolicismo. Yo
mismo he expuesto mi opinión en discusiones centradas alrededor del tema: la
estructura de la cátedra de filosofía podría servir como un excelente ejemplo.
Así, podría elaborarse una cátedra de religión de la siguiente manera: qué es
la religión como concepto, orígenes, historia de la religión, las distintas
denominaciones religiosas y posturas no creyentes; finalmente, la influencia de
la religión sobre la sociedad, tanto ideas positivas como perjudiciales. Esta
sería una clase mucho más objetiva y más justa, sin necesidad de exponer al
ostracismo a un estudiante, mucho menos siendo un niño.
2. En Carolina del Sur,
un hombre identificado como Craig Stephen Hicks asesinó
a tres estudiantes musulmanes de una misma familia. Aunque las investigaciones
apuntan a que se debió a un conflicto por un espacio de estacionamiento en el
sector donde vivían, tanto la familia como algunas personas y medios de
comunicación apuntan a un crimen de odio, dado que Hicks es ateo, se
manifestaba de forma un tanto agresiva en las redes sociales, y al parecer ya
había tenido roces con las víctimas en días anteriores.
Ante esta noticia, que
se ha convertido en la comidilla de medios sensacionalistas, y seguramente de
algunos movimientos religiosos (aunque, en mi caso, no he percibido lo último),
conviene hacer algunas aclaraciones. Sí, las opiniones de Hicks sobre la
religión en general pueden ser incómodas para algunos. Es natural. Yo mismo
trato en lo posible de matizar mis expresiones, pues no soy antiteísta, y difícilmente
tan antirreligioso como podría llegar a ser. No obstante, ateniéndonos a la
libertad de pensamiento y a que no existe el derecho a no sentirse ofendido por
una opinión, Hicks estaba en completa libertad de expresarse.
También hay que dejar
claro lo siguiente: Hicks debe pagar por su crimen. En eso estamos de
acuerdo todos, tanto creyentes como no creyentes: sería difícil encontrar a una
persona que piense diferente, creo yo. Si acaso su crimen fue motivado por las
creencias de las víctimas, el veredicto no cambia. Ninguno de los ateos con los
que he tenido contacto, ni las principales personalidades de la esfera
escéptica, mantienen razones para defender semejante atrocidad.
Porque hay algo muy
específico a tener en cuenta, y esto lo comprendo yo muy bien, siendo agnóstico.
El ateísmo no avala ni exhorta de ninguna forma
la violencia contra la gente religiosa. Sencillamente, porque el ateísmo no es
más que la postura acerca de la inexistencia de dioses. No hay más
ramificaciones a esa idea. Como bien lo ha señalado el Pequeño Hereje, no
existe un manual sobre cómo ser un ateo, ni un libro que sirva como cuerpo
doctrinal del ateísmo, como sí lo existe, por ejemplo, en el socialismo con El capital. Es una postura muy
individual. Cualquier otra ideología (socialismo, posmodernismo,
vegetarianismo, etc.) y las acciones tomadas en torno a ellas dependen del
raciocinio y la actitud de la persona. En otras palabras, si Hicks asesinó a
los estudiantes musulmanes por odio a la religión que profesaban, sus acciones
provienen exclusivamente de su propia formación. Detenerse a señalar que es
únicamente por su ateísmo que decidió matar religiosos es una deficiencia crítica.
¿Por qué hablamos
entonces de fanáticos religiosos? ¿Sería esto un doble rasero? No. Lo decimos
porque las religiones sí se basan en escritos para estructurar sus doctrinas. Y
en textos como el Corán o la Biblia se avala la violencia y el maltrato. Eso
cualquiera lo comprende si lee el Antiguo Testamento, que es bastante violento
con los no israelitas, y el Nuevo Testamento, que es un poco más “elegante”,
recurriendo a la discriminación y el ostracismo. Cuando este tipo de acciones
se encuentran plasmadas en un texto base de una religión, entonces es claro que
los actos de violencia de los fundamentalistas están guiados por sus creencias
religiosas. Seguro, acciones como las Cruzadas tuvieron motivos más políticos y
económicos que religiosos (si bien utilizar la religión para reclutar soldados
es bastante deshonesto). Pero hay que observar cada caso detenidamente, y es muy
obvio para una persona con honestidad intelectual que la masacre de Charlie
Hebdo se debió más al deseo de sentenciar a las personas que se burlaron de
Mahoma y la religión islámica, que por la intervención militar de Francia en
los conflictos de Oriente Medio.
Analizando las
opiniones de Hicks en las redes sociales, quizás se puedan rescatar algunas
cosas para la comunidad no creyente. Y es el hecho de que no creer que exista
un ser supremo no te hace más inteligente ni superior a un creyente. La mayoría
de los ateos y agnósticos tienen claro esto, pero nunca está de más resaltarlo,
especialmente cuando existen escépticos por “moda” o rebeldía sin causa. No hay
ningún motivo, pues, para violentar físicamente a una persona por diferencias
de opinión. Si este fue o no el caso de Hicks, deberá de todos modos rendir
cuentas a la justicia. Es lo más importante a tener en cuenta, en vez de
difundir la desinformación y estigmatizar sin fundamento.
Es todo lo que tenía
que decir. Queda en manos del lector el deber de reflexionar sobre lo expuesto
aquí.
Adenda:
de acuerdo con el concepto emitido por la Universidad de la Sabana, y que fue
retirado hace poco, puesto que la homosexualidad se encuentra por fuera del
comportamiento común, constituye una enfermedad. Si así es su razonamiento, entonces
en Colombia, ¿los pelirrojos son cáncer? ¿Los millonarios están agonizando?
¿Los ateos y agnósticos somos enfermos mentales? ¿Y los hombres de cabello
largo son embolias ambulantes? Excelente concepto…
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