¡Feliz Día de la Raza!

Desde 1992, el 12 de octubre se ha convertido en una fecha para que los indigenistas y muchos otros se lamenten por la llegada de los europeos con frases como: “América no fue descubierta, fue saqueada”, “500 años de genocidio”, y otras similares que pululan en las redes sociales. Sin buscar ofender a nadie, diré sin más que yo no lamento ni un poco el “descubrimiento” de este continente.

¿Por qué diría eso? Bueno, empecemos por los que afirman que “despojamos a los indígenas de sus territorios ancestrales”. ¿Despojamos, quienes? ¿Es usted acaso español, señor lector? Y en el remoto caso de que lo fuera, ¿vivió usted en la época de Colón? ¿Acompañó a Cortés en su conquista de México? ¿Participó con Jiménez de Quesada en su expedición a territorio muisca? No, claro que no. Colón pisó tierra 499 años antes de que yo naciera. Ni usted ni yo somos responsables por lo que pasó después. Asumir la culpa por lo ocurrido hace decenas de generaciones, pretender cargar con una culpa racial colectiva, es un despropósito, una tontería. No hay dioses que castiguen las culpas de los padres en sus descendientes “hasta la cuarta generación”, y tampoco hay hombres que deban hacer lo mismo. Así que no tengo por qué sentir culpa alguna.

En segundo lugar, los que hablan de genocidios parecen olvidar que la vida de los indígenas no fue, de ninguna forma, tan pacífica y cordial como creen. Existían civilizaciones, claro, y algunas de ellas a escala imperial, oprimiendo a otros pueblos. Incluso entre culturas menos avanzadas, las guerras tribales eran frecuentes (gran parte del triunfo de Quesada sobre los muiscas se debió al conflicto entre sus dos principales líderes). Los sacrificios humanos de los aztecas no son ni mejores ni peores que los brutales ataques de algunos colonizadores: son simplemente lo mismo. Y decir que todos los conquistadores fueron violentos (porque, dejando de lado la “leyenda negra”, se debe admitir que se cometieron crueldades), y dominaron a los indígenas a través de sangre y fuego, es una visión miope.

Finalmente, el choque cultural entre la cultura indígena y la europea fue lo que permitió el desarrollo de los pueblos en este continente hasta la fecha actual. Claro, esto no justifica los crímenes de los conquistadores, porque no fue una empresa justa ni justificada, pero muestra que existen aspectos positivos del mestizaje en América. Los pueblos indígenas permanecían en un estado cultural y tecnológico de la Edad de Piedra; su contacto con otras culturas consiguió que las poblaciones futuras desarrollaran nuevas tecnologías, y continuaran el desarrollo cultural. El concepto de nación, por el que muchos llegan a emocionarse, a veces hasta el chovinismo y la xenofobia, es parte de la sociedad occidental. Los indígenas no se dividían los países de la actualidad en América: lo hicieron los españoles, criollos y mestizos. Fue por eso que hace dos siglos decidieron independizarse de la Corona española: como americanos nativos (esto incluye mestizos, criollos, indígenas y africanos nacidos en esclavitud), sentimos que nuestro derecho era dominar nosotros mismos lo destinos de nuestra nación. Los beneficios obtenidos por la unión cultural entre tres culturas, amerindia, española y africana, superan por mucho los efectos negativos.

Así que yo no me lamento por el “descubrimiento”, porque todo ese proceso histórico cultural fue lo que me permitió, 521 años después de conquista, colonización e independencia, estar aquí. Yo estoy orgulloso de mi herencia europea, africana, y muy seguramente indígena. Y para todos los que publican esas imágenes con las venas abiertas, si bien no es mi interés predicar o hacerlos cambiar forzosamente de opinión, piensen un poco: de no haberse dado el “descubrimiento” de América, no se habría dado un salto en el desarrollo cultural, tecnológico y social, no existiría el acceso a la educación, a los servicios de salud, y, muy seguramente, en el remoto caso de que hubiera nacido, usted no estaría sentado en su computador, subiendo imágenes o comentarios despreciando la conquista, y enorgulleciéndose de su apoyo a la América que nunca conoció.

Feliz Día de la Raza.