Nacionalismo inútil (XVIII): “Nacional no me representa”
Como
sabrá el lector, la semana pasada el Atlético Nacional se coronó campeón de la
Copa Libertadores 2016, al vencer 1-0 al Independiente del Valle de Ecuador en
el estadio Atanasio Girardot. Hubo grandes celebraciones en el país ante el
triunfo de un equipo colombiano en un torneo internacional. No obstante, al
mismo tiempo salieron muchas personas rumiando ciertos rencores ante tal o cual
cosa, y que en general suman sus opiniones en una frase de Internet: “Nacional
no me representa”.
En
una entrada anterior, donde analizaba la
problemática de las barras bravas, hice una corta
mención a la molesta actitud de llamar traidores a todos los que apoyen a un
equipo que no pertenece a su región. Siempre me ha parecido un absurdo, pero en
ese momento no me senté a profundizar al respecto. Que de repente hayan
aparecido tantas personas manifestando su separación de todo lo que representa
Nacional (aunque muchos han felicitado igualmente al equipo por su triunfo) no
es sorpresivo, puesto que es quizás el equipo colombiano con mayor número de
fanáticos, y por ello cuenta igualmente con muchos críticos a nivel nacional.
Pero, ¿en qué se enfocan dichos críticos?
Por
lo que he percibido en las redes sociales (y le recuerdo al lector que no soy
admirador del fútbol), las razones para rechazar la representatividad del
Nacional en el exterior son tres: el turbio pasado del equipo, el turbio pasado
de la región paisa, y el estúpido regionalismo que tanto impera en Colombia.
Revisemos
el primer argumento. Es bien sabido que Nacional cuenta con un pasado marcado
por la sangre y la corrupción, debido a la
relación que tuvo con el narcotraficante Pablo Escobar,
que invertía buenas cantidades de dinero tanto a este equipo como al
Independiente Medellín. Se cuenta que en reuniones privadas con otro capo de la
droga, Gonzalo Rodríguez Gacha, quien apoyaba a Millonarios, los dos
narcotraficantes organizaban encuentros privados entre los equipos que
patrocinaban. Además, es bien sabido que posicionó a ciertas personas para que
se enriquecieran con el Nacional y el DIM, e hizo asesinar en 1989 a un juez de
línea que favoreció al América de Cali durante un partido.
Todo
eso se sabe, y sería insensato negarlo. La cuestión es que esto pertenece al pasado, no al Nacional de hoy. No sé cómo estén en el plano de la
corrupción, porque habría que revisar a la empresa directamente, pero es claro
que no hay un narcotraficante detrás de sus triunfos hoy en día, así que no se
les puede pretender seguir equiparando con la mafia a estas alturas de la vida.
Por otro lado, ¿acaso los jugadores de Nacional en esa época eran los asesinos?
¿Y qué hay del equipo de hoy? ¿Es que acaso son sicarios, o traficantes de
droga? Por favor, no generalicemos de forma tan apresurada, y menos con algo
tan serio.
La
segunda razón está muy relacionada con la tercera. Aún se maneja mucho el
estereotipo de que el paisa no es solamente un comerciante recursivo, sino
además un estafador. La huella del Cartel de Medellín y los paramilitares es
profunda, particularmente porque muchos de estos trasladaron sus actividades
subversivas a otras regiones del país, y muchos en dichas regiones siguen asociando
al paisa con todo esto. Refutación sencilla: las acciones de algunos paisas no pueden ser
consideradas el reflejo de todos los
paisas. Si razonáramos de la misma forma, los simpatizantes de Trump
tendrían toda la justificación para llamar ladrones, asesinos y violadores a
todos los mexicanos, y en países como España y Venezuela estarían en pleno
derecho de considerar a los colombianos en general como narcotraficantes,
ladrones, drogadictos y contrabandistas. ¿Cómo pretendemos que nos respeten
fuera del país, si ni siquiera nos podemos respetar entre nosotros mismos?
La
tercera razón es más desenfocada, pues se trata simplemente del regionalismo
que tanto resuena en el país. No se detesta
tanto a los hinchas de Nacional en otras regiones porque apoyen a un equipo
paisa; se les detesta por apoyar a un equipo que no pertenece a su región, o
incluso a su ciudad de origen. Para este tipo de personas, cualquier concesión
que se haga hacia un equipo como Nacional, Deportivo Cali o Millonarios siendo,
por ejemplo, de la Costa Caribe, es una traición al orgullo regional. Es un
tipo de pensamiento que no es nuevo: son el mismo tipo de personas que razonan
“mi país, para bien o para mal”, o que creen que cualquiera que critique la vida
de Diomedes Díaz es un resentido.
¿Hay
algún argumento razonable detrás de esto? En realidad, ninguno. Pretender que
uno sea hincha de un equipo únicamente por ser de nuestra tierra es absurdo.
¿Por qué debe uno estar obligado a ser hincha de un equipo que, por ejemplo,
juega mal, solamente porque es de nuestra misma ciudad? Varias veces he
señalado que si uno es objetivo, uno apoya a los equipos de fútbol donde ve
calidad de juego, y si a un samario le parece que Millonarios juega mejor que
el Unión Magdalena, ¿por qué no podría apoyar al primero? Tu tierra de origen
no es una prisión; pretender que todo lo que te guste y lo que admires en la
vida pertenezca a ella tiene cierto dejo de mediocridad.
Para
muchos, esto es resultado del arribismo y la moda de algunos, y la falta de
identidad cultural de muchos otros, pues siempre señalan no conocer al primer
paisa que, por ejemplo, sea hincha del Junior. Es posible; no obstante, tampoco
es tan dramático como para someter al escarnio a los hinchas no regionales. Si
los amantes del fútbol de una región sienten que el equipo de su región no es
lo bastante bueno, tienen toda la libertad de apoyar a otro que no sea de allí.
Hacerlo por moda o para sentir que se pertenece al grupo triunfador ciertamente
no son las mejores razones para hacerlo, pero están en todo su derecho de
hacerlo; después de todo, se supone que la moda no incomoda, y no se está
haciendo daño a terceros (siempre que no pertenezcan a las barras bravas de tal
o cual equipo). En cuanto a la identidad cultural, ya he mencionado antes que
cultura no es más que todo lo que el hombre hace. Forzar algo tan volátil, como
los gustos deportivos, a algo tan mutable como la identidad cultural en sí misma es, cuando
menos, sumamente ingenuo y tonto.
Sí,
el Chicho Serna dijo que los verdaderos hinchas de Nacional son los paisas, y
los demás son sapos. Sé que probablemente muchos de los hinchas bogotanos de
Millonarios o Santa Fe sienten que los seguidores en otras partes del país son
unos arribistas entrometidos. ¿Y se supone que eso debe desalentar a alguien?
¿Realmente serían todos tan simples e inmaduros para tener tan en cuenta las
críticas de unos malhablados?
Finalmente,
una de las cosas que me parece más irónicas de todo es que muchos de los que
critican al que es hincha de un equipo que no es de su tierra son los mismos
sujetos que se hacen llamar culés o seguidores furibundos del Manchester
United, o hinchas a morir del Real Madrid, o que cuando mucho son admiradores
de Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar y un montón de estrellas futbolísticas que
no son de Colombia. Y eso sin mencionar a los que son seguidores de Argentina,
o de Alemania, o de muchas otras selecciones que no son la colombiana.
¿Entonces se puede ser hincha de un equipo extranjero, pero se tiene que ser
asquerosamente regionalista en nuestro país? ¿No es eso incluso peor? ¿A qué
estamos jugando entonces? ¿Cuál es ese supuesto orgullo cultural del que
quieren presumir, si son tan inconsistentes con su propia postura?
Como
es usual, a los que estén en desacuerdo con lo que se ha expuesto aquí los
invito a que reflexionen un poco. ¿Tanto vale la pena ponerse a discutir y
debatir por los gustos futbolísticos de otra persona? Creo que ya tenemos
suficientes cosas que nos separan hoy en día como para incluirle ahora un
deporte como el fútbol. Y si se supone que estamos tratando de eliminar los
estigmas del pasado violento de Colombia, ¿por qué estigmatizar a un equipo que
ha conseguido llegar tan alto a pesar de dicho pasado?
No tengo nada contra nacional, es más, muchos amigos míos son hinchas de nacional, pero si supieran celebrar.......
ResponderEliminarSí, una de las cosas que debí señalar es que parte del odio por ciertos clubes de fútbol es por la atarvanería con la que suelen celebrar. No obstante, como eso es general de casi cualquier club de fútbol (Junior y el Unión también tienen hinchas patanes), no la puse como una razón importante.
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