Orphan Black y la investigación genética
Advertencia: esta entrada
puede contener spoilers de la serie hasta la cuarta temporada. Si aún no ha
visto esta última, o desea ver Orphan Black sin conocer de antemano lo que va a
pasar, siga leyendo bajo su propio riesgo.
La
semana pasada culminó la cuarta temporada de Orphan Black, y como ya seguro lo han experimentado los seguidores
de series con temporadas cortas, como Game
of Thrones, tenemos que devanarnos los sesos hasta el próximo año antes de
ver la que será su quinta y última temporada. De las series que estoy siguiendo en estos días
(unas siete, más o menos), esta es una de las que más me han atrapado, y espero
que su final sea excelente.
Para
quienes la desconozcan, Orphan Black
es una serie canadiense de ciencia ficción. Una ladrona y estafadora, Sarah
Manning (Tatiana Maslany), presencia el suicidio de una mujer idéntica a ella,
y decide suplantar su identidad. Aunque al principio interesada únicamente en
su dinero, Sarah termina descubriendo que es sólo una parte de un secreto mucho
mayor: ella y la suicida, Beth Childs, hacen parte de un grupo de clones (todos
interpretados por Maslany) que intentan descubrir a su creador y a su original:
Alison; una ama de casa un poco neurótica e intranquila; y Cosima, una
estudiante de doctorado en Biología Experimental del Desarrollo Evolutivo
(Evo-Devo), quien presenta los síntomas de una enfermedad que parece amenazar a
los clones. Posteriormente se une al grupo Helena, hermana gemela de Sarah, un
clon manipulado por una secta fundamentalista para creer que es la original, y
que su deber es asesinar a sus supuestos clones.
Los
clones son acompañados por Felix Dawkins (Jordan Gavaris), un simpático ladrón
y artista gay, hermano adoptivo de Sarah; Art Bell (Kevin Hanchard), compañero
policía de Beth; la misteriosa señora S (Maria Doyle Kennedy), una irlandesa y
madre adoptiva de Sarah y Felix; Donnie Hendrix (Kristian Bruun), esposo de
Alison; Delphine Cormier (Évelyne Brochu), compañera y amante de Cosima; y Kira
(Skyler Wexler), hija de Sarah y única hija biológica de un clon. Tras los
pasos del “Club de los Clones” se encuentran el Instituto Dyad, dirigido por un
clon auto-consciente, Rachel Duncan, y promotor de la Neoevolución, un concepto
de “evolución autodirigida”; los Proletarianos, la secta fundamentalista que
crió y manipuló a Helena, con sus propios planes para los Clones; y más tarde
el ejército, creador original del Proyecto LEDA que dio origen a los clones
(antes de ser acunado por Dyad), y que continuó un proyecto alterno de clonación
con base masculina, CASTOR, que intentan usar como arma biológica.
Sin
duda, uno de los mayores atractivos de la serie es la interpretación de Tatiana
Maslany. Teniendo que representar al menos a cinco clones principales, más los
nuevos que aparecen en cada temporada, no exagero si digo que es probablemente
la mejor actriz que haya visto. Su trabajo es tan impecable que con frecuencia
¡te olvidas que todos los clones son interpretados por una sola actriz! Y no
sólo eso: cada vez que un clon debe personificar a otro para alguna misión o un
incidente fuera de su control, la actuación no es de Maslany interpretando al
clon suplantado, es del clon suplantador actuando como su “hermana” a
suplantar. ¡Y las diferencias son claras!
Ahora,
otro de los grandes aciertos de la serie es que trata de forma bastante
concienzuda temas como la clonación y la ética en la investigación científica,
y con excepción parcial de la figura de los Proletarianos, no recurre a
argumentos religiosos. Las clones del Proyecto LEDA son diseñadas
intencionalmente estériles a través de modificaciones en su ADN -con excepción
de las gemelas Sarah y Helena-, lo que adicionalmente crea una enfermedad
autoinmune que las está matando, y que ya empieza a afectar a Cosima. Con
excepción de Rachel, ninguna de ellas sabe lo que es, y todas son monitoreadas
por personas cercanas sin saberlo -con frecuencia, ni siquiera dichas personas
lo saben-, siendo parte de un experimento aún mayor. Peor aún, sus madres
desconocían su origen, siendo implantadas sin saberlo en fertilizaciones in vitro o usadas como madres
sustitutas. Finalmente, cada una de ellas tiene una etiqueta genética en su ADN
que permite diferenciarlas, y que además revela que son organismos patentados. Como científica, Cosima es a menudo quien
hace las exposiciones de las cuestiones éticas, personales y profesionales que
todo esto acarrea, no por el hecho de la clonación en sí misma, sino por
realizarla de forma tan ilegal, descuidada e irresponsable.
Otro
tema que es abordado en Orphan Black es
la eugenesia, analizada también desde la falta de ética científica y las luchas
de poder entre diversas facciones. La evolución autodirigida de los
Neoevolucionistas es un concepto tan arraigado que al principio el espectador
los confunde con simples e inofensivos geeks de la ciencia, sometiéndose a
extrañas modificaciones corporales; los Proletarianos, aunque al principio
parecen ser sólo terroristas religiosos, resultan divididos entre facciones de
fundamentalismo religioso y religión científica, con la creencia de que el
progreso evolutivo del ser humano debe ser dirigido por Dios, y por ello se ven
muy interesados en Helena y su fertilidad; en la temporada 4, los
Neoevolucionistas ven enfrentada la tecnología de clonación del Proyecto LEDA
contra la terapia genética ofrecida a través de los bebés Brightborn y los
implantes tecno-orgánicos en adultos, nuevamente con propuestas científicas,
económicas y políticas que tienen poco o ningún respeto por el consentimiento
de las personas.
Finalmente,
un tema científico analizado es el viejo debate “innato o adquirido”, es decir,
si las características físicas, psicológicas o emocionales del individuo son de
origen genético o si se derivan de su ambiente. Por ejemplo, si bien los clones
LEDA comparten un mismo material genético, cada una tiene una personalidad
bastante diferente, y en muchas ocasiones muy relacionada con el ambiente en el
que vivieron. Es jocosamente referenciado de forma indirecta por Felix a Sarah
al inicio de la serie (“¿Es cosa mía, o
Cosima tiene pechos más grandes que tú?”), pero se hace más evidente cuando
se contraponen los clones, particularmente Sarah y Helena, siendo gemelas
criadas en diferentes ambientes. Sarah es más abierta, rebelde y madura;
Helena, bajo su entrenamiento como asesina por los Proletarianos, es tímida e
infantil; ambas son ferozmente protectoras de sus seres queridos. Por otro
lado, mientras que Cosima cree que la personalidad fría de Rachel proviene de
ser criada en una familia rígida y sin amor, Sarah descubre por un video que de
hecho era muy feliz con sus padres. Incluso la orientación sexual parece ser
observada a través de este espejo; Cosima es bisexual, muy a diferencia de sus
“hermanas”, y otro clon posterior, Tony, es transgénero, y se siente atraído
por hombres.
Como pueden imaginar, recomiendo enormemente Orphan Black. A pesar de que tiene uno
que otro problema, es una de las series de ciencia ficción más interesantes que
han salido en los últimos años, y trata con profundidad varios temas como la
investigación científica y la búsqueda de cada uno de los clones de libertad y
una identidad por encima de ser un producto de laboratorio. Le aseguro al
lector que ver sus temporadas es una apuesta segura para el entretenimiento y
la reflexión.
A mí gusta mucho Orphan Black (he hecho dos reseñas de la serie), aunque tengo la impresión de que ha ido desmejorando paulatinamente.
ResponderEliminarEn la primera temporada, cada episodio era un subidón de adrenalina, pero eso ha aminorado (y creo que llega a ser hasta comprensible, pues sería mucha exigencia para los guionistas).
Efectivamente, la capacidad histriónica e interpretativa de Maslany son absolutamente geniales. Y Felix es un personaje absolutamente fantástico.
¡Genial! Es bueno ver que hay muchos que la disfrutan.
EliminarEs probable que toda esa intensidad fuera porque la primera temporada tenía que atrapar bastante al público mientras se iba desarrollando la historia, y como dices, quizás también se debe al nivel de exigencia de episodios así para los guionistas. Es como con Game of Thrones: hay episodios que son tan intensos que el resto de la temporada se siente flojo y lento, pero es que son necesarios capítulos reposados para establecer el camino futuro de varias historias.