La nueva Barbie y los eternos críticos

Desde que saliera al mercado en 1959, la famosa muñeca Barbie ha sido la preferida de millones de niñas alrededor del mundo, y la más odiada por miles de personas que cuestionan su promoción de un ideal físico irreal, y su encarnación de la mujer materialista, cabeza hueca y preocupada únicamente por su aspecto. Críticas un tanto cuestionables, pero no por ello carentes de argumento.



Ha tenido que pasar más de medio siglo para que la veterana muñeca finalmente decidiera apostar por un cambio fundamental en su imagen, pero sucedió. Recientemente, Mattel lanzó al mercado una nueva serie de figuras Barbie con distintos rasgos: con cabello negro, de piel oscura, curvilínea, delgada, alta… Son aproximadamente 33 nuevos modelos, y la novedad es que, a diferencia de las antiguas “hermanas” de Barbie, cada una de estas nuevas muñecas es Barbie. En un comunicado, Marvel explicó que “introduciendo más variedad en la línea, Barbie está ofreciéndole a las niñas opciones que reflejan mejor el mundo que ven hoy en día”.


Sin embargo, como siempre hay un crítico al que un cambio en pos de la diversidad le sabe a poco, mientras que algunas personas celebran, si bien con reservas, el nuevo aspecto de Barbie, ya han salido varios críticos cuestionando la medida de la compañía. Unos, porque les parece que, a pesar de la nueva diversidad en las opciones, Barbie aún se está enfocando demasiado en la apariencia y sigue siendo el modelo de “una mujer convencionalmente atractiva”. Otros, porque sienten que de todos modos se están “forzando” las obsesiones adultas en los niños, y otros consideran que Mattel sucumbió ante la corrección política, sin mencionar a los desubicados que piden más diversidad para su compañero Ken (ya comentaré al final por qué esto último me parece hasta cómico). En fin, que hay bastante para comentar sobre esta polémica decisión.

En principio, debemos evitar pensar conectando el dedo gordo con el corazón: la estrategia de Mattel es mayormente comercial. Las ventas de Barbie han disminuido en los últimos años, debido a sus particulares precios, las críticas que siempre ha enfrentado, y a una oferta de muñecas con una mayor diversidad al menos pigmentaria, por decirlo así (por ejemplo, las Bratz). Ante estas circunstancias, es natural que la empresa haya decidido finalmente variar el anquilosado estilo de su muñeca (a los nostálgicos, no se preocupen: la Barbie original aún está disponible). No es que yo esté diciendo que a Mattel le importa un comino el efecto que pueda tener el modelo de Barbie en la psique de las niñas pequeñas; es plausible que algunos en la directiva realmente hayan reflexionado al respecto. Aun así, no perdamos de vista que su objetivo es más monetario que inclusivo o políticamente correcto.

Aclarado esto, enfoquémonos en las principales críticas que se ha hecho con la nueva línea de Barbies. Ya he hablado antes de estas campañas que supuestamente abogan por las mujeres “reales”: si nos ponemos estrictos, ninguna campaña lo es, pues nunca presentan a mujeres demasiado diversas: nunca hay mujeres demasiado delgadas, ni clínicamente obesas, ni con enanismo, ni discapacitadas, ni un largo etcétera. En ese mismo sentido, tampoco se podría considerar que las nuevas Barbies sean enteramente representativas.

No obstante, yo no estoy de acuerdo con la forma en que los críticos que usan este argumento lo enfocan. Cuando yo hago esta reducción al absurdo, lo hago para que se tenga en cuenta que falta representatividad, pero tengo en cuenta si la campaña a discutir pretende ser ejemplo de las mujeres reales, cosa que no veo como tal en la nueva línea de Barbie, que a final de cuentas, sólo trata de vender una muñeca, únicamente intentando reflejar la diversidad de hoy. Quienes usan esta crítica contra Barbie intentan mostrar que al final del día Mattel sigue siendo tan discriminatorio como siempre por no salir de los convencionalismos de belleza, pues las nuevas muñecas siguen teniendo rasgos considerados bellos, y se ponen tan dramáticos que preguntan por una Barbie trans -cosa que sospecho tampoco les interesa realmente a ellos-.

¡Pero estamos hablando de muñecas! Una muñeca es simplemente un juguete, y debería ser tratada como tal, no convertirla en estandarte de discusiones sociopolíticas sin mucho seso. Claro, es obvio que una muñeca con décadas de legado podría haber influido en las percepciones de las niñas, pero tengamos en cuenta que 1): Barbie originalmente estaba destinada a niñas mayores de 9 años, y 2): también es importante la educación de los padres para que sus hijas asimilen adecuadamente los mensajes a su alrededor. La reciente diversidad de la línea Barbie ciertamente ayudaríá un poco, y la verdad es que es un inicio: tampoco puede esperarse que en un solo instante Mattel se convierta en un emporio de muñecas multiculturales. Son pasos progresivos.

Por todo lo anterior, no estoy tampoco del lado de los que creen que la decisión de Mattel es simplemente cobardía ante los justicieros sociales, que nunca pierden oportunidad de joder, y con quienes no se puede tener una discusión seria. De nuevo, Mattel está apostando a la diversidad principalmente por razones comerciales. Digamos que se aprovecharon de la angustia de las Helenas Alegría del mundo para vender un producto nuevo. ¡Casi podría uno aplaudir ante tal ingenio!

¿Qué hay que decir sobre las supuestas “obsesiones” que se quieren inculcar en los menores? Debo decir, primero, que si el objetivo son los niños (y es obvio que es hacia los hombres que se enfoca este tipo de críticas), hacen muy mal su trabajo al poner dichas “obsesiones” en juguetes para niñas. Y segundo, un niño no necesariamente va a sexualizar un juguete, al menos no si se le educa bien. Quienes afirman estas cosas, que parecen partir del punto de que los niños son todos pervertidos,  y que todo lo que se hace desde las empresas es fortalecer “el patriarcado” -¿de dónde más podrían venir dichas acusaciones?) manejan el mismo estilo de discurso de los evangélicos fanáticos que ven al Diablo en todas partes.

En cuanto a los que quieren ver a un Ken “fofisano”, aunque tienen cierta validez en su crítica, no dejan de causar risa. En un contexto general, tienen razón: es curioso que se haya decidido modificar a Barbie, mientras que su eterno enamorado esté prácticamente con el mismo físico, por lo que para algunos eso apesta a feminismo de tercera ola. Por otro lado, mientras que Barbie ha tenido diversas carreras a lo largo de su vida, tales como maestra de arte, astronauta, representante de la UNICEF u oficial del Ejército, entre otras (irónicamente, antaño fue un modelo para las feministas precisamente por esto), Ken nunca ha sido más que -y disculpan mi lenguaje- un pobre huevón cuyo mayor mérito es ser un novio de adorno, y otro mueble de la colección Barbie, y del cual se puede prescindir (de hecho, estoy seguro que la mayoría de las niñas que compran esta muñeca no están interesadas en gastar dinero para un Ken). En un mundo donde se muestran diversas esposas trofeo en cine y televisión, quizás el mayor logro de Barbie ha sido estar a la vanguardia durante décadas sin requerir de un idiota a su lado. ¿Qué sentido tiene gastar saliva en un muñeco al que no se le presta atención, y que ni siquiera está enfocado a los hombres?

Como siempre, quienes estén en desacuerdo pueden tomarse un momento para reflexionar al respecto. Ya lo dije antes: Barbie es simplemente una muñeca, y no debería tomársele como un caballo de batalla en discusiones de corrección política y representación social. Celebro, como siempre lo hago con estas campañas, que se haga una apuesta por representar una mayor diversidad de la mujer de hoy;  mas no perdamos de vista que en principio tiene un propósito comercial, así que no se debe dimensionar más de allí.

Comentarios

  1. Hola Martín, creo que le das demasiado crédito a los SJW y las críticas de 'izmierda'.

    Sabemos que en cómo termine siendo una persona pesan (muuuucho) más lo genes que la crianza o el entorno, por lo que el argumento de los estándares de belleza es simplemente erróneo.

    Algo que sabemos desde que Pinker publicó su 'Tabla rasa' explicando, precisamente, que nuestras mentes no son tal cosa.

    ¡Un saludo!

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    1. Mmm... "Pesan mucho más" no es lo mismo que "no tienen influencia". Conozco la discusión al respecto de los estándares de belleza, pero pretender que no pueden tener ningún efecto en la formación de un niño es más bien pecar de ingenuo. En todo caso, como dije allá arriba, esa es una cuestión que corresponde a los padres (lo que comentaba sobre ayudarles a asimilar la información que reciben), y veo con mucho recelo a los que satanizan constantemente a Barbie, entre los que habrá seguro padres que tratan a sus hijos como víctimas, pero no los preparan para comprender ese tipo de "mensajes". Un juguete debería ser sólo eso.

      Si Barbie ha llegado a influir culturalmente a través de décadas de mantener el mismo "modelo de belleza" (cuando mencioné eso debí ponerlo en modo hipotético, porque también tengo reservas al respecto), será por la incompetencia de los padres en educar a sus hijos para la recepción de posibles mensajes negativos.

      Es más o menos la misma discusión sobre el tema de las narconovelas, con la salvedad que esas ni siquiera están destinadas a niños.

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    2. Hola Sr. Osorio, antes que todo quiero aclarar que no tengo nada contra usted (es mas yo soy seguidor de su blog) y que usted me cae bien, pero con respecto a lo que usted afirma de que los genes tiene gran influencia (cosa que aun es materia de discusión ya que:-a. genes NO son destino y -b.en lo que determina la calidad de vida, los genes solo tienen una participación del 25% según la ciencia), me parece que usted esta haciendo ahí una afirmación bastante arriesgada, ya que parecería que como los genes pesan mucho se estaría dando legitimidad al terrible darwinismo social (y un poco de lamarckismo) y a la eugenesia, y por lo tanto seria actuar casi como los nazis.

      Además si es que no existen estándares de belleza, ¿como es que hay modas y cánones que han variado a través del tiempo y la cultura? y ¿que dirías al respecto de los problemas de anorexia y bulimia que hay en todo el mundo?

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    3. Antes de que David responda: tu comparación con el darwinismo social y los nazis es tan descabellada y absurda que ni siquiera da risa. Eres tú quien está haciendo una afirmación muy arriesgada al sugerir tal cosa; la reducción ad hitlerum es una forma muy tramposa de debatir.

      Nadie dijo nada sobre genes = destino. Osorio trató de indicar que en los genes se explica gran parte de nuestro comportamiento como personas, a pesar de la crianza o el ambiente, cosa que yo comparto hasta cierto punto, pero que prefiero matizar, pues con frecuencia hay quienes desestiman precisamente la influencia de la crianza. Es cierto que hay posibles explicaciones genéticas y evolutivas para la admiración de ciertos rasgos femeninos, pero no somos esclavos de los genes, y la misma prueba de eso es que, como dices, los cánones de belleza han sido cambiantes a lo largo de la historia humana, no digamos ya entre países. Uno de nuestros méritos como especie es, precisamente, que la cultura nos permite trascender incluso algunos imperativos biológicos.

      En cuanto a la anorexia y la bulimia, se ha estudiado mucho sobre sus causas, pues siendo trastornos mentales, dichas causas pueden ser no sólo sociales, sino también biológicas y genéticas. De hecho, hay evidencia de predisposición genética para ambas enfermedades, lo que no evidentemente no se ayuda con la presión social que manejan muchas personas persiguiendo modelos extremos de belleza -de nuevo, los genes influyen mucho, pero no son la única explicación-.

      He notado que en algunos de tus comentarios tiendes a actuar como lobo marino, soltando varias preguntas a la vez, y en apariencia más por malicia que curiosidad; probablemente no sea tu intención, pero te advierto que no soy admirador de ese estilo de discurso. Evítalo en un futuro.

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    4. Hola tocayo y Martín; yo lo digo por esto: http://blogs.elespectador.com/catrecillo/2015/12/06/no-eduque-tanto-a-sus-hijos-es-inutil/

      No sé cuándo entró el darwinismo social y la eugenesia en la discusión. Lo que señalé (o pretendí señalar) es que los efectos de la crianza (dejar jugar con Barbies, o ver narconovelas, y/o hacer el acompañamiento que menciona Martín) tal vez estén sobrevalorados y, en ese sentido, puede ser que la única posible relación entre que una niña quiera jugar con una Barbie y que tenga problemas de autoestima cuando crezca sea que son productos psicológicos que una crianza diferente no habría podido evitar.

      Un saludo a ambos,

      -D

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    5. Con respecto a lo que dijo Martin y a lo que escribí anteriormente, yo lo dije porque al hacer afirmaciones como esa de que los genes influyen mucho sobre las personas, es algo que se presta para malos entendidos e ideas crueles, como el darwinismo social y eso genera confusion y malos entendidos

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    6. ¿La eugenesia? Asociaciones extrañas que hizo David Triviño.

      Se que eso intentabas señalar, pero en la forma en que lo planteaste también se corre el riesgo de subvalorar un poco dichos efectos. Ahora, tampoco es que se deba convertir uno en un maniático del control, pero sigue siendo necesario el acompañamiento de los padres.

      Saludos.

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    7. Triviño: los únicos malos entendidos que puede haber serán por la visión prejuiciosa que tenga el lector sobre el tema. Yo estoy de acuerdo hasta cierto punto en que los genes tienen un gran peso en el desarrollo de nuestro comportamiento, pero no porque tenga mis discrepancias con parte de esa idea voy a saltar a decir que al creer en ello se esta uno acercando al darwinismo social y a las ideas nazis: no hay una forma en que se haya planteado en este debate que lleve a hacer esa asociación, mas que la intención que alguien pueda tener en desestimar las ideas del contrario, o la que tenga un supremacista en encontrar cualquier forma de justificar su disfuncional ideología.

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    8. Pero lo que quiero decir es que al afirmar eso se dice casi implícitamente (así como afirmaban los eugenistas) que como ciertas conductas son genéticas, entonces no debemos esforzarnos por ayudar a los pobres o rehabilitar criminales, pues esa conducta puede responder a algo genético, entonces se usaría eso para afirmar las ideas estúpidas de las castas y las clases sociales, no se si me entienda

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    9. Sí, lo comprendo. Y sigue siendo una pésima asociación de ideas. No es muy lejana, de hecho, a las ideas de algunos religiosos que creen que si Dios no existe, entonces se puede ser un sociópata. El hecho de que haya conductas que puedan tener una mayor base genética no implica que se deba renunciar ni a los programas de apoyo social ni a las terapias de rehabilitación de personas, como tampoco se debería dejar de educar a los niños sobre los estereotipos de belleza sólo porque, quizás, sus problemas emocionales asociados puedan tener mayor base genética. La herencia no es excusa para hacerse un nihilista social.

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