La ausencia de criterio
En
medio de la crisis mundial por las alarmas de una posible pandemia de Ébola, no
han tardado en surgir los paranoicos y téoricos de conspiraciones que afirman
que es un invento de los Estados Unidos (sí, porque echarles a ellos el agua
sucia de todo lo malo que pasa es la moda), que es una conspiración para
eliminar a los africanos, etc. Un mensaje de una página antivacunas afirma, a
través de una supuesta carta de un supuesto africano, que el
Ébola no existe, y que las personas que enferman lo hacen por los
tratamientos de la Cruz Roja. Todo parte de un plan para llevar tropas
norteamericanas a “obligar” a que las personas reciban la vacunación, generar
la “falsa” pandemia, y robar los recursos petroleros y mineros de los países
afectados (Nigeria, Sierra Leona, Nigeria). Como extra: en la carta, también
afirman que Boko Haram, el grupo terrorista islámico tristemente célebre por
secuestrar a un grupo de niñas en Nigeria, es otro fraude estadounidense.
En
un principio, se atisban varios problemas en dicha “carta”. Primero, no hay un
enlace que dirija a la carta original, en inglés. Segundo, la traducción es más
parecida a un mensaje escrito genuinamente por un hispanoparlante que a una
traducción real de un mensaje en inglés (aunque esto puede ser más cuestión de
percepción personal). Y tercero, y más importante, ¡no hay ningún enlace,
ninguna información, ninguna evidencia que sustente lo que se afirma aquí!
Nada, más allá de lo que dice un supuesto africano; sólo hay un nombre de
construcción sospechosa, sin ninguna referencia o credencial que permita
comprobar que sabe de lo que está hablando.
Entre
los pseudoactivistas que ven conspiraciones en todos lados, los antivacunas
están entre los más peligrosos. Peligrosos, porque intervienen contra
algo tan delicado como es la salud. Peligrosos, porque dejar de vacunar a sus
hijos es condenarlos
a muerte. Peligrosos, porque a pesar de no contar con evidencias sólidas,
hay gente dispuesta a creer las tonterías que dicen.
Y
ese es el principal motivo de mi disgusto. No es tanto que haya gente diciendo
que el Ébola es un fraude, sin aportar nada sólido que sustente esa afirmación;
es que haya tanta gente que asegura que eso es verdad. ¿Qué nos ha pasado para
que lleguemos a creer, en un puro acto de fe, cualquier estupidez que nos dice
un demente conspiranoico? De verdad, no se necesita ser un genio para darse
cuenta que, sin evidencia, cualquier afirmación que se haga carece de validez
alguna. De hecho, es gente estudiada a la que he visto compartir esto.
Entonces, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué no usamos ese criterio?
Buena parte de la culpa se debe a que a los
seres humanos nos gustan las afirmaciones de estilo espectacular. Y es algo que
ya había comentado antes.
Estamos más que dispuestos a creer en lo que dice un sujeto con una máscara de Guy
Fawkes, detrás de un computador, que lo que diga un representante de las
entidades de salud. Se le da, ahora, más crédito a los que utilizan programas
de voz que a los que te hablan de frente. Y todo, todo, sin presentar ni la más
mínima evidencia (o si la muestran, es pobre o difícil de confirmar por otros
medios). Nos encanta impresionar nuestros sentidos, y en esto son hábiles los
conspiranoicos y negacionistas.
Las
conspiraciones, en sí mismas, son siempre una información impresionante. Nos
gusta pensar que siempre hay alguien detrás de la cortina, que controla todo
tras bambalinas. Y ya que actualmente hay tantos gobiernos con actividades
cuestionables (aunque Estados Unidos es el juguete favorito de los
alborotadores), siempre tendrá mucho asiento que alguien diga que el gobierno
quiere perjudicarnos sutilmente, a través de medios de control que difícilmente
podemos intuir, mucho menos controlar. A los jóvenes, especialmente, nos gusta
creer que sabemos más que los demás, y se nos hace atractivo cuando alguien nos
dice: “El gobierno X nos engaña. La
enfermedad/vacuna/campaña X es un fraude; es una forma de manipular a las masas”.
El espíritu contracultural y revolucionario de muchos los ha hecho,
desafortunadamente, susceptibles a creer cualquier cosa.
Finalmente,
aunque en un tono menor, podría decirse que las revelaciones de Wikileaks y Edward
Snowden también contribuyeron, indirectamente, a la credulidad exagerada de la
gente. ¿En qué me baso al decir esto? Bien, ellos revelaron que Estados Unidos
espiaba a sus países vecinos, con una vigilancia excesiva y misteriosa incluso
sobre varios líderes mundiales. Eso es una
conspiración que se confirmó (aunque, dados los antecedentes de la Guerra
Fría, realmente la sorpresa no es tanta). Entonces, de alguna forma extraña, la
gente piensa: “Si esa conspiración fue
real, esta puede serlo”. Pero, señores, ¡al menos ellos tenían pruebas!
Y
aún con todo eso, sigue rondando la pregunta en mi cabeza: ¿Dónde está nuestro
criterio a la hora de analizar la información que nos dan? Insisto, no es difícil
concluir que si una persona dice que el Ébola es un fraude producto de un plan
de dominación mundial, pero no muestra ni una sola evidencia para sustentar
esto, entonces esa persona simplemente está mintiendo. Una frase de Marcelo
Truzzi, atribuida popularmente a Carl Sagan, lo resume muy bien: “Afirmaciones extraordinarias requieren de
pruebas extraordinarias”. Si no se tienen tales pruebas, debemos hacer lo
que Christopher Hitchens sugería claramente: “Lo que se afirma sin evidencia, se puede descartar sin evidencia”.
Es un acto de escepticismo simple, pero poderoso.
Y con eso termino. Debemos ser más suspicaces,
más escépticos, cuando recibimos información semejante. Si alguien te dice que
te están esterilizando a través de la leche, que lo pruebe. Jamás tragues
entero todo lo que te cuentan. Investiga, averigua, trata de descubrir y comprobar si hay
algo de veracidad en sus palabras. Si no hay evidencia alguna para sostener lo que
dice, ignóralo y continúa con tu vida. Es fácil.
Es fácil pero parece imposible, viendo lo que se ve por ahí...
ResponderEliminarNo imposible. Pero sí se requiere de educar mucho en el análisis crítico, lo que difícilmente se hace hoy en día en nuestro sistema educativo.
EliminarTambién de voluntad para aprender este tipo de cosas. Es decir, lo que yo no aprendí en el colegio o la universidad, lo averigüé por mi cuenta. En algunos aspectos, es incluso más útil.
hay un video de un vehiculo recogiendo supuestos enfermos de Ebola y en seguida al parecer les dicen que ya termino y los actores se levantan sanos y sonrientes. Yo lo vi por lo que lo más probable es que sea cierto ya que es el modus operandi de la llamada globalización para saquear a los países subdesarrollados
ResponderEliminar¿El modus operandi? Suena como a una conspiración internacional, de la que ciertamente un solo video y un mensaje mal redactado sobre la mentira del Ébola ciertamente no son evidencias suficientes. Por otro lado, no es raro que algunos charlatanes se aprovechen de las diferencias idiomáticas para subtitular algunos videos con mensajes bastante falsos para engañar a los incautos.
EliminarTomarlos por ciertos sin mucha reflexión, simplemente porque detestamos la relación abusiva de los países desarrollados con el Tercer Mundo, sería precisamente un ejemplo perfecto de ausencia de criterio.