El Nuevo Ateísmo tiene a sus enemigos en alarmante retirada
El
Nuevo Ateísmo tiene a sus enemigos en alarmante retirada
Por
Tom Chivers
Título original: New Atheism has its enemies in panicky retreat
¡Hay una reacción
violenta contra los Nuevos Ateos! O así nos han dicho repetidamente. El tono
estridente, agresivo, presumido e intimidante de Richard Dawkins y sus
compañeros “jinetes” –el difunto Christopher Hitchens, y los filósofos Daniel
Dennett y Sam Harris- es contraproducente, aparentemente. Descubrimos que las
personas están cansadas de que se les grite, y se les diga que son estúpidas si
creen en Dios. El enojo ya no viene únicamente de religiosos, sino de otros
ateos, que quieren empezar un debate más matizado acerca del lugar de la fe.
Si el movimiento del
Nuevo Ateísmo realmente ya tuvo su día, quizás es tiempo de una retrospectiva.
El término vino a usarse de forma extensa por primera vez hacia el 2006, el año
de los libros El espejismo de Dios de
Dawkins, Carta a una nación cristiana
de Harris, y Rompiendo el hechizo de
Dennett; Dios no es bueno de Hitchens
salió un año después. A mitad de la primera década del siglo 21, las cicatrices
del 9/11 aún estaban frescas, y Reino Unido y Estados Unidos estaban librando
dos guerras contra el “terrorismo”, el cual, aceptémoslo, significaba
“terrorismo islámico”. Si alguna vez hubo un momento para iniciar una lucha con
la religión, era ese.
E indudablemente ellos
iniciaron una lucha. Antes de eso, la actitud pública de la mayoría de los
científicos e intelectuales hacia la religión era mayormente de desacuerdo
respetuoso. Esto está incluido en el término del fallecido Stephen Jay Gould
“magisterios no superpuestos”, o “NOMA” (siglas en inglés). La ciencia puede
hablarnos acerca de un área del mundo, y la religión de otro, dijo Gould en un
ensayo de 1997: “El magisterio de la
ciencia abarca el reino empírico: de qué está hecho el Universo (hecho), y por
qué funciona de este modo (teoría). El magisterio de la religión se extiende
sobre las preguntas del significado final y el valor moral. Estos magisterios
no se superponen”.
Afortunadamente,
Harris, Dawkins y otros estuvieron cerca unos cuantos años después para indicar
que esto es una tontería de primera clase.* Si la religión no tiene espacio
para decirnos de qué está hecho el Universo y por qué funciona de esta forma,
¿por qué pasa tanto tiempo diciéndonos de qué está hecho el mundo y por qué
funciona de esta forma? No tienes que buscar mucho en Internet para encontrar
sitios religiosos explicando por qué la evolución es una mentira y que el Big
Bang nunca ocurrió, o cómo se cayeron los dinosaurios del Arca. Los estudiosos
islámicos se entusiasman al afirmar que el Corán explica la física de
partículas.
De
igual forma, afirmar que la ciencia no tiene nada que decirnos acerca de
moralidad y significado es obviamente falso para cualquiera que piense en ello
por más de diez segundos. ¿Es igual la moral a través de todas las culturas?
¿Cuánto de ella es innato, y cuánto aprendido? El comportamiento humano ha
evolucionado, como todo comportamiento animal; la evidencia empírica puede
decirnos cómo, y por qué, evolucionó. La idea de que la ciencia no debería
examinar eso, y no puede revelar nada acerca de ello, es risible.
La
batalla contra los NOMA era parte de una lucha más amplia por los Nuevos Ateos,
un intento de dejar de tratar las creencias religiosas con el respeto que no se
han ganado. Ninguna otra creencia, decían, es tratada así. Si yo le dijera que
creo que el gobierno debería otorgar corsés gratis para las menores de cinco
años, usted se reiría de mí con toda razón; pero si le dijera que creo, como lo
hacen los mormones, que los indígenas americanos son descendientes de las
Tribus Perdidas de Israel -a pesar de una clara evidencia de ADN de lo
contrario-, y que Jesús fue resucitado en Missouri, entonces se supone que
usted incline la cabeza sabiamente y diga, bien, esa es tu creencia, y respeto
eso. No logras acordonar tus creencias de la crítica simplemente etiquetándolas
de “religiosas”, tienes que ponerlas en el mercado de ideas, como todo el
resto, y verlas seguir o caer.
Y
ellos llegaron aún más lejos. Los Nuevos Ateos no sólo dijeron que las
historias y afirmaciones de libros sagrados eran empíricamente comprobables –Dios
mismo está abierto a verificación científica. La “hipótesis de Dios”, como Dawkins
lo definió –la teoría de que vivimos en un universo el cual es creado y
gobernado por un omnisciente, omnipotente, omnibenevolente y perfecto Dios-
hace predicciones que podrían, en teoría, ser probadas, y quizás falseadas. No
deberían, decían, ocultarse más detrás de un velo de misterio, ni decir más:
“Esto es incognoscible”. Usted cree que el mundo fue creado por una
inteligencia. Nosotros no. Veamos qué teoría se ajusta mejor a los datos.
El
Nuevo Ateísmo ha sido una embestida gloriosa, fiera y sin tomar prisioneros. E
inevitablemente –intencionalmente- hizo enfurecer a la gente religiosa. En 2007
el teólogo Alister McGrath escribió ¿El
espejismo de Dawkins? atacando El
espejismo de Dios como dogmático; una especie de reflejo ateo de los
fundamentalistas religiosos. Esto no los molestó mucho. Dawkins se ha reído
abiertamente ante la sugerencia de que desconoce la teología (“¿Necesitarías leer volúmenes de Duendología
antes de no creer en duendes?”, preguntó una vez).
Sin
embargo, en años recientes, la reacción se ha extendido. Ahora, la crítica no
viene sólo de los religiosos sino de algunos ateos. Algunos, tales como Alain de
Botton y, hasta cierto punto, A.C. Grayling, han buscado domar la religión, en
lugar de destruirla; de Botton ha dicho que las religiones son “demasiado intermitentemente útiles,
efectivas e inteligentes para dejárselas sólo a los religiosos”. Ha habido un
creciente clamor a reconocer que la religión puede ser útil; la evidencia
sugiere que tiene un papel en mantener unidas las sociedades. Algunos ateos en
la derecha política se alían ellos mismos con la iglesia cristiana, la cual
piensan otorgó los valores morales de Occidente; otros, en la izquierda, ven
racismo en los ataques que el Nuevo Ateísmo le hace al Islam. Hay un coro de
voces clamando por un ateísmo más “matizado”, más dispuesto a acomodarse con la
religión, menos insultante, menos agresivo; al público no le agrada ser
sermoneado, dicen.
Pero
de acuerdo a los propios estándares de los Nuevos Ateos, su misión hasta ahora
ha sido un éxito. El número de personas en Gran Bretaña que se describen a sí
mismas como ateas, el cual ha estado elevándose por décadas, ha tomado un
repentino salto desde el 2006, de acuerdo a la British Social Attitudes Survey;
el censo del 2011 también mostró un número récord de ateos británicos.
Alrededor del mundo la historia es similar, de ateísmo en ascenso y
religiosidad disminuyendo. Aunque sus principales luces serían los primeros en
decirte que la correlación no es igual a causa, ciertamente parece como si el
tono “intimidante y estridente” del movimiento del Nuevo Ateísmo estuviera
haciendo exactamente lo que debía hacer.
Tal
vez los críticos tengan razón (y yo he escrito en el pasado pidiéndole a Dawkins
que “se calme” después de un tweet particularmente grosero sobre los
musulmanes), y ya ha llegado el momento para que los ateos empiecen a pensar en
encontrar las cosas buenas en la religión, de dejar de pelear y empezar a hacer
paz. Pero sugiero que ellos -nosotros- estén en la posición para hacerlo porque
la guerra abierta sin cuartel** de los Nuevos Ateos haya ganado así muchas
batallas, y puesto a sus percibidos enemigos en una alarmante retirada. Quizás
sea tiempo para ser magnánimos en la victoria. Estoy seguro que los Nuevos
Ateos, no obstante, dirían que cuando tengas a tus oponentes en el suelo,
mantenlos allí.
* Poppycock of the first water, en el original.
** Scorched-earth blitzkrieg, en el original.
** Scorched-earth blitzkrieg, en el original.
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