Malos conceptos de democracia
Contra mi juicio, aquí
estoy de nuevo hablando de política. Como buen ciudadano que se moleste en
empaparse de las noticias del mundo, el lector sabrá que el pasado 6 de
diciembre, las elecciones de la Asamblea Nacional en Venezuela dieron como
resultado una mayoría absoluta para la fracción opositora. Ante el previsible
resultado (dada la terrible crisis económica que afronta el país vecino), y a
pesar de echarle la culpa a la “guerra
económica”, Maduro reconoció ante cámaras el triunfo que presentaron los
resultados del Consejo Nacional Electoral. Y previsiblemente, la izquierda
mamerta de nuestro país reaccionó con júbilo, poniendo sus declaraciones como
ejemplo de que Venezuela es una democracia, y no una dictadura como afirman
muchos dentro y fuera de ella.
No quiero pecar de
grosero, pero si usted piensa que la democracia se limita simplemente a dejar
que la gente vote por el candidato que elija, quizás deba revisar sus opiniones
políticas en general, pues claramente tiene un muy pobre concepto de la
democracia en general. Estoy seguro que si yo afirmara que nuestro país es
democrático, usted se burlaría de la idea. Y tendría razón, puesto que Colombia
aún tiene muchas falencias por resolver antes de presumir ser una verdadera
democracia. Sin embargo, precisamente Venezuela tiene igualmente muchos
problemas que la hacen más cercana a un concepto de dictadura (y eso lo pueden
decir muchos de los mismos venezolanos) que al de un Estado democrático.
Sacaré dos cosas del
paso antes de continuar. Primero, dejemos de asociar el término dictadura únicamente con dictadura militar. Esta última ha sido
la más común en Latinoamérica, desde que el mismo Bolívar creyera que podía
gobernar la Gran Colombia él solo, y fue especialmente infecciosa durante el
siglo pasado, pero no es el único tipo de
dictadura que existe en el tablero. Si consultamos a la Wikipedia, veremos
que la dictadura se define como “una
forma de gobierno donde un país es gobernado por una persona o entidad
política, y ejercido a través de varios mecanismos para asegurar que el poder
de la entidad permanezca fuerte” (en inglés).
En ese orden de ideas, junto a otras características importantes, podemos
llamar dictaduras a muchos gobiernos en apariencia democráticos de otros
países, así que dejen a un lado esa visión de dictaduras de la Guerra Fría. Los
métodos evolucionan, pero los fines siguen siendo los mismos.
Segundo, y para no
soportar que alguien vaya a decir que sólo voy a hablar de Venezuela: no, este
no va a ser el caso. Además de la patria de Bolívar, hay muchos otros países,
tanto de derecha como izquierda, que apestan terriblemente a dictaduras, y
dictaduras de muchos años. Así que, para contraponer la otra cara de la moneda,
tomaré un ejemplo que quizás sea un poco desconocido para muchos: México. Y
claro, también hablaré de otros países que no son precisamente muy
democráticos, entre ellos el nuestro.
Por último, para que
comprendan en principio por qué es difícil hablar de democracia aunque la gente
vote sin problemas, les mostraré la opinión de mi amigo Ylmer al
respecto, y que retomaré a menudo en la presente entrada: “El origen de este error está, pues, en la
concepción idealizada del Estado moderno en el que se enfatiza lo idóneo de las
elecciones universales, directas y secretas, mientras se olvida que el sistema
electoral sólo nos dice que la gente vota; no nos dice cuán libre es un país,
ni si sus habitantes son felices, o si éstos viven bien o mal. La democracia
es, por ende, mucho más que una papeleta metida en una caja: es un conjunto de
elementos sociales, políticos, económicos y sobre todo jurídicos que expresan si el poebloh es efectivamente representado y respetado tanto por sus autoridades
como por sus instituciones”.
De lo anterior se
desprende que los indicadores del nivel de democracia de un país van más allá
del simple ejercicio del derecho al voto: una constitución con pleno equilibrio
y división de poderes, libertad para ejercer oposición política, derecho de
propiedad, protección de los derechos humanos, libertad de expresión y prensa,
entre otros. Tengamos todo eso en cuenta. Ya podemos saltar al análisis del
fenómeno mexicano.
Bien, comencemos
diciendo que en México hubo una dictadura por 71 años. Parece mentira, dado que
ellos fueron ajenos a la ola de dictaduras militares del siglo pasado, pero
veámoslo bien. El dictador fue, en su caso, el Partido Revolucionario
Institucional, PRI, el cual es más exactamente una organización corporativista
surgida como necesidad de mantenerse aferrado al poder en sus distintas
facciones y organizaciones: gobiernos locales, corporaciones, medios de
comunicación, sindicatos, federaciones estudiantiles, entre otras. Y en casi
cien años de historia, el PRI no se ha cortado
en sus métodos: control de los medios de comunicación (como lo ocurrido en la
Ibero, y que dio origen al Movimiento
Yo Soy 132), cacicazgos locales, fraude electoral, represión
de movimientos civiles, asesinato de líderes políticos. Todo para mantenerse
aferrados al poder, de forma tal que nuestro Gran Colombiano lloraría de
admiración ante semejante corrupción. Si eso no es una dictadura, ¿de qué otra
forma podría llamarse?
Si bien México ha
sufrido una lenta transición hacia la democracia en las últimas tres décadas,
lo cierto es que aún tiene muchos problemas. Los gobiernos no priístas nunca se
enfocaron en desmontar la maquinaria fraudulenta del partido en los distintos
estamentos del poder, lo que permitió que luego de doce años retornaran a la
Presidencia con un títere sin cerebro como Enrique Peña Nieto. Si analizamos
los factores que mencioné anteriormente con respecto a la definición de democracia,
realmente México aún está lejos
de ser una democracia: el partido del gobierno controla casi todos los medios
de comunicación; la pobreza ha crecido; la violencia es cada vez peor, al punto
que hay estados fallidos, controlados por la mafia; los niveles de impunidad
son cada vez mayores; se busca controlar el acceso a Internet; y se pisotea la
libertad de expresión. Quizás el PRI no tiene el mismo poder incuestionable de
antaño, pero es claro que se está recuperando el tiempo perdido en mantener la
dictadura.
Pasemos a Venezuela. La
verdad es que no puedo agregar nada que Ylmer no haya dicho ya en
su propia entrada, así que
simplemente trataré de resumir la información (pueden consultar los enlaces
ahí): Maduro reconoció los resultados del 6 de diciembre, pero la realidad ha
mostrado que aceptarlos no estaba entre sus planes. Antes de terminar el año,
el anterior presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, formó un Parlamento
Comunal Nacional, con el propósito de socavar la autoridad de la nueva
Asamblea, y sin importarle que dicho Parlamento sea inconstitucional, además de nombrar nuevos magistrados para el
Tribunal Supremo de Justicia. Y todo eso porque perdieron las elecciones ante
la oposición, a pesar del chantaje emocional y económico, y las toneladas de
propaganda de estilo patriotero e incluso militar a favor del PSUV. ¿A nadie le
suena esto como una señal de mala democracia?
¿Qué
hay de los otros indicadores? Bien, ya sabemos que económicamente el país está
en una terrible crisis, y quien esté bien enterado sabe que es por las
políticas económicas, sumado al final de la bonanza petrolera en el mundo. Los
derechos humanos no están plenamente garantizados, y ese problema incluye a las
minorías. Hacer oposición es muy difícil; recordemos que el anterior Alcalde
Mayor de Caracas, Antonio Ledezma, ni siquiera podía ejercer desde el edificio
de la Alcaldía (y esto fue antes de
las protestas por las que fue encarcelado sin pruebas contundentes). Los medios
de comunicación son casi todos del gobierno, y de hecho interrumpieron
burdamente la transmisión de los resultados electorales; si le suman el caso de
RCTV, comprenderán que no hay precisamente libertad de expresión. Aun si se
considera que Venezuela no es una dictadura, hay que ser muy ingenuo o muy
cínico para pretender que es una democracia.
Bien,
ya pasamos los ejemplos de pésima democracia, tanto en la derecha como en la
izquierda. ¿Otros “paraísos de la libertad” que quiera mencionar? Ni siquiera
empecemos con Cuba. ¿Qué les parecen las grandes potencias en lucha, los dos
reyes de la Guerra Fría? ¿Estados Unidos? Ciertamente la libertad de
pensamiento y de expresión es bastante amplia (de hecho, casi parece demasiada; mas, eso es cosa mía); sin
embargo, la particularidad de que cada estado tenga sus leyes federales
particulares provoca que no haya igualdad de derechos para determinadas
minorías (LGBTI, latinos, no creyentes) en todos los estados. Sería conveniente
que dejemos de ver al vecino del norte como un paraíso igualitario, porque aún
tiene fisuras serias.
¿Rusia?
Tienen una clara intromisión de la Iglesia Ortodoxa en los asuntos políticos,
la libertad de expresión no es particularmente respetada, y los derechos LGBTI
son pisoteados todo el tiempo. Que los izquierdistas de hoy celebren a Putin
como el campeón de la democracia sólo porque se opone a Obama en Siria (otro
país ni democrático ni laico, como lo venden en bulos de Internet sobre la
OTAN), cuando en realidad todo ocurre por intereses políticos y económicos, es
cosa de tarados, de ignorantes o de gente muy hipócrita.
Podríamos
buscar otros ejemplos por fuera, pero creo que es mejor voltear a nuestro
propio país. Sólo contemplemos la venta de Isagén. Dejemos por un rato la
mamertada de la soberanía, que había razones más serias para protestar por
ello: era la tercera empresa en producción energética del país, y generaba
bastante capital; el gobierno tenía muchas otras opciones para conseguir la
financiación necesaria para la infraestructura de las 4G; con el cambio de
administración, muy probablemente se viene un alza en los costos de energía.
¿Cómo es que en un momento de crisis por el fin de la bonanza petrolera, con un
IVA del 19% y el fenómeno del Niño recrudeciéndose, se toma tan estúpida
decisión?
Quizás
en un país algo más serio, una decisión de tal impacto habría requerido una
consulta popular, o que por lo menos fuera discutida en el Congreso.
Tristemente, creo que ese pequeño indicador de democracia (y democracia fue lo
que le faltó a Santos al vender Isagén) no habría servido de mucho: en el
Congreso, la mayoría de los partidos forman parte de la coalición del gobierno,
así que habrían seguido los pasos de su jefe. No ayuda tampoco que los
principales partidos de oposición (Centro Democrático y el Polo) sean tan
mediocres.
Superada
la rabia por ese vergonzoso acto circense mal llamado subasta, pasemos a otros
indicadores. Por mucho que a los de izquierda y a la ultraderecha les guste
decir lo contrario, aquí hay mucha más libertad de prensa de la que querrían
aceptar. Aparte de los canales privados, hay una gran variedad de canales
públicos y regionales que llegan a diversas ciudades en el país, así que la
opción para el colombiano promedio no es corta, además de una libertad en
Internet para buscar información. Desgraciadamente, aquí no somos muy dados a
contrastar la información ni aunque haya más datos a un clic de distancia.
Con
respecto a los canales privados, su problema es que los dueños tienen claras
inclinaciones políticas -lo que no es lo mismo que estar comprados por los partidos políticos-, y eso afecta su
objetividad, pero más por omisión de
información que por manipulación de
la misma -y de hecho, eso se lo demostré a un amigo con una noticia sobre un
desalojo forzado que supuestamente “ni
RCN ni Caracol transmitieron”-. Ni siquiera son comparables: si bien
Caracol no es precisamente la mata de objetividad, ciertamente es un poco más
pluralista y riguroso (énfasis: sólo un
poco; esto no es un halago) que el descaradamente uribista RCN, el cual
llegó a retirar de su parrilla programas que se molestaban en cuestionar un
poco más, como La Banda Francotiradores
y Especiales Pirry (La Noche no cuenta, es un bastión antichavista repugnante).
Bien, ya dijimos que la
libertad de prensa no es restringida, lo que no significa que guerrillas y
paramilitares no amenacen a periodistas en este país con cierta regularidad.
¿Qué hay de la libertad de expresión? Fuera de lo anterior, la verdad es que tampoco
hay muchas restricciones al respecto, y si fuera lo contrario, no habría
docentes y estudiantes con ideas chavistas, marxistas, maoístas, o incluso uno
que otro facho, que se han hecho oír sin perder la vida (aunque claro, esto
costó las vidas de muchos otros). Para ser franco, el principal problema que se
tiene con la libertad de expresión es que, a
fuerza de
golpes
de
corrección
política, se pretenden criminalizar chistes, sátiras, e
incluso discursos sin malicia alguna.
Finalmente, en materia
de derechos humanos, los logros que hemos conseguido en los últimos años,
principalmente con la población LGBTI, quedan ensombrecidos por casos tan
vergonzosos como los falsos positivos, los cientos de personas que aún son
asesinadas cada año por las mal llamadas bandas emergentes, que no son otra
cosa que los paramilitares que no se desmovilizaron, y otros grupos criminales,
y los muchos casos de discriminación real
que existen en contra de diferentes minorías. Resumiendo, si bien en algunas cosas Colombia está mejor que
otros países de Latinoamérica, aún falta
bastante para presumir de ser una
democracia completa.
Es todo lo que tenía
que decir. A quienes se incomoden con lo presentado en esta entrada, les pido
que se tomen un momento para reflexionar. Es más conveniente incomodarse a sí
mismo reflexionando un poco que terminar defendiendo lo que a todas luces es
indefendible.
Ciertamente, no hay con quien. Por un lado están los mamertos (fanáticos, conspiranoicos que siempre excusan las malas decisiones de sus "líderes" trasladando la culpa al "imperio"). Por otro lado están quienes todavía tienen pesadillas con Hugo Chávez. Es una fiesta de idiotas que bailan la misma canción con diferentes coreografías. Daltónicos políticos, además.
ResponderEliminarQué decir... Así funciona el pensamiento político del colombiano promedio: tiene que irse a los extremos. Lo único diferente es a qué lado inclinarse, pero en definitiva es, como dices, la misma canción.
EliminarHola Con respecto a lo de la definición de dictadura hubieras puesto al perú de Alberto Fujimori , que el junto a su esbirro Vladimiro Montesinos (los dos al día de hoy por suerte están pagando cárcel) le hicieron mucho daño a su país, oye, y a propósito de tu articulo sobre el caudillismo ¿crees que fujimori encajaría en ello?
ResponderEliminarLos únicos países (pienso yo) de latinoamerica que se podria decir mejores serian Chile, Uruguay, Panamá, Costa rica y un poco Brasil. Y a proposito los mandatarios de izquierda que consideraria que han sido buenos serian Bachelet (Chile), Lula (Brasil), y un tanto Mujica y Correa, pues aunque este ultimo se la da a la censura y tiene un doble rasero con la libertad de expresión como pasó con el caso de Julian Assange, a diferencia de Chavez o Castro, e tipo anima a la gente a trabajar y permite la inversión extranjera y los mercados (bajo ciertas condiciones y restricciones claro), ademas ha criticado la prohibición a los transgénicos y le ha metido la ficha a la ciencia (ver yachay e ikiam) ademas mire el contraste entre Colombia con Ecuador
Con respecto a los medios nacionales, ¿como ve por ejemplo a Citytv, Canal uno o Cablenoticias con respecto a imparcialidad y objetividad (aunque yo consideraria que son los unicos que se puede decir que son mas o menos neutrales, sobre todo canal 1)?y también con respecto a la censura que ha habido hubieras mencionado también lo de la revista Cambio
saludos
Bien, no mencioné a Fujimori porque quise irme con dos ejemplos más recientes en la política (haciendo la salvedad, claro, de que el caso de México es, como suelen decir por allá, el regreso de un dinosaurio que en realidad nunca se fue). Aunque sí, bien pude mencionarlo como un ejemplo de una dictadura no militarista. Y sí, es un ejemplo de caudillo.
EliminarCreo que coincido también con esos países. Con lo de los mandatarios de izquierda, esto no es una competencia para ver quién fue malo y quién fue bueno, así que no veo a qué vienen al caso. No obstante, coincido con Bachelet y Lula. Con Mujica es un tanto complicado: primero, porque su modestia en el poder fue tan concurrida y repetitiva que la verdad ya apestaba mucho a falsa modestia; y segundo, porque aquí tuvieron la costumbre de criticar cualquier opinión que diera Obama u otro gobernante de derecha sobre nuestro país, porque supuestamente era violación a la soberanía, y en cambio celebraban cualquier cosa que dijera Mujica. En cuanto a Correa, sí que hay que destacar su labor en economía (es su área, de hecho) y en inversión científica; sin embargo, el autoritarismo que maneja y su censura a los medios lo hacen particularmente cercano a una dictadura moderna.
Sí, olvidé el caso de Cambio, que fue un episodio descarado de censura. No conozco mucho a Citytv y Cablenoticias, pero sí he visto el noticiero de Canal Uno, y me parece uno de los más balanceados, no como neutral, sino como uno más objetivo.
Hola, luego de este artículo me acordé de otros ejemplo de dictadura no militarista que son muy curiosos: Singapur (que igual que ecuador sería una especie de "despotismo ilustrado") por el caso de Amos Yee del cual escribió David Osorio y por muchusimas mas restricciones que hay allá, y Turkmenistán, pues veras que es un caso curioso, pues es mas payasada que tiranía, si lees sobre esta o ya has leído de esta sabrás por que
EliminarNo conocía el caso de Singapur; le echaré un vistazo. En cuanto a Turkmenistán, la verdad sí que fue tiranía, pero una tan disparatada que uno no sabe qué hacer primero, si reírse o indignarse.
EliminarHola otra vez, ya que me acordé, aquí mando un articulo sobre el actual presidente argentino Mauricio macri (que aunque Cristina no me cae bien tampoco, si fue mejor que Chavez en muchas cosas_como la inversión en ciencia por ejemplo_ además argentina no está tan mal como Venezuela a pesar de la inflación_pues Argentina es un país que podríamos decir industrializado) bueno, ya voy al grano, no se si conozcas o haya leído al argentino Matt Suarez Holze, aquí escribió un artículo muy interesante sobre el señor macri: https://enlapalabradenadie.wordpress.com/2015/05/08/porque-le-tengo-miedo-a-macri/
ResponderEliminarLa verdad no había hecho seguimiento a Macri, aunque ya había escuchado que no era precisamente la mejor opción para presidente. Complicado el panorama en Argentina.
Eliminar¿Crees también que Bukele (El Salvador), JOH (Honduras), Trump o los guatemaltecos Gianmatei y Morales encajen en el perfil de "dictador no militarista" de esta entrada?
ResponderEliminarTrump no creo, porque a pesar de sus cretinismos no alcanzó a rayar en lo que uno llamaría dictadura. No estoy seguro de los guatemaltecos, pero Bukele y Joh, de lejos caen en el mismo saco.
Eliminar