Nacionalismo inútil (XVI): ¿son comparables ISAGEN y Panamá?
Como
el lector debe saber si se mantiene bien informado, y como les comentaba en la entrada pasada,
el Estado Colombiano subastó ISAGEN a una multinacional canadiense. A pesar de
la fuerte oposición que se dio desde el Congreso y otras organizaciones del
país, además de un buen número de colombianos, la venta se dio. Creo que la
mayoría estamos preocupados por lo que puede seguir: un alza en los costos de
energía, el impacto en la economía nacional, la probable pérdida de recursos
ambientales y ecológicos, entre otros. En resumidas cuentas, fue una decisión equivocada,
y muy poco democrática.
Por
supuesto, como muchos deberían recordar, la venta de ISAGEN no era un tema
nuevo, pues se venía planteando desde el segundo mandato de Uribe, hacia el
2009 -es otro de esos momentos donde la oposición del Centro Democrático es
pura hipocresía, pues sólo están frustrados porque no lo logró su jefe-. Y por
ello, han reaparecido memes y mensajes que se habían creado en años anteriores
como oposición a ese proyecto, la mayoría siendo de un estilo más nacionalista
irracional que sensato. Uno de los más peculiares es el siguiente:
La
imagen suscitó una gran cantidad de comentarios negativos en Facebook,
especialmente de los mismos panameños, quienes se sienten ofendidos de que cada
3 de noviembre muchos colombianos se lamenten porque supuestamente nos “robaron
Panamá”, como si de hecho hubiera sido siempre nuestra propiedad. De entrada
tienen razón en molestarse: las imprecisiones en la imagen son tantas que es
difícil poder tomarla en serio. Empezando porque Panamá no se independizó de
Colombia en 1910, sino en 1903. O el autor no conoce mucho de
historia o, como dijo una persona en los comentarios, a los colombianos nos
tomó siete años asimilar la noticia.
En
cualquiera de los dos casos, es evidente que esta es una pésima actitud propia
del desagradable chovinismo colombiano. Y uno además bastante decadente, pues
la separación de Panamá se dio hace más de cien años, y aún nos lamentamos y
maldecimos como si fuera el primer día. Peor aún, llegamos al punto de comparar
la pérdida del istmo con la de una empresa, como si fueran equivalentes. Y la
verdad es que no lo son, bajo ninguna perspectiva.
Hace
algún tiempo hice una
entrada intentando reflexionar sobre la actitud de algunos panameños. Ahora
mismo, son necesarias un par de bofetadas -en sentido figurado- a mis
compatriotas. Para comprender esto, primero debemos analizar la historia de
Panamá, antes de poder decir si realmente “nos la robaron”. Después, podremos
considerar si de verdad es válida la comparación con ISAGEN.
Bien,
empecemos diciendo que en sus principios coloniales Panamá no hacía parte de la Nueva Granada. La Real Audiencia de Panamá, en
cuyo territorio se incluía el Reino de Tierra Firme, el cual corresponde al
istmo de Panamá (y de hecho, algunos territorios del noroeste granadino), fue creada en 1538, mientras que la Real Audiencia de Santafé de Bogotá
apareció en 1543. Por otra parte,
ambos hacían parte del Virreinato del Perú, que comprendía gran parte de
Suramérica. No fue sino hasta 1717
que se conformó el Virreinato de la Nueva Granada que Panamá se integró a “nuestro
territorio” -porque el Virreinato de la Nueva Granada no es la Colombia de hoy; incluía además territorios de lo que hoy
son Ecuador y Venezuela, quienes en aquella época no eran sino provincias-.
Mantengan esto en mente, que aún hay más.
El
movimiento de independencia de Panamá fue
independiente al de la Nueva Granada, siendo de hecho más tardío, en 1821.
A partir de ese momento, los gobernantes de Panamá decidieron unirse
voluntariamente -y esto te lo puede decir cualquier panameño, pero curiosamente
pocos colombianos lo saben- al proyecto de la Gran Colombia, bajo las
condiciones de tener autonomía económica y administrativa; esto es, que no
hubiera intervención desde Bogotá de las gestiones realizadas en el istmo. De hecho, ya en 1830, año en que el estado bolivariano se desintegró, Panamá
también proclamó su separación a fines de septiembre; no obstante, antes de
terminar ese año volvieron a reintegrarse. Y esto algo más para comprender que
los eventos de 1903 no fueron ni repentinos ni consecuencia (únicamente, al
menos) de la intervención gringa: Panamá intentó separarse de Colombia al menos unas 17 veces, y de hecho
logró hacerlo cuatro veces, siendo
la más notable el año del Estado del Istmo, en 1840. La realidad es que los
panameños siempre se sintieron ajenos a las problemáticas y conflictos en el
territorio granadino, además de estar poco representados -consideren que, de
hecho, el excesivo centralismo fue parte de las razones de la disolución de la
Gran Colombia-, por lo cual constantemente buscaron mantener su independencia.
¿Y
cómo es que todo eso detonó en 1903? Bueno, la realidad es que también hay un
trasfondo más complejo. Desde la fiebre de oro en California, Panamá había sido
contemplada como un punto importante de transporte comercial en el continente
americano, y los Estados Unidos fueron los primeros en establecer relaciones
con ese propósito, construyendo el Ferrocarril de Panamá en 1855. Más tarde, en
1874, una compañía francesa, Compaigne Universelle du Canal Interocéanique, empezó
a construir un canal a nivel en Panamá que permitiera conectar ambos océanos,
pero las enfermedades tropicales, los problemas administrativos y una serie de
malas decisiones provocaron el fracaso del proyecto, por lo cual la compañía
vendió los derechos a los Estados Unidos.
A inicios de 1903, Estados Unidos firmó un tratado con Colombia para culminar
la construcción del canal, pero el Senado de nuestro país no la ratificó. De
nuevo, mantengan en mente todo esto, porque sigue siendo relevante.
Fotografía en 1908 de la maquinaria abandonada por
los franceses en Panamá.
Para
completar los problemas, la Guerra de los Mil Días agrió aún más las relaciones
de Panamá con el gobierno central, pues además de provocar miles de muertos en
su territorio, un general revolucionario panameño, Victoriano Lorenzo, fue
capturado a fines de 1902, con el pretexto de que había rechazado los acuerdos
de paz, y fue ejecutado sin entregar posteriormente su cuerpo a sus parientes.
Esto exacerbó el nacionalismo panameño. El rechazo del tratado con Estados Unidos
fue la gota que rebalsó el vaso. Un consejo de panameños decidió formar un movimiento
separatista, y se acercaron a Estados Unidos para pedir su apoyo en la
separación, esperando además poder negociar directamente la construcción del
canal. Finalmente, ante la aparición de un batallón colombiano en Colón,
enterados de las intenciones de los separatistas, hubo una conspiración en la
cual se trasladó y arrestó a los oficiales del batallón en Ciudad de Panamá,
mientras que las tropas fueron sometidas (y sí, un navío estadounidense estuvo
presente en la costa para ayudar a retrasar el desembarco del batallón,
obviamente protegiendo sus propios intereses). Ese mismo día, el 3 de noviembre
de 1903, la junta revolucionaria, con un fuerte apoyo del pueblo, declaró la
separación del istmo y el nacimiento de la República de Panamá. Fin de la
historia.
Así
que, amigo compatriota, si usted es de esos que se lamenta cada 3 de noviembre
porque supuestamente nos robaron a Panamá, haga un esfuerzo de conciencia y
deje de hacer el ridículo, puesto que no hubo tal robo. La separación de Panamá
fue la decisión voluntaria, no coercionada o forzada, por conformar una nación independiente,
sentimiento que venía desde los tiempos de la Gran Colombia, por no decir que
conservar el istmo no significa que lo habríamos aprovechado. Recordemos, igualmente,
que la decisión de un pueblo de separarse de un país mayor es una decisión que debe respetarse en aras de la democracia. Y aun
si realmente hubo robo o chantaje por parte de los gringos, debo recordarles (si
lo saben) que en 1914 Estados Unidos firmó un tratado con Colombia en el cual
se indemnizó económicamente a nuestro Estado con 25 millones de dólares por la
separación de Panamá y su intervención en ella -tratado que fue firmado en el
norte en 1921, año en que reconocimos a
Panamá como un Estado-. Así que el asunto ya fue zanjado. Seguir repitiendo la misma basura no hace más que
crear conflictos y un sentimiento de odio contra los panameños de hoy, que no
tienen ninguna culpa de lo ocurrido (si es que se puede hablar de culpa).
Mantener el istmo en nuestro escudo es un reflejo de lo poco que hemos madurado
al respecto, y creo sinceramente que ya es momento de seguir hacia adelante, en
lugar de revolcarnos en el patetismo victimista.
Explicado
ya el asunto de la separación de Panamá, queda aún la duda. ¿Es comparable
ISAGEN con este suceso? No. ISAGEN
fue vendida por el gobierno colombiano en
una subasta que se realizó bajo el amparo jurídico. No de la forma más
regular posible, es cierto; difícilmente se puede decir que es un proceso
democrático -incluyendo la subasta en sí, que terminó con un único oferente-; y
seguramente provocará un detrimento económico y ambiental del país. Pero fue una decisión del Estado colombiano al fin y al cabo, no una
supuesta intervención o presión por parte de algún gobierno extranjero, como
tampoco lo fue la separación de Panamá. Sólo la decisión torpe de un gobierno
neoliberal con poca visión a largo plazo de las gestiones económicas que
realiza. No hay punto de comparación por donde lo vean. Bueno, sólo en una
cosa: el nacionalismo asqueroso y ridículo de las personas que insisten en
comparar ambos sucesos.
Espero,
sinceramente, que se pueda comprender lo que traté de explicar en esta entrada.
Los hechos históricos son siempre más complejos de lo que muchos creen,
demasiado como para tratar de reducirlos a luchas de nacionalismo vs
imperialismo. Tengan eso muy en cuenta, por cierto, cada vez que quieran despotricar
sobre algún conflicto internacional. Moléstense en averiguar un poco sobre el
trasfondo histórico detrás. Y sobre todo, dejemos de sobredimensionar las
intervenciones extranjeras en nuestro país, siendo que son nuestros propios
gobiernos -y nosotros, que los elegimos- los responsables de la mayoría de
nuestras desgracias.
P.D. Agradezco nuevamente al Pequeño Hereje por sugerirme la idea principal para el desarrollo de esta entrada.
P.D. Agradezco nuevamente al Pequeño Hereje por sugerirme la idea principal para el desarrollo de esta entrada.
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