The Purge: Crítica política y dilema moral
“Benditos sean
los Nuevos Padres de la Patria, por permitirnos depurar y purificar nuestras
almas. Benditos sean los Estados Unidos, una nación renacida”.
Lema de la Depuración Anual, The Purge (2013).
Introducción
Una de las últimas películas que he visto en estos
días -series como Salem y Orphan Black me han mantenido alejado
del cine y la televisión- es The Purge,
conocida como La Noche de la Expiación.
Es una de las películas más interesantes que he visto en mucho tiempo, y aunque
no está exenta de algunos errores de concepto y fallas técnicas, algunas bastante notables (como las manos
mágicas de un personaje al “reprender” a su compañero), presenta un trasfondo de crítica política y análisis moral que no
siempre se percibe a primera vista. Por ello se me ocurrió hacer unas
observaciones de las ideas que presentan, y dejar a consideración algunas
cosas.
Adventencia: spoilers adelante. Si no ha visto la película, tal
vez quiera ignorar esta entrada.
Es el año 2022. Después de un grave colapso
económico, el partido de los Nuevos Padres de la Patria restaura la estabilidad
a los Estados Unidos al llegar al poder en el 2015 y convertirse en una
dictadura totalitaria. Como método de catarsis para los ciudadanos, los Nuevos
Padres han establecido una noche anual, la Depuración (sí, el nombre traducido
es menos impresionante), en la cual todo crimen, incluso el asesinato, es legal
durante 12 horas continuas. Durante esta noche, los servicios de emergencia son
suspendidos, y las únicas reglas son la prohibición de armas por encima de
Clase 4 (altamente destructivas) y la
exención de daño a oficiales del gobierno de alto rango. Como resultado, la
economía se ha restablecido, y las tasas de crimen y desempleo son reducidas a
un esbozo.
Este día, la familia Sandin decide como siempre
encerrarse dentro de su casa resguardada, dentro de un vecindario de
acaudalados, para mantenerse a salvo de la Depuración: James, el padre,
vendedor de sistemas de seguridad diseñados precisamente para la Depuración
Anual; Mary, su esposa; y sus hijos, Zoey y Charlie, ambos críticos de lo que
ocurre en dicha noche.
Por desgracia, poco después de encerrarse, Charlie
ve a través de los sistemas de vigilancia de la casa a un indigente herido
pidiendo ayuda, y decide abrir las compuertas de seguridad para permitirle
entrar, provocando una reacción de rabia y miedo entre sus padres. Al mismo
tiempo Henry, el novio de Zoey, quien se ocultó dentro de la casa antes del
encierro tras visitar a su novia, y a quien James desaprueba por ser mayor que
ella, intenta matar al señor Sandin y es herido de muerte, provocando la
desaparición de Zoey y la fuga del hombre herido, oculto dentro de la casa.
Para completar los problemas, una banda de jóvenes
adultos llega a la puerta de los Sandin, y su líder exige que se les entregue
al indigente, a quien culpan por matar a uno de los suyos. De lo contrario,
tomarán por asalto la residencia de los Sandin y matarán a todos sus ocupantes.
Con el tiempo en su contra y una falla de energía dentro de la casa, James
Sandin se verá obligado a tomar decisiones drásticas.
Los personajes
De la familia Sandin, definitivamente destaca el
padre, James (Ethan Hawke). Fuerte, pero bastante humano, y con un evidente
clasismo, está dispuesto a anteponer el bienestar de su familia por encima de
cualquier cosa. Cree realmente que la Depuración ayudó a la salvación de su
familia, y trata de razonar con sus hijos ante su rechazo a esta. Junto a su
esposa, Mary (Lena Headey) es quien actúa rápido para solucionar el problema
del indigente en la casa y la pandilla que espera pacientemente, intentando lo
que sea para proteger a los suyos. Su esposa es más moralista, quizás un poco
más débil, pero igualmente firme en sus principios, como se ve al final de la
película.
Los hijos, Charlie (Max Burkholder) y Zoey (Adelaide
Kane), son odiados por casi todos los que ven la película, y por buenas
razones. Ambos cometen mayormente torpezas que dificultan la labor de sus
padres, y su sentido de la moralidad evidentemente nubla su juicio, pues por
ejemplo Zoey decide perderse una y otra vez dentro de la casa tras la muerte de
Henry –por cierto, no se molesta en verificar al principio si su novio había
herido a alguien de la familia-, y termina como rehén. Charlie, por su parte,
se mantiene ayudando al indigente a esconderse de sus padres, aun sabiendo que
esto puede provocar su muerte y la de toda su familia. ¡Y es básicamente por su
culpa que se encuentran en riesgo!
El hombre herido (Edwin Hodge) y los vecinos de los
Sandin son casos aparte, y bastante contrastantes. El primero es un indigente, muy
seguramente un veterano militar -como se evidencia por las placas de su cuello,
la cicatriz en su rostro y su manejo de las armas- que terminó en la calle, y
aunque no desea lastimar a los Sandin, tampoco está muy feliz de ser entregado
a la pandilla. Está dispuesto a cualquier cosa con tal de sobrevivir. Los
vecinos de los Sandin, por el contrario, son igualmente acaudalados, celosos de
la familia por las sospechas de que se han hecho muy ricos a costa de venderle
sistemas de seguridad a todo el vecindario, y desean hacérselo saber, como se
ve más adelante.
Pero sin duda el personaje que se roba los
aplausos, y quizás el más destacado, es el Líder Cortés (Rhys Wakefield).
Cabeza de los Depuradores que entran al vecindario de los Sandin buscando al
indigente, es amable, decente y respetuoso al hablar (de ahí su nombre en los
créditos), y no desea realmente dañar a los Sandin, pues son de su misma clase
social. Sin embargo, es al mismo tiempo sádico y despiadado, como se nota especialmente
cuando “disciplina” a uno de los suyos por su comportamiento irrespetuoso
(momento de manos mágicas, ¡atentos!), mientras le resalta a James que “él era mi amigo, y usted no lo es”. No
tiene remordimientos por sus actos durante la Depuración, y aunque está
evidentemente molesto por tener que invadir la mansión de los Sandin, pronto se
ajusta a la situación, e incluso les agradece por permitirle depurar su alma
con sus vidas. Es sin duda aclamado por los espectadores, y su destino se
siente de alguna forma indigno (vean la película para enterarse).
La política
Para muchos, es evidente que La Noche de la Expiación es más que una simple película de invasión
doméstica y terror. Es más profunda que eso, y una de sus profundidades es un
fuerte mensaje político de crítica a los valores conservadores de los republicanos, más exactamente el Tea Party y la NRA. En primer
lugar, con la base ideológica para la Depuración: la especie humana es
inherentemente violenta, y el último siglo lo ha evidenciado más -hay
discusiones al respecto-.
Dicha idea proviene de una concepción bastante religiosa de la sociedad, según
la cual todos nacemos pecadores. Por tanto, para los Nuevos Padres de la Patria,
la mejor forma de controlar esa capacidad de hacer el mal es enfocarla en una
sola noche, de manera que actúe como una catarsis para nuestros pensamientos
más oscuros, y de esta forma evitar crímenes, guerras y genocidio –“Liberen a la Bestia”, dicen los anuncios
del Gobierno-. La conciencia religiosa es bastante evidente en el lema de la
Depuración, que aparece al principio de esta entrada, y que es recitado por el
Líder Cortés y los vecinos de los Sandin durante la película. Ambos sienten que
tienen todo el derecho de hacer lo que les plazca durante esa noche, por
sanción tanto política como divina.
Por otra parte, en la película se cuestionan los
verdaderos propósitos de la Depuración, que sirve como un análisis de la
disparidad y la lucha entre clases -ambas características en los republicanos,
quienes se oponen a distintos programas de apoyo social-: los principales
afectados son los pobres e indigentes, que no cuentan con los recursos para
pagar protección, por lo cual la Depuración serviría como una forma extrema de
control de la población, una especie de darwinismo social. Es también notorio
en el hecho de que James Sandin sea vendedor de sistemas de seguridad para esa
noche: él sabe que hay personas afuera que mueren por no poder costearse dicho
sistema, pero no le importa siempre que él y su familia cuenten con protección.
Como crítica a este pensamiento, la entrada del desamparado en su hogar y el
subsiguiente problema refleja cómo, a pesar de ignorarlo y pretender que no
existe, el sufrimiento de los demás puede alcanzarte. Igualmente, es evidente
cuando el espectador se fija que la pandilla de sádicos son todos “de muy buena cuna”, como afirma el Líder
Cortés -quien además sale a matar básicamente vestido con ropa de preparatoria
o de universidad privada-, blancos todos, y persiguen a un indigente negro,
combinando clasismo y racismo en una sola imagen.
Finalmente, la Depuración sirve igualmente como un
divertimento, como una forma en que la población se “distrae” y mantiene su
apoyo al gobierno imperante. Esto es un poco más difícil de dilucidar por el
espectador, pero está presente. Primero en el énfasis que se dan en las
noticias antes, durante y después de la Depuración; y en las reacciones de los
periodistas que se escuchan al final de la película, se intuye que las
estadísticas sobre su resultado son infladas para mantener el apoyo de la gente
a esta noche. Segundo, en la prohibición de lastimar a oficiales del gobierno
de nivel 10 o superior: esta es una clara forma de mantener con vida a personas
importantes al partido, y asegurar que la dictadura mantenga continuidad.
El dilema moral
Esta es quizás la parte más compleja de la película.
Analicemos primero el contexto general: la Depuración anual. La idea de otorgar
legalidad a todo crimen durante 12 horas por mandato presidencial, y además
religioso, parece una adaptación de la idea de que sin Dios, todo está
permitido. No me refiero con esto al concepto de una deidad superior, sino al
probable origen de nuestros sistemas morales: la vigilancia. En una especie
grupal, el líder de la comunidad es quien designa las acciones del resto del
grupo, y en nuestra especie eso pudo traducirse en una serie de reglas sobre lo
que es correcto o incorrecto, de la cual probablemente nacieron las ideas
religiosas como subproducto, ante la necesidad de mantener un control sobre las
acciones de los miembros del grupo en ausencia física del líder. En otras palabras, la
moralidad requiere de vigilancia para que se fortalezca su ejercicio.
¿Qué quiero decir con esto? Que la película presenta
un concepto según el cual, dado que en ausencia de vigilancia de las figuras de
autoridad cualquier cosa es permitida por abominable que sea, son los mismos
vigilantes quienes sancionan dicho pensamiento, como una forma de mantener
controlada a la población al satisfacer deseos reprimidos. Y a pesar de lo
debatible que es la idea del ser humano como una especie violenta por
naturaleza, no son pocos los que participan de la Depuración, aunque son
principalmente personas de clase alta, y evidentemente con ideas conservadoras
o frustraciones reprimidas, como en el caso de los vecinos de los Sandin. Es de
señalar que cuando Charlie pregunta a sus padres por qué no salen a depurar,
James responde: “Porque no sentimos la
necesidad”.
Cabría analizar detenidamente si la ausencia de
cualquier tipo de vigilancia y la posibilidad de una noche de catarsis
semejante conducen a la anarquía moral, pero la idea no es del todo
descabellada.
En un contexto más específico, analicemos a los
Sandin. Las acciones de todos son discutibles, pero, ¿son morales? Y más aún,
¿son útiles esas acciones morales? ¿Qué debe primar, el absolutismo o el
pragmatismo moral?
Evidentemente, las acciones más discutibles son las
de Charlie, el menor de los Sandin. El chico es obviamente bastante noble, a
pesar de su aire perturbador, pues es quien permite la entrada del indigente a
su casa, lo oculta, y se incomoda con la aparente facilidad con la cual sus
padres lo torturan. James reacciona con obvia molestia ante la intrusión, pues
teme que tras el hombre se encuentren sus torturadores, y sus temores terminan
confirmándose. Charlie aún lo continúa ayudando, pues lo esconde de sus padres
a pesar de las amenazas del Líder Cortés y su evidente superioridad en número y
fuerza de ataque. Es claro, pues que el joven valora la vida de otras personas,
a punto de arriesgar la suya y la de los suyos para protegerlos, lo que resulta
en una contradicción enorme. Sus acciones son morales; no obstante, están lejos
de ser inteligentes.
Como contrapunto están las acciones de James. Al
principio, no duda ni un segundo en lo que debe hacer ante la amenaza de
invasión: entregar al indigente. Como intenta explicarle inútilmente a su hijo,
“él o nosotros”. Probablemente no
desea lastimar al hombre, pero la seguridad de su familia va primero, y sabe
que la casa no podrá resistir a una invasión, y que están superados en número.
Sin embargo, cuando lo captura y tortura, las protestas de Charlie y Mary lo
hacen detenerse y recapacitar que no es capaz de sacrificar a otra persona por
su bienestar -y al torturarlo, de paso, se asemeja a los criminales de afuera-,
así que toma la única opción disponible: enfrentar con armas a la pandilla de Depuradores.
Todas son actitudes que muchos críticos de la película usan para resaltar un
mensaje de falsa moral que esta transmite. Al final, Mary, a pesar de todo,
decide que no se derramará más sangre, como un mensaje en contra de la
venganza, y aunque este es más positivo, tampoco cayó bien entre los que
esperaban una película menos moralista y más atrevida.
No es que vaya a discutir sobre enfrentar a los
criminales: la defensa propia ante una clara amenaza es válida (no así los
linchamientos, por la presunción de inocencia), y si el criminal pierde la
vida, hay que tener en cuenta que es una consecuencia de sus acciones, y estas son
responsabilidad de cada uno. Tampoco me centraré en la escena de tortura: es
claro que seguramente no era necesaria, a pesar de la lucha del indigente por
liberarse. La cuestión es: ¿qué acción era la correcta?
Esta discusión nos remite al famoso dilema del tranvía,
usado para debatir acerca de la ética en la toma de decisiones. Una visión bastante
moralista nos llevaría a preservar al extraño y no entregarlo, puesto que
seguramente es inocente, y dado que no ha hecho daño a nadie, no podemos
confiar su suerte a quienes desean asesinarlo. Sin embargo, el pragmatismo nos refleja
que debemos anteponer el bienestar de nuestros seres queridos, y entregar al
hombre, pues es muy probable que los Depuradores nos masacren si ofrecemos
resistencia, y es ilógico poner en riesgo a la familia por la vida de un
extraño, de quien en un todo no somos enteramente responsables por su vida. De
esto último, se desprende entonces que James fue irresponsable al decidir irse
a las armas contra los invasores, en una pelea que probablemente no puede
ganar.
De manera similar, proteger a los familiares es el
principio de los padres dedicados en el reino animal: es prioritario, puesto
que llevan sus mismos genes. Por ello, podría decirse incluso que este
comportamiento obedece a un tipo de moral instintiva, no volitiva, la cual
incluye otros hábitos de igual naturaleza (alimentarse, buscar refugio, etc.). Dentro
de este contexto, las acciones de James se considerarían inmorales, al poner en
riesgo a su familia cuando decide enfrentar a los Depuradores -y por extensión,
las acciones de Charlie también lo serían-. Esta es una observación más
arriesgada, pero vale la pena tenerla igualmente en consideración.
Conclusiones
Como se puede ver, hay mucho trasfondo de crítica y
análisis detrás de La Noche de la Expiación,
y no pretendo que este texto sea una respuesta final, al menos en el caso moral
-la crítica política está respaldada por sus mismos creadores-, sino
simplemente una opinión personal. Es posible que haya analizado de más algunas
cosas; no obstante, es un buen ejercicio contemplar la información que
transmite una película más allá de su aparente simplicidad.
Y usted, ¿qué haría si tuviera una noche donde
pudiera hacer cualquier cosa, sin culpa ni cargos? ¿Y qué acción tomaría en una
situación como la de la familia Sandin: entregar al extraño, o proteger su vida
a costa de los suyos?
Esto y lo de la entrada "no, yo no estoy en la juega", la verdad si me parece misantropía pura y dura
ResponderEliminarProbablemente.
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