La "vergüenza" de ser humano
Desde hace algunos años, la gente se ha interesado
intensamente en la defensa y el respeto a los animales. Eso es respetable. Sin
embargo, igualmente han surgido muchas personas que defienden de tal manera a
los animales, que están dispuestos a protegerlos a toda costa, aún si eso
implica lastimar a otras personas. Lo peor de esto es que muchas de esas
personas animalistas manifiestan un sonado desprecio por la humanidad como
especie.
Es
una cuestión bastante contradictoria, pero no es poco común. Y no me refiero
solamente al episodio de Caterina Simonsen, que ya
comenté antes. Hace un par de semanas, se hizo popular una imagen de un
hombre terriblemente golpeado, según la noticia, porque maltrató a su perro, y
gente que lo supo buscó su vivienda y lo molieron a golpes después de quitarle
la mascota. Entre los comentarios, surgieron personas que pedían buscar a todo
el que maltrate a un animal y darle una paliza hasta dejarlo como el mencionado
“semihumano”. Otra perla similar: en India, encontraron un rinoceronte
asesinado por cazadores furtivos. Los aldeanos localizaron a los hombres y los
asesinaron.
Algunos
dicen que la imagen del hombre es trucada, y que la noticia es falsa.
Desconozco si esto es cierto, y ese no es el punto principal. El punto aquí es
reflejar el extremismo de algunos de los autoproclamados “amantes de los
animales”. Preparados a golpear, brutalizar e incluso matar a otros seres
humanos en su cruzada animalista. Y los que no lo hacen, con frecuencia son
vistos comentando en las redes sociales, celebrando estos despreciables actos,
y manifestando a voz en cuello su misantropía (qué orgulloso estaría Fernando
Vallejo).
Muchos
basan su desprecio por su misma especie y su amor por los otros animales en el
hecho de que el ser humano es el único que mata a otros animales por diversión,
y no por necesidad, y que es el único capaz de lastimar a sus semejantes. Nada
más alejado de la realidad. Sáquense esa idea idílica de la cabeza: la
naturaleza no es el jardín de los Backyardigans. Si bien es una cuestión
instintiva de competencia, hay muchos animales que matarán a otros de
diferentes especies. Los africanos saben muy bien que los leones macho adultos
acostumbran matar hienas si tienen la oportunidad. Y por instintivo que sea,
¡vaya que gozan al hacerlo!
Muchos
animales matan a otros de su misma especie. Es común que entre leones y
gorilas, el nuevo macho dominante mate a las crías del anterior para que las
hembras entren en celo. Está bien documentado que distintas manadas de
chimpancés organizan guerras tribales, e incluso dentro de una misma manada,
pueden darse casos de infanticidio e incluso canibalismo. No es muy diferente de
los rasgos exhibidos por el ser humano.
No
obstante, esto no es prueba de que el ser humano es intrínsecamente malvado,
otro argumento esgrimido por los animalistas misántropos. La evolución del
altruismo en los animales es algo muy estudiado, y es claro que la cooperación
entre miembros de una manada ayuda a la seguridad y estabilidad de una manada,
puesto que el ayudar a un semejante garantiza un comportamiento recíproco.
Entre los vampiros, muy a menudo algunos miembros del grupo se encargan de alimentar
a aquellos individuos que se encuentran incapacitados para hacerlo; esto
asegura una unión cooperativa que será recompensada en un futuro, si los
papeles llegan a invertirse. Los lazos de cooperación en los chimpancés son
igualmente muy estudiados, y la especie más cercana a la nuestra, los bonobos,
podrían considerarse perfectamente el epítome de una sociedad pacífica.
¿Que
Hitler condenó a seis millones de judíos a muerte, y arrastró el mundo a una
sangrienta guerra? Cierto. ¿Armin Meiwes asesinó y devoró a un hombre que se
ofreció estúpidamente a “vivir la experiencia” de ser comido? Muy cierto. ¿El
rey Juan Carlos de España mató a un elefante? Cierto también. Pero esos son
sólo algunos humanos. Hay miles de
millones de personas en todo el mundo, y gran parte de ellos viven y mueren sin
hacer daño a sus semejantes. Cientos de ellos han desarrollado las ciencias,
las artes, las tecnologías y miles de cosas de las que disfrutamos hoy en día.
¿Debe uno sentirse avergonzado y despreciar tal legado?
La
mayor contradicción de esos misántropos que pululan por ahí, la mayor
frustración, es precisamente que son humanos. Nunca podrán escapar de eso.
Vallejo detesta a la especie humana, pero recibe complacido el dinero que
producen las obras que escribe para que otros humanos la lean. Ellos
despotrican una y otra vez contra sus semejantes, y sin embargo, estarán
encantados al ver el número de “me gusta” que obtienen sus comentarios en las
redes sociales. Eso es lo realmente vergonzoso: que haya tantos dispuestos a
sacrificar a sus semejantes por defender a otros animales.
No
diré que simplemente los misántropos deberían ser fieles a su argumento y
suicidarse. No es un argumento. Se trata de hacer ver que simplemente, la
misantropía o un exagerado desprecio, una vergüenza por la humanidad, son
sentimientos exagerados. Y los actos que puedan cometer por ello son aún
peores. Yo no voy a maltratar nunca a un animal simplemente por gozo, y siempre
protestaré contra su maltrato y su sacrificio innecesario en espectáculos como
las corridas. No obstante, eso es muy distinto a matar a un hombre que decidió
sacrificar a un rinoceronte para obtener su cuerno. Son actos despreciables,
claro, pero no puedo simplemente cruzar el horizonte de eventos morales y
matarlo a él. Eso me hace simplemente peor que él, nada diferente de un
sociópata.
No
puedo discutir el amor por los animales. Es un sentimiento noble. Pero, no
dejemos que ese sentimiento se transforme en violencia. No podemos dejar de
lado que nosotros somos igualmente animales, y merecemos también respeto por
nuestra vida. Hay mejores formas de combatir el maltrato animal, y son la
razón, la educación y la cultura. Por favor, úsenlas.
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