Mi reencuentro con el UCM (II): nuevo mundo, ¿nuevos valores?

 

Advertencia: esta entrada revela detalles de la película Capitán América: Un nuevo mundo. Por si acaso, spoilers adelante.

Introducción

Seguimos entonces con la anécdota de ponerme al día con lo que el UCM ha ofrecido en películas desde el final de la Fase Tres, con el fin de ver fresca la entrega más reciente, Capitán América: Un nuevo mundo, así como entender mejor las críticas que ha recibido la franquicia en estos últimos años. Pueden ver la primera parte de este largo escrito aquí.

Como mencioné en la entrega anterior, me parece que el UCM no destacó en estas nuevas fases como lo hacía con la Saga del Infinito, y la falta de rumbo con un gran arco general sin duda no ayudó, pero sigue entregando productos decentes, no destacables, y de tanto en tanto anota con una entrega superior. Eso hablando en términos de películas: las series de Disney+ apenas las toqué, porque no me siento tan involucrado como para pasar horas poniéndome al día con otro surtido de sorpresas y decepciones.

Nos quedamos en Deadpool y Wolverine, una entrega muy buena que parecía darle otra bocanada de aire fresco a la Fase Cinco de Marvel luego del fracaso que fue The Marvels. Quedé listo entonces para ver la nueva película del Capitán América. A pesar de las críticas que veía de reojo en redes, imaginé que por lo menos la película sería muy entretenida, y con todo y cosas que no me gustaron, Falcon y el Soldado de Invierno, la serie que la precedió, fue bastante decente, incluso llegando a ser osada por momentos. Había entonces buenas probabilidades con esta película.

Una bandera sin alma

Capitán América: Un nuevo mundo nos sitúa con Sam Wilson establecido como el nuevo Capitán América, una historia que se desarrolló en Falcon y el Soldado de Invierno, y de la que hablaré más adelante. Estados Unidos ha descubierto que en la nueva isla formada a partir del Celestial que empezó a surgir al final de Eternos hay vetas de un metal mucho más resistente que el vibranio, al cual llaman adamantium, y el nuevo Presidente de Estados Unidos, el general Thaddeus Ross, propone un tratado entre las grandes potencias mundiales para su extracción y distribución mundial, al tiempo que le pide ayuda al nuevo Capitán América, Sam Wilson, para formar de nuevo a los Vengadores. Sin embargo, en la reunión con los líderes mundiales, varios hombres intentan asesinar a Ross y a otros jefes de Estado, por lo que el Capi debe investigar quién está detrás de este atentado.

Vista así a grandes rasgos, la película prometía bastante. Tenía todo para resultar una entrega digna del nuevo Capitán América, y una que mantuviese la calidad de las anteriores entregas con Steve Rogers, considerando que pasaron nueve años desde su última película individual. Pero no lo fue. Me parece mala. Bastante mala. De hecho me sentí molesto al terminarla, porque sentía que podía haber sido mucho mejor, y resultó siendo un bodrio importante que no se compara ni de lejos con anteriores entregas del Capi. Y esto lo digo a pesar de que, y aquí voy a ser franco, no me gustan mucho las películas del Capitán América.

¡Esperen, esperen lo puedo explicar!

No me malinterpreten. No creo que sean películas malas, con excepción de la que vamos a hablar hoy. Puedo ver perfectamente por qué son aclamadas y consideradas de las mejores dentro del UCM, con temas políticos y filosóficos que se mantienen vigentes –y en algunos casos, inquietantemente proféticos- hasta el día de hoy. Es sólo que por alguna razón no funcionan conmigo, no me llegan. Y es irónico, porque mi superhéroe favorito es Superman, y Steve Rogers es otro Boy Scout, igual de empático y moral, y casi con el mismo set de poderes: ¡tendría que tenerlo en un pedestal! Pero es que simplemente no logro hacer clic con sus películas.

Ahora, tampoco me parece que hayan hecho todo perfecto en los discursos que presentan. Descarto de entrada Capitán América: El primer Vengador, porque es una película típica de introducción, y no es particularmente ambiciosa. Capitán América: el Soldado de Invierno, para muchos la mejor película de todo el UCM, muestra a una institución del gobierno que termina corrompiéndose y dejándose controlar por el fascismo infiltrado, algo que puede sentirse que refleja mucho de lo ocurrido en la política actual. Pero encuentro un poco conveniente que sea precisamente por obra de la manipulación de HYDRA, en lugar de los propios peligros estructurales de priorizar en la seguridad nacional a costa de limitar las libertades civiles, una crítica de la época hacia las tendencias autoritaritas del gobierno durante la llamada Guerra Contra el Terror. No deja de ser una película muy buena, pero ese detalle me hace algo de ruido, y siento en parte que a esta entrega se le pone en un altar tan grande porque, en comparación con lo anodina que fue la Fase Dos en general, esto es Ciudadano Kane.

Civil War amplía sobre el conflicto entre libertad y seguridad, así como desarrolla el choque ideológico entre Steve y Tony que surgió con La era de Ultron, y con el tiempo he llegado a apreciarla mucho mejor, así como a Zemo, que con todo y lo que hizo no me despertó gran cosa como villano la primera vez que la vi. Pero me resulta una película bastante sosa, y es que en su intento por ser solemne acaba como desprovista de energía, a pesar de todos los sucesos que ocurren –no tiene que ver el poco humor: aprecio que fuese una película seria, correspondiente con los temas que maneja-, además que se siente menos como una película de Steve Rogers y más como Los Vengadores 3 (aunque esto último no es del todo malo). De nuevo, son películas sobresalientes, pero es que no logran conectar conmigo, y no me parecen las grandes joyas que tantos creen, aunque puedo reconocer todas sus cualidades en historia, personajes, acción y efectos, y entiendo por qué gozan de un reconocimiento tan grande.

En fin, puedo entender que esto quizás se vea como yo siendo excesivamente quisquilloso con las entregas del Capi, y tal vez lo sea. Volvamos entonces con Un nuevo mundo. ¿Por qué me parece incomparable, en el mal sentido, con las anteriores películas del Capitán América? Porque resulta siendo desesperadamente tibia y cohibida en todos los sentidos. La historia, la acción, los personajes, el poco contenido político… Se siente como una película que no aspira a nada, y para un universo cinematográfico que necesita con urgencia ofrecer historias mucho más complejas y robustas, eso es un error tremendo. Está hecha simplemente para entretener, pero es que para mí no consigue ni siquiera eso.

En principio, la historia se siente genérica. Ocurre un intento de asesinato al Presidente, y el héroe tiene que descubrir quién está detrás de esto. Obviamente tiene detalles del UCM, como la Isla Celestial, la tecnología y así, pero no es un guion muy complejo, y la falta de un discurso político lo hace peor. Hay una parte interesante, que es la relación del intento de asesinato con actos crueles que el presidente Ross cometió en el pasado, pero fuera de eso no siento una historia fuerte.

Los personajes tampoco son particularmente interesantes. Sam Wilson (Anthony Mackie) está bien, pero sus acciones durante la película se sienten discordantes con lo que ha sido el Capitán América en el UCM, algo que profundizaré más adelante. El nuevo Falcon, Joaquín Torres (Danny Ramirez), tiene un papel más amplio comparado con el que le tocó en la serie de Falcon, pero no hace gran cosa tampoco. Sidewinder (Giancarlo Esposito) no me impresionó especialmente. El presidente Ross (Harrison Ford) tiene un arco interesante tratando de redimir sus acciones del pasado; el problema es que no me lo termino de creer, porque lo he visto por años siendo un cretino integral realizando acciones cuestionables, y no vi una transición creíble, al punto que no lo siento como el mismo personaje.

El caso de Ruth Bat-Seraph (Shira Haas) es muy curioso. Me pregunto qué estaban pensando -falso, creo que lo imagino- cuando decidieron que adaptarían una versión de una superheroína israelí con toques anti islámicos, incluso si fue decidido antes de la invasión y genocidio en Gaza por parte de Israel. Obviamente estaban conscientes de las implicaciones, pues en esta película es una ex Viuda Negra en lugar de una agente del Mossad, y encima tuvieron que retrabajar y regrabar escenas para desvincularse lo más posible del conflicto. En la historia choca en principio y luego colabora con Wilson y Torres en su investigación sobre el intento de homicidio, pero siento que parte de ese trabajo pudo recaer sobre Falcon y darle más espacio en la cinta sin tener que arriesgarse tontamente con un personaje tan controversial.

El Líder (Tim Blake Nelson) fue una importante decepción. Me gusta que hayan traído de vuelta al personaje, dándole así un poco de reconocimiento a la marginadísima El Increíble Hulk de 2008, así como vincularlo con Ross y convertirlo en una víctima de los experimentos y el abuso del gobierno estadounidense, en un paralelo a Isaiah Bradley (Carl Lumbley), el Capitán América negro que fue ocultado por el gobierno y encerrado treinta años, historia que nos cuentan en la serie de Falcon. Pero siento que no hicieron nada extraordinario con él. Se supone que tiene una capacidad cerebral de análisis sobrehumana, al nivel de poder percibir la probabilidad de los eventos y predecir las acciones de los personajes. Pero sus planes se sienten torpes y poco elaborados para un personaje con esa capacidad, e incluso llegan a fallar en ocasiones. No me parece un planificador y estratega al nivel de Zemo o el Guasón de la trilogía Nolan de Batman.

De hecho, y hablando de Zemo, por más que la película en la que apareció no sea de mis favoritas, no se puede negar que la forma en que logró poner en contra y desintegrar a los Vengadores fue magistral, incluso confundiéndolos acerca de su verdadero propósito, y todo con una capacidad increíble de planificación y los recursos a los que tenía acceso –no olviden que, después de todo, es el Barón Zemo-. Cuando reapareció en Falcon y el Soldado de Invierno, logró ubicar en poco tiempo el origen de los nuevos sueros de súper soldado, la ubicación de los Flag-Smashers, y al mismo tiempo fue capaz de arreglar su propio escape en las narices de tres héroes y una tropa de Dora Milaje, y deshacerse de un grupo insurgente mientras volvía a prisión, y tiempo le sobró para criticar a Sam por su indulgencia con la líder de los Flag-Smashers y el supremacismo tras el concepto del súper soldado.

El punto es que Zemo no necesitó de un cerebro híper desarrollado que calculara probabilidades al nivel de una semi-clarividencia, y aun así fue mucho más cercano a la aplicación práctica de las habilidades del Líder que el propio Líder. Realmente no hicieron nada extraordinario con este villano, o al menos nada que no pudiese hacer cualquier adversario humano, más allá de sugerir en la escena post-créditos que ha predicho las futuras invasiones multiversales. Realmente me decepcionó mucho.

Y ya que menciono la post-créditos, no se siente que esta película avance el arco general del UCM, otra diferencia importante con sus predecesoras. Al final de The Winter Soldier, S.H.I.E.L.D. es desmantelada, Nick Fury pasa a ocultarse, los reductos de HYDRA deciden preparar a los gemelos Maximoff para su siguiente movimiento, y Steve y Sam siguen el rastro de Bucky. Civil War culmina con nada menos que la disolución de los Vengadores. Con Un nuevo mundo, aunque recoge elementos de El Increíble Hulk y Eternos, los sucesos dentro de ella están muy limitados a su duración como cinta, y se percibe desconectada del resto de la franquicia. La post-créditos se siente más como un manotazo de ahogado para que la gente no se olvide de que sí que hay un gran arco temático, aunque puedo entenderlo en parte por los cambios apresurados que ocurrieron en enfoque tras el despido de Jonathan Majors y la decisión de no seleccionar un nuevo actor para Kang el Conquistador.

Si queremos hablar de cosas técnicas, los efectos especiales a veces son buenos, pero otras veces chirrían bastante, en particular durante la infame escena final en la avenida llena de cerezos en flor. Destaco los efectos prácticos en el Líder, aunque se vea distinto a su encarnación de los cómics. La acción estuvo bien, pero no particularmente impresionante, excepto en la escena del combate aéreo y la pelea final contra el Red Hulk; si tenían inquietud de ver cómo el Capi lo enfrentaría, creo que lo hacen de forma más o menos convincente. Y si escucharon que esta película se siente más como una película de Hulk que una del Capitán América, pues la verdad no me parece que sea así. Es cierto que trae de vuelta a personajes vinculados con el gigante verde como el Líder y Betty Ross, que no los veíamos desde 2008, y pone en un papel importante a Thaddeus Ross, pero en su temática y estructura es una película del Capi en toda regla. Una muy descafeinada y desabrida película del Capi, pero del Capi a fin de cuentas.

El peso de un símbolo

Todas las carencias en Un nuevo mundo podrían perdonarse a los ojos de algunos si la película tuviese un comentario político incisivo que hacer, algo que hizo que El Soldado de Invierno y Civil War sean tan alabadas. El problema es que fue escrita de forma tan cautelosa para evitar cualquier alusión al clima político y cultural de Estados Unidos en tiempos recientes que ni siquiera es capaz de hacer eso. Nos muestran que Estados Unidos entra en un conflicto con Japón (un país que ha sido aliado por décadas) con respecto a la implementación del tratado, y es cierto que el país nipón tiene una relación en los cómics con el adamantium, pero esperan que creamos que potencias rivales como Rusia y China no tienen intereses directos en explotar antes que nadie semejante recurso, y por lo tanto serían más probables de chocar con la propuesta de Ross. Tal posibilidad no se menciona en ningún momento.

Volviendo a las anteriores películas del Capitán América, en ellas veíamos el peligro de que el gobierno mantuviese vigilado a los ciudadanos y con la facultad de eliminarlos bajo el pretexto de la seguridad, y se cuestionó el poner a los Vengadores bajo la autoridad de un comité que bien podría usarlos como herramienta política, referencias importantes al clima político de la Guerra Contra el Terror y las intervenciones militares durante aquellos años. Aquí tenemos al propio presidente Ross, que presionó por años a los Vengadores por culpa de los Acuerdos de Sokovia, pero poco se menciona al respecto, aparte de cierta desconfianza de Sam, que tampoco va a mayores. No hay alusión alguna a temas contemporáneos importantes como el surgimiento de líderes políticos radicales en las democracias occidentales, y la crisis de los propios sistemas democráticos en varias naciones. Vamos, ¿alguien recuerda que hayan mencionado siquiera el partido al que pertenece Thaddeus Ross?

Algo curioso que algunos han notado es que Un nuevo mundo es como una versión diluida de El Soldado de Invierno, compartiendo buena parte de su estructura, con detalles de Falcon y el Soldado de Invierno. De la película de Steve Rogers tenemos una escena inicial donde el Capitán se enfrenta a criminales en una misión secreta para liberar rehenes, se descubre una conspiración que el Capi debe desenvolver, un súper soldado intentando asesinar a una figura de autoridad, una instalación secreta que albergaba a un villano que fue utilizado por el gobierno, e incluso la intervención de un asesino vinculado al villano. De la serie de Disney+, nos muestran de nuevo que Sam Wilson no se siente digno de ser el nuevo Capitán América. Y ambas estructuras se replican sin la gracia ni el peso político que nos presentaron en ambas historias.

Hablando de Falcon y el Soldado de Invierno, esta película cae en el mismo discurso centrista y pacato que hace que el final de la serie sea un espectáculo pusilánime. He dicho antes que es un trabajo decente, y lo sostengo. La serie nos habla del peso del legado de Steve Rogers, en un mundo que intentó encontrar su camino tras el Chasquido y vuelve al statu quo con el Blip, y de lo que representa que un hombre negro porte el escudo tricolor en una sociedad con una historia profundamente racista, así como los ideales detrás del concepto del súper soldado. Esto es ilustrado de forma brillante con el personaje de Isaiah Bradley, quien fue encerrado y torturado por treinta años por el gobierno en medio de experimentos que buscaban replicar a partir de él el éxito del suero del súper soldado, mientras ocultaban todo rastro de su existencia, sin haber recibido ni el reconocimiento ni la gloria que llegó a tener Steve Rogers.

Pero la serie se amedrenta y no busca ir más allá. Nos presenta un grupo insurgente, los Flag-Smashers, que busca ayudar a las personas que quedaron desplazadas tras el Blip, luego de que se estableciera el Consejo de Repatriación Global, el cual controla los recursos destinados a estos refugiados –un importante paralelo con el mundo actual-, pero los presenta poco en pantalla y ya en el tercer episodio los radicaliza, quizás tratando de reflejar la corrupción inherente al uso del suero del súper soldado de la que hablaba Zemo, pero que queda mal implementado por lo gratuito que se siente –sin mencionar que el debate surge recién en el episodio siguiente-. Lo gracioso es que luego pretende darle atención a su causa, como si de repente se acordara que igual los Flag-Smashers sí tenían validez en cuestionar el statu quo político. No obstante, el propio Sam termina entonces respaldando ese mismo statu quo, en un discurso final que por poco me hizo reír de lo frustrantemente malo que es, donde simplemente conmina al comité a que hagan las cosas mejor. El típico mensaje insípido de “el sistema funciona, las estructuras están bien hechas, lo que falla son las personas”. No me sorprende, pues, que entre los problemas que tuvo Falcon y el Soldado de Invierno, la pobre escritura y manejo de los Flag-Smashers sea uno de los más señalados, y el discurso final de Sam sea un punto mixto entre los críticos.

Y si la serie cerraba tibia, la nueva película es como esa sopa que dejas a un lado en la mesa porque estás trabajando, y cuando te acuerdas y la revisas ya tiene nata. Sam le implora a Isaiah, un hombre que ha vivido en su propia carne los horrores del gobierno, que se entregue a unos policías bastante dispuestos a matarlo. Nunca cuestiona si su gobierno debería estar decidiendo sobre la suerte de una isla y sus recursos en un territorio que no le corresponde, tal como ha ocurrido en el pasado con la explotación de los recursos naturales por parte de potencias coloniales en países menos prósperos. Donde Sam y Bucky eligieron sacar a Zemo de prisión para seguir el rastro de un suero, el Capitán América optar por dejar tras las rejas al soldado olvidado, convencido de que si el presidente ha cambiado, entonces el gobierno realmente ha cambiado. Esto en una película que nos muestra que Ross tuvo encerrado por años a Samuel Sterns, experimentando con él de la misma forma que pasó con Isaiah, y que estuvo ocurriendo así hasta hace muy poco tiempo.

Yo no estoy pidiendo que Sam destruya los muros de la Casa Blanca y aniquile el Estado: soy consciente de estar viendo una película de Disney. Pero el Capitán América también ha tenido un papel crítico del gobierno en sus historias, y el UCM no fue la excepción. Steve Rogers mostró desde sus inicios ser alguien que quiere confiar en las personas, pero se mantiene cauteloso con los gobiernos y sus instituciones. Incluso si en El Soldado de Invierno descubrimos que los planes de S.H.I.E.L.D. fueron manipulados por HYDRA, Steve es enfático con Nick Fury en que no basta con purgar la institución: S.H.I.E.L.D. debe desaparecer por completo. Recordemos también el conflicto de Civil War: ¿qué pasa si los Vengadores quieren intervenir en un genocidio como el de Gaza, pero deben esperar a la autorización del comité de los Acuerdos? ¿Qué pasa si les exigen intervenir en un conflicto geopolítico como una simple herramienta militar? Y no olvidemos cuánto se arriesgó Steve para proteger a Bucky, a pesar de que toda la evidencia lo señalaba como culpable.

“Pero Sam Wilson no es Steve Rogers”. Y tienen razón, no tendría por qué serlo. Pero podían hacerlo un personaje con un enfoque diferente al de Steve sin convertirlo en un sucesor insípido y funcional al sistema. El problema es que tal como señala el canal Dead Domain, en una devastadora crítica a la película que les recomiendo que vean después, las mentes detrás de Un nuevo mundo tuvieron miedo de poner una voz crítica al gobierno y sus instituciones en un hombre negro, porque tendría que cuestionar a través de él cómo dichas instituciones han afectado por décadas a la población. No: ellos prefieren hacer la misma propaganda militarista que ha plagado el cine estadounidense desde que inició el nuevo milenio – Mackie incluso se preparó para este papel entrenando con el Ejército, inversores regulares del UCM-, sólo que ya sin un mísero guiño crítico a un tema político de actualidad o a las instituciones militares, tal como hacían en películas de otras fases, contando la mismísima Iron Man, aquella que lo inició todo. Sam Wilson no es Steve Rogers porque Disney no quiere que sea Steve Rogers. No le conviene que sea como Steve Rogers.

Estoy consciente de que hubo un proceso de producción bastante complicado detrás de cámaras debido al clima político estadounidense, la huelga de escritores de 2023 y la reescritura del gran arco del Multiverso, realizando regrabaciones hasta dos meses antes de su estreno. Pero eso no justifica la dirección tan tímida que tuvo. Capitán América: Un nuevo mundo acabó siendo un producto que se esfuerza dolorosamente en no trazar ningún paralelo con la actualidad, evitando ofender cualquier sensibilidad política, y aun así pretende que se le considere tan digno como sus predecesores, pero sin el carisma ni el esfuerzo que los caracterizó. Parafraseando a Dead Domain, quiere ser un thriller fundamentado sin tener buenas bases, una intriga política que no ofrece ni intriga ni política, e intenta hablar de unidad y políticas de cortesía en un panorama político y cultural donde esas palabras son empleadas por demagogos y tiranuelos para erosionar la democracia. Es una película cobarde, que no quiere arriesgarse con nada, y que le falla por completo al manto del Primer Vengador.

Buscando otras historias

Tomémonos un tiempo para relajarnos. Sé que puedo parecer excesivamente duro con Un nuevo mundo, pero es que en serio es una película que me frustró mucho por lo buena que podía ser y lo pobre que terminó siendo. Aun así, no quiero mantener este escrito en una nota negativa, así que hablaré un poco más sobre experiencias positivas que he tenido viendo ficción, porque estas fueron películas que vi en un lapso corto de tiempo, y obviamente no me he pasado estos meses y años esperando a que me regresara el amor por el cine de superhéroes. Hay otros trabajos interesantes por contemplar.

Por ejemplo, en estos años he visto mucho anime. Ya sabrán los lectores habituales de mi fijación con Sōsō no Frieren, un manga y anime que sigo, y cuya historia ha entregado al blog dos entradas sobre temas de psicología e incluso biología. También está Los diarios de la boticaria, un anime enfocado en la historia de una boticaria y herborista que termina sirviendo en el palacio interior de la China imperial, con muchos toques de misterio, thriller de detectives e intrigas políticas. Es una historia envolvente, con personajes carismáticos con los que puedes identificarte fácilmente –sobre todo si eres autista, jeje-, y que actualmente en el anime –también es una serie de novelas ligeras y un manga, pero esos no los sigo- se encuentra tratando de desenredar un misterio subyacente que cada vez da indicios de ser algo más grande.

Otro anime que me enganchó mucho en años recientes fue Dungeon Meshi, una serie de fantasía con un típico escenario de clases y razas del género dentro de una mazmorra, pero con un toque en principio cómico, con unos cuadros de comida recién preparada que coquetean mucho con el porn food, incluso sabiendo que son creados con criaturas de fantasía como limos, basiliscos y kelpies, pero con una sorprendente cantidad de trabajo con respecto a su biología y ecología. Es además una historia que enfatiza en la importancia de llevar una buena alimentación, así como de los lazos de hermandad que se construyen dentro de un grupo, y los personajes son muy entrañables.

Las series animadas occidentales tampoco han estado nada mal, y me ha sorprendido gratamente la cantidad de creatividad que hay. Comentaré algunas de ellas. Smiling Friends fue para mí un descubrimiento grandioso. Es una serie muy surrealista, que combina diferentes técnicas de animación en un resultado impresionante, pero que al mismo tiempo presenta mensajes optimistas sobre el mundo a nuestro alrededor. El dúo de Pim y Charlie es tanto cómico como sano, y el contraste frecuente entre el optimismo de Pim y el cinismo de Charlie a la hora de tratar con los clientes a los que deben hacer sonreír es lo que da vida a gran parte de los episodios, aunque la silenciosa eficiencia de Alan y las locuras del Sr. Jefe tampoco se pueden ignorar.

Por su parte, Primal es una joya que muestra paisajes y criaturas entre prehistóricas y fantásticas que enmarcan una historia de vínculo y fortaleza la cual no requiere de diálogos; una serie que lo mismo te puede mostrar a Lanza y Colmillo cazando mamuts y enfrentando a un grupo de murciélagos gigantes que encontrándose de frente con un Argentinosaurus zombi o a un clan de brujas. Efectos colaterales, la serie más reciente que he visto y a la cual le dediqué un hilo en BlueSky, presentó una trama de misterio y conspiraciones que cuestiona directamente la industria farmacéutica y el sistema de salud en Estados Unidos; de lo mejor que he visto en estos meses. Finalmente, The Amazing Digital Circus es una serie web que se enfoca en la comedia negra y la exploración del estado psicológico de sus personajes dentro de un escenario colorido y animado, inspirado en el relato No tengo boca y debo gritar, ganándose un seguimiento importante en Internet con tan sólo cuatro episodios.

Y no es como que todo lo que he visto tenga que ser serio o profundo. Me topé en Adult Swim con las dos temporadas de Tom a los 10, una serie sobre un niño no muy brillante que se mete constantemente en problemas por escuchar a la caterva de pendejos que componen los adultos de su comunidad. Es una serie sin muchas pretensiones, pero que igual disfruté de principio a fin.

Si queremos seguir hablando de superhéroes, también hay series que son grandes ofertas. Yo por ejemplo he visto My Adventures With Superman y Moon Girl & Devil Dinosaur. La primera es un nuevo vistazo a los primeros años de Clark Kent usando la capa, y con el carácter luminoso y empático que siempre ha caracterizado a Superman, donde lo mismo te baja un gatito de un árbol que se enfrenta a criminales con armamento avanzado o ayuda a Lois en sus investigaciones: es todo lo que esperaba de una serie de Superman. Moon Girl, por su parte, hace algo bonito con el cliché de la niña genio, ubicando a una joven superheroína en un escenario multicultural, que te puede presentar una historia cliché como el abuelo encontrándose a un viejo conocido ahora rival suyo, y aprovecharla para hablar de racismo, gentrificación y apoyo de la comunidad. Invencible también es una serie excelente si buscan un enfoque más brutal y escenas fuertes, pero que no deje de representar los valores que componen a un verdadero superhéroe. No veo The Boys, pero su mirada cínica a los superhéroes en un mundo ultracapitalista como el nuestro también vale un vistazo. Y estoy decidido a ver Superman & Lois en un futuro cercano.

Por supuesto, también he visto series live action en estos tiempos. Cuando salió Andor me llamó la atención porque Rogue One me gustó muchísimo, así que le di un vistazo a la precuela de una precuela y me encantó, sobre todo porque te presenta un lado más gris y mundano de la Alianza Rebelde que pocas veces vimos en el lado cinematográfico de la franquicia, y cómo las semillas de la rebelión fueron creciendo no sólo entre personas, sino pueblos enteros (¡esto es Ferrix!). En meses recientes decidí darle una oportunidad a otras series del universo de Star Wars: de The Mandalorian me encantó que se ampliase en el mundo de los cazadores de recompensas y el estado de incertidumbre en que quedó la galaxia tras la caída del Imperio, además que Pedro Pascal es un actorazo que te puede transmitir muchas emociones sólo con su voz y el trabajo corporal conjunto de sus dobles de cuerpo. El Libro de Boba Fett me gustó un poco menos, pero sigue ampliando sobre el mundo de Tattoine y los pueblos que lo habitan con un toque de western y mafia, aparte de darle un necesario desarrollo a uno de los personajes más absurdamente endiosados por los fanáticos de Star Wars.

Otras series me han enganchado bastante. The Last of Us es otra historia en un contexto de apocalipsis zombi, un viaje a través de un Estados Unidos devastado mientras contemplamos cómo la humanidad intenta sobrevivir bajo distintas formas de orden, autoridad y comunidad, y me fascina la dupla que forman Pedro Pascal y Bella Ramsay. The Sandman, una serie que había esperado por mucho tiempo, fue una adaptación impresionante que logra transmitir la atmósfera de su cómic y la esencia de sus personajes, y es una pena que no tendremos mucho más de ella después de la segunda temporada porque su autor es un degenerado. Y si tengo ganas de un entretenimiento ligero, pues siempre puedo ver las temporadas de Hell’s Kitchen en YouTube: me gusta mucho la comida, y ver qué tan creativos o desquiciados se pueden poner los concursantes con sus platillos. Y por supuesto la propia creatividad de Gordon Ramsay con los insultos. ¿Qué puedo decir? A veces necesito ser básico.

Otro tipo de cine no se me ha escapado tampoco, en particular el cine de terror, una de mis aficiones favoritas. Fui a ver Alien: Romulus y Nosferatu en salas de cine, y la verdad es que no había salido tan maravillado en mucho tiempo de ver una película. El pasado octubre me dediqué la última semana igualmente a una maratón de películas de terror del nuevo milenio, algunas de las más recientes (Cuando acecha la maldad, La Sustancia), y otras que ya tienen sus años (El páramo, Get Out!), y aunque no todas me gustaron por igual, fue una experiencia que disfruté. Hay muchas otras en mi lista, y Maik Civeira (Ego para los amigos) tiene una lista de películas interesantes. Algunas las he visto, otras no, pero en un todo ofrece buen material de terror para los próximos meses.

¿Y cuál fue el punto de esta larga sección que parece no estar conectada con el tema del Capitán América? Pues comentarles que existen muchas grandes obras más allá del UCM. Sé que a muchas personas no hace falta que les recuerde esto, pero a los fanáticos obsesivos sí debo señalarles que de vez en cuando vale la pena darse una pausa de estas películas y contemplar otros trabajos, que pueden darte gratas sorpresas. Así, pueden volver con más energía a aquello que les gusta del universo de Marvel, ya sea con una recepción más fría como ocurrió conmigo, o con la pasión renovada.

Conclusiones

“Pensador, ¿vas a hacer lo mismo con el universo de DC?”. No, la verdad no. Ese universo ya está muerto, y es hora de que ciertas personas –ya saben quiénes son- lo acepten. Zack Snyder quiso darle un tono propio, un estilo diferente al del UCM, pero no tuvo éxito con la crítica y una buena porción de los amantes de los cómics, así que los ejecutivos quisieron darle un giro drástico al estilo del universo desde una etapa tan temprana como Escuadrón Suicida y La Liga de la Justicia, y eso generó una crisis de identidad y una sucesión de fracasos en taquilla y/o crítica hasta caer en la casi irrelevancia. He visto en tiempos recientes El Escuadrón Suicida (mucho mejor que su antecesora) y el Snyder Cut (muy superior al desastre de 2017, de lo mejor que ha hecho Snyder), pero realmente para mí no vale la pena repetir este trabajo con DC aunque me ponga al día. Espero que James Gunn resucite un nuevo universo con la próxima película de Superman, pero nada es seguro.

Thunderbolts*, la última película de la Fase Cinco, se estrena el próximo 2 de mayo, y si se mantiene el patrón de calidad que hemos tenido con respecto a las películas de esta fase, entonces promete ser muchísimo mejor que Un nuevo mundo. A finales de julio tendremos la película de los Cuatro Fantásticos, cuyos avances han tenido una buena recepción por su estética y tono más cercanos a los cómics, y quizás entonces tendremos una mejor idea de cómo se está encaminando el UCM con las reestructuraciones en la Saga del Multiverso. En todo caso les quedan muchos años de vida a esas historias, así que yo no daría por muerto al cine de superhéroes.

Eso sí: si quieren recuperar un poco del prestigio y la confianza que tenían con parte del público, será mejor que se esfuercen en sus guiones, y no entreguen trabajos tan esterilizados y temerosos como Capitán América: Un nuevo mundo. Creo que sus seguidores merecen un mejor esfuerzo, y que sus películas les entreguen al menos la ilusión de retar sus posturas. Eso es respeto tanto para el público como para los personajes y el universo que están adaptando.

 

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