De Gon Freecss a los petristas: el problema del reduccionismo racional
Advertencia:
esta
entrada contiene spoilers de la trama de Hunter
x Hunter.
Introducción
Sé
que el título puede desconcertar a muchos y hacer reír a otros, pero no es una
comparación tan forzada como parece. En las últimas semanas he visto actitudes
sumamente debatibles a partir de algunos grupos ideológicos, actitudes que van
de desorientadas a mezquinas, pero en general enmarcadas dentro de un mismo
problema: la división del mundo en una visión de “ellos” vs. “nosotros”, de
buenos contra malos, de blanco y negro, por una incapacidad o falta de voluntad
de comprender los complejos matices de la psique, la personalidad y las ideas
del ser humano. Y la verdad este tema me sirve como pretexto para explorarlo a
través de la comparación con uno de los protagonistas de manga y anime más
interesantes de la historia: Gon Freecss, del aclamado manga Hunter x Hunter.
No se dejen engañar por la rana gigante y el niño
sonriente: el manga cuenta con escenas violentas bastante gráficas.
No
descubro América si digo que HxH (Cazador X en Latinoamérica o, como es
conocido en los grupos de Reddit, Hiatus x Hiatus) es uno de los mangas shōnen más completos que existen.
Yoshihiro Togashi, su autor, es uno de los mangakas más talentosos de la
industria, y fue capaz de superar con esta obra su anterior éxito, Yu Yu Hakusho, a pesar de sus constantes
problemas de salud. Aunque al igual que Berserk, HxH es un manga con pausas
prolongadas (de hecho lleva más de un año sin publicar un nuevo capítulo),
Togashi ha construido un mundo detallado, con una variedad de personajes
complejos más allá de los protagonistas, y con un sistema de poder y energía
(conceptos muy ligados al shōnen) que
es considerado por muchos como el mejor estructurado de la demografía. No es un
manga perfecto, ninguno lo es, y de hecho sufre de algunos errores narrativos
que se hacen más evidentes a medida que se avanza (cof, infodump, cof, cof, arcos gráficamente pobres), pero sí que tiene
una de las premisas más llamativas y un desarrollo de personajes aplicado de
forma magistral: el Arco de las Hormigas Quimera es una de las historias cumbre
del manga shōnen, debido a su
exploración detallada de la condición humana a través de personajes como
Meruem, Isaac Netero y el mismo Gon, que es quien me importa para este
análisis. Antes que nada, debo admitir que lo mío será más bien una exploración
somera pero fundamental del joven Freecss, cuya personalidad y moralidad ha
sido detallada por otros autores. Yo les recomiendo en particular el video en
YouTube del usuario Icefoxx -de los mejores narradores en la comunidad-, La caída del héroe,
y quien también me inspiró para hacer el análisis, donde se describe la
evolución del personaje.
Primero es “Piedra”
Al
principio no notamos nada malo con Gon: nos parece una persona más bien
inocente, amable y enérgica, con una inmensa curiosidad y fuerza de voluntad,
dispuesto a cumplir sus objetivos; en apariencia es el clásico protagonista shōnen. Sin embargo, a medida que vamos
avanzando a través de los arcos, se hace claro que la moralidad de Gon no está alineada
con el sistema moral de la sociedad común: en palabras de Zepile, no se
preocupa por el bien y el mal. Esto es porque Gon es un niño, y su moralidad y acciones son puras, como las de un
niño. Su juicio no está templado por las complejidades sociales del mundo
exterior, sino por sus objetivos y ambiciones, tal como un niño piensa en
objetivos simples y concretos, sin abstractos: para él es fácil darle las
gracias a un asesino en serie tan sólo porque lo ayudó en un entrenamiento, así
como admirar la fuerza de un sociópata desequilibrado como Hisoka, pues aspira
a alcanzar su nivel. A Gon no le cuesta separar las acciones y personalidad de
estos sujetos para evaluar la forma en que ayudan y satisfacen su curiosidad y
metas, mientras que aquel que se interponga en su camino es un enemigo, es el malo. Es una visión contradictoria,
sí, porque es consecuencia de una moralidad utilitaria y egoísta, tal como es
la moralidad de un niño: simple y sin ambages.
El
problema de llevar una perspectiva tan pura y maniquea es que no considera
ninguna clase de matices, y la realidad suele tener formas brutales de
“hacerte” confrontar tus propias falencias. Ya en el Arco de Yorkshin se
empezaban a ver aristas del rumbo que tomaría Gon a través de la serie cuando,
tras ser capturado junto a Killua por el Gene’i Ryodan, explota de ira contra
Nobunaga al verlo llorar por la muerte de su compañero Uvogin, puesto que ellos
son todos asesinos que matan sin piedad, y a su juicio no deberían ser capaces
de mostrar compasión, dolor ni lealtad por sus compañeros, aun cuando una
historia después lo vemos siendo de lo más amable con el criminal que lo ayudó
con su entrenamiento. Kite, un cazador experimentado y el personaje más cercano
a ser la figura paterna que Gon jamás tuvo, al escucharlo decir tras luchar
contra unas hormigas quimera que no podía perdonar a seres que menospreciaban a
sus compañeros, piensa para sus adentros: “Pero
eso es justo lo que me preocupa. ¿Qué pasará si encontramos a algunos que se
preocupen por sus camaradas? ¿Qué harás entonces?”.
Sus temores son pronto respondidos. Uno de los Guardias Reales de las
hormigas, Neferpitou, destroza por completo a Kite, y Gon termina preso de la
ira al ver a su figura paterna primero mutilada y luego convertida en una
marioneta de entrenamiento. El niño talentoso que era visto por Killua como “un
ser de luz” empieza poco a poco a adentrarse en las sombras, consumido por la
frustración y la ira ante su propia debilidad y su incapacidad de proteger a
Kite. Cuando vuelve a encontrarse con Pitou durante la invasión al palacio
real, descubre que la hormiga está sanando a una pequeña niña, Komugi; peor
aún, cuando le exige que restaure a Kite, Pitou le suplica que le permita
seguir curando a Komugi, e incluso se fractura el brazo como ofrenda, con toda
la disposición de dejarse lastimar por Gon, pero todo a cambio de sanar a una
persona importante para el Rey. Gon no puede contenerse en medio del llanto y
la rabia: tal como le ocurrió con el Ryodan, no puede concebir cómo una
criatura capaz de mutilar y torturar a Kite puede ahora estar dispuesta a
sacrificarse por el bien de otra persona: va en contra de todos sus principios
morales personales. Podría hablar de las escenas posteriores, de cómo culmina
su degradación, pero en serio vean el video de Icefoxx y entren a su canal: no
tiene pierde.
Para
resumir bien lo que trato de explicar, el código de Gon es simple y determinado
en cumplir sus objetivos y ayudar a cumplir los de sus amigos, así como
satisfacer su curiosidad. Su visión del mundo no contempla juicios éticos
complejos porque está enfocada en sus inquietudes y deseos, y las personas en
relación a ellas son vías o muros para alcanzarlos: eso es todo. La evolución
del personaje en HxH lo lleva a darse cuenta de los errores que cometió en el
camino por causa de su egoísmo e impulsividad, y las experiencias en sus
últimos arcos lo dejan quebrado físicamente, pero con una perspectiva más
amplia y realista del mundo que lo rodea, y más determinado que nunca a conocer
su vastedad y riqueza.
Sea
por su edad o el mundo en que creció, Gon Freecss nos presenta los problemas de
llevar una mente estrecha e idealista a un mundo que es por mucho más
problemático y complejo. Y más allá de la ficción no es inusual encontrarnos
con ideologías o sistemas políticos que, pecando de idealismo o autopercibida
pureza, no saben generar los cambios que buscan porque tratan de encaminar los
justos debates que crean a una reducción racional que les impide poner en
consideración diferentes matices y realidades que requieren de acciones más
detalladas para evolucionar. Y esos son escenarios difíciles de encajar y
confrontar para una moralidad inflexible y monocromática.
¡Por unas arepas de queso!
Aquí
va un ejemplo más personal. Quienes son lectores de hace tiempo saben bien mis
consideraciones sobre el veganismo: es una opción respetable, y coincidimos en
que hay que cambiar el sistema actual de explotación animal y del ambiente. Discrepo
en que la mesa deba patearse de golpe sin considerar diferentes problemáticas
de desigualdad social, rechazo los argumentos pseudocientíficos a favor del
veganismo, y a menudo me parece que muchos miembros de esta comunidad actúan
más por enfermiza misantropía que por filiación con la vida animal. Pero no es
de mí de quien quiero hablar, sino de una amiga vegana que, como ella misma me
ha descrito, se ha tenido que enfrentar al extremismo moral de otros veganos.
Como dice ella, nadie es más prejuicioso y acusador con un vegano que otro
vegano.
Resulta
que ella hace como un mes publicó en su Facebook una foto de un señor que en su
tierra vende arepas de queso mozzarella para vivir, y se le ha hecho difícil
mantener esa fuente de ingresos con la pandemia, así que la cadena de la foto
era para que la gente interesada se contactara con él, consumiera sus productos
y así lo apoyara económicamente. Si notaron cuál es el problema con la
publicación, entenderán por qué tras un par de reacciones furiosas y
comentarios de sus contactos veganos, tuviera que eliminarla y luego hacer un
post aclarando que la compartió por solidaridad con la situación económica de
ese señor, pero que no tuvo en cuenta que usaba productos lácteos, y reiteró su
compromiso en la lucha contra el especismo. Algunos conocidos que no son “veg”
le manifestaron su comprensión, entendiendo lo que se trata de una persona con
una difícil situación económica, y así ocurre por ejemplo con familias
campesinas que dependen de agricultura y ganadería para mantenerse. Yo sólo
comenté lo interesante que era ver las diferentes perspectivas veganas,
aproveché para hacer un post sobre los peligros del absolutismo moral, del cual
nació la idea para esta entrada, y de paso intercambié ahí ideas con ella.
¡La
que se armó! Una vegana bastante altanera respondió a algunos de los que
hablaron de la situación económica y la ganadería que bien podrían estar
defendiendo la violación y la pedofilia (¿qué?), y otros manifestaron que no
tenía por qué estar apoyando a gente que perpetúa el sufrimiento animal. Mi
amiga comentó que el problema principal de muchos veganos, en sus palabras, es
que “creen que Bogotá es Colombia”, y en otros posts relacionados manifestó su
incomodidad por la falta de matices de sus allegados para comprender las
problemáticas de desigualdad social en el país y cómo los problemas no se
acaban simplemente llamando explotadores a todos; no es que eso detuviera a
algunos de seguir escupiendo virulencia. Por lo demás, aunque ella misma ha
comentado cosas que a mí me inquietan bastante en cuando a empatía humana, sí
que está lejos de las sentencias extremistas de algunos de sus contactos.
Sé que esas personas no tienen por qué ser un ejemplo
del vegano promedio, como tampoco creo que ella represente bien una
flexibilidad contextual en el veganismo, pero su situación me ayuda mucho a
ampliar sobre uno de los principales problemas que tengo con buena parte del
movimiento, y es su incapacidad de matizar. Que millones de personas no
encuentren otra fuente de ingresos que la ganadería y la generación de
alimentos de origen animal no les importa; que literalmente haya naciones donde
la falta de proteína animal es una de las mayores causas de desnutrición en un
ciclo que perpetúa la pobreza no les duele; que zoológicos y acuarios hayan
servido en ocasiones (y aún sirvan) para proyectos de conservación con el fin
de salvar especies en peligro de extinción les tiene sin cuidado. Los humanos o
sus esfuerzos no les importan, como tampoco su sufrimiento; los animales van
primero.
Hay un problema que muchas personas en general no
comprenden, y es que los cambios requieren de transiciones, las cuales no sólo suelen requerir ser graduales,
sino que además implican claudicaciones incómodas. Por ejemplo, la transición a
energías limpias requiere, sí o sí, que la explotación de combustibles fósiles
se vaya reduciendo poco a poco, pero no terminarse de golpe mientras las
condiciones para obtener otras fuentes de energía sean inaccesibles para el
grueso de la población. Por ello, una reducción o desaparición total de la
industria animal no puede lograrse a través de una demolición total de ese
sistema, sino de cambios progresivos, como ofertas de agricultura sostenible,
con enfoque en fuentes de proteína vegetal como granos y legumbres, y también
se debe aceptar que solucionar la disparidad en acceso a recursos, una de las
mayores fuentes de desigualdad, tendrá que conceder
un acceso de alimentos de origen animal a aquellos países que no están en
condiciones económicas ni nutricionales de sostener una gastronomía vegana.
Porque la verdad sea dicha, a muchos veganos se les
olvida que si bien las carnes y otros productos de origen animal no suelen ser
baratas, una dieta estricta de materia
vegetal que cubra todos los nutrientes requeridos tampoco lo es, sin
olvidar el uso obligado y permanente de suplementos de vitamina B12, que
también son un costo extra. Esto es algo a lo que la mayor parte de la
población atrapada entre la pobreza y la miseria no puede darse el lujo. Un
cambio tan drástico a nivel cultural y económico necesitará de concesiones que
permitan que aquellas personas desamparadas puedan acceder a un nivel
socioeconómico más aceptable como para apostar por un veganismo, pero
comprendiendo que en ese paso no pueden dejar de lado la omnivoría por razones
de costo y beneficio. No es comprometer los principios morales de quienes
defienden los derechos de los animales: es comprender que, como una especie
animal en sí misma, estamos sometidos a complejidades sociales y materiales que
requieren de un enfoque más matizado si se ambiciona que el fin de la explotación
animal sea algo contundente y que sobreviva a través del tiempo.
El “hijo del pueblo”
Y
aquí vamos de nuevo. Otra vez pinchando a Petro. Sí, sé que técnicamente estoy más cerca de la socialdemocracia, tanto a nivel personal
como por lo que arrojan esas encuestas políticas que abundan en Internet. Por
lo mismo debo ser especialmente riguroso con los candidatos que representan un
cambio para millones de personas, una salida del asqueroso sistema corrupto
estructurado en Colombia por décadas, y aunque yo discrepo muchísimo con
Gustavo Petro, cosa que no es un secreto para quien lee mi blog, hay que
reconocer el apoyo popular que ha ganado. Por ello, si de verdad pretende ser
un cambio necesita ir purgando esas manías de lobo solitario, su inflexible
pero frágil ego y en especial –y la razón que lo trajo a esta entrada- su
tendencia mezquina y la de muchos de sus seguidores en línea a atacar y
descalificar a quienes lo cuestionan desde su orilla ideológica.
Desde que Claudia López ganó las elecciones a la
Alcaldía Mayor de Bogotá, Petro se ha dedicado a mostrar su gestión como un
fracaso (no llega a serlo, pero sí es verdad que Claudia ha cometido errores
notables) y a pintarla como una servidora de las mafias al poder, en un esfuerzo por
deslegitimar el centro político y capitalizar el voto de los electores
independientes para 2022 luego de su fracaso el año pasado. El
problema no es que disienta con ella, sino que lo haga recurriendo a
asociaciones falsas y cometiendo imprecisiones en el camino, como demostró
La Silla Vacía al
analizar su postura sobre el Hospital San Juan de Dios.
Pero
como siempre, Petro se salió por la tangente con más imprecisiones, y encima
acusó al medio digital de tener algún contrato con la Alcaldía Mayor de Bogotá
(¡cof! ¿Recuerdan que hacía Hollman Morris antes de ser su candidato?), una
afirmación no muy diferente a las que suelen recurrir Uribe y sus seguidores
cuando llaman a sus contradictores “financiados por la guerrilla” o
“apologistas de ‘Lafar’”, y además igual de vacua y sin evidencias. Y como
suele pasar, gran parte de sus seguidores en Twitter replicaron la misma
gracia, como han hecho desde las elecciones de 2018 cuando llaman “tibio
hijueputa” o “uribista enclosetado” a quienes no consideran que Petro sea una
opción equilibrada para un cambio. Al igual que Gon Freecss, son tan infantiles
que todo el que cuestione aunque sea un poco a su Mesías pasa a ser un comprado
por el uribismo o ya de plano un uribista, acusándolos de “no tomar partido”,
como si oponerse al conservadurismo narcocriminal de Uribe y su partido de
chupamedias significara aceptar sin chistar cada afirmación que se hace desde
nuestro lado. Sigue siendo un reduccionismo racional, aun cuando es menos ambiguo
que las decisiones del protagonista de HxH.
El
talante impreciso, ególatra y poco abierto al diálogo de Lord Petrosky y su
séquito volvió a brillar este fin de semana. En otra de sus “valientes”
declaraciones en Twitter, Petro responsabilizó a las EPS y la educación de las
facultades de medicina por restringir las decisiones de atención del cuerpo de
salud en Colombia y recomendar nada más acetaminofén a muchos de los que
presentan síntomas del COVID-19. Y eso pudo sonar un poco estereotipado, y de
hecho algunas asociaciones médicas y sus propios seguidores le pidieron que tuviera
más cuidado en estigmatizar a un sector que ya es blanco de amenazas por la
actual crisis, aunque por supuesto eso no quita que la Ley 100 sí ha
deteriorado la atención en salud en muchos aspectos, cosa con la que la mayoría estamos de acuerdo.
El
problema es que en su tuit no sólo llamó a que el sector salud desoyera los
protocolos de las EPS, sino que además les pidió exigir los “muchos”
tratamientos avalados por la OMS para el tratamiento del coronavirus, siendo
que 1): en la actualidad no
existe ningún tratamiento o medicina aprobados por la OMS para la enfermedad (ni siquiera el remdesivir,
que de momento es como el medicamento más prometedor); 2): debido a ello,
tampoco hay un protocolo uniforme de tratamiento entre países; 3): la mayor parte
de los infectados presentan síntomas leves o son de plano asintomáticos, por lo
cual medicación simple para tales síntomas y aislamiento en casa es un
procedimiento al menos comprensible; 4) cuando le reprocharon sobre los
inexistentes tratamientos, Petro citó el discurso del doctor Raúl
Salazar, un sujeto que ya ha sido cuestionado por el gremio médico del país, e
incluso desmentido por
proponer un tratamiento que no sólo carecía de ensayos previos, sino que además
implica el uso de medicamentos que poco efecto tendrían sobre un virus.
Todos estos problemas hacen que esa
parte de la sugerencia de Petro sea irresponsable y además,
peligrosa: ya hemos visto los
efectos de declaraciones semejantes como para que ahora el líder más prometedor
en la oposición se haga el tonto con ello.
Porque
sí: lejos de reconocer su error, como buen político Lord Petrosky y sus
seguidores prefirieron salirse por la tangente y desviar las críticas que
recibieron desde todos los frentes hacia la Ley 100, argumentando que se le
estaba atacando por atreverse a cuestionar la Ley 100, cosa que de nuevo no fue
el enfoque real de la mayoría de las críticas. Y no es sorprendente, porque
hasta actores como Julián Román y chupamedias en redes como Celso Tete salieron
con el clásico argumento de “es que no lo interpretan bien”, “les falta
comprensión lectora”, “brincaron los tibios” y toda esa sarta de estúpidos
calificativos cliché, como si la mente de Petro fuera demasiado compleja para
que un parroquiano cualquiera la pueda entender, y no se pudiera uno dar cuenta
que la razón más probable de su error es que no cuenta con asesoría científica
profesional en su grupo, y no está rectificando porque no gusta de recular y
reconocer sus errores. Tete es de lo más gracioso, porque de plano dijo que no
hablaría de los tratamientos para la pandemia por no ser médico. ¡No me digas!
Obvio que te ibas a quedar con la parte del tuit de Petro que más te convenía
(Ley 100), no con la más incómoda (citar a un charlatán y hablar de
tratamientos inexistentes), porque no te gusta poner en tela de juicio a tu
ídolo.
No se hagan los sensibles, que así han estado muchos en redes. Como
comentó
alguien más, Petro pasó todo el fin de semana escudando tanto sus falacias que
ni se refirió al
actual debate sobre la Presidencia del Congreso.
Ahí
está el eterno gran problema que sufrimos en la izquierda. Al enfrascarse en
una narrativa simplista del “ellos contra nosotros” se pone una capa de
impermeabilidad sobre las ideas o acciones de sus principales líderes, a un
grado tan enfermizo que cualquier crítica o siquiera un llamado de atención
sobre una postura cuestionable es catalogada como proveniente de un opositor,
de un entibiado o incluso de un aliado de las mafias tras el poder. Y eso no
puede seguir así: la izquierda o mejor dicho, el progresismo, debe tener como
eje el pensamiento crítico, la apertura a la discusión y el debate de toda
idea, tanto las contrarias como en especial las propias, porque sólo así se
pueden fortalecer mejor sus metas. Cuando se deja de contemplar los diferentes
matices del pensamiento y se reduce todo a una visión maniquea de blanco y
negro, donde todo el que levante una opinión que no te gusta es tu enemigo, entonces
no sólo la autocrítica sino que el pensamiento crítico en sí están fracasando.
Si conocen bien a Julián Martínez, sabrán que de hecho
es bastante crítico con la derecha y muy alejado de lo que uno llamaría
centro. Pero basta con que
reproche a Petro por sus tuits sobre las EPS y los tratamientos para que muchos poco seso lo tilden de “tibio”.
Y
ojalá sólo fueran parecidos a la visión estrecha de Gon en las críticas, al
punto de que no han faltado los que llaman uribistas a Claudia López, Angélica
Lozano e incluso a Jorge Enrique Robledo (y con información editada, además),
pero la parte irónica es que el mismo discurso de Petro parece haber que no
pocos concluyan que no importa las ideas y valores que manifiesten diferentes
líderes políticos, sino su postura con respecto a la esfera social de lo
público y lo privado. No, no es mentira: miren lo que afirma este usuario.
Y
sí, es cierto que los términos de derecha e izquierda vienen de los lugares
donde se sentaban conservadores y liberales en la Asamblea Nacional durante los
años de la Revolución Francesa. Pero si comprendemos bien lo que significa ser
conservador o liberal, y aún a pesar de que algunos puedan compartir las ideas
del otro lado del espectro político (es irónico que muchos acusen al
centro de inexistente, siendo que en ambos lados hay pragmáticos y eclécticos),
identificaremos que sí hay valores y
posturas ideológicas más afines a cada uno, y que van más allá de lo
público y lo privado. Quien diga que de su lado no tienen un cuerpo de valores
o ideas asociados es que no está votando ni apoyando una causa política por su
construcción, sino sólo siguiendo a un caudillo particular, y esa es una de las
tendencias políticas más infantiles, ingenuas y peligrosas que pueden existir,
pues no es esquiva a aceptar el respaldo de figuras con ideas cuestionables,
ambiguas o ya de plano inmorales, así como Gon no veía problemas en admirar la
fuerza de un criminal como Hisoka, tan sólo por ajustarse a su simplista
criterio de apoyar un partido o un líder.
Conclusiones
De
un momento a otro, la entrada se tornó bastante grande, en especial por las
críticas ideológicas y políticas. Sé que a más de uno le molestará que uno lo
haga, y casi nunca ha faltado el que me diga que estoy siendo duro con los
sectores que critico, lo cual me parece un poco curioso. Por lo mismo estoy tratando
de ser balanceado, enfocándome en los problemas que presentan los tonos
extremistas que estos sectores presentan, pero no a que todos puedan ser
catalogados de esa forma, sino a los problemas que sus ambigüedades y
simplicidades pueden ocasionar a largo plazo para su causa.
Es
por eso que tampoco creo mucho en el purismo de las causas. Siempre habrá
objetivos que requieren de un enfoque más contextualizado, y que por lo mismo
requerirán de soluciones más complejas que a menudo implican concesiones. Una
apuesta radical de todo o nada, inflexible e intransigente, del “tómalo o
déjalo”, de “a mi manera o a la calle”, casi nunca será una apuesta exitosa, no
sólo por carecer de contexto sino además de perspectivas a mañana. Es una
apuesta primitiva, simplona y sobre todo reduccionista, que ignora toda la gama
de pensamientos, ideas, situaciones y e interacciones de todos esos factores en
la vasta red social de nuestra especie.
Si
hay algo que podemos aprender de Gon Freecss, de su ascenso y caída, de los
pasos que recorrió y los oscuros abismos que cruzó a lo largo de su travesía,
es que debe haber un balance entre idealismo y realismo, y que es valioso poder
reconocer lo que existe más allá de concepciones simples sobre el mundo y la
forma en que funciona. Sólo así podemos identificar no sólo lo que de verdad
debemos cambiar, sino también las formas en que lograremos hacer que cambie de
forma sostenida a través del tiempo. Así que los invito a ser más flexibles en
sus ideas, en su pensamiento crítico y su razón.
Y
por supuesto, a darle un vistazo a Hunter
x Hunter; es una de las mejores obras
en todo el manga y anime, y su versión audiovisual del 2011 (hay un primer
anime de 1999 que fue doblado por un estudio colombiano) mejora muchísimo las
deficiencias visuales que sufre el manga en momentos cruciales, en especial en
su arco cumbre. Saludos.
Ya que hablas del petrismo, me acordé de cuando los petristas se la montaron a los que criticaron que Petro le diera el aval a Hollman Morris con todos sus cuestionamientos.
ResponderEliminarPor eso y por lo que mencionas aquí, varios que nos identificamos con la izquierda nos hemos estado distanciando de Gustavo Petro. Yo no sé por qué Petro tuvo que ser el líder de la oposición, flaco favor le hace https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/leon-valencia-habla-de-su-libro-el-regreso-del-uribismo-359330
Yo personalmente, de los posibles candidatos para 2022 iría en primer lugar por Robledo o Camilo Romero, o, de ser el caso, Fajardo o incluso Rodolfo Hernández.
Ya he visto que en estos momentos Petro está distanciando a muchos de sus mismos seguidores. En cuanto al líder de la oposición, pues es obvio que encarna mejor la inconformidad y el deseo de cambio de la gente, y a diferencia de otros como Fajardo o De la Calle es mucho más vocal y fuerte al expresarlo. La gente se embelesa por ese tipo de carácter; por eso es que empobrecedores del debate como Levy Rincón son tan populares en estos días.
EliminarSi bien yo creo que Sergio es inteligente y no es mala persona, si debería, y e disculparás la expresión, cojer un poco de peso en las güevas para que la gente del común se lo tome más en serio. Ojalá que entre Fajardo, Romero, Hernández, etc. se pongan las pilas y saquen candidato para la coalición alternativa que planteó Humberto de la Calle
EliminarPues habrá que ver si los demás se lo toman en serio, pero el tono que están tomando algunos en redes me dice que en principio ya hay petristas creyendo que esa coalición va a perjudicar a su Mesías. Ya eso es un mal precedente.
EliminarPor otro lado, Fajardo dice que no se uniría con Petro, aunque eso sí, si Petro quiere hacer parte de una coalición amplia, tanto él como sus seguidores deberían bajarse los humos y ceder, darse cuenta que no siempre va a ser el centro de atención y que podría no ser el candidato. Si bien las encuestas lo favorecen de cierta forma, la mayoría de los votantes están más ubicados en el centro.
EliminarLo vi, al igual que lo que dijo Iván Marulanda. A estas alturas cada uno quiere ir por su cuenta, y así no van a lograr derrotar al uribismo. Los políticos de centro se sienten ya moralmente ganadores, y Petro prefiere estereotipar el centro como una especie de "agnosticismo" político, creyendo que con que Uribe sea lo peor eso ya lo hace el mejor candidato.
EliminarY otra cosa que decir. Si bien tanto uribistas (y ultraderechistas en general, lo cual incluye a varios libertarianos, por más que les pese a estos) y petristas tienen comportamientos sectarios, por lo menos no he visto a petristas pedir muerte o "limpieza" para uribistas y similares. En cambio si he visto varios uribistas llamar a "limpiar" o "armarse" contra lo que ellos consideran "izquierda" o "comunismo"
ResponderEliminarCon todo respeto, ya es fastidioso que repitas la misma cosa cada vez que comento algo sobre Petro o sus seguidores; se está pareciendo al sonsonete de "no soy racista, pero...". Estoy plenamente consciente de las diferencias morales entre uno y otro, como para que te angusties cada vez que los critico por su sectarismo.
Eliminar