¿Hay salvación para Santa Marta?
En la madrugada del
martes pasado, se inició un incendio dentro de un negocio en el mercado de
Santa Marta, al parecer por un cortocircuito. A pesar de las acciones de los
bomberos, debido a la falta de capacidad de equipos y los problemas de agua que
aún persisten en la ciudad, el incendio llegó a consumir aproximadamente unos
30 locales, y al menos siete edificios quedaron completamente destruidos. Las
pérdidas ascienden a unos $12 mil millones de pesos, y decenas de personas
quedaron sin trabajo. Es, con toda seguridad, una de las peores tragedias en la
historia del Distrito, al menos económicamente hablando, pues por fortuna no
hubo pérdidas humanas.
Foto: Montiner Alvis.
Es una lástima que tengan
que ocurrir catástrofes como esta para que el samario se haga una idea de lo
incapacitada que está la ciudad para manejar una crisis semejante, y lo mucho
que está retrasada. La capacidad de los bomberos fue claramente insuficiente
para contener la crisis, primero por ser unos pocos carros, la mayoría
pequeños, segundo porque los pocos hidrantes que hay en Santa Marta se
encuentran fuera de servicio. De esa manera, los bomberos pronto se vieron
sobrepasados por el incendio: se tuvo que recurrir a refuerzos de Barranquilla
y Cartagena, se pidieron carrotanques de agua a las empresas que manejan el
líquido, y al final fue un avión con una espuma especial de la Aeronáutica
Civil el que permitió contener el incendio (mas no extinguirlo; mientras
escribo esto, jueves en la tarde, aún quedaron algunos focos menores de llamas) después de unas
nueve o diez horas.
Es claro que el servicio
de bomberos necesita una mayor inversión, pues al ser una fuerza voluntaria se
le ha descuidado demasiado. Pero el problema no son sólo ellos. La red de
hidrantes de la ciudad es prácticamente inútil, pues en cincuenta años no se
han remodelado nunca, y la ciudad se ha desarrollado a pesar de ello, por lo
que para restaurar esto seguramente habrá que romper las calles en toda la
ciudad. Por otro lado, como buen samario sabe, otro problema en el mercado es
que siempre ha tenido problemas de distribución, con quioscos que se acumulan
en varios puntos y ventas ambulantes que aún se apiñan en algunas zonas, por lo
que el tránsito es muy difícil. Esto también puede afectar la respuesta de las
autoridades en el momento en que se dé una crisis a plena luz del día.
A Santa Marta se le
quedaron pequeños todos los servicios hace mucho tiempo. No se le puede echar
la culpa ni a Martínez ni a su antecesor Caicedo, pues esto es un problema de
vieja data, y con la costumbre de los anteriores alcaldes de robar sin hacer,
puede remontarse mucho más atrás. No obstante, es obvio que los alcaldes y
gobernadores contemporáneos tampoco han tenido muy en cuenta este hecho. Los
servicios en Santa Marta están muy desadaptados para satisfacer la demanda de
una ciudad que se mantiene en crecimiento, y eso es preocupante.
Podemos señalar, para
terminar con el tema de los bomberos, que algunas personas recomiendan una
segunda sede en el sector del Rodadero, pues esta zona turística y todos los
barrios adyacentes se encuentran lejos de la única estación en la ciudad, y en
una emergencia como la del mercado el tiempo es fundamental. ¿Cómo están el
resto de servicios?
Agua: el preciado líquido es una necesidad
fundamental, y escasea de forma aterradora en muchos sectores de la ciudad.
Claro, buena parte de esa carencia se debe al fenómeno del Niño que se estuvo
sufriendo, pero pecaríamos de ingenuos si creyéramos que es el único
responsable. La empresa Metroagua ha sido centro de críticas desde que tengo
memoria por su mala calidad de servicio, y la reciente crisis no ha hecho más
que resaltarla, al punto que las pasadas elecciones el agua se convirtió en un
argumento destacado de los candidatos Martínez y Aristides Herrera. Ya es muy
cotidiano ver mulas llevando botellones y tanques de agua, y si bien las
recientes lluvias han aliviado un poco la situación, la realidad es que aún hay
escasez en varios barrios, sin mencionar la delicadeza de que Metroagua fue tan
“comprensiva” que recientemente, para aliviar el calor de los ciudadanos, envió agua de
panela en las llaves de agua de muchos barrios (mis coterráneos comprenderán el
sarcasmo).
Energía:
para nadie es un secreto que Electricaribe es probablemente la peor empresa de
servicio público de la región. Las redes en la ciudad carecen de mantenimiento
adecuado, y constantemente son un problema: se caen, se desprenden durante la
temporada de vientos, y las suspensiones programadas de servicio para el
supuesto mantenimiento no parecen aliviar nada. Llevamos casi dos meses en un
nuevo barrio, y debe haberse ido la energía unas doce veces, descontando un
apagón programado (de hecho, el día que nos mudamos el barrio llevaba casi dos
días sin servicio). Sin mencionar que en muchos sectores las facturas son un
robo, y ciertamente los problemas del servicio dan a entender que no se está
invirtiendo bien el dinero. No es sorprendente que también se quiera retirar la
empresa de la región.
Transporte:
los samarios sabemos que hay muchos problemas con el servicio de transporte,
aunque en muchos casos se deben al estado de las vías. No obstante, también hay
inconvenientes con el hecho de que muchos buses aún son viejos, y cuando se
realizó el ingreso de nuevos vehículos a las empresas, no se desecharon los
antiguos, sino que simplemente se pintaron y se mantuvieron en circulación, lo
que genera mucha contaminación y demoras en el destino. Por otro lado, es muy
frecuente encontrarse con conductores que manejan como si estuvieran
compitiendo en la NASCAR, que son groseros cuando el pasajero reclama por esto,
y algunos incluso son infractores. Para concluir, la mayoría de las rutas
convergen en la Avenida del Libertador, y entre la restauración de vías y el cada
vez mayor número de vehículos particulares en las calles, los trancones se
están haciendo frecuentes.
De los taxis no hay mucho
que decir, salvo las mismas quejas que se tienen en otras ciudades: precios
descarados, mala actitud, mala forma de conducir y el popular “yo por allá no
voy”. No son todos los taxistas, por supuesto, pero hay una cuota de
conductores que dejan muy mala impresión en el pasajero.
Salud:
las clínicas en la ciudad son tenidas por muchos como sitios peligrosos, y no
les falta razón. A menudo la atención deja mucho que desear. Por otro lado, son
necesarios más centros de atención en el Rodadero: nuevamente, la distancia del
sector se vuelve problemática en casos de emergencia.
Basuras
y acueducto: el servicio de basuras generalmente
trabaja bien, pero en algunos sectores se retrasa en los días de paso. En
otros, como ya señalé en una
entrada anterior, se acumulan basuras que tardan en recogerse, y hay lotes
abandonados que requieren una limpieza urgente. Por supuesto, gran parte de
este problema viene del mismo samario, que gusta de la cultura del menor
esfuerzo y, si no quiere tener basura varios días en su casa, va y la tira al
otro lado de la avenida o en el lote más cercano; se necesita también mucho
compromiso del ciudadano. El sistema de acueducto, especialmente en lo
referente a desagües, es un desastre: es por la falta de adecuación que las
calles en el centro histórico se llenan de aguas negras durante las lluvias.
Del servicio de gas no
puedo quejarme, pues es al parecer la única empresa que cumple con su servicio,
aunque sí he escuchado reclamos por los precios y el servicio al cliente; si
alguien tiene más observaciones al respecto, bienvenidas sean. En cuanto a
otros servicios como Internet y cable, no los menciono puesto que son empresas
privadas, y es opcional de cada persona afiliarse a una. Eso sí, debe
resaltarse que no todas las empresas tienen igual cobertura en todo el
Distrito, por lo que no es raro que cuando una persona se muda, deba cambiar a
una empresa de diferente calidad.
Después de indicar todos
estos problemas, cabe preguntarse qué puede hacerse. ¿Acaso Santa Marta está
condenada al atraso y el fracaso? No necesariamente. Todas estas cosas se pueden solucionar. Sólo piensen que
en los últimos años nos hemos ido desprendiendo del nepotismo de las familias
tradicionales que gobernaban la ciudad. Con todo y las críticas que tengo hacia
la administración Caicedo, no puedo dejar de reconocer que ha hecho cosas
destacables que no se habrían podido esperar de un Vives o un Diazgranados.
Metroagua y especialmente Electricaribe se encuentran con una severa vigilancia,
y muchos esperan que terminen perdiendo los contratos de servicios públicos.
Sin embargo, todos los
cambios que Santa Marta necesita no se van a dar en sólo dos alcaldías: es una
labor de muchos años. Puede que los próximos alcaldes y/o gobernadores sean de
la línea de Caicedo, como puede que no. Si queremos ver un verdadero cambio en
la ciudad, es necesario que seamos nosotros los vigilantes de la labor de nuestros
gobernantes, y que como siempre nos esforcemos en cambiar esa mentalidad
facilista e inculta que también ha contribuido al deterioro de Santa Marta.
Después de todo, con gran frecuencia el mayor mal de una ciudad somos sus
mismos ciudadanos.
Aunque se te olvidó también mencionar lo de la ciénaga grande y el tayrona.
ResponderEliminarOtra cosa, ¿como se encuentra la UniMagdalena? Pues pa nadie es secreto que la Nacho se está cayendo de a pedacitos aun siendo la mejor universidad del país. Yo no sé si las otras públicas estén igual
No se me olvidó, pero como estaba hablando de servicios públicos y problemas del Distrito, preferí no incluirlos.
EliminarLa Unimagdalena... Estructuralmente, están construyéndose nuevas cosas, pero por ejemplo el edificio Ciénaga Grande, que todavía no tiene diez años, tiene muchas goteras y paredes dañadas. A la entrada que tan orgullosamente estrenaron este año ya le han tenido que reparar como cinco veces los lectores de carnet, y una polémica con las sillas de los auditorios dejó claro que o inflan las cifras de inversión o están robando descaradamente. Y aunque la Universidad se acreditó hace poco, la verdad es que el pénsum de muchas carreras se ha reducido tanto que es como para ponerse a llorar.