Tres curiosidades para concluir el año
Hay muchas cosas de las
que se podría hablar en estos pocos días antes de terminar el año, y
definitivamente dudo que pueda profundizar lo suficiente en todas. En todo
caso, para no quedarme sin expresar unas cuantas cosas, voy a tratar de
condensar algunos de esos temas en la presente entrada.
1.
En los últimos días se ha difundido mucho una noticia bastante espinosa para
algunas personas. En la vereda El Aguacatal, del municipio de Calarcá
(Quindío), se construyó una iglesia
satánica. Al parecer, los vecinos de la finca están
preocupados por lo que se pueda realizar dentro del sector. Y aunque el
comandante de la policía en el sector admite que tratarán de respetar las
creencias de los dueños, dado que “vivimos
en un país en que se respeta la libertad de cultos”, agrega que la Policía
debe “trabajar de la mano con las
autoridades eclesiásticas”.
Podría quejarme por la
confabulación de la Policía y la Iglesia, pero eso va después. Creo que lo
primero que debería hacerse, y en lo que muchos han fallado al comentar este
tema, es dar un parte de tranquilidad a los que no lo comprenden bien, y por lo
tanto están temerosos o esquivos. No va a pasar nada malo. Los satanistas no
son lo que usted cree, amigo lector. Los sacrificios de bebés y las mujeres
como mesas son ficción de Hollywood, y las historias de secuestro de niños son
mayormente inventos de los fanáticos religiosos, que no soportan que se rinda
culto al adversario de su Dios. De hecho, muchos son personas con complejas
ideas filosóficas, que pueden ser muy interesantes de discutir.
Y no, no es que yo esté
defendiendo al satanismo. A mis ojos, no es más que otra superstición absurda y
ridícula nada diferente al mito cristiano, con excepción de la figura a adorar.
Lo que intento es que se saque de la cabeza ideas estúpidas sobre los
satánicos. No van a destruir a nadie, ni van a profanar su iglesia.
Con eso fuera del paso,
podemos criticar lo que es verdaderamente criticable de este episodio: el
descaro de la Policía, al alegar la libertad de cultos mientras planean
trabajar de mano con la Iglesia Católica, y a verificar los permisos del templo
satánico. ¿Por qué? Primero, porque verificar los permisos de iglesias y
templos no es precisamente el fuerte de nuestras fuerzas del orden público
(disculpen la redundancia). ¿Cuántas iglesias evangélicas de garaje hemos visto
en los últimos años? ¿Realmente cree usted que todas tienen todos los papeles y
permisos en regla? Por supuesto que no; sólo que la Policía prefiere no meterse
nunca con las creencias del pueblo.
Segundo, porque si la
Policía realmente fuera respetuosa del carácter laico del Estado y la libertad
de cultos, no estaría buscando ayuda de la Iglesia Católica, a la cual siempre
han manifestado un malsano apoyo, al punto que participan en procesiones
religiosas de esta congregación cosa que está expresamente prohibida.
Como ya he dicho antes
en otros medios donde se ha publicado la noticia, sí hay algo que me preocupa
sobre este templo satánico. Y es que, conociendo a muchos colombianos, hay una
gran posibilidad de que una turba iracunda decida compartir un poco de su “amor
cristiano” y destruyan el templo, o peor, que lesionan a los que asisten a él.
Si son capaces de reaccionar
agresivamente ante un plantón pacífico de ateos por
el uso indebido de un parque para realizar misas, ¿qué le puede esperar a esa
estatua del Diablo?
2.
En gran parte del Putumayo, cada Día de los Inocentes se celebra el Carnaval
del Agua, una festividad popular donde las personas se lanzan a las calles a
dispararle agua a los transeúntes en medio del regocijo. Y este
año no fue la excepción. No obstante, este año es un poco diferente, puesto
que, desde hace algún tiempo, algunas personas desaprueban el derroche del preciado
líquido, cosa que se hizo más patente este año, dados los problemas que ha
generado El Niño.
La respuesta que vi de
algunas personas para defender esta festividad me desconcierta un poco:
tradición. Según estas personas, se trata de una celebración anual que se
realiza desde hace mucho tiempo, y por tanto una costumbre que debe mantenerse,
además que se realiza en una única fecha del año.
No me convence mucho
este argumento. Como ya saben, yo soy sumamente
crítico del argumento de la “tradición” para defender una costumbre o
celebración, o para repudiar otra. Las tradiciones y costumbres de los pueblos
no son permanentes, sino que se mantienen en constante cambio y evolución. Por
ello, nunca es excusa para defender una celebración cruenta o nociva. Y hay que
admitirlo, desperdiciar agua echándosela a la gente en la calle es algo muy
dañino. Estamos saliendo de un año con pocas lluvias en gran parte del país, y
no parece que vaya a ser diferente a corto plazo. La prioridad en estos momentos
debería ser la conservación de los recursos no renovables. ¿Qué creen? El agua
es precisamente uno de ellos, y seguramente el más primordial de todos. ¿Y
creen que el hecho de haber celebrado el Carnaval del Agua por muchos años es
un argumento lo bastante sólido como para derrochar un recurso tan importante?
En el enlace de la
página MiPutumayo, como respuesta a las personas que precisamente se quejan por
el desperdicio de agua, alguien respondió a todo con el mismo párrafo (cito
textualmente, imprecisiones ortográficas incluidas): “Que ahorren agua las empresas como las
petroleras o las fábricas Qué son las que la contaminan y la dejan inservible y
no se opongan a unos pocos que la utilizan en un juego sanamente y para los que
tienen escasez de agua que siembren arboles si es que les hace falta agua
cuiden el medio ambiente”. Muy
mal argumento, por cierto. Sí, las empresas necesitan revaluar sus prácticas
con el fin de reducir lo más posible su impacto al medio ambiente; aun así, eso
no es ninguna excusa para criticar que se desperdicie agua en un “juego”, que
por otro lado no tendrá nada de sano si el agua les llega a faltar. Y mandar a
otros a sembrar árboles es una frase del estilo del tipo que le grita a la
gente de las protestas: “¡Pónganse a
trabajar!”. No, señor: eso no es un argumento para rechazar el
cuestionamiento sobre la validez de desperdiciar un recurso tan preciado con
base en una tradición.
Me dirán,
quizás, que participar o no en el Carnaval del Agua es algo voluntario, que
nadie lo está obligando a hacer parte de ella, y que si otras personas sí
participan, es su elección y nadie debe meterse en ella. Y eso sería válido, si
no fuera porque el recurso que se está utilizando es no renovable e indispensable para todos, incluyendo a aquellos que
no participan en el Carnaval, por lo que la forma en que se administra el agua
es un asunto que compete a todos, y
por tanto quien no hace parte de la celebración tiene todo el derecho a cuestionarla.
3. Ayer, 28 de diciembre,
se dio el fallecimiento de Lemmy Kilmister, vocalista de la banda de heavy
metal Motörhead, con 40 años de carrera dentro del género. Curiosamente, muchos
creyeron al principio que se trataba de una inocentada, dada las fechas. Pero
no: la página oficial de Motörhead confirmó
su deceso:
“No hay forma fácil de decir esto… Nuestro
poderoso, noble amigo Lemmy falleció hoy después de una corta batalla con un
cáncer extremadamente agresivo. […] No
podemos expresar nuestra impresión y tristeza, no hay palabras. Diremos más en
los siguientes días, pero por ahora, por favor… pongan fuerte Motörhead, pongan
fuerte Hawkwind, pongan la música de Lemmy FUERTE. Tomen algunos tragos.
Compartan historias. Celebren la VIDA que este simpático y maravilloso hombre celebró
tan vigorosamente por su cuenta. ÉL LO HABRÍA QUERIDO ASÍ.” […]
Menciono
esto por dos cosas. La primera es porque muestra lo pequeños que somos a veces,
tanto que creemos que todo el mundo funciona igual que en nuestro país, sea en
Europa, África o Asia. Sucede que los angloparlantes y otros pueblos europeos
no conocen el Día de los Inocentes. Para ellos, el Día de los Tontos es el 1°
de abril, y por razones muy diferentes a las nuestras. Si veían la noticia
sobre la muerte de Lemmy en páginas en inglés, debían pensar que probablemente
no era una broma. Es sólo una recomendación para el futuro.
Lo
segundo, es porque Lemmy era agnóstico, y por tanto un colega escéptico, al
menos en el campo religioso. Claro, eso depende de la percepción que el lector
escéptico tenga sobre el agnosticismo y las opiniones del vocalista sobre la
religión -pueden verlas en esta
entrevista, y son de hecho muy interesantes-. Y por supuesto, su música no
fue ajena a esto. Canciones como Bad
Religion y Orgasmatron son
críticas poderosas a la religión organizada.
Feliz Año Nuevo. Nos
vemos en el 2016.
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