“Desantropomorfizando” la fábula del ave y el erizo
Por
definirlo en términos científicos que se puedan entender, la actual pandemia de
SARS-CoV-2 tiene bastante limitada la interacción del ser humano con su
entorno, pues al estar encerrados la mayor parte de nuestro tiempo en casa,
muchos de nosotros no podemos ir a sitios como playas, bosques o montes, y hay
un menor impacto de actividades que puedan afectar a diversos ecosistemas. No
han cesado, es cierto, pero ver de nuevo especies animales una vez difíciles de
encontrar nos da la sensación de que el planeta puede seguir funcionando sin
nosotros.
Esta
forma de situar nuestra existencia tiene su lado bueno y su lado malo. Lo
bueno, porque nos aleja un poco de la visión esencialista que nos hace creer
por encima de los ecosistemas del planeta. No obstante, se acerca de forma
peligrosa a ese sofisma de que “somos un virus”, que podría abordar a futuro en
el blog, y deja de lado el hecho de que, como especie consciente de nuestras
acciones, estamos dispuestos a invertir tiempo y recursos en proteger a
aquellas que han sido afectadas por nuestro crecimiento desmedido. Además, si
bien nos hacemos menos esencialistas, en un esfuerzo por no serlo seguimos
entregando atributos de forma literaria a otros animales que poco o nada se
corresponden con la realidad. Y ese es el tema que quiero abordar ahora.
En
estos días, he visto compartido en varias redes sociales un video (no es claro
de qué año) donde un ave, al
parecer, le “explica” a un erizo cómo cruzar la carretera ante la presencia de
un vehículo cercano. Esto ha sido visualizado por muchas personas
como un ejemplo de cooperación entre diferentes especies, algo “increíble”
(incluso por la afamada bióloga y ex directora de Colciencias, Brigitte
Baptiste), y no ha faltado el que diga que es una muestra de lo que sería el
planeta sin nuestra presencia y que “los animalitos merecen más que nosotros
este planeta”. Es en serio.
Todo
muy es muy bonito, idílico, y hay que admitir que es un escenario muy simpático
que no te encuentras todos los días mientras vas viajando entre pueblos. Sin
embargo, si nos quitamos el velo antropomórfico de los ojos y contextualizamos
el comportamiento que vemos registrado en el video… pues se darán cuenta que en
realidad es una interacción muy normal, sí, pero muy lejos de la romantización
“disneylandesca” con la que los espectadores la han decorado en Twitter y
Facebook. Así que voy a ir abordando en diferentes números a los protagonistas
en el video, sus acciones en el medio natural, y de esa forma darle una
explicación racional a lo que vemos.
1)
Primero que nada, tenemos al erizo. Aunque no soy ducho en mamíferos, por su
aspecto y por su compañera alada (ya llegaremos a ella) lo más seguro es que se
trate de un erizo común, Erinaceus
europaeus, una especie muy conocida en Europa y con una amplia
distribución, desde Italia y la Península Ibérica hasta llegar a Escandinavia y
el occidente de Rusia, habitando también las Islas Británicas. Es un mamífero
omnívoro que se alimenta principalmente de invertebrados como milpiés,
escarabajos, babosas y lombrices, y puede vivir en diferentes tipos de
hábitats, tanto naturales como intervenidos y cultivados por el ser humano.
Como seguro muchos sí saben o deducen, su defensa ante los depredadores
consiste en enrollarse como una bola sobre su vientre y exponer su lomo
cubierto de espinas para disuadir la amenaza. A pesar de eso, es comida de
muchos animales como zorros rojos, águilas doradas y búhos, quienes han
desarrollados sus propias estrategias para sobrepasar sus defensas y
alimentarse.
2) Una problemática
interacción entre erizos y humanos son las muertes en carretera. Como los
animalitos son lentos y no tienen muy buena vista, al ver un vehículo acercarse
asumen su postura de defensa enrollándose, y son aplastados por las llantas
como resultado. Se estima que entre dos y tres millones de erizos mueren al año
en las carreteras de Europa, y sus restos sirven de comida a carroñeros y oportunistas
como tejones y córvidos.
3) Eso me lleva al
pájaro. Se trata de una urraca común (Pica
pica), un córvido con una amplia distribución en la Región Holártica,
cubriendo la mayor parte de Asia y Europa, y fácilmente distinguible por el
color de su plumaje. Es reconocida como uno de los animales más inteligentes,
siendo la única ave capaz de pasar la prueba del espejo
(una herramienta muy utilizada como evaluación de la consciencia propia en
animales), y se han observado comportamientos como cortar la comida en trozos
adecuados para sus polluelos, memoria episódica y
rituales sociales que sugieren incluso la presencia de emociones complejas como
el duelo. Como muchas especies de córvidos, la urraca es omnívora, así que
se alimenta de huevos y polluelos de otras aves, mamíferos pequeños, granos,
bellotas y carroña. Por supuesto, un erizo muerto en una carretera serviría
como una buena fuente de proteínas.
4)
Hay reportes de urracas y cuervos atacando erizos en diferentes estadios de
vida, en especial aquellos que se aventuran de día. Los erizos son animales
nocturnos, por lo cual ver uno de día suele indicar que se trata de un ejemplar
enfermo, y aves oportunistas como los córvidos, con un pico largo y robusto que
puede ignorar las púas defensoras, aprovecharán la oportunidad para tratar de
matar al erizo y conseguir un bocado de carne fresca. Por otro lado, también hay
registros de urracas picoteando a erizos de forma más suave; en esos casos, el
pájaro se está alimentando de parásitos que viven entre las púas y las patas, o
tal vez de gusanos en heridas abiertas. Esta sería una interacción mutualista: el erizo se alivia de los
parásitos que son una molestia o pueden incluso hacerle daño, y la urraca
consigue un bufé gratis. Es una observación más optimista y científica, pero
aún lejana de la “cooperación” a la que se refieren muchos.
Una
vez con este contexto, es fácil explicar el video. Si nos fijamos, el vehículo
se detiene justo un poco antes del erizo, el cual parece estar enrollado en la
calle. La urraca se acerca y empieza a picotearlo, y el animal se va alejando
con pasitos, siempre picoteado por la urraca, hasta que llega al otro lado de
la carretera, punto en el cual la urraca parece aburrirse e irse. Los
escenarios más probables son: que la urraca lo creyera muerto en la calle, y al
verlo reaccionar intentara seguir acosándolo por un pedazo de carne hasta
rendirse; o que, dándose cuenta que seguía vivo, quiso buscar parásitos para al
menos conseguir un alimento más fácil. Dada la información y la reacción del
erizo, el primer escenario parece el más plausible.
Haciendo
justicia, la verdadera sorpresa es que el autor del vídeo decidiera detenerse
para grabar la curiosa escena considerando que, como dije, millones de erizos y
otras especies animales son arrolladas cada año no sólo en Europa, sino en
todas partes del mundo. No sé si lo hizo por auténtica empatía y respeto a
los animales o sólo porque el dúo le llamó la atención; en cualquier caso, nos
dio una grabación muy interesante que permite explorar un poco más sobre las
interacciones entre diferentes especies.
Creo
que no hay mucho más que decir al respecto. Entiendo la admiración y la
sorpresa porque, como dije, se trata de un escenario poco visto por las
personas, pero tenemos que evitar una romantización antropomórfica de las cosas
que vemos en la Naturaleza: estas no son las fábulas de Samaniego o los cuentos
de los hermanos Grimm. Los animales tienen comportamientos y conductas que
obedecen en buena medida a instintos de supervivencia o reproducción, y si
insistiéramos tercamente en asignarles nuestra brújula moral a menudo entraríamos
en conflicto con lo brutal que puede llegar a ser la biosfera. Por ello, mi
interés con esta entrada es que evitemos ser tan idealistas con situaciones
así, y tratemos de verlas a través de una lupa más racional. Podemos admirar a
los seres vivos, por supuesto, pero esa admiración merece provenir del respeto
a su naturaleza propia, lejos del matiz poético que muchos quisieran.
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