El juego Illuminati, y cómo no argumentar una teoría de conspiración
Cuando
enumeré la serie de errores que se suelen cometer durante las epidemias,
mencioné de forma superficial un par de hipótesis de conspiración sobre el
supuesto origen diseñado del SARS-CoV-2 en las cuales no quise profundizar para
darles difusión a sus autores y contribuir a la desinformación y el pánico. Sin
embargo, en estos días me topé con una popular fuente de las teorías
conspiranoicas sobre “trabajos internos” y “élites ocultas” detrás de
diferentes desastres, que hasta ahora no me había tomado la molestia de revisar
a detalle, y con ello a alguien que quiso pasar de suspicaz con respecto al
virus, pero terminó haciendo el ridículo.
Resulta
que en 1982, el diseñador de juegos Steve Jackson creó un juego de cartas
llamado Illuminati, inspirado en una
trilogía de novelas del mismo nombre. Se trata de una competencia entre
diferentes sociedades secretas de illuminati por el control del mundo a través
de diversas acciones. Irónicamente y a pesar de que Jackson y su compañía
diseñaron el juego como una sátira de las teorías de conspiración, muchos no lo
vieron así, y es por ello que un número notable de
personas se fijan en diferentes cartas del juego para sugerir que “predijeron”
o “revelaron” los planes de las élites que buscan controlar a la
población e imponer el “Nuevo Orden Mundial”, basándose en cartas como “Misil
Terrorista”, que pinta un escenario similar al 9/11; “Desastres Combinados”,
cuyo arte es interpretado como una alusión a los atentados de Londres de 2005,
el terremoto de 2011 en Japón o las revueltas en Londres durante el mismo año;
y “Accidente Nuclear”, que habría
predicho el accidente en la planta nuclear de Fukushima.
Tendrán que admitir que no es lo mismo un misil
terrorista que un avión estrellado. ¿Y alguno de ustedes ve que esos escombros
volando parezcan piezas de fuselaje?
Como
aparece descrito en el enlace de RationalWiki
del párrafo anterior, muchas de esas supuestas predicciones, aunque muestran
similitudes bastante notables en algunos casos, pueden explicarse por la vaguedad
de muchos conceptos en las cartas y la falta de conocimiento general de muchas
personas a nivel de hechos históricos; por ejemplo, la carta de “Misil
Terrorista” proviene de una serie coleccionable de 1994 del juego, un año después
de que ocurriera un
atentado contra el World Trade Center, y del cual claramente se
inspiraron. Pero resulta que, entre otras cosas, mientras cuestionaba en
Facebook el post de una persona que ya describiré más adelante, resulta que el
sujeto me puso, como único contraargumento al hecho de que ya existen estudios científicos
que demuestran el origen natural del SARS-CoV-2, esta imagen:
Así
es: su mejor argumento para defender su idea de un virus “diseñado” fue
enumerar las “coincidencias” de las cartas con el 9/11 y Fukushima, y ponerme
la imagen de una carta de la misma serie coleccionable, “Epidemia”.
Lo mejor del asunto es que él no es el único que se lo ha creído: varios
usuarios en Reddit también han señalado la supuesta predicción,
aunque otros también la han cuestionado por su vaguedad. Uno de ellos es
bastante directo: “A menos que me esté
perdiendo de algo, esta es sólo una carta de epidemia general. Amo este juego,
pero no veo nada que vincule esto específicamente con el COVID-19.”
Y preguntarán ustedes:
bueno, ¿y qué era lo que estaba diciendo sobre el diseño del virus, que salió
con semejante tontería? Bueno, como dije al principio de la entrada el
caballero, de quien no veo necesario suprimir su nombre, ya que tuvo la “valentía”
de ufanarse tan tranquilo de una hipótesis tan irresponsable, quiso posar de suspicaz e
ingenioso haciendo la siguiente comparación del SARS-CoV-2 con otros virus:
Creo
que mi parte favorita es la del Ébola y la fiebre.
Estoy seguro de que
cualquiera que se tome la molestia de leer incluso información superficial
sobre esos virus y los rasgos que enumera de forma tan alegre puede desmontar
esta hipótesis en un comentario sin
siquiera recurrir a las ya difundidas evidencias de que el SARS-CoV-2 tiene un
origen natural, comparte rasgos estructurales con otras cepas animales, y sus
complejidades son bastante marcadas para descartar una manipulación en el
laboratorio. Pero vamos a analizarlos cada uno por separado para hacer el
ejercicio, ¿les parece?
-“Muta como la gripa”: Emmm… amigo, todos los organismos presentan mutaciones, y los virus no son la
excepción. Lo particular de virus con ARN con material genético, tal como los
coronavirus y rinovirus responsables del resfriado común (o sea, lo que popularmente
llamamos gripa o catarro) y los ortomixovirus de la influenza, es que por su tipo
de ácido nucleico y su alta capacidad de transmisión tienden a mutar a una gran
velocidad, pero la mayoría de esas mutaciones, como la mayoría de mutaciones en
cualquier ser vivo, son neutrales; es decir, no ofrecen ninguna ventaja o
dificultad al agente infeccioso. Eso sí, las pocas mutaciones de provecho y
algunos procesos de deriva viral (como las recombinaciones de dos o más virus o
cepas dentro de un mismo organismo) dan lugar a nuevas cepas que no pueden ser
reconocidas por el sistema inmunológico: esta es la principal razón por la cual
no existe ni es probable crear una vacuna para el resfriado, y de por qué las
vacunas contra la influenza sólo ofrecen inmunidad por unos pocos años.
Esquema
computarizado de un rinovirus.
En cuanto al SARS-CoV-2,
si bien ha habido noticias sobre evidencia de algunas mutaciones, no parece ser
información muy consistente, y en un todo, si está
mutando, parece hacerlo más o menos al mismo ritmo de otros virus de ARN,
siendo de hecho más lento al acumular mutaciones que el virus de la gripe en un
mismo período de tiempo. Esto significa que cuando se logre desarrollar una
vacuna podría ser única, sin tener que diseñarse nuevas versiones para cada año
como ocurre con la influenza. En otras palabras sí, el SARS-CoV-2 muta, pero
esto no es ni extraordinario ni alarmante.
-“Da fiebre como el Ébola”: una intoxicación alimenticia también, y
no por eso se la achacas a un posible filovirus, ¿verdad? A ver, la fiebre es
un incremento anormal de la temperatura corporal, y es un síntoma frecuente de muuuchas infecciones, debido a que el
sistema inmunitario se encuentra estimulado y está combatiendo al agente
infeccioso, el cual puede ser una bacteria, un virus e incluso un hongo. A su
vez la fiebre puede retrasar la infección, pues el incremento de temperatura
ofrece un microambiente interno menos ventajoso para el microorganismo
responsable. Entonces, asociar al SARS-CoV-2 con el Ébola por algo tan común a
nivel sintomatológico en tantas enfermedades como una fiebre es de una
estolidez impresionante.
Con
ustedes desde Wikipedia, un virión del Ébola en toda su gloria.
Peor aún: la principal
peculiaridad de la enfermedad del Ébola asociada con la fiebre es que es una
fiebre hemorrágica: a los 5-7 días
de iniciados los síntomas, muchos pacientes desarrollan hemorragias internas o
externas, a tal punto que la muerte casi siempre ocurre por un shock
hipovolémico debido a la pérdida de sangre. En comparación, los
síntomas registrados hasta ahora del síndrome respiratorio causado por el
SARS-CoV-2 son similares a los de la gripe en sus fases iniciales, y
consistentes con una neumonía en los casos más severos, sin ninguna evidencia
de hemorragias como las que pueden observarse con el Ébola (petequias,
hematomas, sangre en el vómito, tos o heces). Es que la comparación sale tan
forzada, tan tirada de los cabellos, que es patética y risible al mismo tiempo.
-“Carcome pulmones como el SARS”: bueno, no es tanto “carcomer” como
“reducir la capacidad pulmonar”, pero eso depende de la severidad de los casos
graves de neumonía. Antes de profundizar en eso, hay que destacar que no es
fortuita la similitud de los síntomas y consecuencias con el SARS… ¡porque este
también es un coronavirus! En serio, amigo, ¿el nombre SARS-CoV-2 no te dice
nada? La cepa que provocó la epidemia de 2002-2004 fue un coronavirus
identificado como SARS-CoV (o SARS-CoV-1, para distinguirlo de la cepa actual):
el virus que está detrás de la pandemia actual es una cepa emparentada. Es
natural que generen una fisiopatología similar.
Micrografías
de coronavirus responsables del SARS. Izquierda: partículas de SARS-CoV,
responsable de la epidemia de 2002-2004. Derecha: partículas de SARS-CoV-2.
Con respecto a lo de “carcomer”,
hay que decir que en primer lugar, estos virus infectan las células epiteliales
del tracto respiratorio, generando por supuesto un deterioro en los tejidos del
sistema. En segundo lugar, tras la primera epidemia de SARS, el seguimiento de
sobrevivientes a la enfermedad en China mostró que varios sufrían de secuelas a
largo plazo, en especial fibrosis pulmonar y problemas óseos. Mientras tanto,
ya hay algunos reportes de que pacientes recuperados del SARS-CoV-2 presentan una
capacidad pulmonar reducida, sobre todo en casos graves donde los pacientes han desarrollado síndrome agudo de
dificultad respiratoria, lo cual proyectan algunos que dejará secuelas
que podrían tardar hasta 15 años en superarse. En otras palabras, no es ninguna
sorpresa que ambas cepas virales generen secuelas similares; lo sorprendente es
que alguien lo señale como algo sospechoso de manipulación artificial.
-“Ataca defensas como el VIH”: no, no como el VIH. La principal razón
por la cual el VIH es tan efectivo infectando nuestro organismo es que utiliza
como hospederas las células que se supone deberían ser las encargadas de
combatirlo. Al infectar principalmente los linfocitos T CD4+, encargados de
activar la respuesta de los otros tipos de células del sistema inmune, el VIH
escapa a la supresión del sistema, y cuando el conteo de linfocitos cae por
debajo de un determinado umbral (200 células/µL), es cuando se habla del
temible SIDA. El sistema inmunológico está tan debilitado que el cuerpo sucumbe
a diferentes infecciones oportunistas como neumonías Pneuocystis y cánceres virales. Es lo que lo hace una infección tan
única, y el por qué es tan temido como la gran pandemia del siglo XX, al punto
que todos los de mi generación crecimos con campañas y mensajes sobre la
importancia del preservativo y la responsabilidad sexual (dentro de lo que
permitían los escandalizados religiosos con su constante oposición).
En cuanto al SARS-CoV-2,
aunque aún existen ciertas
incógnitas en cuanto al virus y el síndrome respiratorio que provoca,
sí está comprobado que, como otras cepas de coronavirus responsables del SARS y
el MERS, que ya describí en mi primera entrada sobre el virus, las espigas de glicoproteínas
en la superficie de los viriones le permiten adherirse a los receptores ACE2,
presentes en células de los pulmones y otros órganos como los riñones y el
intestino. Gracias a esta característica, el SARS-CoV-2 puede alojarse
tanto en la parte superior como inferior del tracto respiratorio,
incluyendo los alveolos, fundamentales en el intercambio de gases y abundantes
en ACE2, lo cual provoca los síntomas asociados al síndrome respiratorio.
¿Notan que de verdad haya alguna similitud?
Ahora, lo que sí es
cierto es que gran
parte de los fallecidos por el SARS de 2019 tenían condiciones prexistentes o
subyacentes de salud como problemas cardiovasculares y diabetes. Los
reportes subsecuentes sugieren que personas con problemas de salud debilitantes,
los mayores de edad o pacientes inmunocomprometidos son más propensos a
fallecer por esta infección. Esto no es equivalente de ninguna forma a decir
que este nuevo virus “ataca las defensas”, y mucho menos de la forma tan
especializada en que lo hace el VIH.
Bien, cuatro de cuatro
comparaciones analizadas: una demasiado vaga para implicar una conexión (gripa),
otra apenas comprensible (SARS) y dos improcedentes (Ébola y VIH). ¿Me falta
algo más?
¡Ah,
sí! “Pero no lo diseñaron”. No,
idiota, no lo diseñaron. ¿De verdad tengo que repetirlo en cada entrada que le dedique
a la actual pandemia? Bueno, toca hacerlo: el virus es de origen natural. Los estudios muestran rasgos
complejos a nivel de estructura molecular y arquitectura de las proteínas de
espiga que son imposibles de conseguir con manipulación en laboratorio, y son
semejantes además a los de otras cepas de coronavirus presentes en murciélagos
y pangolines. Por su similitud genética, lo
más probable es que los reservorios naturales del virus sean murciélagos, pero
al mismo tiempo las diferencias entre las cepas de estos, las presentes en
pangolines y el SARS-CoV-2 indican que el responsable de la
zoonosis a humanos es un hospedero intermediario aún desconocido. Nada más
por añadir.
He
dicho antes que propagar la desinformación e ideas conspiranoicas en momentos
tan críticos para la salud y la estabilidad social es irresponsable y criminal.
Pero si además no eres siquiera capaz, como lo hizo este sujeto, de darle un
ápice de solidez a tu hipótesis pseudocientífica, sino que sólo juntas
elementos de forma aleatoria y presentas conjeturas sin fundamento, y encima a
partir de un juego de mesa satírico, ya no sólo estás siendo insensato: es que eres imbécil. Y disculpen que me
haya salido un poco de las formas a lo largo de esta entrada, pero mis lectores
habituales saben que me enervan los farsantes que ponen en riesgo la salud de
la población con elucubraciones mal planteadas.
Ahora,
ya más tranquilo y siendo un poco justos, es normal que las ideas de una
conspiración sobrevivan entre nuestra población cada vez que ocurren estos
sucesos. Nos resulta difícil asimilar que una pandemia a nivel global provenga
de una multitud de factores: es mucho más sencillo asumir una causa única para
explicar todo. Además, la sensación de ser poseedores de una “verdad” que la
mayoría de la gente desconoce es atractiva y estimulante para nuestra salud
emocional. Eso también explica el efecto contraproducente, el por qué entre más
se cuestione una postura, más nos aferramos a ella aun a pesar de las
evidencias en contra. Todos estos son sesgos cognitivos que se presentan en la
mayoría de nosotros, así que los exhorto a tener esto en cuenta, y hacer un
esfuerzo a abrirse ante la posibilidad de que las hipótesis que manejamos
quizás no sean las correctas.
Aquí
termino. Como recomendación, si la próxima vez alguien les sale con una
hipótesis similar, o un hilo planteando supuestas similitudes del virus
responsable de la actual pandemia con otros patógenos, hagan el ejercicio de
verificar una a una esas similitudes consultando fuentes en Internet, que no
tardarán en descubrir si tiene razón o no. Y si el responsable de la hipótesis
se esfuerza tan poco como para citarles el juego Illuminati o decir que la actual crisis es “demasiado conveniente”
para X o Y país, ni se moleste en darle consideración, porque de entrada el
tipo ya perdió el debate. Saludos a todos, y de nuevo mucha fuerza en estos
momentos.
Aunque algo que pareciera darle la razón al juego es que, supuestamente, el FBI había hecho una redada en el lugar de trabajo de Jackson y se había llevado los computadores entre otros problemas que tuvo con el gobierno. ¿Qué podrías decir de esto?
ResponderEliminar"Pareciera darle la razón"... Que a finales de los 80, un empleado de la compañía de Jackson subió un documento relacionado al sistema de número de emergencia (9-1-1) a su BBS personal. Cuando Bell South lo reportó al Servicio Secreto, como ese empleado era moderador del BBS de la compañía, pensaron que había causa probable para intervenirla, y eso fue lo que ocurrió. La verdad es que Jackson ni siquiera estaba al mando de la compañía de juegos en ese entonces, y terminó ganándole la demanda al Servicio Secreto por los daños ocasionados. Ahí no hay nada misterioso.
EliminarUn poco de sentido común, que veo que los defensores del juego no usan: si de verdad hay grupos secretos tan poderosos tras bambalinas, ¿de verdad serían tan estúpidos de no sólo permitir que saliera un juego de cartas con sus proyectos en primer lugar, sino que además tuviera expansiones en décadas posteriores?
Yo me lo explico de esta manera: creer en conspiraciones tiene la misma mecanica que creer en dios. Basicamente, el principio es que como dices, se atribuyen a si mismos la posesión de "la verdad", asi como defender la idea de que hay una entidad controlandolo todo. La idea de que hay una fuerza detrás de todo, una fuerza, omnipoderosa que lo controla todo, es una idea confortadora, incluso si genera una angustia colateral. Es una idea que entrega respuestas. Si hay una entidad que lo controla todo, incluso una maligna a la que puedes maldecir y culpar por tus desgracias, da cierto sentido a la existencia frente al universo cada vez más vasto y lleno de interrogantes.
ResponderEliminarYo por mi parte, pienso que vivimos en un caos en el que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa. Y eso hace al mundo algo más hermoso y terrible.
Nadie está en control e incluso aquellos que creen tener control y poder se enfrentan a momentos en los que descubren que no controlan nada y eso los hace lastimosos.
Sabes, siempre tienes una forma genial de resumir en un comentario las ideas que busco transmitir. Eres bastante perceptivo y racional; en efecto, esa visión de una inteligencia detrás de los sucesos a nuestro alrededor es muy reconfortante.
EliminarEs por esa forma caótica que tiene el futuro, lo que está a nuestro alrededor, por lo que encuentro maravilloso que cada uno busque darse a sí mismo un propósito día a día. Saludos.