Lección rápida de quiropterología para “vagos”


Introducción

Ya que seguimos en aislamiento en muchos países, y mientras preparo otras entradas a futuro entre el tiempo que puedo tener disponible, quiero aprovechar un suceso que ocurrió ahora en Colombia para hacer un pequeño espacio de información científica que puede ser útil para ciertas personas que gustan de mandar a estudiar a quienes lo critican mientras carecen de un mínimo de conocimientos científicos.

La senadora del –dizque- Centro –dizque- Democrático María Fernanda Cabal, una de las más radicales de ese esperpento caudillista/cultista que se hace llamar partido político, y reconocida por su frase “¡Estudien, vagos!”, a pesar de que asegura que el comunismo es un capitalismo más salvaje y niega la Masacre de las Bananeras, se hizo eco de nuevo durante estos días por sus disparatadas declaraciones sobre el origen del SARS-CoV-2. Mencionando una “inquietud” sobre la supuesta relación entre los expertos en un laboratorio de Wuhan, origen de la pandemia, y Obama (espera, ¿qué?), la senadora mencionó algo sobre la extracción del virus a partir de los vampiros, al tiempo que hablaba también de esa cadena estúpida sobre la mezcla de rasgos del SARS-1 y el VIH en el nuevo coronavirus.


No voy a atacar mucho a la senadora por su carencia de conocimientos sobre la taxonomía de los murciélagos: mi enfoque como biólogo ni siquiera es en mastozoología (o sea, el estudio de mamíferos), sino que me centro en invertebrados menos conocidos (o más bien, como me dijo una colega mexicana, esos temas me buscan a mí), así que no soy Abraham Van Helsing. Eso sí, contribuir con sus “inquietudes” a la manida teoría de conspiración sobre el origen diseñado del SARS-CoV-2 después de la abrumadora evidencia sobre lo contrario es muy criminal, así que les dejo igual unos enlaces sobre el origen de la cepa viral para que puedan contar con una mejor comprensión del tema que la Cabal.

Por otro lado, ya que seguro más de una persona quedará confundida por las declaraciones de la senadora sobre vampiros, sí aprovecharé la ocasión para darles una información rápida sobre la taxonomía y curiosidades de los murciélagos, para que no cometan los mismos errores de María Fernanda Cabal al llamar “vampiro” a cualquier murciélago con una carga viral, y puedan presumir entre sus conocidos que saben más que un senador uribista (aunque no espere aplausos por ello: tampoco es que sea muy difícil superarlos en conocimiento y pensamiento racional).

Murciélagos: taxonomía y generalidades

Los murciélagos son mamíferos pertenecientes al orden Chiroptera, el cual comprende más de 1200 especies, siendo el segundo orden más diverso de mamíferos después de los roedores. Todos se caracterizan por tener las patas delanteras adaptadas en forma de alas, donde sus dedos alargados y delgados sostienen una membrana llamada patagio que les permite volar, siendo los únicos mamíferos capaces de hacerlo (otros como las ardillas voladoras o los colugos sólo planean), y los únicos vertebrados voladores aparte de las aves.

Tradicionalmente se clasificaba a las especies de murciélagos en dos subórdenes, Megachiroptera y Microchiroptera, con la primera incluyendo sólo la familia Pteropodidae, murciélagos fruteros del Viejo Mundo conocidos como zorros voladores, y la segunda incluyendo al resto de familias de los murciélagos; la distinción se establecía con base en diferencias morfológicas y conductuales. Sin embargo, en décadas recientes estudios genéticos y filogenómicos (un grupo de técnicas que utilizan datos del genoma para realizar reconstrucciones las de relaciones evolutivas entre los organismos) han permitido establecer dos subórdenes diferentes: Yinpterochiroptera -que agrupa a los Pteropodidae junto a seis familias de microquirópteros- y Yangochiroptera, donde están el resto de los antiguos microquirópteros.

Árbol filogenético calibrado con las familias de murciélagos. Los números en los nodos de las ramas indican millones de años en los tiempos de divergencia (fuente: Agnarsson et al., 2011).

Otra de las características más importantes de los murciélagos es la ecolocación, una especie de sonar biológico en el cual el animal emite determinados sonidos, y a través de los ecos que rebotan hacia él puede localizar e identificar los objetos a su alrededor, siendo útil para navegación y alimentación. Este rasgo es una de las principales razones por la cual existía la vieja clasificación: los pteropódidos carecen de la ecolocación laríngea de los microquirópteros (unas pocas especies poseen formas primitivas de ecolocación chasqueando su lengua o sus alas); además, tienen hocicos como un perro, ojos grandes y bien desarrollados (los murciélagos no son ciegos, como se suele creer, pero la mayoría de los microquirópteros tienen una visión pobre), orejas relativamente pequeñas, colas reducidas y garras en el segundo dígito de sus alas. Gracias a la evidencia molecular y ontogénica (formación y desarrollo de un organismo), ahora existen dos hipótesis: que la ecolocación evolucionó al menos dos veces de forma independiente en los dos linajes de quirópteros, o que es un rasgo que evolucionó a partir de un ancestro común compartido, y que se “perdió” de forma secundaria en los pteropódidos.

 ¿Y dónde están los vampiros?

Antes que nada, hay que explicar que los murciélagos en general tienen una dieta muy variada. Hay muchas especies carnívoras, insectívoras y pescadoras, pero también muchas son frugívoras (varias especies son consideradas pestes agrícolas) o se alimentan del néctar de las flores. De hecho los murciélagos representan un gran papel en el ecosistema, no sólo por alimentarse de mosquitos que pueden transmitir enfermedades como el dengue o la malaria, sino que también ocupan un nicho importante como polinizadores de muchas plantas (por ejemplo el principal polinizador del ágave azul, con el cual se fabrica el tequila, es un murciélago): de ahí que se inste a su protección en estos tiempos, donde muchos temen que cualquier murciélago te pueda contagiar del coronavirus.

De las más de 1200 especies de murciélagos identificadas y descritas por la ciencia, sólo tres son hematófagas, es decir, consumidoras de sangre: los murciélagos vampiros. Las tres especies comprenden la subfamilia Desmodontinae, parte de la familia Phyllostomidae (murciélagos nariz de hoja del Nuevo Mundo), y son yangoquirópteros exclusivos de América, por lo cual en principio, que la senadora Cabal llame vampiros a los murciélagos en los cuales hay cepas de coronavirus emparentadas con el SARS-CoV-2, en concreto murciélagos insectívoros de la familia Rhinolophidae (del suborden Yinpterochiroptera), es como tener en frente a un orangután y llamarlo Zoboomafoo.

Así nos quedamos todos cada vez que Cabal habla o escribe en Twitter.

Sigamos. Decía que son tres especies de vampiros: el vampiro común (Desmodus rotundus), el vampiro de alas blancas (Diaemus youngi) y el vampiro de patas peludas (Diphylla ecaudata). Si bien cada uno de ellos posee rasgos morfológicos muy particulares, los tres comparten varias similitudes: carecen de hoja nasal, teniendo unas almohadillas surcadas en su corto hocico; sus incisivos y caninos están especializados para cortar; son bastante termosensibles, algo útil para detectar puntos calientes con alta irrigación sanguínea en el cuerpo; y sus patas delanteras son bastante robustas, pudiendo caminar, saltar e incluso correr en el suelo, algo inusual en los murciélagos. Los tres son hematófagos estrictos (los únicos mamíferos en serlo, además): el vampiro común se alimenta casi siempre de sangre de mamíferos, con especial atención a los caballos y el ganado vacuno, mientras que las otras dos especies se alimentan por lo general de la sangre de aves. Finalmente, las tres especies tienen compuestos en su saliva que actúan como anticoagulantes e impiden la contracción de vasos sanguíneos rotos, prolongando así el sangrado y su alimentación.

Vampiros. Izquierda: vampiro común. Centro: vampiro de alas blancas. Derecha: vampiro de patas peludas. ¿No son lindos?

Los murciélagos siempre han estado asociados con fuerzas oscuras por sus hábitos nocturnos, pero los murciélagos vampiro no fueron descubiertos hasta el siglo XVI, y recibieron su nombre por la criatura no muerta de la leyenda, no viceversa, por lo cual su asociación con el vampiro del folklore europeo es más reciente. A pesar de esa connotación negativa por su dieta y el percibido riesgo para los humanos que mencionaré más adelante, lo cierto es que son animales muy sociales: pueden vivir en colonias de hasta cientos de individuos, aunque con cierta jerarquía; son capaces de formar vínculos importantes entre miembros de la colonia; se acicalan entre sí, e incluso pueden compartir comida con vampiros que no puedan alimentarse, tengan o no parentesco. Pecando un poco de antropomorfización, podría uno hasta decir que son simpáticos.

Noticias virales volando

Habiendo dejando en claro la ignorancia de la senadora Cabal en temas científicos, y de paso aprendiendo con ustedes mientras armo la entrada (no nos vamos a engañar: desconocía la nueva clasificación de los quirópteros y algunas otras cosas), surge la cuestión clave. Siendo justos, hay miles de virus, bacterias y otros microorganismos pululando en diferentes especies animales. Nosotros convivimos con perros que pueden contagiar rabia, moscas que transmiten la enfermedad del sueño, chinches con Chagas, mosquitos que pueden transferirnos dengue, zika, chikungunya, malaria, y otro montón que se me quedan en el tintero. ¿Cuál es la vaina con los murciélagos, entonces?

Sucede que los murciélagos son reservorios naturales de muchos patógenos zoonóticos –por cierto algo muy común, senadora: no es inusual que un microorganismo salte entre especies, humanas o no-, y uno de los grupos animales más afectados hoy en día por la tala indiscriminada y la deforestación. Debido a la expansión urbana acelerada en las últimas décadas en Asia y África y la agricultura de subsistencia presente en muchos países de ambos continentes, las especies de murciélagos ven su territorio natural recortado y destruido, y muchas terminan desplazándose a entornos urbanos o granjas cercanas, razón. Debido a esto se aproximan mucho a animales domésticos o mejor adaptados a la vida urbana, y eso facilita la transmisión de patógenos entre especies, razón por la cual brotes virales de recientes décadas, como el Hendra en Australia y el Nipah en Malasia, se han vinculado a granjas y establos cercanos solapados con el hábitat de murciélagos pteropódidos; se sospecha también que el virus del Ebola proviene de estos, pero aún no se ha identificado su reservorio natural.

Gran zorro volador o kalang (Pteropus vampyrus), uno de los reservorios naturales del virus Nipah. El epíteto específico, vampyrus, es engañoso, pues es completamente vegetariano y no está emparentado de forma cercana a los vampiros del Nuevo Mundo.

La caza de animales silvestres también facilita la transmisión de patógenos, y por desgracia varias especies de murciélagos, sobre todos los zorros voladores, son apetecidas como platillos especiales en muchas partes de Asia. Y aunque es poco probable que un virus sobreviva a ser cocido en una sopa de murciélago, sí es cierto que la frecuencia de mercados vivos en países como China permite que quirópteros infectados puedan transmitir sus virus a otras especies de consumo o ambiente urbano (hay una reciente hipótesis de que los perros callejeros podrían ser el reservorio del SARS-CoV-2). Lo que estos saltos entre especies pueden ocasionar ya lo he mencionado en otras entradas, así que resumiendo: las recombinaciones pueden dar lugar a patógenos con una mayor capacidad de transmisión, lo cual se sale de las escalas de enfermedades con las que ya convivimos, y pueden generar epidemias o pandemias como la que estamos viviendo.

Es más que obvio que la senadora se equivocó a lo grande con el animal al que se referían, y quiso pasar por suspicaz citando un artículo de 2013 donde se identificó la presencia de un coronavirus similar a la cepa de SARS del brote epidémico de 2002-2004, para decir que se le hacía “inusual” que hubieran identificado la misma molécula receptora viral que hoy vemos en el SARS-CoV-2. Claro que no es inusual, María Fernanda: desde 2005, después del brote epidémico mencionado, el Instituto de Virología de Wuhan (institutos  de virología hay cerca de muchas ciudades, así que eso no es evidencia de nada) se dedicó a investigar el origen natural de esa primera cepa, y dieron con la presencia de diversos coronavirus en los murciélagos, incluyendo algunos cuyas características podrían facilitar su transmisión directa a los humanos (lo que tampoco sería inusual: volver al segundo párrafo de este apartado), sin necesidad de las civetas de palma, transmisores identificados del SARS-CoV-1, como hospedero intermediario, culminando además con una advertencia de formar programas de detección de enfermedades que pudieran identificar puntos de alto riesgo de emergencia de infecciones y con ello prepararse para una posible pandemia. De hecho es gracias a la directora de dicho instituto, Shi Zeng-Li, y a la toda la información que su equipo de trabajo ha recopilado sobre los coronavirus en quirópteros durante quince años, que a pesar de la ausencia de una vacuna hay varios avances en el conocimiento de este nuevo virus. ¿Dónde rayos entran los vampiros y Obama en todo el asunto?

Hmmm… No lo sé, Robin. Parece falso.

Alguno podría decirme: “Bueno, pero igual la senadora podría referirse a que llevaron vampiros desde América para investigarlos en Wuhan. No estás refutando nada de lo que dijo”. Eso suena tan innecesariamente complicado como los planes del Guasón en El caballero de la noche, y me hace preguntar: ¿con qué necesidad? Teniendo decenas de especies de murciélagos en Asia, y con pleno conocimiento de que varias cepas de coronavirus están presentes en murciélagos de la región, ¿por qué iba una experta en virología a tomarse la molestia de hacer importar un murciélago americano del que ni se tendría certeza de tener una cepa similar para modificar el virus y encima liberarlo en su propio territorio? Es que hay que ser ridículo para proponer semejante zafiedad.

Porque sí: los vampiros no son menos propensos a virus que otros murciélagos. Sin embargo, lo que se sabe de ellos hasta ahora es que pueden ser transmisores de rabia, pero esto ocurre poco. Primero porque, aunque puede pasar, es raro que los vampiros se alimenten de seres humanos antes que de su ganado (es mucho más probable que te muerda un perro rabioso). Segundo, la incidencia de rabia en las poblaciones de vampiros es muy baja. Tercero, porque el virus también los afecta a ellos, y los vampiros con rabia suelen tener problemas de orientación, por lo cual muchos ni siquiera se aventuran a volar. Dado el conocimiento que ya se tiene desde hace tiempo del virus de la rabia, incluyendo la existencia de una vacuna, ¿habría entonces algún motivo como para molestarse en llevarlos hasta Asia?

Conclusiones

Creo que con todo esto he cubierto las principales inquietudes que podrían surgir después de las desatinadas declaraciones de la senadora Cabal. La información de este texto viene gracias a la Wikipedia en inglés y los enlaces asociados al tema, así que cualquier con un mínimo de interés puede corroborar lo que explico y darse cuenta que la uribista no tiene pies ni cabeza en sus afirmaciones. Sé que la mejor estrategia para combatir con un troll en Internet (porque eso es lo que la Cabal es: un troll de la política) es nunca tomarlo en serio y no difundir sus disparates, pero cuando se trata de una persona con notable influencia sobre millones de votantes prefiero tomar la ruta de contribuir al ciudadano de a pie.

Quiero que se queden esta idea: los murciélagos, de forma directa, no sólo son inofensivos para nosotros, sino que de hecho cumplen importantes funciones dentro de los ecosistemas. La única razón por la que pueden ser perjudiciales para nosotros, ya sea atacando nuestras plantaciones de mango o transportando virus peligrosos, es porque nuestra sobrepoblación y hábitos de expansión y consumo los están empujando a interactuar con nuestra especie cara a cara, así que lo menos que podemos hacer por ellos es protegerlos y dejar de perseguirlos. No son ni brujas ni demonios, ni mucho menos van con la intención de pegarte cualquier tos rara.

Dudo que algún senador uribista se moleste en leer este texto, y considerando que ni Charo Guerra, que fue directora de Colciencias, tiene buenos conocimientos de ciencia (recuerden el caso de las “abejas petristas”), tampoco creo que vayan a comprender gran cosa de lo que expuse aquí. Ellos no son mi objetivo: son ustedes, los “vagos”: tanto aquellos a los que ella manda a estudiar con desfachatez como a los que siguen votando por su partido. Así, cuando menos, será una idea conspiranoica que pueden retirar de su cabeza, podrán gozar de un poco más de conocimiento que esa grosera mujer llamada María Fernanda Cabal, y entenderán que no siempre tenemos que creer todo lo que dicen nuestros políticos, por más que compartan nuestros ideales. Saludos.

Comentarios

  1. Bravo, muchas gracias por esclarecer y dar luz al conocimiento de este grupo tan denostado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares