Rosario de temas
Introducción
Como
ya muchos saben, los deberes y responsabilidades que tengo ahora me mantienen
más alejado del blog, así que hay muchos temas de los que me interesa hablar,
pero que no he tenido tiempo de plasmar aquí. Por ello, trataré de condensar
varios de ellos en esta misma entrada. Es bastante extensa, lo sé, pero era
necesario comentar muchas cosas, y es difícil poder darse el tiempo para
concentrarse detalladamente en cada una, así que esto bien podría funcionar.
Dos
de los temas aquí incluidos eran originalmente entradas que iba a publicar,
pero por cuestiones no sólo de tiempo, sino del desarrollo que han sufrido cada
uno a en estos meses, decidí extraer lo más importante y colocarlo aquí.
1.
Es probable que algunos de ustedes ya conozcan el infame caso del “doctor” Soto
en Chile, un episodio bastante vergonzoso en lo que a televisión y salud se
refiere. A finales de marzo, el matinal de Canal 13 Bienvenidos presentó en su espacio de salud Medicina Consciente al “doctor” Ricardo Soto, quien presentó un
largo discurso sobre el cáncer de mama que prácticamente puede resumirse en que
el cáncer es causado por llevar una vida de odio, y que las mujeres que tratan
de dominar sus relaciones con hijos o esposos se llenan de odio, y de ahí surge
el cáncer. Así, tal cual habló el cretino.
Antes
de continuar con la bomba, resaltemos que Soto es un médico cirujano
especializado en “terapias alternativas” y promotor de “medicina consciente e
integrativa”: es decir, de esos charlatanes que mezclan tratamientos serios con
acupuntura o reiki, y todo ese tipo de cosas New Age que a la hora de la verdad
son tan útiles como un placebo cualquiera. No es un oncólogo, así que
difícilmente puede dar una opinión seria sobre el tema.
Por
supuesto, casi nadie tomó de buena manera semejante barrabasada. El Consejo Nacional de Televisión recibió decenas de
denuncias de gente muy molesta por
permitir que un charlatán de tal calibre tuviera un espacio en un programa
matinal -sólo la presentadora Tonka Tomicic se atrevió a cuestionar las
opiniones de Soto-. El presidente de la Fundación Cáncer Chile, Jorge Gallardo,
cuestionó las pseudocientíficas declaraciones de Soto, cuestionando incluso el título de médico que posee,
puesto que afirmar que es odio lo que causa cáncer no es más que agregar
culpabilidad al paciente de su propia condición, y eso es una canallada
absoluta. Y los especialistas chilenos en oncología rechazaron
unánimemente a Soto, tanto por la
falta de rigor científico de sus palabras como por denigrar a las mujeres
víctimas de cáncer de mama y a los enfermos de cáncer en general.
Esto
no se ha detenido. Cuando estalló la polémica, fue irónicamente un biólogo,
Humberto Maturana, ganador del Premio Nacional de Ciencias, el que defendió al “doctor” Soto, afirmando que “el
odio es una distorsión general de la fisiología del organismo que afecta a la
regeneración de los tejidos, y el sufrimiento desencadena el cáncer en este
sentido”. Peor aún, el pasado martes dos de mayo Soto volvió a presentar
una hipótesis muy infeliz sobre otra enfermedad degenerativa, el mal de
Parkinson, afirmando que las personas porfiadas son más propensas a sufrir de
este trastorno.
Mmm…
Miren, es cierto que el estado mental y emocional puede afectar el sistema
inmunológico de una persona. Pero eso es una
cosa, y otra muy diferente es
afirmar sin ninguna evidencia científica que el estrés y el odio generan un
desorden somático del nivel del cáncer. Es una hipótesis imbécil que me
recuerda mucho a las ideas terribles de Ciencia Cristiana: que las enfermedades
son ilusiones causadas por creencias erróneas, y que con una oración basta para
aliviarlas. Es una atrocidad irresponsable.
Es
una desgracia que un canal con tanta importancia como Canal 13 permita que la
pseudociencia criminal llegue a sus programas por puras cuestiones de rating:
Soto es importante para bienvenidos porque dice cosas supuestamente
espirituales y además está guapo. Es necesario tomar responsabilidad por el contenido
transmitido, pues este tipo de cosas
no se arreglan simplemente cambiando de canal. Es básicamente un problema de
sanidad pública. Ahora, ¿cómo se podría resolver eso?
2.
Hace poco hablábamos en el instituto, durante el almuerzo, de la situación
política de muchos países, especialmente de Colombia y Venezuela. Los
colombianos hablábamos de la posibilidad de que alguien tan tóxico y repugnante
como Alejandro Ordóñez llegara a la presidencia de nuestro país, y un colega
francés nos preguntó cuál era el problema. Le comentamos de sus escándalos de
corrupción, de su fundamentalismo religioso, y mencionamos su última polémica:
llamar promotor de una “cultura de la muerte” al ministro Alejandro Gaviria por
admitir en una entrevista que es ateo, entre otras cosas en una serie de tuits
bastante repulsivos sobre el ateísmo. Ante esto último, nuestro colega se nos
quedó mirando con una cara de sincera confusión y nos preguntó: “¿Y eso es un problema?”
En
realidad, no. Bueno, no lo sería si Colombia no fuera aún un país tan
conservador y religioso, donde se hacen propuestas por una ideología inexistente, se quiere desaparecer una publicidad por presentar una
pareja gay, y un candidato casi cae
en el ostracismo porque se promulgó el rumor de que no creía en Dios.
Desgraciadamente, en un país así, declaraciones como las de Ordóñez tienen un
gran peso en la opinión pública, para la cual muchas veces ser un ateo equivale
a ser una persona sin moral o sin sentido de la vida, y si bien es un consuelo
que incluso los mismos religiosos se horroricen de las arcaicas ideas del ex
procurador, sigue siendo preocupante y nefasto que se siga manipulando la fe de
la gente para hacer política.
Con
esto en mente, y en vista de lo poco que se hace en general por proteger el
laicismo en el país, un gran movimiento nacional de ateos, siguiendo una
propuesta del grupo Bogotá Atea, decidió pasar a la vía legal y denunciar
masivamente a Ordóñez por discriminación. Incluyen en su campaña un formato de denuncia donde se resalta que las declaraciones del ex
procurador corresponden a delito de hostigamiento, según lo establecido en el
artículo 134B del Código Penal en Colombia.
La imagen es más grande que la decencia y moral de Ordóñez.
Podría
tener pies de barro al expresar mi opinión, ya que no soy alguien que se
identifique como ateo, y ni siquiera me encuentro ahora en el país; sin
embargo, debo resaltar mi incomodidad frente a la medida tomada. En particular,
porque siento que al hacer esto, los escépticos religiosos estaríamos pasando
al lado de la supresión de opiniones, por decirlo de alguna forma.
Especialmente porque, si bien creo que la libertad de expresión puede tener
límites, y este seguramente es un caso claro, ¿dónde se supone que trazamos la
línea más adelante?
Y
no es que las declaraciones de Ordóñez contra la comunidad atea no hayan sido
muy infelices. Lo son, por supuesto, pero no me convence del todo que puedan
ser llamadas hostigamiento, o por lo menos no estoy seguro del criterio que se
maneje al respecto -que son discriminación pura y dura, sí que lo son-. Por
otro lado, los que me siguen desde hace años saben que no apruebo las leyes antidiscriminación, porque se pueden convertir fácilmente en la
herramienta de radicales religiosos y grupos políticos enardecidos para
perseguir a cualquiera que se atreva a cuestionar sus ideales, y ante algo tan
subjetivo y voluble como la sensibilidad personal ser políticamente correcto es
axiomáticamente imposible. Finalmente, la censura es una forma especialmente
rápida de convertir a cretinos en mártires con un mayor poder de convocatoria:
ya ocurrió con Hazte Oír en España y con ese adefesio de Oswaldo Ortiz en
Colombia.
No
obstante, por ético que yo sea, y tal como expresa mi amigo David en una entrada más profunda sobre el tema, tampoco puedo condenar ni sugerir un camino distinto
a la comunidad atea colombiana, ya que el peso de las palabras de una figura
política sobre la población y el poco respeto que se tiene a la libertad de
pensamiento en Colombia hacen imposible el simplemente ignorar las acciones de
Ordóñez -y debatir con quien no se atreve a hacerlo, como él, parece ser como tratar
de cavar hasta el centro de la Tierra con una cuchara-. No voy a participar en
la denunciatón (aun si quisiera, estoy fuera de Colombia), pero debo ser pragmático:
tampoco voy a impedir ni atacar verbalmente al que lo haga, porque eso es algo
que no me corresponde, y el nivel de las opiniones de Ordóñez parecen hacer
necesario escalar las herramientas de acción hasta lo que vemos ahora, pues en
un todo se está perpetuando la visión negativa y oscura que muchas personas aún
tienen sobre los no creyentes, y es envalentonar a grupos religiosos muy
tóxicos y a la extrema derecha colombiana -la cual recientemente quedó en evidencia, como diría la canción, de la manera más vulgar y
descarada- a tomar medidas opresoras contra las minorías que no son de su
agrado.
Ya
que la alternativa es sombría, supongo que tendrán que jugar por el momento con
sus mismas reglas, puesto que definitivamente el no creer en Dios todavía es un problema en Colombia para
miserables como Ordóñez. Esperemos que por lo menos, las medidas que se tomen
tengan un buen resultado, y que por ahora no les estallen en la cara.
3.
Eso me lleva a otro asunto. Hace meses nos agitamos con la polémica de Hazte
Oír y su autobús que declaraba: “Los
niños tienen pene, las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre,
eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo” Ante las protestas de grupos
LGBTI, que tildaron el mensaje de discurso de odio, el autobús fue
inmovilizado. Esto, sin embargo, provocó que Hazte Oír tuviera mayor
protagonismo ante lo que era, en sus palabras, un evidente caso de censura. Más
aún, ya algunos grupos cristianos en otros países, como el de Oswaldo Ortiz,
proponen que se hagan versiones locales del autobús.
Mi
amigo de Facebook y activista escéptico Cristhian Meneses publicó, a raíz del
asunto, un meme donde comparaba la reacción de grupos LGBTI y ateos ante el
mensaje con una conocida foto de una protesta del grupo Femen, donde sus
miembros se pasan un crucifijo por el trasero, para criticar el doble rasero
que en ocasiones se maneja con respecto a la libertad de expresión. Eso formó
una discusión bastante fuerte, y que es necesario comentar.
El meme de la discordia.
En
entradas
anteriores
yo he sido enfático en algo: la libertad de expresión no se iguala a una
exención de consecuencias. Es decir, no puedes decir cualquier estupidez que se
te ocurra y luego escudarte de las críticas diciendo que estás amparado bajo la
libertad de expresión. Este derecho no hace a nadie inmune a la crítica, y
tampoco hace que cada forma de transmitir un mensaje sea la adecuada.
Desafortunadamente hay muchos idiotas que creen que cualquier forma de
protestar o de criticar es válida para cualquier momento, y la verdad es que no
es así. A ti no te sirve de nada decir “¡Me cago en Dios!” para criticar los
alcances dañinos de la creencia religiosa. Claro, tienes toda la libertad de
decirlo, ¿pero realmente esperas que te tomen en serio con semejante pendejada,
por mucho que haya validez en lo que intentas decir? Casi toda forma de
protestar es válida (excluyamos por ejemplo, obviamente, el vandalismo y la
violencia), pero eso no hace que cada forma de protesta sea la adecuada para el
contexto. Un mínimo de pragmatismo debe hacernos comprender que hay formas
mejores que otras de transmitir un mensaje, y eso es algo muy a tener en cuenta
para el futuro si uno espera que sus ideas puedan llegar a otras personas.
Volvamos
al meme de comparación entre la protesta de Femen y el autobús de Hazte Oír.
¿Es válido? Hasta cierto punto, sí. Hay fallas en una y otra forma de
transmitir el mensaje, si bien son diferentes en uno y otro caso. Femen
presenta un mensaje que puede ser válido, pero lo arruina a través de un acto
imbécil; en contraste, Hazte Oír usa un acto válido (y una verdad a medias) que
pierde fuerza por transmitir un mensaje imbécil. ¿Ambos podrían perfectamente
ser censurados? De hecho sí; el problema es que no hay una línea clara para
establecer dicha censura, y en general la censura sería una solución desastrosa
para cualquiera de los casos.
¿En
qué falla la protesta de Femen? En todo lo que he mencionado antes: no toda
forma de protestar es adecuada, y simular masturbación anal con un crucifijo es
una idiotez completa. Es como si yo pretendiera combatir la corrupción del
clero en un juicio pasando una caricatura de Padre de Familia con el papa en calzoncillos: sí, muy gracioso,
pero, ¿en qué ayudaría realmente a mi juicio? Y ojo, que no estoy demeritando
con esto a caricaturistas profesionales como Matador o Vladdo, que se burlan de
los poderosos con su trabajo; lo que digo es que hay formas de hacer crítica
para cada situación, y montar una farsa sexual con crucifijos es una muy mala,
incluso para cuestionar el papel represivo de la Iglesia en la sexualidad de la
mujer. Se tiene toda la libertad del mundo para hacer eso, pero eso no la hace
una forma impoluta de protesta: sigue siendo estúpida y burda, y en un todo
sólo empeora el cuadro para las luchas feministas: presenta una caricatura del
feminismo, provoca la confusión y el estereotipo de que toda feminista es una
radical de tercera ola, resta seriedad al movimiento y aliena a aquellos con
ideas que pueden aportar mucho a la equidad entre sexos, pero que por obvias
razones no quieren asociarse con semejante ejemplo de “feminismo”.
¿En
qué falla la campaña de Hazte Oír? No hace falta ser un genio para atisbar el
motivo oculto y real de su bus. Superficialmente es real: sí, biológicamente
hablando, si tienes pene eres macho y si tienes vagina eres hembra. Sí, eso
sería así si se ignora que existen casos de síndrome de insensibilidad a los
andrógenos, afalia, hermafroditismo, y decenas de síndromes médicos por los cuales el
concepto de hombre y mujer no puede reducirse simplemente al aspecto físico de
los genitales; sin embargo, dado que
hablamos de trastornos de salud y casos puntuales, hay que admitir que es
difícil convertir dichos casos excepcionales en regla (sin mencionar que
igualar el concepto de identidad de género con síndromes médicos no parece muy
sabio). Por fuera de eso, la cuestión es que se usa esa verdad a medias para
presentar un típico discurso cristiano discriminador: que sólo se es hombre o
mujer según el plan divino, por lo que homosexuales, bisexuales y transexuales
(que son específicamente a quienes va dirigida la cosa) son pecadores. Peor
aún, son mentirosos ladinos que quieren confundir a nuestros niños. Eso es
discriminación pura y dura, y en teoría sería motivo suficiente por el que
prescindir de permitírseles transmitir un mensaje así.
Sin
embargo, ¿se resolvería algo con un acto de censura contra la protesta de Femen
o el autobús de Hazte Oír? Nada, antes se pondría peor la cosa. Muchos de estos
grupos, especialmente los que manejan ideas erróneas como Hazte Oír, manejan un impresionante complejo de Galileo, y ante la censura y la “persecución” de sus mensajes
(porque para ellos, cualquier crítica, venga como venga, a sus ideas es persecución)
empiezan a vanagloriarse a sí mismo en falacias de Esteban,
presentándose como mártires de la verdad, porque si los critican y atacan sus
ideas entonces es lógico que tienen la razón, ¿no?
A
menudo la censura no provoca otra cosa que la radicalización, y temo que tanto
en grupos feministas de tercera ola como en asociaciones cristianas la reacción
no será muy diferente. No hablo de radicalización en el sentido violento, sino
en la mayor frecuencia y virulencia de sus protestas o campañas. Como
mencionamos, ya ocurrió en los recientes casos. Hazte Oír ahora se presenta
como un grupo perseguido por los “radicales” promotores de la “ideología de
género”, gracias a que se cometió la estupidez de quemarles el bus. Al cerrar
la página de Ortiz por unos días, terminó dándosele la imagen del valiente que
se enfrenta a la conspiración para homosexualizar a la sociedad, y hasta
terminó asociándose con ese retrógrado extremista que es Alejandro Ordóñez, que
ahora sueña lo que para nosotros sería una pesadilla: llegar a Presidente
(recién acaba de proponer una unión entre conservadores, “Centro Democrático” y
las iglesias cristianas para llegar a segunda vuelta). ¿Puede alguien decirme
realmente de qué sirvieron esos pocos días sin Superootv, si ahora terminó ganando más Ortiz, que ya hasta
vocifera a los cuatro vientos que en Colombia hay cristianofobia desde esa cámara que por poco no se ha comido en
medio de sus pataletas?
Claro,
en un buen día, el criterio ético nos dice que es mejor prescindir de debatir
con las personas que transmiten discursos erróneos o ya de plano
discriminadores, como los xenófobos, los racistas, los homofóbicos y los que
discriminan a los escépticos religiosos, porque eso sería darles un aura de
respetabilidad a sus argumentos, cosa de la que carecen por completo. No
obstante, el criterio pragmático nos indica que suprimir el discurso de odio de
una persona sólo nos da una imagen de tercos y arrogantes, y peor: las ideas
censuradas suelen atraer mucho a la gente, y no falta el que es tan
críticamente pobre que asocia “si lo censuran, debe tener razón”.
Entonces,
por mucho que nos disguste la forma en que Femen hace sus protestas, o que las
declaraciones de Alejandro Ordóñez nos repugnen en lo más recóndito del ser, la
solución no es censurarlos, como se pretende ahora: es darse un espacio para
aconsejarlos, debatirlos y/o refutarlos con buenos argumentos. Hacer ver a las
feministas radicales que hay ideas y formas de protesta que pueden mejorarse o
abandonarse de plano. Hacer comprender a los fundamentalistas (o más bien a
aquellos que pueden ser persuadidos por ellos: pocas veces el fundamentalista
se toma siquiera el trabajo de escuchar) que sus ideas no tienen ningún asidero
con la realidad, y que su pretendida verdad no es más que discriminación
disfrazada de preocupación por la sociedad. Suena ilusorio y demasiado
optimista, lo sé, pero es mucho mejor que empezar a suprimir las opiniones que
nos desagradan, por incorrectas que sean.
4.
Como todos saben, Venezuela ahora mismo está en una inmensa crisis democrática
y social. El rifirrafe entre el presidente Nicolás Maduro y la oposición al
chavismo ha culminado en una propuesta presidencial de formar una Asamblea
Nacional Constituyente, donde básicamente la mitad de los 500 delegados serán
elegidos a dedo de entre diversas organizaciones sociales eminentemente
chavistas, lo que viene siendo una democracia corporativista al más puro estilo
de Mussolini. Ignorando que tal medida es además ilegal, es claro que no hay
realmente garantías para la oposición, y se trata de una medida dictatorial
para ganar tiempo y aferrarse al poder.
(Ah,
pero no le digan eso a los chavistas no venezolanos, que están embelesados con
que una Constituyente es siempre algo democrático. Es enfermiza la estrecha
visión política e histórica de esta gente, pero no entremos en detalles).
Las
protestas a nivel nacional se han intensificado a niveles preocupantes, y la
represión del gobierno chavista ha escalado hasta cifras de muertos, heridos y
detenidos. En estos días, cobró notoriedad una foto de un joven enmascarado
envuelto en llamas, y otra de una tanqueta arremetiendo contra los
manifestantes. En el exterior, la interpretación ha sido bastante variopinta.
Mientras los críticos del chavismo afirmaron que el gobierno estaba atacando de
forma desbordada las protestas, los eternos defensores del chavismo insinuaron
incluso que sólo eran cretinos que se inmolaban y se arrojaban ante el vehículo
con propósitos victimistas.
Las
opiniones pronto llegaron a oídos del gobierno chavista, el cual “aclaró el incidente a través de su canal TeleSUR: todo se dio cuando, durante una manifestación
bastante cruda, la mencionada tanqueta avanzó para apoyar a dos efectivos
militares que estaban siendo atacados por los manifestantes, arrollando tanto a
los manifestantes como a una motocicleta que posteriormente fue quemada por la
gente. En ese proceso, el tanque de gasolina de la moto estalló, y las llamas
alcanzaron al joven de la foto.
Invito
al lector a ver el video varias veces. ¿Notaron la peculiaridad? TeleSUR aclara que el incidente con el
fuego fue culpa de los mismos manifestantes mientras admiten descaradamente que
la tanqueta avanzó arrollando a los manifestantes. No lo digo yo: lo admiten ellos mismos en el video,
mientras hablan de “represión” entre comillas.
Es
curioso, pero admitir un acto grave tan a la ligera mientras se enfocan en
aclarar el caso del joven en llamas podría contar muy bien como la confusión y
manipulación mediática de la que critican a los medios internacionales, que
obviamente pecaron de ingenuidad al no investigar bien el asunto. “Bueno, sí,
le echamos la tanqueta encima a la gente, ¡pero ellos mismos se prendieron
fuego!”. ¿No es eso un acto increíblemente descarado y cínico por parte del
canal del oficialismo venezolano?
Por
supuesto, yo no espero que los chavistas, y mucho menos los que no viven en
Venezuela, se conduelan ni se indignen por lo que es a todas luces un acto de
represión brutal. Oh, sí, estamos prestos para condenar la imbecilidad del
ESMAD que arrojó gas lacrimógeno a una manifestación de discapacitados en
Bogotá (y ojo, eso es a todas luces
condenable), pero si ocurre algo parecido en Venezuela, decimos que no hay
autoridad moral para juzgarlos, y que esas protestas son guerra económica y
manipulación gringa. ¿O será más bien que con “autoridad moral” quieren decir:
“¿Cómo te atreves a criticar a los gobiernos de izquierda? ¡Ellos son puros y
santos, y se preocupan de verdad por el pueblo!”? Esa es una visión tan
infantil, tan hipócrita, que casi quiero reírme, si no fuera porque lo que está
pasando en Venezuela es una gran tragedia. Hay que ser un imbécil completo para
limitar nuestra capacidad de compasión al color político que lleve un gobierno
o una protesta.
5.
Las personas que esperan una adaptación audiovisual fiel de un trabajo de
ficción como una obra literaria o un cómic son a menudo unas de las más
fastidiosas que uno se puede topar. Muchas veces son imposibles de convencer en
uno u otro extremo. Si una película es, por ejemplo, prácticamente el mismo
cómic, casi que viñeta a viñeta, se le acusa de innovar poco y de no ponerle
una “firma personal” de parte del cineasta. Si resulta ser una adaptación muy
diferente a la historia original, entonces se le acusa de ser una adaptación
mediocre que no cumple con el espíritu de la obra.
Lo
curioso es que hay trabajos que pueden disfrutar por su “realismo”, como la
trilogía Nolan de Batman, a pesar de lo poco que recurre realmente al cómic. No
es algo malo en sí (es una trilogía espectacular, de eso no hay duda, y no hay
que ser fanático asiduo del cómic para apreciarla), sólo una muestra de la
inconstancia y el sesgo que manejan muchos de esos fanáticos a rabiar. ¿Quién
puede entenderlos?
Con ese prefacio, entremos en materia. ¿Recuerdan que hace ya dos
navidades hubo mucha polémica con el estreno de El despertar de la fuerza porque uno de los protagonistas, Finn,
era negro? Bien, he visto en páginas de fanáticos del cómic reacciones muy
similares con respecto a las revelaciones en los repartos de Thor: Ragnarok y Mujer Maravilla. Resulta que mientras en la primera un personaje
del cómic, Valquiria, será interpretado por una actriz negra, Tessa Thompson,
en la segunda ocurre lo mismo con una amazona, Artemisa, si bien en este caso
se trata también de una boxeadora profesional, Ann Wolfe. Esas mismas personas
también odian que en The Flash los
West no sean pelirrojos, que Marvel haya decidido sacar una serie de personajes
de distintas etnias y diversidad sexual en sus cómics, o que la Mujer Maravilla
salió con las axilas blancas y depiladas en un tráiler (coincidimos en que el
retoque de posproducción para esa escena fue atroz). Es un lloriqueo constante
porque, al parecer, están irrespetando la esencia del cómic, y en un todo se
está cayendo en el juego de la corrección política.
¿”Quién la caga más”? ¿Pues qué tanto se arruina una
película por una pequeñez así?
Los
que hayan leído mis entradas sobre los nuevos diseños de Barbie y las campañas de ropa interior femenina se darán cuenta que suelo ser suspicaz sobre el
pretendido altruismo de esas medidas incluyentes. No obstante, tampoco puede
uno ser un maldito mezquino y entrar a pensar que cada medida de inclusión o de
hacer más diverso un reparto en una película es pura corrección política. En
algún momento tenemos que comprender que abrir espacios para minorías étnicas
en películas y series de televisión es un ejercicio necesario para combatir la
discriminación (siempre que nos basemos en mérito más que en una cuota racial).
Es
decir, yo podría desconfiar de que incluir una Valquiria negra en Thor: Ragnarok haya sido por motivos de
inclusión desinteresada, ¿pero entonces voy a desconfiar cada vez que en una
película o un programa basado en alguna obra el protagonista o un personaje
importante ya no sea blanco sino negro, o chino, o de ancestros indígenas? ¿En
qué momento se van a hacer aceptables esos simples cambios, que en realidad no
traicionan ninguna esencia dentro de una obra, salvo que la etnia sí tuviera
relevancia para la trama? ¿Quién decide cuándo es tiempo de hacer un reparto
más diverso? ¿Ustedes, que se trauman porque un personaje secundario ya no es
blanco como en el cómic?
Una
estupidez. Francamente es una estupidez. Las quejas y los debates que he visto
en páginas de cómics se parecen muchísimo al argumento del pretendido
“genocidio blanco” que llegaron a alegar algunos tras ver El despertar de la fuerza. No creo, debo aclarar, que la mayoría de
los fanáticos de cómics que se han molestado por las películas mencionadas sean
conscientemente racistas; es más bien que su fanatismo por la fidelidad a un
trabajo de cómic es tal que caen en ese espantoso sesgo del que hablaba al
principio, donde no perdonan ni que se innove ni que se mantenga igual, y con
ello han terminado actuando como racistas sin percatarse siquiera.
Al menos en esta página aclaran que Patty Jenkins
(directora de Mujer Maravilla) dijo desde el principio que el reparto sería muy
plural. El del tercer comentario es muy agudo. El último es tan tonto que ni
siquiera tiene en cuenta que Vin Diesel es de hecho un actor multirracial.
En
cuanto a lo de la Mujer Maravilla, ¿qué demonios tiene que ver el vello axilar
o la ausencia del mismo con su capacidad guerrera? ¿Cómo saben que las
amazonas, suponiendo que existieran, no se depilaban? ¿Qué pasó con la libertad
de la mujer para decidir sobre su cuerpo? ¿O eso sólo aplica si las decisiones
van acordes con los cánones feministas de tercera ola? Pues vaya hipocresía la
que se maneja, aunque lamentablemente no es nada sorpresivo.
Y
si hay algo que da risa es la bajeza de un ejecutivo de Marvel que achacó las
bajas ventas de los números a la excesiva diversidad que están manejando en sus
series principales. A mucha gente le desagradará, seguramente, que ahora Thor
sea mujer, o que Miss Marvel sea una chica musulmana, o que la mitad de los
Jóvenes Vengadores sean homosexuales o bisexuales (cosa que sí parece un tanto
irreal), pero el mayor problema de la Casa de las Ideas se basa en tres pilares: hay un constante reinicio de series de cómics, una y
otra y otra vez; el costo para el coleccionista es grande como para comprar una
serie completa; ¡y sus últimas historias han sido un asco! La guerra entre
Avengers y X-Men, Infinity, Civil War II, el conflicto con los
Inhumanos, han sido sagas increíblemente mediocres. Pretender que las bajas
ventas son porque a la gente ya le hartó la diversidad en los cómics es hacerte
la vista gorda ante la propia incompetencia.
6.
Esta semana ocurrió otra de esas cosas que nos alegran y que, a la vez, nos
llenan de sinsabores. El proyecto de referendo para cambiar la adopción en
Colombia de tal forma que sólo parejas heterosexuales pudieran adoptar,
propuesto por la senadora “liberal” Viviane Morales, fue archivado el pasado miércoles tras el debate en la
Comisión Primera de la Cámara.
20 votos contra los 12 que la apoyaron sepultaron ese repugnante proyecto que
pretendía, especialmente, quitarle a las parejas del mismo sexo la posibilidad
de adoptar un niño, y de paso pasar por encima de solteros, viudos y todas esas
familias que en Colombia superan esa visión “ideal” de papá y mamá.
Foto: Semana.
Por
supuesto que esto me alegra, pues desde el principio he criticado la mezquindad
de una propuesta que pretendía seguir manteniendo a un sector de la población
como ciudadanos de segunda clase. Lo que me incomoda, y que de hecho David
también señaló tras la noticia, es que es vergonzoso que un proyecto tan
antidemocrático haya llegado hasta la Cámara sin que nadie se preocupara por el
hecho de que era una afrenta a la democracia, a los derechos de los niños a
tener una familia, a la igualdad de derechos y condiciones de las personas, y
al mismo carácter laico del Estado.
No
profundizaré sobre la inconveniencia de este tipo de propuestas y lo que debe
hacerse para frenar el próximo proyecto religioso que se quiera disfrazar como
consulta democrática (ya el esposo de Morales, el polémico Carlos Alonso Lucio,
instó a los promotores del referendo a marchar para evitar la “venezolanización
de la democracia”, y dijo que apelará la decisión de la Cámara). De eso David ya habló bastante. Yo quiero resaltar la sorpresa de quienes se
enfrentaron al proyecto, el cinismo de sus defensores, y el por qué la
democracia participativa no es siempre la respuesta, por más democrática (valga
la redundancia) que parezca.
Lo
primero sorpresivo es que el mismo Gobierno se atrevió a pedir que se archivara
el proyecto. El Ministerio de Hacienda, el Ministro del Interior Juan Fernando
Cristo, el mismo Alejandro Gaviria e incluso el Presidente señalaron los
inconvenientes y retrocesos de aprobarse semejante esperpento en la Comisión
Primera, puesto que se estaba atropellando los derechos de las minorías, y en
un todo reduciría drásticamente la posibilidad de los niños a tener una
familia. El Gobierno se asustó con el monstruo que dejó crecer en el Congreso,
y a pesar del impacto que tuvo el voto cristiano en el pasado plebiscito del 2 de octubre, decidió arriesgar su capital político para defender
los derechos constitucionales. Bien por ellos. Debieron reaccionar así hace
meses cuando se permitió que esa estupidez entrara al Senado.
Otra
sorpresa fue la vehemente crítica de Germán Navas Talero, representante de ese
vergonzoso partido llamado Polo Democrático. Navas Talero destacó la hipocresía
de resaltar como familias “ejemplares” a las mismas de donde salen muchos casos
de maltrato y abandono, y que ni dos, ni tres, ni diez millones de firmas
pueden ser base para discriminar a un sector de la población. “La democracia no puede ser dirigida por las
iglesias”. Por otra parte, el representante de la U, José Edilberto
Caicedo, señalo que al ser Colombia un
Estado laico, no se puede dejar de proteger los derechos de los que no
pertenecen a un credo particular (Caicedo, de hecho, es cristiano).
Vergonzosa,
mediocre y descarada fue en cambio la defensa que hizo Silvio Carrasquilla,
“liberal”, el cual recurrió a la Biblia para argumentar el proyecto. “He querido no buscar la Constitución, ni
buscar las normas ni las leyes, sino buscar la Biblia para buscar ahí respuestas
de lo que Dios me puede indicar a mí de qué hacer y cómo votar y qué decisión
tomar para tener tranquilidad con mi consciencia”. Ignorar la Constitución
y su carácter laico por destacar creencias particulares es un insulto declarado
a la democracia. Vaya intervención del hombre que en su momento fue famoso por
tratar de regalarle un burro a Barack Obama. Me sumo a la aguda opinión de Daniel Samper Ospina: es grotesco que un parlamentario actúe como pastor
en un debate político en un Estado laico. Que en un video personal Carrasquilla
dijera que no importan los científicos y la evidencia es el culmen de la
ignorancia y el fanatismo.
Finalmente,
¿por qué nunca defiendo estas cosas como un referendo, o un plebiscito, o
cualquier tipo de consulta popular que se planee? Porque, como ya lo dije
antes, Gaitán se equivocó:
un pueblo ignorante es incapaz de tomar decisiones democráticas, y en materia
de sexualidad e identidad de género Colombia aún es muy ignorante y
conservadora. Estos mecanismos de participación ciudadana son
débiles cuando dejan decisiones
importantes a merced de votantes mal informados, malintencionados o que
simplemente no conocen del tema. No se está venezolanizando a Colombia, como
dicen falsamente Lucio y Morales: se trata de que hay temas para los que el
ciudadano promedio no tiene conocimiento ni objetividad para decidir. Para eso
están los representantes que escogieron, ¿no?
¿Es
necesario recordarle a Carrasquilla y a todos los que usan la Biblia para justificar
el rechazo a la adopción igualitaria que antes de 1991, Colombia era un Estado
católico y que, por ende, los protestantes y evangélicos como ustedes eran
ciudadanos de segunda clase? ¿Que es el carácter laico de la Constitución del
91 el que permite que ustedes puedan profesar su fe con libertad, pero que al
mismo tiempo debe procurar que aquellos con otra fe o sin creencia alguna se
vean oprimidos por una creencia en particular? Por enésima vez, el Estado no
puede legislar basado en una creencia particular, sin importar que sea
profesada por la mayoría del pueblo, porque eso sería oprimir a aquellos que no
la comparten, y eso sería inconstitucional y profundamente antidemocrático.
-O-
Creo
que no me queda sino agradecer a los que hayan tenido paciencia e interés de
leer esta entrada hasta el final. Me ha costado mucho mantenerme trabajando en
todos estos temas al mismo tiempo. Bien podría haberlos puesto en distintas
entradas cada uno, pero muchas están enlazadas entre sí, así que creo que
habría sido un poco injusto ignorar ese hecho.
Seguramente,
con tantos temas tocados, habrá alguien en desacuerdo con lo expuesto aquí, así
que como siempre lo invito a reflexionar un momento. Trato en lo máximo de
presentar mi opinión con argumentos para que comprendan por qué hay cosas que
desapruebo y otras que me molestan, no sólo de charlatanes y religiosos, sino también
dentro de los mismos escépticos. Nunca está de más darnos un vistazo a nosotros
mismos.
A mí me gustó (:
ResponderEliminarSupongo que por las ocupaciones que tienes ahora, se vendrán más a menudo rosarios de temas.
¡Un saludo!
Muchas gracias!
EliminarPues supongo que depende. Esta semana terminamos una materia, con lo que me quedan tres días "libres", pero igual hay trabajos finales que toca preparar desde ya.
También dependería de los temas. Los de esta entrada eran muy variados, pero es que muchos eran cosas que iba actualizando constantemente mientras me tocaba tenerlos en reserva, y cuando me di cuenta, varios estaban muy relacionados entre sí. Preferí ponerlos en una misma entrada por eso. Veremos qué más surge en estos días.
Saludos igualmente.