Nacionalismo inútil (VIII): ¡Viva la Costa!

A veces uno siente pena ajena por los actos compatriotas. No estoy seguro de que ese sea mi caso, pero definitivamente siento un cierto desaliento cuando leo las groseras expresiones de algunos criticando las cosas que no pueden comprender, o cuando no saben distinguir entre una broma y un insulto real.