Berserk 83 y la noción de los dioses
Advertencia: esta entrada
contiene spoilers relacionados con
la trama de Berserk, en especial de un capítulo no publicado en tankōbon a
petición de Kentarō Miura. Si aún no ha avanzado mucho en el manga o no conoce
el caso del “Episodio Perdido” y quiere leer esta entrada, está bajo su
responsabilidad.
“En este mundo, ¿está el destino de
la humanidad controlado por alguna entidad o ley trascendental? ¿Es como la
Mano de Dios flotando en las alturas? Al menos es cierto que el hombre no tiene
control, ni siquiera sobre su propio albedrío.”
Quería poner la portada del Volumen 13 al inicio de la
entrada, pero dada las sensibilidades de Facebook con los pezones, vamos por lo
seguro.
Si
usted es un lector muy empapado en el manga, seguro que al menos ha escuchado
acerca de Berserk, una de las joyas
máximas de la demografía seinen, esto
es, mangas enfocados a hombres adultos. Berserk
es una obra de fantasía oscura, que combina elementos de acción con horror
sobrenatural, y es al mismo tiempo una exploración filosófica sobre la
naturaleza del bien y el mal, el destino y la libertad, las metas y sueños, y
una contraposición entre la venganza por el pasado y la necesidad de proteger
el futuro.
Y
si usted es un seguidor de esta obra, seguro está enterado, además de las
constantes pausas que sufre este manga, del caso del “Episodio Perdido”. Se
trata del capítulo 83, Dios del Abismo (2)
o Armadura al corazón, publicado en
1997, el cual debía haber sido incluido dentro del Volumen 13 de Berserk pero fue retirado a petición del
autor, Kentarō Miura, quien sentía que la revelación dentro de él había sido
demasiado temprana y limitaría mucho el desarrollo de su historia. Debido a
esto, y a que por obvias razones no fue adaptado en el anime de 1997, el origen
de la brecha entre los capítulos 82 y 84 del manga fue desconocido por fuera de
Japón (donde se publicó originalmente el capítulo en la revista Young Animal) durante muchos años, hasta
que Internet y las páginas de escaneo y traducción de cómics y mangas lo
hicieron público al resto del mundo. No puedo explicar el contexto de dicha
omisión sin hablar de puntos clave en la trama de Berserk, así que advierto de nuevo que vienen spoilers.
En
los primeros capítulos nos presentan al protagonista, Guts, un espadachín
violento que parece al principio una fiel representación de los antihéroes
hipermusculosos de la Edad Oscura de los Cómics, y que va por una tierra
asolada matando Apóstoles, criaturas demoníacas que alguna vez fueron humanos
que sacrificaron a sus seres queridos por poder. Sin embargo, en un punto de la
historia nos muestran al feroz espadachín al borde del llanto, y saltamos a un
larguísimo flashback donde Miura nos
narra la infancia de Guts, sus traumas y su encuentro con la Banda del Halcón,
un grupo de mercenarios liderados por Griffith, un sujeto carismático pero muy
ambicioso que le pide a Guts unirse a ellos tras derrotarlo en combate. Para no
hacer tan largo el cuento, Guts se convierte en el compañero más fuerte de
Griffith y poco a poco empieza una relación con Casca, comandante de unidad de
la Banda y la única mujer del grupo.
A
través del llamado Arco de la Edad de Oro (capítulos 0I-94) vemos cómo la Banda
del Halcón se encuentra con Apóstoles, son contratados por el rey de Midland
para terminar la Guerra de los Cien Años, y somos testigos del ascenso y caída
de Griffith. Preso de la desesperación tras ver sus ambiciones aplastadas, el líder
de la Banda del Halcón activa el Beherit Carmesí, un artefacto sobrenatural que
convoca a los ángeles de la Mano de Dios, los soberanos demoníacos que
gobiernan a los Apóstoles, y desencadena el Eclipse, un evento a través del
cual trascenderá como el quinto miembro de la Mano de Dios a cambio de grandes
sacrificios. Y mientras percibe las consecuencias de su elección, Griffith
entra a un abismo infinito dentro del Mundo Astral, donde se encuentra con una
cosa aparentemente informe a la que llama "Dios".
Es
en este punto que dejamos el capítulo 82, y el 84 pasa a mostrarnos a Guts
luchando por su vida durante el Eclipse. ¿Qué ocurría en el “Episodio Perdido”? Es revelado aquel “Dios” visto por Griffith: un corazón gigante cubierto por
ojos, expulsando lo que parece vapor
por sus válvulas. Cuando el líder de la Banda del Halcón le pregunta si es
Dios, la entidad lo corrige: es la Idea del Mal, el Dios deseado y el ego del
mundo. Y es aquí donde nos explican un eje importante de la estructura del
universo de Berserk: los seres
humanos tienen un subconsciente colectivo, y la oscuridad en lo profundo de sus
corazones es lo que dio origen a la Idea del Mal dentro de ese subconsciente.
Sí: fue la humanidad quien creó a Dios, y después de eso es Dios quien le da
forma al destino de la especie al manipular el flujo de la causalidad, otro
concepto importante en el manga.
Más
adelante nos explican en Berserk que el
Mundo Astral es un reino compuesto por múltiples capas, dentro de las cuales se
alojan criaturas de leyenda nacidas a partir de los pensamientos colectivos de
la humanidad: dioses, demonios, unicornios, elfos, trolls y demás, los cuales
pueden en ocasiones interactuar con el Mundo Físico a través del Intersticio,
la capa más superficial que se solapa con nuestra realidad. Es un concepto que
parte de viejos temas filosóficos los cuales podemos encontrar en la teoría de
las formas de Platón, donde el mundo físico no es más que un reflejo de las
ideas, la esencia de todas las cosas. De igual forma otros trabajos de ficción
como Mundodisco, The Sandman o American Gods hablan sobre el poder de
la creencia y las ideas para dar forma a las criaturas sobrenaturales que interactúan
con los seres humanos. Esto es una base importante para comprender la función
de la Idea del Mal. Cuando Griffith pregunta por qué la humanidad creó a
semejante entidad, esta le responde:
“Los humanos necesitaban razones.
Razones para el dolor. Razones para la tristeza. Razones para la vida. Razones
para la muerte. ¿Por qué sus vidas estaban llenas de sufrimiento? ¿Por qué eran
sus muertes tan absurdas? Querían razones para el destino que seguía
trascendiendo su conocimiento. Y yo las produzco, pues es para lo que fui
concebido.”
Aquí
se da un análisis profundo no sólo de la idea de Dios, sino también de las
bases psicológicas de la creencia en los dioses. Como ya he explicado en otras
ocasiones, los humanos tenemos una comprensión limitada de lo que nos rodea.
Sabemos también que de acuerdo con estudios, es muy posible que la noción de
una entidad sobrenatural surgió como consecuencia de la necesidad de ejercer
una vigilancia constante al cumplimiento de las reglas de un grupo social en
ausencia física del líder, al igual que una comprensión teleológica de los
fenómenos que no podíamos comprender, como la lluvia, el fuego o la muerte. De
ahí que los dioses no sólo sean respuestas para dichos fenómenos, sino que
también encarnen los atributos que en nuestro limitado intelecto les otorgamos.
Si
los dioses del panteón grecorromano eran arrogantes y muchas veces pervertidos
a la vez que comprensivos y rectos es porque todo esto hace parte del amplio
espectro del comportamiento humano. Si las religiones abrahámicas conciben a
Dios como un ser caprichoso y violento, que puede ser amoroso y a la vez
vengativo, que entrega las tierras de otras etnias a su pueblo escogido tan
fácilmente como puede causar plagas a sus fieles, es porque tenemos esa misma
capacidad para obrar bien y mal con nuestros semejantes, reflejando además la
idiosincrasia de un pueblo en expansión territorial. ¿Y cómo no iban a concebir
la mayoría de las religiones una morada final y casi siempre eterna de
sufrimiento para los pecadores, si estamos siempre en la búsqueda infructuosa
de una justicia inherente al mundo que nos rodea, algo que asegure una adecuada
retribución hacia aquellos impíos que escapan toda su vida de pagar las
consecuencias de sus actos?
El
concepto de la Idea del Mal toma esas limitaciones en nuestro intelecto y las
lleva en Berserk a un extremo donde tenemos no una noción maligna de Dios, sino al mal mismo como una noción divina
a consecuencia de nuestra propia debilidad. Queremos una respuesta a nuestras
penurias, pero somos incapaces o no estamos dispuestos a reconocer que dicha
respuesta yace en su mayoría sobre nosotros mismos y nuestras acciones: necesitamos que haya algo trascendente
e inmaterial detrás de ello. Y si llevas esa mentalidad a un mundo horrible
donde las guerras, el hambre, las violaciones y masacres están a la orden del
día, ya sea en manos de Apóstoles hedonistas o de humanos degenerados, ¿cómo
puede ser concebible incluso que un Dios que permita todo esto sea bueno?
La
Idea del Mal no quiere que la
humanidad sufra: es la humanidad misma la que quiere, necesita que haya
una entidad suprema que cause su sufrimiento, así que la Idea se limita a cumplir ese deseo, aun a costa de
causar mucho más sufrimiento y empeorar su existencia. Es así, llevándolos al
borde de la desesperación, como la Idea le da la oportunidad a los hombres de
desechar su humanidad y satisfacer sus ambiciones, generando todavía más dolor
a su alrededor y cumpliendo los deseos del subconsciente colectivo de la
especie humana en un ciclo eterno. Los Apóstoles, la Mano de Dios, no son más
que sus agentes directos, obrando dentro del flujo de la causalidad para
satisfacer los deseos de la humanidad de tener una respuesta a su sufrimiento,
ya sea que lo queramos o no.
Y
a pesar de todo lo anterior dicho, y del pesimismo y desolación que se maneja
en la obra, Berserk nos muestra con
frecuencia hermosos paisajes, a la vez que nos recuerda el valor de apoyarse en
los demás para seguir adelante, de no renunciar a nuestras metas y de proteger
lo que es valioso. Vemos personajes como Jill, Godot, Luca y el mismo Guts,
quienes a pesar de todo su sufrimiento y lo difíciles que han sido sus vidas
mantienen una visión optimista, que no idealista, o al menos se aferran lo más
posible a su humanidad. Y por supuesto, la existencia misma de la Idea del Mal y
la presencia de los Apóstoles muestran también que la gente sabe discernir
entre el bien y el mal, y no se rinde fácilmente ante las dificultades, sin
necesidad de (o en este caso, a pesar de)
una intervención divina.
Como
mencioné al principio, Miura pidió que el capítulo 83 fuera omitido del Volumen
13 de Berserk, revelando durante una
entrevista en 2009 que lo hizo porque quería que la historia no fuera revelada
tan pronto, y no quería verse limitado en desarrollo por el concepto de la Idea
del Mal. Sin embargo, nunca ha especificado si el “Episodio Perdido” está fuera
del canon o no, y otros personajes han hecho posteriores alusiones a “algo” que
habita en el fondo del Abismo del Mundo Astral, por lo cual es muy probable que
el personaje sea revisitado más adelante, quizás usando el episodio como
flashback o de alguna forma similar. Sería interesante ver a qué punto mantiene
su construcción conceptual.
Y
hasta aquí llega el análisis. Quizás no sea tan original, dado que seguro es un
tema ya bastante discutido en los círculos de fanáticos del manga, pero siempre
es interesante explorar las complejidades filosóficas que suelen ocultarse en
obras que muchos deciden ignorar por ser “monicongos”, o porque se quedan en la
violencia y sexo que ofrecen a menudo y no se fijan en el contenido. Y por
supuesto, les recomiendo mucho Berserk:
es muy bueno, aunque advierto –debe ser obvio a estas alturas, ¿cierto?- que no
es un trabajo apto para personas muy sensibles o que se escandalicen con
facilidad, y no es algo que un menor de
edad deba leer. Aparte de esas recomendaciones, disfruten la travesía.
Y con ustedes, la portada del Volumen 13 en toda su
impía gloria.
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