Día Internacional de la Blasfemia: Marduk en Colombia
Ya que estamos
en el Día Internacional de la Blasfemia, y continuando con el mame de Marduk en
Bogotá, vamos a dejar claro el problema de la estúpida campaña de Marco Fidel
Ramírez y la reacción de censura mal disfrazada de Peñalosa al sellar el establecimiento donde iba
a darse un concierto, y cuál es la situación legal de la blasfemia.
Un poco de
contexto: Marduk es una banda sueca de black metal, que como muchos exponentes
del género cuenta con letras anticristianas bastante fuertes. Se encuentran en
una gira en Latinoamérica, donde contarán con dos fechas en Colombia: Pasto (3
de octubre) y Bogotá (5 de octubre). Pero, como siempre hay algún delicado que
se fastidia porque ya no tiene el control sobre la vida de los demás, Ramírez,
concejal cristiano, empezó
a fastidiar para que se impidiera el concierto de la banda en Bogotá,
argumentando que su mensaje “satánico” iba a corromper a la juventud.
Recientemente, el alcalde Enrique Peñalosa confirmó haber sellado el
establecimiento donde iba a ser el concierto en Bogotá, argumentando que no
cumplía con ciertos requisitos de funcionamiento (lo cual, considerando la
conveniencia y la tendencia de Peñalosa a mentir y disfrazar los hechos, debe
tomarse con escepticismo). Los organizadores del concierto aseguraron que ya
tienen otro sitio para que Marduk se presente, pero aún falta ver la reacción
del burromaestre.
Antes de
continuar, les recomiendo la entrada que ya
escribió David en De Avanzada.
Por mi pase, quise ser un poco más didáctico, por decirlo de algún modo, para explicar por qué la
indignación cristiana contra el concierto no es importante para los seguidores
de la banda, ni debería ser base para su censura en el país.
1. Por enésima
vez, Colombia es un Estado Laico. Eso significa que ninguna entidad pública
puede financiar ni promover ni promocionar actividades de carácter religioso,
ni dar apoyo alguno a una institución religiosa. No importa que la mayoría de
la población en Colombia sea cristiana: las políticas públicas no se pueden
construir bajo argumentos religiosos, por su carácter subjetivo y porque
hacerlo sería alinear a los miembros de otras religiones y personas no
creyentes a las reglas, caprichos y pretensiones de una fe en particular.
¿Se imaginan que, por ejemplo, la religión
mayoritaria en Colombia fuera el islam? ¿Se sentiría cómodo con que le digan
que no puede beber alcohol ni comer cerdo? ¿Que como mujer debe ir cubierta de
pies a cabeza, porque tan sólo su cabello puede despertar deseos perversos en
los hombres? ¿Que si usted es homosexual, puede ser enviado a la cárcel, o ya
de plano ejecutado por inmoral? ¿Usted como cristiano se sentiría cómodo
teniendo que seguir las reglas de una religión que no es la suya? Seguro que
no. Entonces, ¿a cuenta de qué tenemos que someter el país a sus reglas?
Es de ahí que la pretensión del pastor Ramírez
de impedir el concierto de una banda de black metal no tiene carácter ni
presentación. Muchos en el país no siguen su fe, muchos ni siquiera seguimos
alguna fe, y aunque no lo crea, uno no se hace satánico ni violento por escuchar
esa música, así como el reguetón y el trap tampoco hacen ordinaria y machista a
la población, por horribles que sean muchas de sus letras. ¿Por qué íbamos a
hacerle caso?
2. Ah, sí, Marduk es una banda con letras de contenido
bastante anticristiano y blasfemo. ¿Pero saben cuál es el problema? Que eso es
irrelevante. La blasfemia no es un delito: es parte de la libertad de
expresión. Sí, es cierto que la Constitución de 1991 abrió el espacio para la
libertad de culto, y es lo natural en una sociedad pluralista. Sin embargo, la
libertad de culto es precisamente dar también la libertad a que se cuestione,
ataque e incluso se ridiculice el culto de otros. Las opiniones y las creencias
no son susceptibles de respeto: las personas sí. Hay que saber diferenciar eso,
pues si alguien está cuestionando su religión no lo está atacando a usted ni
irrespetando su libertad de culto.
Usted tiene el derecho de creer si quiere en
una empanada sagrada que juega en la otra vida a la gallina ciega con los que
mueren de una intoxicación alimenticia y predicar al respecto, y yo tengo el
derecho de creer y decir que su creencia es una idiotez. Pasa lo mismo con
Dios, Jesús y el Espíritu Santo; con Zeus, con Vishnu, Ahura Mazda y cualquier
otro dios de cualquier religión en la que crea alguien.
Volvamos al ejemplo del islam: como cristiano,
usted sería un blasfemo terrible al decir que Jesús es Dios, pues para el Corán
es sólo otro profeta más, humano como cualquiera, y compararlo con Alah es
impensable. Ya ni decir que no creemos en Alah. ¿Sabe lo que le pasa a los
culpables de blasfemia en los países musulmanes? En el mejor de los casos, unos
cientos de azotes y tiempo en prisión, cuando no una ejecución plena sin mucha
garantía de derechos. Nuevamente, si el islam fuera la religión dominante en
Colombia, y además el delito de blasfemia fuera aceptado plenamente, ¿qué cree
que pasaría con usted, como cristiano? ¿Qué cree que pasaría conmigo, como
escéptico?
He ahí el punto: Marduk puede cantar sobre un
Cristo sodomizado, y el hecho de que usted se ofenda por el mensaje es lo de
menos. Una solución simple es ignorar el mensaje, y no ir a los conciertos. Y
eso es facilísimo de hacer. Recuerde que son sus creencias, no las de todos los
colombianos: no estamos obligados a compartir su indignación, ni mucho menos a
censurar cualquier cosa que lo ofenda. Jódase.
3. Algunos se han agarrado de la manifiesta simpatía que
la banda ha mostrado en ocasiones al nazismo y los movimientos de extrema
derecha en Suecia para justificar el veto a su concierto, entre esos
"intelectuales" de izquierda. Ni siquiera eso es suficiente, debido a
que existe algo llamado libertad de expresión. Suena un poco truculento,
considerando la paradoja de la tolerancia, pero el hecho es que la libertad de
expresión no es dejar que se hable sobre aquello que te complace, sino escuchar
aquello que no te gusta. Y a menos que haya una invitación expresa a la
violencia, eso incluye también las ideologías de extrema derecha y a los
idiotas que justifican los crímenes de un régimen, sea de Pinochet y Fujimori o
de Castro y Stalin.
Por experiencia en la historia, la mayoría de
las ideas que se tratan de suprimir resultan siendo atractivas para las masas
por su carácter de perseguido, y en no pocos casos recrudece además su disposición
a la violencia. La mejor manera de rebatir ideas extremistas y discriminadoras
es conociéndolas a fondo y encararlas de frente, no esconderlas bajo la
alfombra como si no existiran. Es por eso que incluso marchas neonazis como las
que se han visto en Estados Unidos, y las marchas "en defensa de la
familia" de los fundamentalistas cristianos en Latinoamérica deben
permitirse: porque así podemos comprobar lo estúpidos y sin seso que son sus
argumentos.
Y por
favor: seguramente la mayoría de los seguidores de Marduk no son ni neonazis,
ni derechistas siquiera. Incluso algunos serán cristianos que no se preocupan
por sus letras, porque sencillamente saben que hay preocupaciones más legítimas
para su vida que una banda que echa mierda sobre su fe. Y decir que el país
está ya muy violento y dividido para escuchar sus canciones es indeciblemente
hipócrita, considerando que gran parte de los movimientos cristianos en
Colombia lucha por regresar a la población LGBTI a
ser ciudadanos
de
segunda clase, y apoyaron
con sus votos a la Presidencia al títere mequetrefe de un político corrupto
que ha explotado el dolor y el rencor de la gente para hacerse de influencia a
través de la guerra, y que en estos momentos azuza al pueblo a una
confrontación armada con Venezuela, y además pide
un golpe de Estado violento para derribar la dictadura madurista.
Esperemos entonces que Peñalosa no salga con otra excusa
para impedir el concierto de Marduk, y que el señor Ramírez salga de la
política de una vez y se dedique a su fe, sin importunar al resto de los
colombianos. Feliz día.
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