El caso de Matador y los cobardes de Internet
Se
habrán enterado ya que a principios de semana, el dibujante colombiano Julio
César González, mejor conocido como Matador, tomó la decisión de dejar de publicar sus caricaturas
en redes sociales. De acuerdo con
su explicación, las amenazas que ha recibido en las últimas semanas por parte
de seguidores del Centro Democrático, y en especial el crudo tuit de un tal
Ariel Ortega, quien publicó: “Matador es
un canalla, qué falta nos hace Castaño para callarlo” hicieron que el
artista tema por su seguridad y la de su familia, por lo cual se limitará a
seguir trabajando en El Tiempo.
Desde
las redes sociales y los medios, miles de personas, entre figuras importantes y
gente del común, le han manifestado su apoyo al dibujante, aunque por supuesto
han aparecido muchos otros que creen que se trata de una pataleta suya, o que
está exagerando. Ortega, el autor del desafortunado tuit, se “disculpó” recientemente por lo sucedido, aunque sus explicaciones son tan idiotas que nadie
le cree.
Recordemos,
después de esta corta introducción, que hace poco Matador fue entutelado por un
uribista que argumentaba que sus caricaturas, en especial una donde dibujaba al
candidato presidencial Iván Duque como un cerdo asustado al ser “el único
uribista que no está ‘cochino’”, atentaban contra el buen nombre de Duque, y
además afectaba la capacidad de juicio del electorado. Por supuesto, esa
estupidez no pasó a mayores, y una jueza negó la tutela. Recordemos también que
los encargados de la página de Matador publicaron una entrevista editada de
Duque donde supuestamente atacaba a Uribe, lo que le valió al dibujante un
regaño a sus ayudantes y una disculpa con el candidato presidencial y el Gran
Colombiano
¿Dispuestos
a echarle un análisis al asunto? ¿Será que Matador exagera, o tiene razón en
preocuparse? ¿Por qué hay tanta gente haciendo amenazas horribles por Internet,
y luego salen con el rabo entre las piernas cuando los denuncian? Vamos a ver.
Empecemos
por Matador. Si he de ser sincero con ustedes, no estoy totalmente seguro de
que esos tuits sean propiamente amenazas, sino más bien un acto de pusilánimes
en Internet. Si hay algo que las redes sociales han permitido es que millones
de personas alrededor del mundo se conecten con facilidad. Por desgracia, esto
también ha dado luz a trolls y
multitud de otras personas desagradables que despotrican insultos a través de
Internet, sintiéndose seguros desde el relativo anonimato de un computador. Parafraseando
un poco a Umberto Eco, Internet le ha brindado coraje a una generación de
cobardes. Y es lo que siento ha pasado con Matador: al ser una figura pública
con tantas críticas dirigidas a figuras políticas como Uribe, Santos y el mismo
Petro, es blanco fácil de los que se sienten envalentonados para insultar en
las redes sociales, que vierten su odio en comentarios desagradables, sin que
ello sea necesariamente una amenaza.
Lo
que no es decir, por supuesto, que no hay razón para que Matador sienta miedo,
menos en un país como Colombia, o que es simplemente un berrinche. Si hay algo
característico de las masas sectarias y dogmáticas es su devoción férrea a su
líder, al punto de apelar poco a la razón. Palabras tan agresivas como las del
señor Ortega son muy peligrosas porque, en medio del delirio mesiánico y la
irracionalidad que abunda en buena parte del uribismo, enmarcado por los lemas
“Yo voto por el que diga Uribe” y “El mejor presidente de Colombia, duélale a
quien le duela”, son palabras que pueden llevar a los más ignorantes y
radicales a tomar acciones más directas. Es imposible, con esa perspectiva,
darle un parte de tranquilidad a Matador, mucho menos teniendo una familia.
Se
nos ha hecho imposible soportar las críticas a nuestras figuras admiradas, y
estamos respondiendo cada vez con peores acciones. Y no empiecen con la basura
de enmermelado y sesgado, que Matador le ha dado en sus caricaturas a
uribistas, santistas y petristas por igual. Y aun si estuviera untado, nada justifica las amenazas en Internet,
por mucho que las haga un abogado cobarde. Hay que ser cínico o estúpido para
creer que en un país como Colombia cosas así son pura pataleta, nada serio.
Manifiesto, por supuesto, mi apoyo a Matador, y espero que en verdad considere,
como él mismo lo manifestó, volver a las redes sociales tras las elecciones
presidenciales.
Pasemos
ahora a analizar un poco a sus críticos. De Ortega poco hay que decir: el mismo
Centro Democrático lo expulsó. Su excusa farsante del profesor que mandaba a
callar a sus alumnos es sólo boñiga si tenemos en cuenta que el tipo ya había
amenazado en varias ocasiones a Daniel Samper Pizano, a Maria Antonia García de
la Torre y al mismo Juan Manuel Santos con Carlos Castaño y las AUC. ¿Qué va a
decir ahora que eran las AUC de las que hablaba, Asociaciones de Universitarios
Críticos? ¿Qué mayor cobardía puede haber que esa?
No
es menos cobarde la postura del senador Álvaro Uribe, que tras lo sucedido
afirmó en Twitter que su partido “odia la
amenaza, la violencia, quienes las utilicen no representan a nuestro partido”.
Esa postura es increíblemente falsa, porque si en algo ha sido reiterado el
uribismo, y muchas veces el mismo primer jefe, es en amenazar y difamar a sus
críticos. Recordemos el caso de Samper Ospina, los ataques a Daniel Coronell y
Yolanda Ruiz, esas amenazas mal disfrazadas a Noticias Uno, y esa horrible
campaña de una militante suya de “Bravucones
inconsistentes, los callaremos en las urnas”, que tenía toda la pinta de
una corona fúnebre en Internet. Con cientos de investigaciones en su contra,
miles de seguidores con mucho ímpetu y poco pensamiento (no millones porque no
todo uribista es idiota ni radical), y con su lenguaje beligerante y
pendenciero, Uribe no es alguien que deba fingir rectitud al enfrentarse a los
que lo cuestionan. Es más: no es nadie
para hacerlo.
Y
otros cobardes son los que quieren desvirtuar la posición de Matador,
refiriéndose a tuits suyos donde decía que hay que silenciar a Uribe o darle la
eutanasia a Alejandro Ordóñez. O los que dicen que en la Feria del Libro de
2016 irrespetó a las víctimas de violación al decir en broma que una modelo
trató de violarlo. Con el primer caso hay que ser un cretino para no comprender
los contextos. En el primer tuit, el atrevido título “Debemos silenciar
a Uribe” venía de una columna de
Jorge Gómez Pinilla en El Espectador,
en la cual se criticaba precisamente la desfachatez del senador al llamar
violador de niños a Samper Ospina, y a la carta que más de sesenta periodistas
y directores de medios le escribieron para que dejara de una vez con sus
asquerosas calumnias -cosa que por supuesto no ha pasado-; Gómez Pinilla además
es muy claro en que “comencemos a
silenciarlo, pero no del modo en que una mano negra ‘silenció’ a un alias Job,
a un Pedro Juan Moreno o a un Francisco Villalba, sino aplicándole el filtro de
la duda tanto a sus declaraciones públicas como a todo trino que salga de su
infestada cuenta de Twitter”, por lo que no hay lugar a confusiones con el
tuit de Matador. Por lo menos se hubieran molestado en leer la columna antes de
salir con un chorro de babas.
En
cuanto al de Ordóñez, ¡vamos, que se estaba burlando de sus declaraciones
cuando apoyaba una intervención militar en Venezuela! Nada como poner en
ridículo los delirios de un arcaico lefebvrista, en especial con una medida
progresista. Si no saben distinguir entre estas cosas y un mensaje amenazante (trolleo
de cobarde, pero al fin y al cabo amenazante), pues la verdad son tontos.
Caso
similar con el chiste de Matador en la Feria del Libro. Si bien ese
probablemente no fue de buen gusto, ya he explicado antes con pelos y señales cuándo un chiste de violación es un chiste y cuándo no
lo es, y lo de Matador cae en
el primer caso. También he reiterado antes que en el humor negro hay espacio para cualquier tema. Y de cualquier forma, ¿de verdad ese chiste
despreciaba a las víctimas de violación? Eso suena a una excusa de limitar el
humor a las cosas que no nos resulten ofensivas, y en un todo creo que al decir
que ese chiste las irrespeta, es la persona que usa este tipo de ataques la que
revictimiza a la gente. Qué mediocridad, en serio.
Con
eso concluyo. Es muy lamentable que todavía persista ese complejo del
guerrillero/paramilitar de escritorio, ese que no soporta que toquen a su
Mesías, a su salvador, porque enseguida amenaza con persecución y muerte. Ya
nadie puede estar en desacuerdo con nada, porque parece que es pintarse una
diana en la frente. Bonito camino de reconciliación y perdón que llevamos en
Colombia.
Adenda 1: sugiero que lean la columna de Héctor Abad
Faciolince en El Espectador, Un
país ingrato, y la de Joaquín Robles Zabala en Semana, Ese
paraquito que muchos colombianos llevan dentro. Concuerdo de pleno con
ellos: Juan Manuel Santos no es un gran político, ni de lejos un gran
presidente, pero de ninguna forma es el peor de los mandatarios que nos han
tocado desde que se creó la Constitución del 91.
Adenda 2: los debates presidenciales han estado interesantes.
El de Barranquilla fue más suelto que el rígido formato de Medellín. Es
evidente que Fajardo es más contundente de lo que afirman sus detractores,
aunque aún le falta fuerza. De la Calle mostró ser un respetable gallo de
pelea. Y a Duque parece que no le funciona mucho salirse del libreto.
Lo peor es que por ahí alguien dijo que Matador supuestamente le deseaba la muerte a Ordóñez https://twitter.com/Eduardosaaz/status/978604206960594946?s=19. Ahí el caricaturista sólo estaba siendo sarcástico.
ResponderEliminarRespecto a los debates presidenciales (hasta el momento, sólo he visto el de Antioquia y "El gran debate") me parece que el que se destaca es Fajardo (personalmente primera opción de voto) y de cierta forma Petro. En el debate de Antioquia, resaltó lo que dijo este último respecto al tema de las drogas, lo de la justicia y lo de la cuestión de la tierra (es de los pocos que hablan de legalizar o despenalizar las drogas). Aunque eso sí en caso de que la segunda vuelta sea entre Petro y Duque o Vargas Lleras (¡Dios nos libre!), Votaría por Petro
De ese tuit sobre Ordóñez precisamente es el que hablo en el post.
EliminarEn los debates (los serios), creo que Petro y Fajardo van más o menos iguales, excepto porque, como siempre, Petro se hizo el loco con las preguntas que nunca falta sobre Venezuela (mañosas, como siempre, pero debería ser más serio con las respuestas), y en el ataque de Vargas Lleras a Fajardo sobre el gasto en publicidad, este último pudo haber dicho que eso no era ni de lejos el mayor gasto durante su gobierno, y se puede corroborar fácilmente. Espero ver los resultados de la primera vuelta, pero si toca en la segunda por Petro y algún otro de la derecha, invariablemente habrá que escoger el menor mal.