El pez de Einstein y el elogio de la mediocridad

Todos somos unos genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad de escalar un árbol, vivirá su vida entera creyendo que es estúpido”.
Frase atribuida a Albert Einstein.

Los seres humanos somos todos diferentes. Es un hecho. A pesar de ello, podría decirse que todos tenemos la misma capacidad mental, el mismo potencial de aprender las mismas cosas. Es decir, no hace falta ser un superdotado para estudiar sobre la evolución de los moluscos o la composición de los cuerpos espaciales. Se necesita un proceso de educación, de amor por el conocimiento, de construir una mente curiosa e inquisitiva, que nunca se quede conforme con nada. Hipotéticamente hablando, es algo que podría estar al alcance de cualquier persona.

Sin embargo, llegan entonces personas que te dicen que estás bien como estás, que todas las personas tienen distintos tipos de “inteligencia” (pueden haber distintos enfoques en información y el análisis de la misma, pero no creo que eso pueda llamarse una diferente “inteligencia”), y que no es necesario que aprendas de temas que no dominas para ser todo un profesional. Ya lo saben: ¿para qué la factorización, si no la vamos a usar? ¿De qué me sirve saber de ciencia si quiero ser político? Es entonces cuando se recurren a frases grandilocuentes que son más bien exaltaciones del conformismo y la pusilanimidad para apoyar la idea de que no todos tenemos la misma capacidad intelectual y hay que dejarlo así. Y es entonces cuando una de las frases más utilizadas es esa supuesta frase de Albert Einstein que ven al principio de la entrada.


Superficialmente, la frase es hasta bonita. Todos somos genios; el problema es que nos piden capacidad para realizar tareas que no nos corresponden. Y tiene cierto grado de verdad, aunque no el que le suelen dar algunas personas. La cosa es que esta frase no es más que un elogio de la mediocridad que puede llegar a ser desastroso, y lo puedes comprobar cuando piensas en la siguiente frase de Ego, un bloguero con mucha experiencia (y que además, es docente):


Antes de analizar el tema con más cuidado, empecemos por lo más básico: esta frase no es de Einstein. La página Quote Investigator hizo un análisis de su origen, y aunque es una alegoría que data de finales del siglo XIX, y ha sido modificada y referenciada a través de las décadas, la referencia más antigua sobre la frase construida de la forma en que lo conocemos y la autoría del físico alemán es del 2004, en un libro de autoayuda (¿dónde más?) de Matthew Kelly. No hay forma de que Einstein escribiera tal cosa, y es probable que tampoco haya aprobado una visión así del ingenio y la inteligencia.

Sospecho, al menos por lo que he visto, que la asociación de Einstein con la alegoría del pez surge a partir del famoso mito de que el físico alemán fue un mal alumno en matemáticas. Contrario a lo que se cree, Einstein dominaba muy bien la materia en el colegio y tenía buenas notas, aunque no era considerado un alumno excepcional. De hecho, cuando el joven alemán se presentó a los exámenes de ingreso en la Politécnica Federal Suiza en Zürich, con 16 años, tuvo notas excelentes en matemáticas y física, si bien no logró alcanzar el estándar requerido de ingreso. A los 17 años, ya estaba dentro del diplomado de enseñanza de matemáticas y física de la Politécnica. Nada mal para un supuesto fracasado en matemáticas, ¿no lo creen?

Bajar de su pedestal a una figura científica tan notable como Einstein como el mito antes mencionado permite a las personas del común sentirse más cercanos a él, al ver que, aunque puedan ser poco talentosos en algunas áreas del conocimiento, eso no los convierte en perdedores. En sí, eso no es un mal sentimiento. El inconveniente es que se ha transformado esa idea en la errónea creencia de que no es necesario aprender aunque sea un poco de las áreas en las que no somos muy buenos. Y esa es una receta para el desastre.

Un ejemplo para que se sitúen en lo problemático que es eso: durante el gobierno de Felipe Calderón se dieron una serie de decisiones estúpidas que provocaron un mayor impacto de la guerra contra el narcotráfico en la población, o que dejaron en evidencia que el mandatario era increíblemente ignorante. Un gobernante inculto, que no es capaz de rodearse de personas que puedan suplir sus carencias intelectuales, nunca va a tomar las decisiones correctas que permitan encaminar el país al progreso y la democracia.

Es aún peor cuando el pueblo es tan o más ignorante que los que lo gobiernan, porque entonces no saben elegir a sus líderes, y no son capaces de discernir entre propuestas sensatas y demagogia. Ahí tenemos a Donald Trump, que entre chiste y chanza acaba de convertirse en presidente de los Estados Unidos, apoyado por un amplio sector racista, machista, ignorante en temas científicos, homofóbico y xenófobo que culpa de todos sus problemas a los extranjeros y a los gobiernos liberales, y al que Trump le dice lo que quiere oír: que está bien ser racista, machista, ignorante en ciencia, homofóbico y xenófobo (no por nada dijo que amaba a la gente sin educación). Ahí tenemos a Álvaro Uribe, que capitalizó la poca cultura de un pueblo a través de mentiras y medias verdades en su campaña por el No para dar un golpe contundente contra el plebiscito el dos de octubre. No sorprende que se diga que, de ser las elecciones de Estados Unidos en nuestro país, Trump arrasaría igualmente de lo lindo.


Claro, podemos responsabilizar también en parte a los problemas económicos en ambos países, a la inseguridad y al destape del pensamiento conservador de buena parte de la población, pero todo eso sería manejable con un nivel aceptable de educación. Si la gente tuviera un nivel mínimo de conocimiento de ciencia, historia, política, economía y relaciones exteriores, aun estando jodidos económica y socialmente o en materia de seguridad, al menos lo pensaría dos veces antes de darle un voto a un cretino discriminador como Trump o a un cínico autoritario como Uribe.

Y ese es el punto. No es necesario que te montes al árbol, sino que por lo menos sepas lo mínimo sobre cómo hacerlo. Nadie tiene que ser un Sagan, un Hawking o un Einstein en ciencia, historia o política, pero un mínimo conocimiento en esas áreas nos permite tomar mejores decisiones a largo plazo. Nos hace ser más cautelosos y escépticos, y menos crédulos e ingenuos ante tantos falsos curanderos, demagogos fascistas o pseudoizquierdistas, negacionistas del cambio climático y pastores charlatanes. Saber lo necesario en otras áreas del conocimiento, sin que tengas necesariamente que dominarlas todas al dedillo, permite desechar todas esas ideas tóxicas para la sociedad. Nada ganamos con convencernos de que somos unos peces mediocres porque, tal como dijo Ego, el día que alguien como Peñalosa destruya los humedales en Bogotá, o que los burromaestres de turno acaben con la Ciénaga Grande de Santa Marta, ellos nos pueden decir perfectamente que no nacieron para trepar el roble de la ciencia. ¿Con qué los vamos a cuestionar entonces?

Desafortunadamente, la alegoría del pez sí acierta un poco en algo, y es que el modelo de educación en muchos países es insuficiente incluso para enseñar las bases para trepar. Empecemos por el hecho de que la evaluación de los contenidos educativos suele reducirse a memorizar y repetir como loro lo que se enseña en el salón, sin un adecuado análisis de la información, y para colmo ahora ni siquiera se da toda la información pertinente. Tenemos de nuevo a México, donde las escuelas afiliadas a la Universidad Autónoma de Yucatán redujeron los semestres de materias como Filosofía, Física y Química, Historia se volvió optativa y ni siquiera hay Geografía. Aquí en Colombia, tenemos un alcalde que cree que enseñar filosofía en los colegios no es útil para los pobres (¿de qué les sirve aprender a pensar y analizar? Mejor que sean obreros, ¿cierto?), y universidades como la del Magdalena, que reducen los horarios semanales de materias con contenidos densos. ¿En qué quedó todo ese cuento de la formación integral? Así es complicado tener siquiera las bases mínimas para aprender a analizar la información que recibimos y, en suma, nos mantiene anclados en la ignorancia y el subdesarrollo.

Como siempre, si alguien está en desacuerdo con lo expuesto aquí, aproveche para reflexionar un momento. Usted puede sentir que tiene mejor destreza o capacidad de análisis en un área del conocimiento, pero siempre es de mejor provecho tener un manejo básico de otras áreas, pues a largo plazo esto le permite contribuir mejor al desarrollo de la sociedad en la que le tocó vivir.

Actualización 31/05/2020: para complementar el tema de esta entrada y responder a algunas observaciones surgidas a partir de ella he escrito una segunda parte: hikikomoris y políticos. Pueden pasar a leerla, y quizás así comprendan mejor ciertas cosas que se pueden malinterpretar a partir de este primer escrito.

Comentarios

  1. Yo aquí leyendo tu entrada con mucho interés, cuando me topo con que me citas, jajaja. Muchas gracias, colega.

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    1. Je, de nada. Lo que escribiste me animó a hacer esta entrada, que es algo de lo que quería hablar hace mucho.

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  2. "todos tenemos la misma capacidad" si vas a escribir sobre un tema mejor estudia un poco más.

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    1. Ya que me haces la recomendación: si vas a opinar en una entrada, mejor léela detenidamente un poco más.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo que todos tenemos la misma capacidad, pero no el mismo interés o el gusto en ciertas áreas y es por esto que no desarrollamos en su plenitud.

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    1. ¡Exacto! Es el punto. No es que haya diferentes inteligencias o algo así: los seres humanos nos enfocamos en áreas específicas que nos interesan. Lo que sí deberíamos hacer, por sentido común, cultura general o como quiera llamarse, es al menos conocer las bases generales de otras áreas que son relevantes para nuestro diario vivir. Saludos.

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  4. Se nota que no entiendes la cita. Señor aprenda a leer y luego haga su crítica. No entiendo a que se debe el conformismo con lo que la frase dice? Aquí lo que trata de decir es Que la gente te va criticar cuando estas haciendo algo donde no eres Bueno, es complicado que un pez suba un árbol, no es lo suyo. Pero si encuentra su pasion, lo va hacer con amor y entusiasmo, quizá no sea el mejor o si, Pero será feliz y lo hará bien. Donde está el conformismo. tu comentario es mediocre.

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    1. Ehhh... No. Es cierto que la frase viene de una fábula sobre una escuela de animales, y que el mensaje de fondo es que a cada persona se le debe permitir explotar sus fortalezas. Pero desde hace tiempo existe dentro del pensamiento posmoderno de hoy la percepción de que esto debe hacerse a costa de ignorar las debilidades en otras áreas, y eso no puede ser así. Uno tiene al menos que poder asimilar otros conocimientos y aptitudes, aunque sea de una forma general. ¿De qué me serviría a mí ganar cinco balones de oro porque amo el fútbol, mientras creo que las vacunas causan autismo, o que la literatura es una pérdida de tiempo? Vaya felicidad.

      Un ejemplo: si estás estudiando biología y se te da muy bien la taxonomía, pero por ejemplo la ecología no es tu fuerte, por supuesto que puedes enfocarte en ella: es tu pasión. Pero si quieres graduarte con un trabajo enfocado en ella, necesitas complementarla con otros temas, como por ejemplo la distribución de un grupo de especies asociada a un gradiente altitudinal, y para eso necesitas también manejar varios conceptos ecológicos básicos y análisis. Por más que mi vocación sea la taxonomía, ¿no sería entonces necesario al menos comprender lo general de las otras áreas en la carrera?

      Y recuerda también: que algo te apasione no siempre significa que lo harás bien, por más amor y entusiasmo que le pongas. Hay muchos factores que escapan a nuestro control, y aun si le echas toda la pasión de la que eres capaz, si aquello que no controlas estorba en tu vocación, no vas a desarrollarla bien. Me explicaba el otro día una persona que trabaja en el área del cafe: muchos catadores no sólo cuentan con años de experiencia y preparación, sino también con rasgos particulares en la distribución de sus papilas gustativas para detectar los distintos atributos del café. Si no tienes los determinados rasgos, por más disciplinado que seas para preparar tu paladar, no vas a convertirte en un catador certificado, y es algo que ocurre con mucha frecuencia. Saludos.

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  5. La verdad estoy en desacuerdo en mucho, para mí la frase es para aquellas personas que critican a otros y los tachan de inútiles por no poder realizar algo en lo que tal vez no es su "fuerte", todos tenemos capacidades, pero no las desarrollamos de la misma manera, para mi no es un llamado al conformismo sino a la superación, a no detenerse en lo que juzguen los demás de nosotros, y esforzarnos en lo que nos gusta o apasiona, un chico puede ser excelente en matemáticas pero malo en deporte o en el arte, eso no lo hace inútil y mucho menos conformista ya que bien puede desempeñarse correctamente en su área matemática. Y asi viceversa. Depende también de que hemisferio cerebral más usan o desarrollan, no lo digo yo, lo dice la ciencia. Hay que esforzarse y buscar aquello en lo que somos buenos y desarrollarlo aún más, para ser la mejor versión de nosotros mismos.

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    1. Todo eso suena muy bien, pero no me parece que la comparación "bueno en matemáticas/malo en deporte" le haga mucha justicia a tu argumento. Nunca sostengo que uno no pueda enfocarse en aquellas áreas para las que somos buenos: es que no podemos dejar de lado aquellas fundamentales para, por ejemplo, un mejor pensamiento racional, aunque sea conceptos básicos. Creo que Einstein estaría más de acuerdo con esto que con la frase que siempre le adjudican, aunque seguro matizando mejor de lo que lo hago yo.

      Lo de los hemisferios cerebrales... Pues es otro mito científico con poco asidero a la realidad. Algo de discusión aquí: https://psicologiaymente.com/neurociencias/hemisferios-cerebrales-mitos-realidades y https://jralonso.es/2016/08/08/el-mito-del-cerebro-izquierdo-y-el-cerebro-derecho/ Saludos.

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  6. Tienes razón, es importante tener conocimientos generales para tener una percepción más amplia de la vida y al mismo tiempo tener una mejor una toma de decisiones en los diferentes ámbitos de nuestro día a día...
    Soy ingeniero civil me gusta el área de diseño estructural y no me gusta el área de mecánica de suelos, pero soy conciente que es importante tener ciertos conocimientos de mecánica de suelos para poder diseñar una estructura...
    ¡Saludos!

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    1. Hola. Me gusta que puedas comprenden lo que estaba tratando de expresar en la entrada, porque por lo que han comentado otros y mi propia forma de enredarme un poco al escribir, creo que ha costado bastante.

      Y es cierto: hay áreas del conocimiento que no nos gustan o en las que no somos tan buenos, pero es necesario al menos manejar lo básico para sobrellevar mejor muchos aspectos de nuestra vida. Saludos.

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  7. Muy buena tu reflexión sobre el tema, como ingeniero informático puedo decirte que había llegado a una conclusión parecida a la del comentarista Josbin, en mi caso, y como casi todos, siempre he sufrido con las matemáticas y cuando era estudiante universitario las he considerado como la prueba de que satanás existe en forma de asignaturas además de pensar que estaba de más enseñarlas con tanta profundidad, pero me di cuenta que es muy importante entenderlas para mi profesión aunque nunca me vaya a dedicar a las mismas ya que en el fondo lo único que entienden los sistemas informáticos son las matemáticas y la lógica, todo lo demás termina basándose directa o indirectamente en eso.

    Saludos, estaré siguiendo tu blog, en la Internet se está volviendo difícil encontrar uno como el tuyo.

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    1. Muchas gracias. Las materias de números siempre me han costado mucho, y sé que mucha gente que entra a biología, como yo, lo hace creyendo que no se va a encontrar con matemáticas o similares (no es mi caso, aclaro). Sin embargo, la realidad es que al menos sí que necesitas tener conocimientos estadísticos para trabajos de ecología o similares.

      Por ejemplo, ahora en mi postgrado he tenido que aprender al menos el fundamento teórico de estadísticos de genética poblacional. Me ha costado mucho, y uno podría decir que como todo eso lo hace con programas no hace falta aprenderlo, pero en un trabajo de genética poblacional como el que me toca es importante que puedas comprenden los valores en los resultados de análisis, y para eso tienes que tener claro esos fundamentos. Saludos, y muchas gracias por tu apoyo.

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  8. Coincido en gran parte, pero el ejemplo de Trump además de ser ridículo y tener una connotación ideológica en constraste con la real, "la piféo" horrible.

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    1. Es posible. Supongo que cuando lo escribí, caí en el recurso facilista de usar al peor personaje del momento en política internacional y simplifiqué sobre su base electoral. Aunque sí sigue teniendo mucho apoyo de la derecha radical, por más que diga demarcarse, pero eso sería como decir que al uribismo sólo lo votan los pobres ignorantes, y la realidad es mucho más compleja y densa.

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  9. Me encantó tu reflexión. Me hizo pensar, tanto tu postura como la de los comentaristas, en la importancia del educador, y creo que ahí radica el problema. Me explico, las matemáticas no fueron mi fuerte en la secundaria, siempre las pase con notas regulares. Sin embargo, en el penúltimo año de secundaria, aplace la materia y tuve que ir a reparación. En todo el año, me fue imposible entender, me frustraba. Mi padre llevó a casa a un ingeniero eléctrico (compañero de trabajo de mi padre); el cual en una sola tarde me explicó con base en las clases que tenia en mis apuntes. Literalmente me amaneció, entendí en pocas horas lo que no había podido en todo el año escolar. Presenté el examen de reparación y saqué 17/20. La profesora no daba crédito y me preguntó cómo lo hice, a lo que respondí que sólo tuve a alguien que me quiso enseñar (arriesgada yo). Porque te comento esto, porque si bien es cierto que no nos interesa o no nos sentimos cómodos con todas las áreas (asignaturas, cursos, materias), podemos obtener los conocimientos básicos de las mismas con agrado si se nos presentan de la manera adecuada; y quizás, por qué no, descubrir en nosotros habilidades en áreas que considerábamos que no podíamos entender ni dominar. Porque al fin y al cabo, si nos va a servir tener conocimiento en todas las áreas, para desarrollar empatía y conciencia con nuestro entorno, sociedad, etc.

    Por otro lado, te felicito por responder de manera adecuada y profesional hasta a aquellos que han sido ofensivos e intolerantes.

    Saludos.

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    1. ¡Hola! Muchas gracias por compartir tu experiencia. Son justo las opiniones que me hacen comprender que no estaba tan alejado al presentar mi punto, en especial cuando ahora son varios los padres que les dicen a los mismos profesores que sus hijos quieren aplicar tal profesión, y por lo tanto no deben calificarlos tan duro en materias que no están relacionadas con su pasión.

      A mí también me iba muy mal en matemáticas y física, y de hecho al principio era de los que pensaba que en biología no tendría que ver tantos números. ¡Qué iluso! Pero bueno, con el tiempo tuve que aprender a trabajar con fórmulas y números en la carrera. Cierto que ahora hay muchísimos programas para uno realizar análisis estadísticos, pero de poco te sirve un dato numérico si no entiendes de dónde sale y lo que representa.

      Justo por estas cosas fue que hace poco creé una continuación de esta entrada, para tratar de explayarme un poco más sobre mi punto, y señalar que no trato de forzar un aprendizaje draconiano ni de que cada uno tenga que dominar cada área del saber como si fuera Da Vinci: http://elpensadorsereno.blogspot.com/2020/05/el-pez-de-einstein-ii-hikikomoris-y.html

      Saludos igualmente.

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  10. Hola, no conocía tu blog y estoy aquí porque, justamente Ego lo posteó ahora. Yo, estoy de acuerdo con la necesidad de conocer de todo, aunque sea de manera general. Es necesario para tener un mejor entendimiento, valoración y amor del mundo. Con respecto a las capacidades, me he quedado pensando, y siempre he pensado que además de intereses diferentes, también tenemos capacidades diferentes, y no, no hablo de los hemisferios cerebrales ni nada. Pero, observando a varios de mis sobrinos, noto que (sin ser muy distinta la educación de cada uno de ellos) todos hacen y gustan más de alguna actividad en particular. Por ejemplo, mi sobrina tiene un control sobre su cuerpo impresionante, hace ejercicios como bailarina o gimnasta sin haber pisado escuela, pero se concentra muy poco en otras áreas (trato siempre de animarla, de enseñarle, pero me cuesta mucho). Por otro lado, otro de mis sobrinos se la pasa haciendo actividades con cubos, armando cosas, viendo formas, no se distrae fácilmente, pero odia brincar o bailar hasta llora. Entonces, pienso: ¿Es el interés o falta de este o las diferentes capacidades/habilidades los que hacen que cierta actividad no sea desarrollada correctamente? Finalmente, y para rematar estoy de acuerdo con un comentario anterior, es muy importante contar con una figura que pueda transmitir el conocimiento, creo (específicamente con las matemáticas) que es básico tener un facilitador adecuado que permita que el miedo/apatía puedan superarse. ¡Saludos desde México¡

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    1. Muchas gracias, Miriam. Sobre lo que comentas, pues puede que sea tanto interés como diferencias naturales o el estímulo que los niños reciben. Me explico: si las cualidades fenotípicas de cada persona dependen no sólo de sus bases genéticas sino también del ambiente en que uno se desarrolla, es difícil que por ejemplo un niño con gran intelecto pueda explotar todo su potencial creciendo en un ambiente de pobreza extrema.

      De forma menos dramática, en el caso de tus sobrinos se sienten más estimulados en esas actividades particulares quizás porque se descubren a sí mismos destacando con ellas por sus capacidades individuales, así que tenderán a enfocarse más en desarrollarlas. Es un sistema de retroalimentación positiva, y por supuesto es muy importante que puedan mantenerlo. Lo ideal, quizás, sería encontrar formas más didácticas de estimular su interés por las otras áreas, sin descuidar sus talentos.

      Saludos.

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