Un vistazo a la discriminación as

 

Estuvimos nuevamente en la Semana As (22-28 de octubre). El año pasado, como recordarán los lectores, escribí una entrada detallada sobre el espectro de la asexualidad, así como comentar un poco sobre mi propia identidad. Y esta semana, en concreto en el Día del Asexual Discapacitado (Oct. 25), escribí en Twitter/X un hilo sobre mi experiencia como demisexual y autista y la forma en que ambos se han intersectado, el cual pueden leer aquí. Y la verdad, estaba conforme con no tener más que esa participación en la semana de este año. Después de todo, soy muy pollo en este escenario, y aún tengo cosas por aprender.

Pero justo este viernes, cerca del final de la Semana As, se publicó en la revista británica de noticias The Spectator una columna de opinión de Julie Bindel, titulada “¿Sufren realmente los asexuales de ‘discriminación deshumanizante’?. Bindel es una activista feminista radical de Reino Unido y lesbiana política, que fue parte del Grupo Feminista Revolucionario de Leeds, del cual hizo parte la nefasta Sheila Jeffreys (de quien ya he hablado antes), y que en sus décadas de activismo ha hecho campañas intensas contra la pornografía, la prostitución la violencia de género y los feminicidios. Sin embargo, también es célebre por posturas públicas abiertamente transfóbicas, referirse a la bisexualidad como una moda de hedonismo sexual, criticar la inclusión de diferentes identidades sexuales y de género dentro de la comunidad LGBT+ (al punto que despectivamente le llama ‘LGBTQQIA++++++++++++++’) y, recientemente, por atacar a una activista feminista que le reclamó por una fotografía de su detención durante una vigilia en 2021 por el homicidio de Sarah Everard que fue puesta en otra columna reciente de Bindel sin su consentimiento, y que podía dar a entender que estaba a favor de sus posturas. En otras palabras, hace parte de ese selecto grupo de feministas radicales británicas que son criticadas dentro del propio feminismo.

En ese orden de días, sospechaba por sus antecedentes que su columna en The Spectator no sería particularmente amable hacia la comunidad asexual. Y no me equivoqué. Redactada en un estilo sarcástico (pueden leerla en este enlace archivado), Bindel se mofa de la idea de que la comunidad asexual pueda enfrentar discriminación, en clara oposición a un reporte recientemente publicado por la organización Stonewall, como parte de la campaña Ace Hub (Eje As), sobre los retos enfrentados por la comunidad en Reino Unido, y la necesidad de avanzar en la comprensión general de la gente sobre la asexualidad, y su recepción en el sistema de salud y el ambiente laboral. Podría haberlo ignorado, pero es un artículo tan graciosamente malo, y a la vez tan discriminador, que a semejanza de lo que hice unos años atrás con Feminista Ilustrada y su postura sobre la bisexualidad, voy a desmenuzar paso a paso lo que describe la activista, y señalar errores y omisiones. Así que vayan por café y unos bocadillos, que esto tomará su tiempo.

¿Harto de escuchar sobre la discriminación hacia lesbianas y hombres gay? ¿Teniendo un colapso de empatía cuando escuchas las historias de violencia, discriminación y prejuicio? ¿No te importa mucho que las lesbianas sean acosadas por hombres en una noche de salida? ¡No te preocupes más! Tenemos un niño nuevo en el barrio, listo y dispuesto a unirse al infranqueable código Wi-Fi que es la comunidad LGBTQ+. Los asexuales, o as-ers, han sido recibidos en el mundo queer –un mundo que sigue expandiéndose al punto de que ninguna letra del alfabeto entero está segura.

Bindel empieza con una carga estelar de repelencia hacia la comunidad LGBT+ y el concepto de queer, y es quizás el mejor resumen del estilo general de esta pieza. De acuerdo con su retrato, la asexualidad no es más que una tendencia popular dentro de las minorías sexuales, y una que, en sus palabras, sirve bien para distraer a la gente de la discriminación histórica que aún sufren lesbianas y gays. Sobre todo lesbianas, considerando el énfasis que hace sobre el acoso.

Como expliqué el año pasado en el blog, la historia de la asexualidad no es exactamente “nueva”: el sexólogo Magnus Hirschfeld ya hablaba en 1896 sobre personas que no manifestaban deseo sexual alguno, y hacia los años 60 y 70 (que Bindel debería conocer mejor que yo) los movimientos de liberación sexual reconocieron la importancia de dar acogida incluso a las personas que no tenían interés sexual por otros. La asexualidad sólo se siente “moderna” porque su organización como comunidad ha crecido gracias al auge de la Internet y las redes sociales. Reconocer su existencia, o los retos que sufren en la actualidad, no hace que deba dejarse de valorar la discriminación que sufren otras minorías sexuales de mayor población. Eso es un burdo hombre de paja (¿o mujer de paja?), y bastante penoso por parte de una activista cuyo enfoque es el lesbianismo como identidad política.

Un reporte de Yasmin Benoit, activista sexual e investigadora (she/ella), y Stonewall (vaya/imbéciles) ha descubierto que aquellos que no se molestan en coger sufren ‘deshumanización discriminante’. ‘Aun dentro de los espacios LGBTQ+, las personas as pasadas por alto con demasiada frecuencia’, aseguran, ‘y sus preocupaciones ignoradas’.

La descalificación a Stonewall no es gratuita. Como feminista trans-excluyente, Bindel ha sido uno de los principales objetivos de crítica por la organización, la cual se ha enfrentado de forma contundente al actual clima anti-trans de las Islas Británicas en los últimos años, así como a muchas de las voces intelectuales que se presentan con el eufemismo de “críticos de género”, rechazando la idea de que el activismo pro-identidad de género amenaza los derechos basados en el sexo. Y sin duda, Bindel también resentirá que en 2008 no se llevara el premio de la organización a Periodista del Año, luego de que su postulación fuese ampliamente criticada por activistas trans (cabe señala que en aquellos años, Stonewall no tenía una posición clara sobre derechos transgénero). En cuanto a Benoit… bueno, sigamos leyendo.

Benoit sabe de lo suyo. Ella fundó el movimiento #ThisIsWhatAsexualLooksLike (N.T.: #AsíEsComoSeVeUnAsexual), ha ganado premio por su postura pública anti-folleteo, y fue la primera gran mariscal asexual en el Pride de la ciudad de Nueva York este año. ¿Quién diría que ser pública sobre no molestarse en tener sexo traería tantos elogios?

Al margen del venenoso sarcasmo de la escritora, expliquemos un poco. Yasmin Benoit es una activista asexual negra e investigadora, parte del Project Ace, que colaboró con Stonewall durante dos años para generar el reporte que se publicó esta semana. Es además modelo profesional, y con el mencionado numeral busca sacudir estereotipos sobre la asexualidad, a la vez que cuestionar la idea de que vestir de cualquier forma es una invitación a tener sexo. Ha contado su experiencia mientras crecía al más sexualizada y “exotizada” por diferentes personas al ser negra, y por lo mismo trabaja por la importancia de un enfoque interseccional sobre la asexualidad. Y desgraciadamente, es atacada a menudo en redes por personalidades anti-trans (y anti-cualquier otra letra que no puedan comprender) y personas que, específicamente, no logran asimilar que una persona pueda ser sensual en su expresividad sin que ello signifique un interés por el sexo, algo que suena muy similar a excusas sobre el abuso sexual del estilo “ella lo provocó al ir vestida así”.

El punto es que Benoit merece el reconocimiento que ha obtenido recientemente. Esos “elogios” no son simplemente por “no molestarse en tener sexo” -lo que es una forma totalmente equivocada de comprender la asexualidad-; son porque es una de las personas más vocales en la actualidad sobre una de las identidades sexuales más ignoradas y malentendidas incluso dentro de la comunidad LGBT+. La ironía no le sienta bien a quien sólo intenta disfrazar con ello su ignorancia sobre un tema.

El reporte explica que la gente as incluye ‘personas que experimentan poca, fluctuante o ninguna atracción sexual, incluyendo personas asexuales’. ¿Quién podría haberlo sabido?

Pues, al parecer la misma Bindel, porque esto es una cita descontextualizada a partir del resumen del reporte en la página de Stonewall. La página se refiere a la gente as como “un término paraguas usado para describir a personas que experimentan poca, fluctuante o ninguna atracción sexual (incluyendo la asexualidad)” –y aquí ya podemos ver que Bindel deliberadamente editó la frase para que sonara ridícula-. En el reporte en sí, cuyo PDF pueden consultar en este enlace, y en concreto en la hoja 4, página 7 (“¿Qué es la asexualidad?”), lo que realmente dice es lo siguiente (negritas mías):

’As’ es un término paraguas usado para describir a un grupo más amplio de personas que experimentan poca, fluctuante o ninguna atracción sexual.”

“Muchas personas se refieren a ello como el espectro aro y as. Los términos paraguas son usados para describir el amplio grupo de personas que experimentan una falta de, o variantes, u ocasionales experiencias de atracción sexual y/o romántica.

“Las personas que se identifican bajo estos términos paraguas pueden describirse a sí mismas usando uno o más de una amplia variedad de términos, incluidos, pero no limitados a, asexual, as, arromántico, aro, demi, gris y abro. Las personas pueden usar también términos tales como gay, bi, lesbiana, hetero y queer en conjunción con aro y as para explicar la dirección de la atracción romántica o sexual si y cuando la experimentan.”

Todo parece indicar que Bindel tomó los fragmentos de dos párrafos distintos, y unió partes de ellos para que el concepto de personas as sonara como algo nebuloso, con lo que sólo basta identificarte aunque no seas necesariamente asexual. Una jugada bastante pérfida de su parte.

Los asexuales son especiales, e incluso tienen su propia bandera la cual despliega cuatro bandas horizontales: negro, gris, blanco y púrpura. Si estos miembros especiales del arcoíris queer desean indicar su orientación, puede usar un anillo con los mismos colores. No es broma.

Mmm, técnicamente correcto, aunque de banderas y colores propios podría presumir cualquier otra minoría dentro de la comunidad LGBT+, incluyendo gays y lesbianas. ¿Aporta algo sobre el tema de la discriminación hacia las personas asexuales? No. Sigamos.

Fuente: Ace Archive.

El sitio web de Stonewall tiene un ‘Ace Hub’ el cual muestra historias como ‘crecer trans y as’, ‘ocupar espacio cuando eres negra y as’ y ‘seis formas de ser un aliado para la gente as’. Hay, por supuesto, una Semana As entera, en medio de la cual nos encontramos actualmente.

Las tres historias existen. La primera, escrita por el co-presidente de la Sociedad LGBT+ de la Universidad de Liverpool, describe su experiencia de superar su disforia al entrar en la pubertad sin saber lo que significaba ser transgénero, y al darse cuenta posteriormente que no tenía las mismas urgencias de intimidad que otras personas. La tercera es un pequeño resumen de lo que significa la asexualidad, y cómo apoyar a un conocido que sea asexual. La segunda parece que contenía un fanzine de la artista textil Seleena Laverne Daye sobre “sus experiencias de salir del clóset como as, la sexualización de los cuerpos de lxs mujeres negras, y crear espacios en grupos LGBTQ para personas negras, queer, asexuales, discapacitadas y trans”, pero a día de hoy no existe el enlace para consultarlo, y el hecho de que Bindel no haga ninguna mención a esto me hace sospechar que no ingresó en realidad a ninguna de estas historias para leer su contenido.

Sobre la Semana As, pues ya dije al principio que en ella estamos. En general es un párrafo que más parece con el propósito de decir “mira la importancia que le dan a los supuestos marginados”, pero sin decirlo, así que tampoco aporta mucho al tema en discusión.

El término también incluye ‘gris-as’. Para aquellos de ustedes que no lo sepan, gris-sexual es aparentemente el espectro entre asexualidad y no-asexualidad, y cubre a los asexuales que podrían identificarse como gays, lesbianas, bisexuales, pansexuales o de otra orientación sexual. Algunos gris-sexuales no sienten que asexual sea el mejor nombre para ellos aun cuando se identifican con la comunidad as. Algunos acers también son ‘demisexuales’ (estar sexualmente atraído por alguien solo cuando tienes un vínculo emocional con ella-también conocido como ser mujer).

Este es probablemente el párrafo más torpe de toda la columna, y mejor muestra de que Bindel no hizo la tarea de leer mucho sobre aquello de lo que intenta burlarse, porque todo está mal. Primero, la gris-sexualidad no abarca otras etiquetas de identidad sexual por fuera de la asexualidad. Es, en efecto, un espectro entre asexualidad y alosexualidad, pero porque abarca a aquellas personas cuya atracción sexual es fluctuante y condicional al individuo, dependiendo de situaciones específicas. Una persona gris-sexual puede tener relaciones sexuales, pero no lo ve como algo importante para su relación, y si siente interés sexual por una persona, a menudo no actuará de acuerdo a dicho interés. De hecho, el propio reporte, en los fragmentos citados, deja clara la distinción (de nuevo, negritas mías):

“Las personas que se identifican bajo estos términos paraguas pueden describirse a sí mismas usando uno o más de una amplia variedad de términos, incluidos, pero no limitados a, asexual, as, arromántico, aro, demi, gris y abro. Las personas pueden usar también términos tales como gay, bi, lesbiana, hetero y queer en conjunción con aro y as para explicar la dirección de la atracción romántica o sexual si y cuando la experimentan.”

En cuanto a la demisexualidad, se refiere, como también dije el año pasado, a una ausencia de atracción sexual primaria, por lo que el interés sexual se desarrolla con el tiempo a través de la personalidad o las experiencias con la otra persona. Lo de “ser mujer” es inesperadamente sexista de parte de Bindel, y como lesbiana política probablemente sepa mejor que nadie que la atracción sexual no es requisito para una relación o un encuentro íntimo en el caso de muchas personas, incluyendo mujeres; lo de que ellas sólo tienen sexo por amor es un mito francamente ridículo a estas alturas. Una mujer alosexual puede tener sexo casual sin necesidad de pasar mucho tiempo con la otra persona o compartir experiencias con ella; una mujer demisexual, no. Podría llegar a tener sexo casual, sin intención de formar una relación de pareja, pero desarrollar esa atracción secundaria será algo que también tome su tiempo.

Por supuesto, hay un debate sobre si la asexualidad es o no una orientación sexual: los no asexuales son regañados a menudo por los asexuales con cosas como ‘NO ASUMAS QUE NO TENGO SEXO’. Algunos podrían sentirse románticos hacia otros, y otros podrían no hacerlo. Este subgrupo de acers son conocidos como ‘arrománticos’ o ‘aro’. Podrían tener relaciones ‘queerplatónicas’. Podrían también tener sexo. Pero algunos no.

¿”Regañar”? Para nada. Pero sí que hay un esfuerzo por parte de la comunidad en que se comprenda que el tema de la asexualidad es la reducción o ausencia de atracción sexual, no la acción sexual. Hay asexuales que tienen relaciones sexuales por interés en tener hijos, o porque lo ven como una expresión de cariño por su pareja (ahí es donde entra la atracción romántica), pero no porque se sientan sexualmente atraídos por la persona. No es lo mismo libido que atracción. ¿Y no hay acaso muchos alosexuales que tienen sexo sin interés por la otra persona, o el momento en sí? Caray, si hasta BoJack Horseman supo entender y mencionar mejor esto mientras recorría el arco de Todd descubriendo su asexualidad. Sobre si existe ese debate sobre la asexualidad, es cierto; y por desgracia está también presente en la comunidad LGBT+.

’Los ases son queer’, de acuerdo a una paladín en el eje. ‘¿Entonces por qué tantas personas dentro de la comunidad LGBTQIA+ insisten en que no lo somos?’. No puedo imaginar el por qué.

Que Bindel ignore el resto del contenido de esa historia, que habla sobre maltrato y abuso sexual, probablemente sea desalentador, aunque nada sorprendente para mí a estas alturas (supongo que lo será para quienes la conocen por su campaña contra la violencia sexual). Y de hecho la respuesta está ahí también, hablando de la relación cuasi obsesiva que tenemos en la sociedad con el sexo. Y no es mentira: la insistencia en la castidad, el doble rasero con que se manejan las relaciones premaritales entre hombres y mujeres, la sexualización como forma de degradación hacia las minorías sexuales. De esto último, y de la propia sexualización reapropiada como instrumento de lucha por la comunidad LGBT+, se entiende también que los asexuales no sean bien recibidos por muchos. Incluso algunos queer, en efecto, encuentran que, dado que muchos asexuales son hetero, no debería considerárseles parte de la comunidad, ignorando que su propio concepto de queer abría un espacio para acoger cualquier sexualidad disidente, incluyendo por supuesto el escapar de la idea de que las relaciones sexuales son una necesidad, biológica o marital.

Echemos un vistazo a la aterradora discriminación de gente que no acepta su onda en la cara. En el trabajo, 49% de personas as no han salido del closet; en entornos de salud este número asciende a casi 70%. Asumo que esto significa que están demasiado asustados y estigmatizados para anunciar, sea al enfriador de agua o al recepcionista de prácticas generales, ‘¡No me gusta el sexo!’

Volvemos a una caricatura sobre lo que sería discriminación asexual, y que sólo desnuda lo ignorante que es Bindel sobre el tema –empiezo a pensar que no leyó muy a conciencia el reporte de Stonewall-. Evitemos actuar como ella, y echemos entonces un vistazo más detallado a las estadísticas que menciona.

En el tema laboral, de acuerdo a la encuesta LGBT del Gobierno de Reino Unido en 2018, tan sólo 9% de los asexuales encuestados reportaron ser abiertos sobre su sexualidad con colegas de su mismo nivel o inferiores, en comparación con casi el 40% de todos los encuestados. Casi la mitad (49%) respondió que no era abierto con ninguno de sus colegas, y esa cifra sube al 68% con colegas en cargos superiores; apenas un 7% de los encuestados reportó manifestar su sexualidad con jefes. Las experiencias incómodas van desde conversaciones sexualizadas en el ambiente laboral, presión en discutir intimidades sexuales, y en un caso un correo de Recursos Humanos recomendando tener sexo para mejorar las endorfinas. Para colmo, apenas el 17,6% reporta haber tenido sólo experiencias positivas tras haber sido abiertos con su sexualidad, en comparación con un 40,8% del total de encuestados; muchos manifiestan ser abrumados por preguntas incómodas muy intrusivas, acoso por su condición sexual y comentarios inapropiados sobre su vida íntima.

El escenario en servicios de salud es más complejo, debido a la fuerte patologización que aún existe sobre la asexualidad. En Reino Unido en particular, aún se le considera como una disfunción parte del trastorno de deseo sexual hipoactivo, y no se han reconocido los cambios al respecto en el DSM-5. Un abrumador 68,8% de las personas asexuales reportaron que nunca han comentado en servicios de salud acerca de su orientación sexual, por diferentes razones (temor a una reacción negativa, miedo de ser sacados a la fuerza del clóset, malas experiencias en el pasado o simplemente no querer hacerlo), en comparación con un 45,5% del total de encuestados. Un 18,8% de los encuestados afirmaron que revelar su orientación condujo a un servicio más negativo (versus 7,4% del total) y 5,3% recibieron presión para recibir pruebas médicas o psicológicas (versus 1,8% del total), siendo en general el grupo de orientación sexual con mayor impacto negativo tras revelar dicha información al personal de salud. Algunas experiencias narradas en el reporte describen a los médicos y asesores asegurando que su asexualidad podía ser una respuesta a un trauma, y sometidos a terapias psicológicas más semejantes a “terapias de conversión”. Otros se han visto afectados a nivel de salud reproductiva por los prejuicios del médico general.

Y eso que el reporte ni siquiera entra en el espinoso tema de las violaciones “correctivas”, una amenaza de la que tampoco escapa la comunidad asexual –en una encuesta de 2015, un inquietante 43,5% de las 8000 personas consultadas manifestó haber experimentado violencia sexual-. Imagino que no figuraba en el reporte por las limitaciones metodológicas (se basó en una serie de encuestas, y el reporte mismo reconoce que hay más por trabajar), pero esperarías que una activista en contra de la violencia sexual, algo a lo que las mujeres son especialmente vulnerables (incluyendo las asexuales), como Bindel, tendría en cuenta que esto también hace parte de la discriminación. Supongo que cuando tienes prejuicios bien definidos, cualquier excusa te servirá para hacer oídos sordos a lo que no te conviene.

De acuerdo a una asexual en el eje as de Stonewall, ‘toda revelación involucraba una elaborada explicación’. ¿Pero quién es la víctima aquí-la persona ‘saliendo del clóset’ o la que tiene que escucharla?

Debo admitir que esto en particular sí que me hizo reír. Una lesbiana política victimizando a quien tiene que “soportar” la explicación sobre la orientación sexual, algo que parece más el lamento de un reaccionario trasnochado en Internet que de una activista feminista. Nuevamente, este fragmento lo toma de la misma asexual que contó su experiencia con abuso en su historia sobre la asexualidad, algo que por supuesto es menos gracioso. Supongo que para Bindel, sólo cuenta la violencia que ocurre contra su propio grupo.

Aparentemente hay malentendidos acerca de lo que es la asexualidad (¡seguro que no!). Hay recomendaciones acerca de cómo apoyar mejor a la gente as en el trabajo y en sitios de salud. Y hay, por supuesto, ayudas para que todos nosotros seamos mejores aliados as.

Sobre malentendidos, es claro hasta ahora que Bindel los tiene todos (aparte de uno que otro “malentendido consciente”). Las recomendaciones en el reporte son bastante válidas, y son apenas un paso en construir estrategias amplias de apoyo a la que es una de las comunidades de orientación sexual más maltratadas en Reino Unido. Sobra aquí la ironía de Bindel.

La liberación as no puede llegar lo bastante rápido. Después de todo, hacia 2015 el concejal del Partido Laborista George Norman, nombrado como el primer candidado asexual en Gran Bretaña, hizo campaña para añadir la asexualidad a la existente legislación sobre equidad. Su objetivo era lograr reconocer que un uno por ciento en el electorado de Reino Unido se identifican como tales.

Los laboristas no son precisamente la taza de té favorita de los LGBT+ británicos en estos momentos, pero la noticia es verdad. Norman, de 20 años en aquel entonces, manifestó la importancia de reconocer públicamente la existencia de la comunidad asexual, así como incluirlos en leyes de equidad enfocadas a la diversidad sexual. También tenía unas propuestas interesantes para regular las condiciones en hogares de renta privada para los estudiantes y asegurar un salario mínimo general en Yorkshire para la población trabajadora. Sigue siendo concejal, por cierto.

El mundo realmente se ha vuelto loco.

La locura es que una persona con décadas de activismo y luchas sociales aborde un tema social con tanta ignorancia y sorna para minimizar las cuestiones que denuncian, porque no tiene ni la curiosidad ni la intención de aprender un poco más sobre el ser humano. Eso sí que es una falta de respeto a la razón.

Hay una ironía profunda en que escribas una columna para mofarte sobre la supuesta inexistencia de la discriminación hacia las personas asexuales, y al hacerlo demostrar con creces que en efecto sufren de discriminación, empezando por la que tú misma estás ejerciendo a través de tus palabras. Y tiene su mérito en lograrlo con un escrito patético, lleno de errores, estereotipos y hombres de paja. Las risas no han faltado, pero no nos reímos contigo, Julie Bindel: nos reímos de ti.

Lamento que la entrada haya salido después de lo planeado, pero por desgracia he tenido problemas con el módem de casa. Para dejar esta entrada en una nota más positiva, recomiendo en serio que entren a las etiquetas #AceWeek y #AceWeek2023. Así podrán encontrar muy buena información sobre la asexualidad, los retos y dificultades que muchos enfrentan, y cómo pueden apoyarlos. También recomiendo seguir la página de la AVEN y al podcast The Ace Couple en Twitter/X, que siempre comparten material muy interesante.

Feliz Semana As para todos.


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