Linternas de Jack: ¿quién celebra en verdad la muerte?

Es de nuevo el día favorito de mi mes favorito, 31 de octubre: el famoso Halloween. Claro que para mí es Halloween todos los días -soy un súper friki gótico del terror-, y considerando el último par de años que nos ha tocado, no creo que esta fecha sea más terrorífica que los meses precedentes, pero eso no quita el entusiasmo de lo que significa. Y es el momento para mí de agrupar varias entradas que he relatado a través de los años relacionadas con Halloween en una serie propia, pues quiero enfocarme en tener cada año un nuevo comentario al respecto.

Y hablando de lo que significa, es también una fecha en la cual empiezan a salir diferentes quejas de cristianos que detestas esta fecha, pues la consideran una “fiesta de la muerte”, que está llena de símbolos satánicos, que sirven a un Dios de luz y no a uno de tinieblas, y todas esas cosas que a uno como escéptico le hacen mínimo levantar una ceja, si no es que partirse de risa. Lo que más me da curiosidad son las clásicas frases con respecto a la vida y la muerte, estilo “Dios es un dios de vida, no de muerte” y la desconcertante “no celebramos los muertos; celebramos la vida en Cristo”.

Lo curioso para mí es que, si lo piensan, Halloween “celebra” la muerte tanto como lo hace el cristianismo, y si diseccionamos bien ese par de frases comprenderán lo que digo. No piensen que busco cambiar la manera de pensar de nadie: estas son más reflexiones que me gusta hacer ante ese tipo de frases que son bastante debatibles, en el mejor de los casos. En cierta forma en broma y en cierta forma en serio, porque este tipo de discusiones me generan más gracia que ira, al menos mientras esas pretensiones de pureza espiritual se mantengan en su espacio personal. Cuando se quieren entrometer en la vida pública alegando argumentos religiosos… bueno, ahí ya tenemos un problema.

Dios es un dios de vida, no de muerte”. Ya, pues para ser un Dios de vida, en su libro sagrado tiene una propensión bastante alarmante a quitarla. Y no hablo sólo del Antiguo Testamento: no es como que Ananías y Safira sufrieran un bajón de azúcar (Hechos, 5: 1-11), y seguro que el tercer Herodes no se llenó de gusanos por generación espontánea (Hechos, 12: 20-23). Claro, es obvio que lo comentar porque siendo el Creador, es también el dador de vida, pero respetarla en los mitos no siempre ha sido lo suyo.

Hablando a nivel de mitología, cuando tienes un único dios omnipotente significa que todos los atributos y funciones de otros dioses en panteones politeístas están conglomerados en esa única deidad así que, si somos estrictos con esa visión monoteísta, pues Dios es tanto un dios de vida como uno de muerte. “¡Ah, pero fue el Diablo el que llevó la muerte al ser humano a través de Adán!”. Falso: la serpiente del Edén sólo tentó a Adán y Eva con la capacidad de discernimiento (Génesis, 3: 4-5); ellos comieron del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal. De hecho los expulsaron del Edén en parte para que no comieran del fruto de la vida y se hicieran inmortales, y por algo el Señor le puso más guardia a ese árbol (Génesis, 3: 22-24). Así que en ese sentido, Dios los creó con la misma capacidad de morir como cualquier ser humano. Bueno, no tanto, considerando que los patriarcas antediluvianos eran bastante longevos…

La caída del hombre, de Lucas Cranach el Viejo.

Y por otro lado, ¿quién dijo que Halloween “celebra la muerte”? Ni en su origen gaélico como Samhain ni en su confirmación/apropiación a través de la iglesia cristiana ocurre como tal dicha celebración. Como lo expliqué hace un tiempo, Samhain era una fiesta de la fertilidad donde se celebraba el final del verano y el comienzo del invierno: es cierto que, por ser una fecha liminal, los espíritus y las almas de los muertos podían cruzar a nuestro plano, pero no era el foco del ritual como tal, pues en Samhain se enfocaban en la purificación y la protección de las fuerzas vitales para sobrevivir al invierno. Para las culturas célticas, la muerte no era más que una parte normal del ciclo de la Naturaleza, así que más que una celebración son fiestas de “aceptación”, de proteger la vida hasta que la muerte llegue en el tiempo apropiado, lejos de la crudeza del invierno y la hambruna. Por supuesto, no me sorprende que les parezca diabólico, ya que para ciertos sectores del cristianismo todo lo que no está en la Biblia es cosa del Diablo, y con lo “pagano” tampoco suelen ser muy respetuosos.

Por otro lado, la Víspera de Todos los Santos no era más que la típica noche de vigilia que en tiempos medievales se hacía antes de un día sagrado, en este caso el Día de Todos los Santos (noviembre 1). De hecho, si bien se suele considerar que la fiesta de la víspera se creó para cristianizar Samhain, algunos expertos aseguran que surgió como una vigilia cristiana desde sus orígenes, y posteriormente sería influenciada por las tradiciones celtas (después de todo, como dije antes Samhain era una fiesta de la fertilidad, no de los muertos en sí). Entonces, la Víspera de Todos los Santos sería sólo la preparación antes de una fiesta solemne, en este caso aquella que rinde homenaje a los santos conocidos y desconocidos de la historia cristiana, no tanto por su muerte como por su fe y las obras que realizarían en vida. ¿“Celebrar los muertos”? Dudoso, en especial porque gran parte de las mismas iglesias protestantes festejan el Día de Todos los Santos.

No celebramos los muertos; celebramos la vida en Cristo”. Hmmm… Pues, hasta donde sé la parte fundamental del dogma cristiano es la muerte y resurrección de un carpintero de Nazaret. Sí, la gloria y la vida eterna del Hijo de Dios, pero la importancia de ello sólo llegó a la humanidad a través de su crucifixión y muerte en el Gólgota: no habría sido un sacrificio por nuestros pecados si Jesús no hubiera fallecido tras ese prolongado martirio. Y tal como en los cultos celtas, para el cristianismo la muerte es vista como una parte inevitable de la vida, en este caso con una importancia que radica en la posibilidad de llegar a la eternidad en la gloria de Dios al aceptar y reconocer a Jesucristo. Así que no seamos pretenciosos: Halloween no es más ceremonioso con la muerte de lo que lo es el cristianismo.

“¡Pero nosotros no celebramos la muerte!” ¡Exacto! Ese es justo el punto: Halloween tampoco lo hace, mucho menos ahora que sólo es una fiesta de disfraces para chicos y grandes, donde unos van por dulces mientras que otros expresan su creatividad a la hora de vestirse. El problema que tienen estos sectores es que no pueden soportar que una expresión cultural carezca de cualquier significado religioso: la secularización los aterra. Peor aún si se trata de una fiesta que originalmente estaba lejos de la cristiandad, porque como ya dije tienen una paranoia impresionante con todo lo que se concibe por fuera de la Biblia, y si no es la “Palabra de Dios” entonces es cosa del Diablo. No sorprende que pidan libertad de culto mientras que al mismo tiempo exigen que la sociedad se guíe por sus preceptos, aun si no todos somos cristianos.

Pero, ¿quieren saber un pequeño secreto? Ustedes no son la primera ni la única religión que existe, y seguro que no serán la última, así que llamar “supersticiosos” a aquellos que celebran Halloween es de lo más irónico, considerando que ustedes rinden culto a un tipo que fue crucificado hace dos mil años y después volvió a la vida, sin más evidencia que cuatro textos escritos al menos medio siglo después de su muerte. Y no lo tomen a mal: están en libertad de creer que así fue como ocurrió. Nadie les tiene que obligar a ustedes a celebrar el Halloween: después de todo, si lo ven contrario a su fe, para eso tienen su espacio personal en casa. No tienen por qué darles dulces a los niños que pasen a tocar a su puerta y no se fijen en el letrero de “aquí no celebramos Halloween”.

Sin embargo, por lo mismo deberían fijarse un poco en las cosas que afirman sobre celebrar a los muertos y así, porque después de todo, sus propias creencias requieren de un cierto nivel de disonancia cognitiva y suspensión de la incredulidad. Incluso más de lo que necesita cualquier parroquiano que sale en noche de Halloween, porque les aseguro que la mayoría de nosotros sabemos bien que no tiene nada que ver con invocar espíritus o muertos, e incluso varios encontramos ridículas las afirmaciones de que así se puede hacer. Tengan un poco de respeto por sí mismos, que ustedes sí que dedican su vida a celebrar la muerte y resurrección de alguien más. ¿O de dónde creen que nació el meme del “zombie judío”?

En fin, tenía ganas de decir alguna tontada al respecto de esas frases quemadísimas de los cristianos, porque me las topé de nuevo y siempre termino muerto de risa por lo irónico de su trasfondo. A futuro espero aprovechar este tipo de entradas en cosas más interesantes, pero habiendo descrito tanto el Halloween como el Samhain a través de ellas, tenemos un buen antecedente. ¡Feliz Noche de Brujas en casa!

PD: como regalo extra para hoy, les dejo una entrada de Maik Civeira (Ego para los amigos) donde analiza la novela Carmilla, una de las precursoras del género de vampiros en la literatura, a través del lente actual, y dos videos de YouTube: uno de Mench donde explora Drácula, la síntesis del vampiro literario, y otro de Tanna Land con recomendaciones de novelas gráficas de horror apropiadas para esta noche.

Comentarios

  1. Hola Martín,

    Creo que el argumento puede ser sintetizado aún más: todas las religiones son cultos a la muerte porque celebran la vida después de la vida. Y si el punto de partida es la celebración y emoción por la vida del Más Allá, necesariamente significa restarle valor a la vida del Más Acá.

    Uno simplemente no puede estar a favor de la vida y, al mismo tiempo, creer que lo esperan bienaventuranzas o harenes de vírgenes después de morir.

    ¡Un saludo!

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