¿Por qué un conejo reparte huevos de chocolate?


La Semana Santa agarró a buena parte del mundo en cuarentena, y aunque siguen viéndose episodios de suma irresponsabilidad, como una misa de Jueves Santo oficiada en Pasto, la mayoría de las personas comprenden que, religiosos o no, la salud debería primar antes que los ritos. De todos modos, la gente se las arregla para seguir sus tradiciones en casa, entendiendo que la actual coyuntura global podría tomar bastante tiempo. Y la celebración más importante para el mundo cristiano es por supuesto la Pascua o, como lo conocemos en Colombia, el Domingo de Resurrección.

Como un extranjero, me llamó mucho la atención ver toda la artesanía de chocolates que se ve en Chile para celebrar la Pascua, pues en mi país no manejamos la misma simbología que en muchas otras naciones, y por lo general nos acordamos del Lunes de Pascua, pero no del domingo como tal. Con todo, es muy llamativo ver que al menos aquí en Valdivia hay una fuerte tradición chocolatera, sin duda influenciada por la colonización alemana en el siglo XIX, así que es habitual que por estas fechas uno se encuentre con canastitas de huevos de chocolate envueltos en colores brillantes en los supermercados, y no son pocos los que vienen con Conejo de Pascua de chocolate incluido. Puede que para nosotros en Colombia sólo sean una forma interesante para los dulces, pero la asociación entre conejos y huevos en gran parte del mundo es ineludible.


Pero, ¿se han preguntado de dónde viene esa asociación? ¿Por qué en estos países se dice que el Conejo de Pascua reparte huevos de chocolate a los niños? ¿Qué rayos tienen que ver un mamífero lagomorfo y un mecanismo reproductivo con la supuesta resurrección de un carpintero judío? ¿O son, como se ha sugerido muchas veces, herencia de rituales paganos que fueron absorbidos con la cristianización europea durante los primeros siglos de la Iglesia Católica?

La idea de revisar esto surgió por varias razones. Aparte de las fechas, obviamente, se me ocurrió porque en Twitter me topé con una publicación donde le achacan el origen de la Pascua a los rituales de la diosa babilonia Ishtar, con unos argumentos que parecen salidos de ese bodrio pseudocientífico de pseudodocumental llamado Zeitgeist, y a los cuales me referiré más adelante, pero que no están tan alejados del supuesto origen de su simbología, el que es citado con frecuencia en muchos medios y trabajos artísticos. Y lo otro es que, como ya saben, ¡amo la mitología!

Esto es como un 70% basura, pero ya lo explicaré más adelante. Por cierto, el altorrelieve en la imagen de fondo, conocido como el relieve de Burney, a día de hoy es objeto de debate sobre la identidad de la figura mitológica que representa.

Empecemos primero por responder no el de dónde sino el por qué, pues estoy seguro que muchos se zampan los huevos de chocolate sin tener idea de qué tiene que ver esta fecha con la Resurrección. Los cristianos de origen judío ya celebraban la resurrección de Jesucristo en el siglo II de la era común, y la fecha era calculada basándose en el calendario hebreo, poniendo especial atención en las fechas de la Pascua Judía o Pesaj, que inicia el 15 de Nisán – o sea, la primera Luna llena después del equinoccio de marzo-, dura siete u ocho días (dependiendo de la rama del judaísmo) y que conmemora la supuesta salida de los israelitas de Egipto. Fue en el famoso Primer Concilio de Nicea (325 EC), que unificó y estableció reglas para la mayoría de los dogmas y ritos cristianos, donde se fijó el cálculo de la fecha de Pascua, el llamado Computus, con base en un calendario lunisolar independiente del calendario judío. Desde entonces, la Pascua se celebra el primer domingo después de la primera Luna llena tras el equinoccio de marzo (denominada como “Luna llena pascual”), de forma que no coincidiese con la Pascua Judía y así evitar la confusión entre ambas religiones. Por supuesto, el cálculo de esta fecha es lo que también permite calcular el inicio de la Cuaresma y la Semana Santa, y los Carnavales precedentes.

Definido el origen de la fecha de la Pascua, pasemos con los símbolos: el Conejo de Pascua y sus huevos (sí, estoy consciente de cómo suena eso…). En culturas tan antiguas como Sumer y Egipto, los huevos ya eran vistos como símbolos de muerte y renacimiento, y eran decorados y puestos en tumbas, por lo cual es posible que estas costumbres influyeran en la tradición cristiana primaria: los primeros cristianos pintaban los huevos de rojo para simbolizar la sangre de Cristo y su resurrección, cosa que todavía se hace en las Iglesias Ortodoxa y Oriental. Por otro lado, algunos autores sostienen que la asociación entre los huevos y la Pascua se consolidó más bien hacia la Edad Media porque los católicos tenían prohibido comer huevos durante la Cuaresma, y volvían a hacerlo desde la Pascua. Como sea, en un sentido oficial los huevos de Pascua son una representación del sepulcro vacío del cual se levantó el Nazareno al tercer día. En cuanto al chocolate, se empezó a utilizar para formar huevos desde finales del siglo XIX, y se convirtió pronto en una costumbre popular en los países occidentales, aunque aún se decoran huevos reales en Europa central y oriental. Y no podemos dejar de lado los huevos de Pascua artificiales, los ornamentales, como los famosos huevos Fabergé que la casa homónima de joyería fabricaba para la Corona rusa.

Huevo del Capullo de Rosa, fabricado en 1895 como un regalo del zar Nicolás II a su esposa, Alexandra Feodorovna.

En cuanto al Conejo, pues sí es cierto que estos y las liebres están asociados con la primavera, donde se ponen bastante activos y enérgicos (de ahí la expresión “loco como una liebre de marzo), y con la fertilidad… pues porque follan como conejos. Los griegos los consideraban símbolos de vitalidad y sexualidad, al punto que la liebre era uno de los atributos de Afrodita, y en algunas culturas como la azteca y la china se le asocia con entidades y dioses lunares (hablé un poco al respecto en una entrada antigua). En cuanto a las tradiciones abrahámicas, si bien se les consideró en el judaísmo y el cristianismo antiguo como animales impuros debido al Levítico 11:6, esto es debido a una traducción errónea ya que la palabra usada en el texto, shafan, hace referencia al damán de El Cabo (Procavia capensis), un mamífero hiracoideo semejante a un roedor, pero que es más cercano evolutivamente a los elefantes. Ya en siglos posteriores fue mejorando su imagen, pues los cristianos empezaron a asociar a la liebre con la Virgen María (debido a la idea de autores clásicos de que podía dar a luz sin perder la virginidad), y los judíos tomaron al conejo como un símbolo de la Diáspora. Más tarde, hacia el siglo XVII, los luteranos alemanes y los cristianos al norte de Europa hablaban de una liebre de Pascua (sí, originalmente era una liebre) que vigilaba la conducta de los niños durante el tiempo pascual y le llevaba huevos a los más obedientes, más o menos al estilo de Papá Noel. Así que pagano, lo que se dice un símbolo pagano, pues no es.


Para comprender por qué surgió la asociación de la Pascua con el paganismo, debemos fijarnos en la etimología de la palabra en inglés para la festividad, Easter. Contaba Beda el Venerable, un monje benedictino del siglo VIII considerado padre de la historia inglesa, en su libro De Temporum Ratione, que esta palabra venía del nombre anglosajón que recibía abril, Ēosturmōnaþ, en el cual se celebraban rituales en honor a una diosa germánica llamada Ēostre (inglés antiguo) u Ostara (alto alemán antiguo), pero que habían sido reemplazados por las fiestas pascuales. Si bien existió mucho debate sobre la veracidad del relato de Beda, por ser la única fuente de la época donde se menciona a la diosa, la reconstrucción lingüística realizada por historiadores de las lenguas germánicas llevó hasta el nombre de una diosa del alba, Hausōs, la cual debió ser importante en la mitología proto-indoeuropea, y cuyos atributos son compartidos por deidades solares de pueblos indoeuropeos de nombres cognados (es decir, vinculados por un mismo origen etimológico) con el de Ēostre, como la Usas de los védicos, la titánida Eos de los griegos y Aušrinė de la mitología lituana; de manera similar, la palabra ēoster, muy semejante al nombre de la diosa, está presente en topónimos antiguos en Inglaterra y nombres personales germánicos. Dado que el sistema de creencias de los anglosajones resistió la cristianización hasta el siglo VIII, es plausible que Beda, nacido a finales del siglo anterior y que contaba además con muchos textos recopilados en el monasterio donde vivió, llegara a tener contacto con su mitología antes de que fuera suprimida por completo, por lo cual el nombre Ēostre sobrevivió hasta llegar a nosotros. En este sentido, sus fiestas sí terminaron absorbidas por la Pascua de Resurrección, pero a diferencia de la Navidad o el Día de Todos los Santos no tuvo que forzarse dentro de una fecha pagana.

La asociación de Ēostre con los símbolos de la Pascua es más reciente, y por consiguiente sujeta a mucho debate. Fue el filólogo alemán Jacob Grimm (sí, uno de los Grimm) quien postuló por primera vez la existencia de una diosa germánica continental de nombre Ostara (más que probable: los dioses germánicos eran adorados con diferentes nombres entre los pueblos), comparando evidencias de palabras en alto alemán antiguo, nórdico antiguo, gótico e incluso latín, y posteriormente sugirió un vínculo entre la diosa y las costumbres alemanas en Pascua, como los huevos. Otro filólogo alemán, Adolf Holtzmann, fue el primero en sugerir que la presencia de la liebre en el imaginario pascual debía ser por tratarse del animal sagrado de Ostara. Varios autores han tratado de defender estas hipótesis iconográficas buscando conexiones con la mitología de otros pueblos indoeuropeos, como con la diosa nórdica Freyja, pero hasta ahora no hay ninguna evidencia sustancial que vincule a Ēostre/Ostara con la iconografía de los conejos en Pascua, y mucho menos con los huevos, así que varios sitios en Internet harían bien en dejar de propagar una hipótesis sin bases sustanciales.

Es casi imposible encontrar en la red una ilustración de Ēostre/Ostara donde no aparezcan conejos.

Todo esto no ha evitado que la figura de la diosa, en especial su reconstrucción como Ostara realizada por Grimm y Holtzmann, haya influido en la cultura popular europea desde el siglo XIX. Por ejemplo, en su novela American Gods, Neil Gaiman presenta a Easter -con una descripción física propia de una diosa de la fertilidad que me hace pensar en Siri- como uno de los pocos Dioses Antiguos que conservaron su poder al llegar a América debido al sincretismo de sus rituales con la Pascua de Resurrección (la serie de televisión la presenta incluso en una fiesta junto a los cientos de Jesús generados por la fe cristiana), aun cuando en el fondo, como Mr. Wednesday señala, casi nadie cree en la esencia original de su festividad. Y tal como ocurrió con la fiesta de Samhain, el neopaganismo germánico y la Wicca han retomado el nombre de Ēostre para festividades y rituales asociados al Equinoccio de Primavera, vinculándola con la llegada del amanecer, el renacimiento y la renovación estacional –significados quizá más cercanos a su tradición original de lo que lo son las fiestas neopaganas de Samhain a su pasado celta-.

Easter (Kristin Chenoweth) en American Gods.

Bien, una vez explicado el origen de los símbolos de la Pascua y su supuesta relación con los símbolos de la misma, ¿dónde queda el asunto de Ishtar? Pues resulta que el bulo es más viejo de lo que esperaba (anda circulando en Internet desde 2013 al menos), y la información que presenta, falsa como es, es aún más vieja. En Las dos Babilonias, un panfleto religioso de 1853 de enfoque anticatólico, el ministro protestante Alexander Hislop postulaba una conexión del nombre en inglés de la fiesta de Pascua con Ishtar, el nombre acadio de la diosa sumeria Inanna, deidad del sexo, la guerra, la justicia y el poder político, así como con la diosa fenicia Astarté. El supuesto vínculo que presentaba Hislop era parte de una hipótesis de conspiración que presentaba a la Iglesia Católica como la Ramera de Babilonia descrita en el Apocalipsis, asegurando que sus festividades y rituales son todos de origen pagano, en específico de la religión mesopotámica “impulsada” por el mítico rey Nimrod. Y si usted en los noventa fue parte de aquellos que vimos la expansión descontrolada de cientos de templos de la Iglesia Universal del Reino de Dios (la “Pare de sufrir”, para entendernos), seguro que le suena familiar esta basura por textos de esta secta como Una patada a la idolatría, libro escrito por el obispo Sergio Von Helde, quien se metió en problemas en 1995 por patear en vivo una estatua de María durante la emisión de un programa.

La verdad es que esa hipótesis se cae por su propio. Más allá de la ausencia de bases históricas de Nimrod o su supuesta influencia en la iconografía de otras mitologías como la egipcia y la frigia, la realidad es que el “vínculo” entre Easter e Ishtar no pasa de ser una similitud fonética sin una conexión etimológica real, ya que el segundo es un nombre acadio y por ello de origen semita, de la familia lingüística afroasiática y por tanto distante de las raíces indoeuropeas de Ēostre, por lo cual Las dos Babilonias es rechazado de forma casi unánime por lingüistas y arqueólogos expertos en las civilizaciones mesopotámicas –lo que no ha evitado que grupos protestantes como “Pare de sufrir” la sostengan-. En cuanto a la propuesta asociación de conejos y huevos a Inanna/Ishtar (que no era diosa de la fertilidad, aunque sí es parte de la leyenda de Dumuzi/Tammuz) en el meme angloparlante, la iconografía identificada de la diosa son leones (de ahí que la principal hipótesis de identidad de la figura en el Relieve de Burney sea Ishtar) y estrellas de ocho puntas (que para los babilonios representaban a Venus), ambos símbolos de poder y autoridad, y también palomas. Si la conexión de Ēostre con la simbología pascual es más bien implausible, la de Inanna/Ishtar es a todas luces improcedente.

Se suele sugerir también, por los búhos en el relieve, que la figura podría ser Lilitu, pero dada la ausencia de culto a demonios en la antigua Mesopotamia el Museo Británico propone, basándose en algunos detalles, que sería más bien Ereshkigal, diosa de la muerte y hermana de Inanna/Ishtar.

Dicho todo esto, ¿significa algo la Pascua para mí? En un sentido religioso o tradicional, ninguno. Mi familia nunca ha sido muy asidua a hacer parte de la feligresía, así que no recuerdo haber asistido a alguna misa de Domingo de Resurrección, y cuando tomé conciencia de mi propia opinión en temas religiosos ya ni siquiera era católico. Ahora, ya que por las cuestiones actuales nos vemos obligados a permanecer en casa, bien se puede aprovechar no sólo el día de hoy, sino los momentos que tengas libres en su cuarentena (sé que muchos siguen trabajando, o mantienen actividades para combatir el tedio y la ansiedad) para reflexionar más allá del significado religioso, reencontrarse con sus propias metas y deseos y afirmar su propósito en la existencia, sea creyente o no.

Por mi parte, ya cumplí con mi idea para Pascua, que era presentarles un poco sobre la historia y significado de esta fecha y sus símbolos, independiente de mi postura crítica a las instituciones religiosas o las creencias de cada quien, pues siempre puede ayudar un poco a llevar su fe o escepticismo de manera un poco más racional. Saludos y pues, felices Pascuas.

Sí, el Conejo me visitó. Y al menos usó tapabocas.

Adenda: comparto aquí el espacio de Los Danieles, la página recién estrenada por los periodistas Daniel Coronell y Daniel Samper Ospina tras el despido censor del primero y la renuncia solidaria del segundo a la revista Semana. A su vez, les dejo la reciente entrevista que Diana Carolina Durán le realizó a Coronell para El Espectador, donde hace una observación más detallada de los motivos para el cierre de su columna, y el nuevo enfoque corporativo y periodístico que por desgracia la revista está tomando debido a la visión de Gilinski.

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