La Riqueza Mental
La Riqueza Mental
Tomada de www.enciclopediasalud.com
“En esa universidad
sólo dejan entrar pobres”. “Ahí sólo se entra con palanca.” “A mi hijo no le
gustan las universidades públicas.” “En esa universidad los estudiantes entran
sucios, en chanclas y bermudas.”
Eran esos algunos de
los comentarios que escuchaba de madres cuyos hijos se encuentran hoy fuera de
la educación superior, a pesar de contar con los medios económicos necesarios
para ello. Tras percibir la carga de auto-consuelo que encerraban la mayoría de
estos, surgió en mi cabeza una pregunta: ¿crían los padres a sus hijos de forma
adecuada? ¿Cultivan en ellos la curiosidad por el saber, el hábito de la
responsabilidad, del cumplimiento de los deberes? ¿Cuánta influencia tienen los
padres, sean ricos o pobres, por el fracaso de sus hijos en su desempeño
estudiantil?
Una base en la adecuada
educación de los hijos corresponde en que los padres deben cultivar en el niño
la curiosidad, el interés en aprender, y sobre todo la responsabilidad como
estudiantes al ingresar al sistema de aprendizaje. La razón detrás de la
mediocridad en las instituciones educativas no es simplemente decir: “ese niño
es bruto”. No es cierto. Un estudiante no será capaz de poner atención en la
clase si nunca fue educado en la casa a concentrarse. No se animará a hacer la
tarea en la casa si los padres no le enseñaron a cumplir con sus deberes. No
será capaz de mantener su interés en una carrera universitaria, incluso si le
interesa, si nunca aprendió a tener constancia y perseverancia en sus actos, a
ser una persona concreta en sus ideales.
Y de ahí surgen
problemas posteriores. Padres adinerados, cómodos en la buena vida, que gastan
fácilmente millones de pesos en carreras que sus hijos abandonan al poco tiempo
como si se deshicieran de una camisa vieja. Padres que se esfuerzan
consiguiendo la plata para el estudio, con la esperanza de que sus retoños sean
profesionales, sólo para ver cómo sus retoños desprecian tal esfuerzo. Pero
esos padres no forman de la manera correcta a sus hijos; terminan siendo
consentidos y caprichosos, y no se esfuerzan en cumplir las pasajeras metas que
se proponen, porque que sus progenitores nunca les enseñaron acerca de la
dedicación y la tenacidad para conseguir sus objetivos. Esto no es una
constante en ambos extremos sociales, ni es la única razón de la mortandad
estudiantil en colegios y universidades, pero es un factor importante.
Y no es la única razón
porque, después de todo, la influencia de los amigos y otras gentes que los
jóvenes conocen fuera de casa son parte integral de su formación como ser
humano. No estoy diciendo que los padres deban controlar las vidas de sus
hijos, ni vigilarlos como perros guardianes todo el tiempo; no es una actitud
sana y deteriora la vida de los hijos a largo plazo. Pero si no les enseñan a
discernir entre las verdaderas amistades, si no pueden educarlos para alejarse
de comportamientos dañinos para sí mismos, ni para dejarse influenciar de otros
para que adopten tales hábitos, pronto se enfrentarán con el hecho de que sus
hijos son personas descuidadas, sin iniciativas, y en no pocos casos adictos a
juegos, al alcohol o a las drogas, elementos de nefastas consecuencias en la
juventud actual.
Por ello se escuchan
expresiones como las enumeradas al principio. Estos padres, tanto sean humildes
como adinerados, se basan en excusas que denigran la calidad de las
instituciones universitarias, que las desprecian de forma elitista y rencorosa,
que critican a los estudiantes que en ellas buscan superarse. Sentimientos
lastimeros, que no tienen otro motivo que engañar a otros y engañarse a sí
mismos, inconscientes y ciegos ante la verdad, incapaces de asumir la realidad,
porque llenos de orgullo no pueden admitir que los fallos de sus hijos son en
gran medida causa de sus propios yerros.
La superación y el
éxito se basan en el esfuerzo y la voluntad, por muy fáciles o difíciles que
parezcan las condiciones que nos rodean. Conozco a muchas personas que han
logrado alcanzar las metas que se han propuesto por su dedicación, sin importar
su posición socioeconómica, gracias a la educación que recibieron de sus
padres, a que se les enseñó que la verdadera riqueza se encuentra en la mente.
Y esa riqueza se cultiva día a día en la casa a través de la curiosidad, del
asombro, del afán por aprender, por siempre buscar saber más, del buscar
siempre actuar y pensar de forma adecuada.
Hola esta pregunta es más bien personal: En su carrera (así como en todas las de ciencia e ingenierías) se ven materias como cálculo diferencial, es para saber ¿como le fue la primera vez en cálculo? ¿pudo pasar la primera vez o le tocó volverla a ver (como a muchos nos ha pasado)? Sea como sea ¿que consejo nos podría dar?
ResponderEliminarPor cierto yo soy estudiante de agronomía (casi) de segundo semestre
Saludos
Je... Siendo sincero, las materias con números nunca han sido mi fuerte. Pude pasar diferencial la primera vez que la vi, pero la verdad no fue una nota muy alta.
EliminarMe quedaría difícil, la verdad, poder dar un consejo válido sobre cómo pasar esa materia. Yo diría que, sobre todo, practicar resolviendo problemas. Y eso sí, buscar problemas un poco más complejos que los que use el docente, porque suele pasar que te explicar algo relativamente sencillo en clase, y luego en los exámenes aparecen problemas complejos que uno apenas maneja.
Saludos igualmente.