La salida de Messi y la fiscalización de las emociones

Quienes son lectores de hace tiempo sabrán que no soy un hombre de fútbol, pero respeto el poder que tiene este deporte para vincular a las personas, así como temo la influencia que puede tener en separarlas y llevarlas a la violencia. Ni alabo ni odio el deporte como tal, sólo me gusta ver la forma en que los demás interactúan a través de su contemplación y admiración. Por ello es que detesto la forma en que se le suele criticar como “opio de las masas” e “instrumento de enajenación”: sí que se puede criticar la forma en que puede ser explotado como divertimento fácil, pero señalarlo como un pasatiempo de zafios y gente ignorante es reduccionista e incluso un poco clasista.

En fin, como quiero que esta sea una entrada corta (ya que, como dije antes, mi tiempo está más limitado), entremos en materia. El pasado jueves 5 de agosto, el argentino Lionel Messi, considerado a menudo como el mejor jugador de la historia reciente, uno de los máximos goleadores de todos los tiempos, dio una rueda de prensa para anunciar su salida del Fútbol Club Barcelona, equipo al que estuvo vinculado por veinte años, y con el cual ganó 35 títulos en diferentes ligas. El anuncio fue recibido con mucha tristeza y emotividad, tanto por quienes son fanáticos de Messi y/o del Barҫa como de los aficionados al fútbol en sí, pues “La Pulga” es una de las figuras más grandes del deporte en estas décadas. Por ello, las redes sociales estuvieron llenas de despedidas, manifestaciones de agradecimiento, y homenajes a la trayectoria del rosarino en el club.


Desafortunadamente, y como desde que el mundo es mundo hay gente que parece empeñada en restringir la emotividad de otros, surgieron muchos comentarios menospreciando o directamente acusando a quienes hablaban de los mensajes sobre la partida de Messi. Creo que muchos los leyeron: los pseudointelectuales que desprecian el fútbol, los moralistas que atacan a quienes hablan de temas más superficiales y no de los que ellos prefieren, los radicales que asumen que, si eres hombre y hablas de Messi y no de los feminicidios en tu tierra, es porque eres un misógino, alguien que llamó “asistenta gratuita” a Antonella Roccuzzo… A riesgo de sonar cartesiano, si pueden imaginarlo, seguro que alguien lo comentó.

No voy a hablar del deporte como tal, porque toda la discusión que da son temas más externos. Sí, es cierto que a menudo los aficionados a los equipos son violentos y desordenados, y que muchos viven más pendientes de ver el próximo partido que de los temas sociales de su país. También estoy consciente de los muchos escándalos de corrupción en los últimos años, con federaciones más preocupadas en sacar efectivo que en garantizar condiciones apropiadas para los juegos, al punto de hacer jugar a los equipos aunque en las gradas se estén casi matando (tuvimos en Colombia un penoso incidente reciente que lo demuestra). Y es lícito discutir si es ético que se paguen cifras tan desorbitantes por los cambios de club de diversas estrellas, aun reconociendo sus méritos y talento. Pero en sí, como dijo Maradona, la pelota no se mancha.

Entonces, ¿cuál es el problema de que la gente exprese su aprecio por un futbolista en redes, y lamente su salida del club de fútbol que lo acogió por dos décadas? ¿Es porque es una persona famosa a la que seguramente no conocen? ¿Porque se están preocupando por el fútbol? ¿Es porque se trata de un tema banal? Lo primero me parece un tanto mezquino, porque si se trata de lamentarse por personas que no conocemos, es lo que muchos humanos hacemos cuando nos enteramos de una masacre, de un desastre natural, o con las cifras de muertos que vemos a diario desde la actual pandemia. Es simple empatía, y así como podemos experimentarla más allá de las estadísticas, es bastante comprensible entonces, aunque a muchos no les parezca, sentirla con el caso de Messi. El rosarino tiene una historia de vida que ha inspirado a muchas personas, es un jugador con un innegable talento que ha ido cultivando con esfuerzo, fuera de cámaras es más bien noble y con una hoja de vida casi intachable, y sobre todo le ha brindado experiencias positivas a millones de personas que lo han seguido su recorrido en el Barҫa.


Todos estos hechos se vinculan con lo segundo: podemos criticar el apego excesivo, casi monotemático, que tienen muchas personas al fútbol, pero es injusto señalar de exagerados a quienes se han lamentado en redes por la noticia. Somos una especie reacia a los cambios, nos manejamos en el reconocimiento de formas y patrones, por lo cual, si es difícil para un jugador ajustarse a salir de un equipo después de dos décadas, también lo será para las generaciones que han visto su crecimiento, sus jugadas, sus triunfos y sus derrotas. Por otro lado, eventos como las copas mundiales de fútbol o los Olímpicos suelen ayudar a la gente a distenderse de momentos difíciles en su vida, por lo cual también generan una afinidad importante. Son respuestas emocionales muy naturales a nosotros, típicas con aquellas actividades que disfrutamos y que debemos cambiar o dejar, así que en esencia no hay nada de malo en los miles de mensajes de gratitud y apoyo a Messi, pues es el cierre de un largo ciclo con el que muchos se han vinculado.

Ahora, el tema de la banalidad [Suspiro]… Esto no es algo exclusivo de quienes critican el fútbol: es más bien uno de los síntomas del activismo tóxico que se ha tomado las redes en estos años, el alardeo moral que busca fiscalizar las expresiones de otros de modo que coincidan con sus propias posturas. No lo llamo señalización de la virtud, como se hace recientemente, porque esa es una conducta más central del discurso moral, e incluso pudo tener un papel importante en la cohesión de mayores grupos sociales en nuestra especie. En contraste, el mero alardeo tiende a desgastar el valor del discurso moral público, porque se convierte en una carrera de armas del más-santo-que-tú, que polariza los debates y hastía a quienes los contemplan, pues sólo dejan la impresión de que cada comentario similar es mera santurronería y autocomplacencia moralista.

Saben que los noticieros y portales de noticias tienen algo llamado "secciones", ¿verdad?

Y no es sólo el problema del alardeo, sino que hay gente que parece que concibe el activismo como una mortificación constante, donde no puedes tener ni un espacio en tus redes que no hable de una coyuntura en específico, y atacan entonces a quienes no siguen sus lineamientos. Lo he visto mucho con el seguimiento al paro nacional en Colombia, y es una de las razones por las que tuve que tomar un descanso largo: cuando muchos, incluyendo yo mismo, tratan de cumplir con ese marco activista, están tensando su estabilidad emocional. Eso no es sano: la sobrexposición puede no sólo generar fatiga de compasión, sino además provocar serias cargas mentales que son difíciles de manejar. Tenemos que saber mantener un balance.

Por otro lado, algo que es necesario reconocer es que las redes sociales son espacios personales de cada individuo por lo cual, siempre que cumplan con las reglas del sitio, cada uno tiene la libertad de compartir los temas que le plazcan. No tenemos que convertir cada publicación en redes en un falso dilema, como ocurre con esos discurso engañosos del estilo de “los niños pobres de África que mueren de hambre”. Si quieren dedicar su cuenta al activismo laico, está bien; si quieren denunciar la corrupción, todo tranquilo; si quieren dedicarla a compartir los mangas que le gustan o contenido NSFW, perfecto. Son expresiones personales que no reflejan necesariamente lo que cada persona piensa, así que nadie tiene que exigirles que cumplan con las posturas de los demás.

Los más frustrantes son los pseudointelectuales, y no sólo los que menosprecian el gusto popular por el fútbol, sino además el hecho mismo de ganarse la vida con ello. He reiterado en este blog muchas veces la importancia de desarrollar un conocimiento algo general de diferentes temas, pues es algo que ayuda a detectar cuando nos quieren colar fraudes pseudocientíficos y discursos antidemocráticos. Sin embargo, también es importante cultivar los talentos y las aficiones, ya que eso es parte de lo que compone una vida plena para miles de personas. Y si eres una persona que se ha dedicado toda su vida a algún deporte, es natural que sea tu capacidad física lo que más destaque y se aplauda.

Una actitud penosa por parte de un blog de divulgación. Y no nos engañemos: el Nobel de Literatura también tiende a ser elitista y autoralmente endogámico.


¿Es tan reprochable entonces que Messi destaque más por sus piernas que por su cerebro, o que la gente le celebre los logros obtenidos por sus aptitudes físicas? La verdad esa es una visión que encuentro insoportablemente desdeñosa y arrogante, más de pedantería académica que de un interés por cultivar el pensamiento crítico en un mayor sector de la población. Por supuesto que los sectores científicos y tecnológicos merecen más reconocimiento por parte de la gente del común, y que hay muchos pensadores ahí afuera cuyos logros son más significativos a largo plazo que cualquier Balón de Oro. Pero no es razón para menospreciar a un deportista, y mucho menos a la gente que lo admira, y muchísimo menos dándose aires tan pretenciosos, que sólo provocan más vergüenza que apoyo.

Y bueno, sobre la mujer que insinuó que el “amor romántico” sólo servía para que las mujeres sirvieran de “asistentas gratuitas”, refiriéndose a un fragmento de la rueda de prensa en que Antonella Roccuzzo, esposa de Messi, le pasó unos pañuelos desechables para que se secara las lágrimas… ¿Qué les pasa? Eso es empatía de pareja: es perfectamente normal que Antonella actuara de esa forma si ve llorar al hombre con el que ha compartido tantos años de vida, con el que tiene una familia. En serio, dejen de ver dinámicas de subyugación a la mujer en cada gesto social. Es enfermizo.

Y bueno, esto es lo que quería comentar al respecto. Como es usual, pueden estar de acuerdo o no, pero antes de comentar les invito a reflexionar un poco. Hay muchas cosas que deben mejorarse en cuanto al valor excesivo que le solemos dar a diversas figuras famosas, pero antes de criticar las expresiones de apoyo y pretender que todos nos manejemos dentro de un rígido lineamiento emocional, debemos fijarnos en cómo nace ese vínculo que podemos tener con ellas.

Adenda: en medio de un gigantesco escándalo de corrupción en el Gobierno colombiano, por un contrato de un billón de pesos que el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones licitó a un consorcio, y por el cual hay 70 mil millones de pesos desaparecidos, causó particular indignación que mientras el (sub)Presidente Duque respaldaba a la Ministra, Karen Abudinen, la justicia condenara a 63 meses de prisión a la controversial influencer Epa Colombia, por haber causado destrozos en una estación de Transmilenio en 2019, hecho registrado en un vídeo que subió ella misma a redes.

No voy a fingir que respaldo a Daneidy Barrera en general, y por supuesto repruebo el vandalismo, pero sin duda que su condena es a todas luces excesiva. Y sienta un mal precedente porque, y aquí me separo de los que acusan clasismo por lo ocurrido, para mí es evidente que con esta sentencia buscan descuartizarla y colgarla en la plaza pública (figurativamente, claro) a semejanza de rebeldes de antaño como Carlos Antonio Galán y William Wallace –salvando diferencias entre los tres-, como advertencia a todos los que han estado protestando en las calles desde finales de abril, cometan actos vandálicos o no.

Comentarios

  1. Hola de Martín. Perdón si soy quizá insistente y si de pronto llego a ser intenso.

    Respecto a lo de Messi, a mí no me va ni me viene eso y, personalmente, me simpatiza más Cristiano Ronaldo (aunque yo no soy muy futbolero que digamos).
    Respecto a lo que mencionas más o menos a la mitad de esta entrada del postureo y todo eso y a propósito de los "Niños de África" y las dos últimas imágenes, pues viendo lo que en estos días ha pasado en estos días (tanto lo de Haití como lo de Afganistán) sí es como para, literalmente, echarse a llorar, pues son pueblos olvidados y que no tienen a prácticamente nadie que hable por ellos, eso era lo que yo criticaba anteriormente en su momento respecto a lo ocurrido en Francia (no porque la vida de un francés valiera menos o porque supuestamente se simpatize con los islamistas, ni fú ni fá), sino porque los del primer mundo sí tienen voz y alguien que hable por ellos y los medios para salir adelante, tristemente, en el tercer mundo no. Es una cuestión de *desigualdad*. Por eso considero una gran exageración que el Señor Osorio tache de "cretinos morales" a quienes critican el que se hable más de Francia que de un país de tercer mundo, parece que no fuese consciente de lo anterior. Y además, lo que me preocupa, a propósito de lo que mencionas de la "fatiga de la compasión", es que terminemos _*normalizando y naturalizando*_ la violencia, el dolor y los abusos de poder, y no hay que irse al otro lado del mundo, pues mira lo que pasa *aquí y ahora* con los líderes sociales y la corrupción. Decía el sabio Krishnamurti que no es signo de buena salud estar adaptado a una sociedad enferma.

    Y hablando de cretinos morales, respecto a lo de Haití y Afganistán, mira las joyitas que me encuentro tanto de izquierda https://twitter.com/cristianmube/status/1426998992374743049 como de derecha https://twitter.com/Jorgebuxade/status/1426990633219198984 https://www.facebook.com/ResistenciaRacionalista/posts/4842403735789411 (y no sé tú, pero hay que ser muy ignorante o HdP, o ambas para hacer semejante comparación tan mal hecha de Afganistán con el Perú, y es injusta y cruel con los las víctimas de los talibanes, por más que no nos agrade Castillo. Por lo visto esta página tiene de "Racionalistas" lo que Miguel Ángel Builes tenía de "progresista"). Y volviendo al tema de los cretinos morales https://twitter.com/WilliamGalanS/status/1426548858788716550, esto sería gracioso de no ser que ciertas personas no difieren mucho de los talibanes como ya he señalado en Twitter https://twitter.com/agroCISF/status/1427082018039422977.

    Y respecto a lo de Epa, si bien uno puede estar en contra del vandalismo, la condena no sólo fue desproporcionada, sino que le siento tufo a revanchismo, pues avanzan rápido con ella, pero lento con el escandalo de corrupción mencionado, además ella ya había rectificado y salido adelante, y tuvo su idea y le fue bien, aunque sea, como se diría, "tonta como puerta". Además, en su caso, fue un delito sin víctima, pues no atentó contra la vida o integridad de alguien más, por lo que considero su condena más desproporcionada aún.

    Bueno, perdón que me haya extendido un poco. Y hablando de política, si fuera chileno yo iría por Boic o Narvaez, o incluso por los independientes Cuevas o Sharp (por lo que he visto, el tal Artés y su partido son más comunistas que el propio partido comunista), no sé que tan enterado estés de la presunta falta de democracia interna de La lista del Pueblo.

    Y saludos por allá, ojalá la Convención Constitucional siga adelante y suerte en tu doctorado.

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    Respuestas
    1. Pues... No sé, ¿qué quieres que diga, exactamente? Ya hemos hablado de lo mismo en otras ocasiones, y realmente es agotador responder a una texto tan largo que en esencia es algo que ya debatimos antes. De David, pues... es su lenguaje y su problema. Pero es un tono del que prefiero alejarme en estos días, porque la verdad creo que predica mucho al coro.

      Mismo con lo de Epa Colombia: otros argumentos, pero básicamente estamos de acuerdo en lo mismo, así que,¿qué puedo agregar?

      Y de esos enlaces, pues no me sorprende que conviertan a los talibanes en punto de comparación para sus argumentos falaces. Hasta gente que uno esperaría no cayera en ese facilismo lo ha hecho, como ese cuento del "talibán neoliberal".

      He visto una que otra discusión con el tema de los candidatos, pero no puedo decir que esté siguiendo tan de cerca las campañas esta vez. Muchas gracias por tus buenos deseos.

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