Las profecías autocumplidas del urivulturismo


Mencionaba en la reciente entrada el estúpido acto de algunos ex comandantes de las FARC, entre ellos “Iván Márquez” y “Jesús Santrich”, de regresar al monte y retomar las armas. Para muchos, entre los que me incluyo, si bien tienen en parte razón al cuestionar la lentitud e incompetencia de Santos y Duque para hacer cumplir el acuerdo de paz, su pretensión revolucionaria es más un escape artero de tener que responder ante la JEP por sus delitos, y al menos de momento no cuentan con la fuerza que intentan transmitir. Recordemos, de hecho, que los líderes vistos en el video eran de la línea más dura en la mesa de negociación, los que preferían no entregar las armas antes de firmar los acuerdos, contra la visión más pragmática de Rodrigo Londoño. Por otro lado, tras lo que hemos visto queda claro, o al menos es una hipótesis muy fuerte, que en efecto Santrich sí estaba delinquiendo después de la firma, y que huyó precisamente para no tener que responder por ello, a pesar de que la torpeza consciente de la Fiscalía echó al traste la solicitud de extradición.

Como es costumbre, desde la porción más reaccionaria de la derecha ya se están frotando las manos, pues la pataleta de esta “segunda Marquetalia” les está dando un importante respiro en medio de próximas elecciones, con un subpresidente cuya popularidad está por el piso y un senador y ex presidente que ya es la figura política más odiada de Colombia. El gallinazo mayor, Uribe, no tardó desde su cuenta de Twitter en lanzar dardos en contra del proceso con las FARC, insinuando que sólo fue un indulto para criminales y pretendiendo sacar los acuerdos de la Constitución, pues dice que no son necesarios, mientras los demás goleros graznan alrededor que ya nos habían advertido que los acuerdos de La Habana “fracasarían”, en una de las tácticas más rastreras y ya tradicionales del –dizque- Centro –dizque- Democrático: el urivulturismo.

El sketch de “¿Quién mató a Hannibal?” de The Eric Andre Show es uno de los memes más contundentes y versátiles para situaciones así.

Sí, es que con ellos es tan común y tan específico en intenciones que no puede sino tener nombre propio. ¿Qué viene siendo eso de urivulturismo? Sencillo: es la constante y despreciable reacción de la derecha uribista de buscar réditos electorales a costa del terror de la población al conflicto armado, pero que en un giro muy propio de ellos va acompañado de un ataque constante a los acuerdos de La Habana, intentando cualquier fracaso para luego decir “se lo dijimos”. Los uribistas no son los únicos en regodearse con la tremenda estupidez de Márquez, Santrich, Romaña y El Paisa, pero si son los que más se han esforzado en que el cumplimiento del acuerdo con las FARC se vaya al carajo para presumir de que ya lo sabían, regodéandose como buitres de la carne podrida de ese “maldito papel”, y cagarse sus propias patas para refrescarse con sus resultados políticos. De ahí la etimología, pues vultur es la palabra latina para referirse a los buitres. Y porque “urivulturismo” suena más elegante que “uribuitrismo”, y soy un nerd con los animales.

(Entre paréntesis: ahora que lo reflexiono mejor, todo el comportamiento del uribismo con respecto al acuerdo de paz es más bien semejante al de un dragón de Komodo, otro carroñero: morder a su víctima y dejar que el veneno y la infección lo mate al poco tiempo para alcanzar su cadáver y alimentarse tranquilo. El problema es que menos gente está familiarizada con este reptil, y decir “uridragonismo” o “urikomodismo” no tiene tanto juego de palabras. Cierro paréntesis.)

Lo irónico es que la única ave carroñera que lleva esa palabra en su nombre científico es el cóndor andino, Vultur gryphus, pues no está emparentado con los buitres del Viejo Mundo (ninguno de nuestros gallinazos lo está) y es dueño de un porte, belleza y gracia de la que carece el uribismo. No: políticos como Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, José Obdulio o Alberto Bernal son poco más que goleros, de estos gallinazos de cabeza negra que se la pasan revoloteando por el aire, olfateando en busca del próximo cadáver al cual sacarle provecho político, y la secesión de los cuatro ex comandantes les ha pintado una vaca muerta espectacular para comer hasta la hartura.


Su líder, Uribe, es un poco más elegante, y por general actúa como el rey golero, metiendo primero el pico para que los demás coman del muerto, tal como lo está haciendo ahora con su insistencia en desmontar los acuerdos de La Habana. No obstante, ahora mismo su desesperación impregna el aire, como un gallinazo viejo que cada vez encuentra más difícil volar, pues pretende que el subpresidente Duque mantenga autoridad y al mismo tiempo pone en riesgo su postura al vociferar en voz alta que no hace falta seguir financiando los acuerdos, a costa de lo que significa eso para su polluelo a nivel internacional.

Y ahí es donde está la esencia de la mezquindad del urivulturismo. Desde que ocurrió la novela con Santrich y la desaparición de Márquez, han hecho todo lo posible para que los colombianos nos enteremos de que tenían razón cuando decían que el acuerdo de paz con las FARC iba a ser un fracaso. Lo que convenientemente dejan de lado es que ellos mismos se han encargado de llevarlo a un punto de ebullición, a través de cuestionar el tribunal de la JEP, sepultar en el Congreso las 16 curules destinadas a las víctimas del conflicto armado con el argumento de que serían para más guerrilleros, insistir con objeciones insulsas para retrasar la sanción de la JEP, aferrarse a la pretensión cobarde de un tribunal especial para militares y miembros de fuerzas del orden público y en general retrasando el cumplimiento de todo lo pactado en La Habana. Desde que Santos puso su firma, el –dizque- Centro –dizque- Democrático no ha hecho otra cosa que torpedear los acuerdos con el fin de que los ex combatientes se harten y regresen al monte para luego presumir como Nostradamus de que sus profecías eran ciertas.

El subpresidente no la tendrá fácil. De momento el gobierno ha hecho en parte lo adecuado, y se agradece, que fue recordar que más del 90% de los excombatientes de las FARC siguen en las zonas de concentración, y que es necesaria la implementación adecuada de los acuerdos. Pero por otro lado, Duque responsabiliza al dictador venezolano Nicolás Maduro del rearme de los cuatro líderes (no es improbable, pero tampoco hay evidencias directas de ello; más bien explica los negocios en los que estaba Santrich), mientras deja que su maestro siga azuzando como golero vampiro al proponer en Manizales que el gobierno invierta el dinero que se gasta en los desmovilizados de las FARC para financiar las vías terciarias y apoyar a la tercera-edad, en una patética muestra de psicología Fisher-Price para embaucar a la gente del común, aun a sabiendas que eso sería casi como ponerle de vuelta el fusil en las manos a los desmovilizados.

Duque también insistirá en modificaciones a los acuerdos para mantener contento a su partido, aun a sabiendas de que por la poca maniobrabilidad que tiene en el Congreso, las acciones de las cortes y la vigilancia internacional, que salió de inmediato a respaldar los acuerdos, es casi imposible que logre cambiar una coma. Pero citando de nuevo a Félix de Bedout, no hace falta que les aprueben nada, pues mantener la zozobra y la incertidumbre sobre el futuro de los acuerdos de paz con las FARC es suficiente para inquietar a los desmovilizados y dar una mayor seducción hacia la disidencia.

Las FARC como tal fueron también rápidas al reaccionar contra los disidentes. En un comunicado oficial el antiguo líder de la guerrilla y ahora jefe del partido, Rodrigo Londoño, pidió disculpas por las acciones de Márquez y los demás, tachando su regreso a la lucha armada como una “equivocación delirante”, y aunque criticó al gobierno por su lentitud en la implementación, reiteró el compromiso del partido a la paz. Muchos desmovilizados entrevistados, ya organizados y con proyectos laborales de legalidad, ni se sorprendieron por las acciones de los cuatro líderes disidentes ni piensan seguirles los pasos. Eso es en lo que el urivulturismo de gente como Uribe y Paloma Valencia debería fijarse, y no en un puñado de imbéciles que nunca tuvieron voluntad de dejar el combate o el crimen.


Porque si nos fijamos en los líderes que aparecen en el video, es claro que no sólo vienen del extremo de las FARC que era más reacio a los acuerdos, sino que también son los comandantes más sangrientos de la guerrilla (Romaña, El Paísa), que tenían las manos puestas directamente en el narcotráfico (Iván Márquez), y que parecen estar viviendo en una dimensión alterna a nuestra realidad. ¿En serio creen que luchan por defender al pueblo, y que la mitad del país les cree? ¿De verdad se creen ese discursito propio de que representan los intereses de los colombianos? ‘¿Y encima se comparan con Simón Bolívar y se ponen en ese plan anacrónico de llamar traidor a Santander, como si el “Libertador” no se hubiera proclamado dictador de la Gran Colombia? En serio, no sé si lo hacen por enajenados, por ignorantes o por cínicos.


Y parece que entre las críticas de todo el país y el análisis de investigadores del conflicto, ellos mismos se han dado cuenta que su alcance es, al menos de momento, irrisorio: no es probable que cuenten con un tamaño suficiente de hombres para acciones a gran escala como antaño, es casi imposible que logren hacer una alianza con los obnubilados del ELN, y las otras disidencias de las FARC no están tampoco muy dispuestas a cederle al viejo Secretariado el poder que consiguieron al rechazar los acuerdos. Tanto es así que ya hoy nos despertamos con un comunicado de su parte donde aseguran que están abiertos al diálogo, pero con la condición de formar una Constituyente.

¿Y para eso fue esta pantomima de Santrich con un fusil al hombro y una bandera al fondo con los rostros de Bolívar y “Tirofijo”? ¿Para ladrar como lobos y morder como chihuahuas desdentados, ofreciendo el vientre ante los buitres uribistas que no podrían estar más felices con su secesión? ¿En serio no son capaces de leer la realidad colombiana y comprender que una Constituyente en medio de semejante polarización y retroceso a la derecha radical sería dejarle un bufet al urivulturismo, que podría reversar tantos logros en materia de justicia y derechos desde la Constitución del 91? No, claro que no. Si hubieran tenido algo de sentido común al respecto, no habrían montado semejante sainete que sólo beneficia al partido del subpresidente. Tienen un inusual fetiche por pegarse tiros en el pie.

No es el momento de rendirse. Ya sabemos que Uribe no tiene el mismo prestigio que antes, y la bancada oficialista aún no es mayoría en el Congreso, así que todavía no pueden hacer los cambios deseados. Pero no podemos quedarnos dormidos en los laureles: hay que ejercer una presión pública visible y constante para que se implementen del todo los acuerdos y se deje la dilación de una condenada vez por parte del que dice ser presidente y su partido carroñero. Tampoco podemos dejarnos intimidar por las pataletas victimistas de la secesión fariana: hay que seguir manifestando el rechazo a su anacrónica visión de la guerra, y verificar que los que siguen dentro del acuerdo se comporten de forma legal. Sólo entonces, alejándonos de esos extremismos políticos que necesitan de la guerra para subsistir, quizás podamos ser tan libres como el cóndor de nuestro escudo, y dejaremos atrás a esa horda de goleros innobles que no pueden subsistir sin generar odio y miedo en la población.

P.D.: como en estos días hay cada sujeto que se ofende por cualquier cosa, aclaro que yo no detesto a las aves carroñeras: de hecho, el cóndor y las auras me parecen hermosas, al igual que el rey golero. Entenderán que sólo se trata de un símil, y si pudiera comunicarme con los animales, antes le pediría disculpas a los goleros por compararlos con la mezquindad política, pues al menos ellos sí cumplen con un servicio importante en los ecosistemas.

Adenda 1: apoyando a Maik Civeira, o Ego como lo conocemos todos, después de los problemas que ha tenido en redes sociales, comparto aquí su nueva entrada donde a partir de los recientes incendios en el Amazonas analiza cómo los gobiernos radicales de derecha están usando el nacionalismo y el tema de la “soberanía” para perpetuar políticas económicas en contravía de la conservación y el medio ambiente. Muy recomendada.

Adenda 2: hace poco, al ilustrador Bacteria le censuraron en Instagram una caricatura donde se burlaba de la gente que en redes sociales decía, al enterarse de la inminente indagatoria de Uribe, que si lo metían preso iban a “incendiar el país”. Supuestamente, la imagen de Pablo Escobar incluía “violencia u organizaciones peligrosas”, pero no se ha visto que eso detenga a los usuarios que con camisetas de Pablito suben videos y fotos a la red. ¿O será que con “organización peligrosa” se refería al uribismo? Como sea, en solidaridad con el dibujante comparto aquí la caricatura.


Adenda 3: como ya es costumbre, Gustavo Petro publicó hace como un par de horas en Twitter un video sobre un supuesto bombardeo del Ejército en Caquetá donde habían muerto nueve personas, incluyendo una mujer embarazada. Al poco rato tuvo que borrar el tuit y rectificar a medias porque el video provenía en realidad de una nota del portal brasilero Diário Da Amazônia sobre el asesinato de seis miembros de una misma familia en la ciudad de Touros. No es la primera vez que publica información descontextualizada, y me enfurece siempre porque en medio de su mesianismo estúpido termina actuando de la misma forma que el uribismo cuando usan el temor de la gente para fortalecer su influencia política. Y así está cerrándole el paso a formas más sensatas de progresismo en el futuro.

Comentarios

Entradas populares