El consentimiento sí importa con tu pareja


Es una entrada corta, pero tenía esto pendiente. Hace ya tiempo, vi una publicación en Facebook en una de tantas páginas dedicadas a Game of Thrones. Se trataba de una serie de imágenes de Daenerys Targaryen, que representaban fragmentos de un discurso que da a Jon Snow en un episodio de la séptima temporada (no cuenta como spoiler, así que de malas): “Pasé mi vida en tierras extranjeras. ¿Cuántos hombres han tratado de matarme en el exilio? No recuerdo todos sus nombres. Fui vendida como una yegua de cría. Fui encadenada y traicionada, violada y deshonrada. ¿Sabe lo que me hizo continuar todos estos años en el exilio? Fe. No en dioses, ni en mitos y leyendas. En mí misma. En Daenerys Targaryen.” Alguien preguntó, sabiendo a lo que se refería Dany, si realmente podía llamarse violación a su noche de bodas, siendo que ella y Drogo acababan de casarse. Y cuando alguien le dijo que sí, volvió a preguntar lo mismo, esta vez poniendo el ejemplo de la boda de Sansa Stark y Ramsay Bolton.




(Entre paréntesis: sí, he leído las novelas de Canción de hielo y fuego. Estoy plenamente consciente de que la noche de bodas de Daenerys se consumó de forma consensuada, pero lo que muchos de los que señalan esto parecen olvidar es que después de eso, y al igual que en la serie, Drogo simplemente la toma cada vez que quiere -oigan, hay un punto en que la Madre de Dragones piensa en matarse antes que continuar con el martirio-, y es después de consultar con una esclava que Dany hace que compartan poder en la cama: no es que empezara a llamarla “Luna de mi vida” desde la boda. En todo caso, es irrelevante para el tema principal. Cierro paréntesis.)

Parece mentira, pero de hecho aún hay muchas personas que desconocen o simplemente no comprenden el concepto de violación marital. De manera sucinta, es tener relaciones sexuales con tu pareja de matrimonio sin su consentimiento. Las cifras son difíciles de estimar entre países por los tabúes de la intimidad marital, y porque depende del contexto legal y cultural. Y aunque también existen mujeres que violan a sus esposos, por obvias razones la mayoría de los victimarios son hombres. Es considerada una forma de violencia intrafamiliar y violencia sexual, dos crímenes ya bastante graves de por sí, pero lo más terrorífico del asunto es que, como comprenderán, aún no es un concepto reconocido por muchas personas.

Lo que es más, aún no es reconocido como un crimen en más de cincuenta países, distribuidos en su mayoría entre países africanos y asiáticos, desde Uganda a los territorios palestinos, y la mayoría por supuesto musulmanes (ya explicaré el por qué). Y para que se asusten, en América aún hay un país donde la violación marital es técnicamente legal: Haití.

Desconozco si el tipo que preguntaba sobre los casos en Game of Thrones sólo buscaba trolear a los demás usuarios, o legítimamente no comprendía por qué tomar a tu esposa sin su consentimiento es violación. Espero que sólo fuera un idiota aplicando el primer caso, pues aunque sería un tanto comprensible la confusión en el caso de Daenerys y Drogo, dado que su relación se hizo más profunda y cariñosa con el tiempo, y el líder dothraki mostró un lado sorprendentemente tierno, es imposible tener una idea incorrecta con la situación de Ramsay y Sansa, dado que la hija mayor de los Stark está claramente asustada en el episodio, está sometida durante la quinta temporada, y es claro que el bastardo (en todo sentido de la palabra) Bolton le deja no sólo secuelas psicológicas, sino evidentes lesiones físicas.


Pero si se analizan detenidamente las causas de la prevalencia de la violación marital, y por qué fue tolerada o simplemente ignorada por mucho tiempo en nuestra sociedad, que el tipo dudada en serio sobre la naturaleza violenta de ambas noches de bodas no se hace tan sorprendente. En primer lugar, muchas culturas ni siquiera reconocen la violación marital porque, construidas desde un enfoque machista, no reconocen en el matrimonio más autoridad que la del hombre, por lo cual el consentimiento de la mujer es irrelevante. Las relaciones sexuales son parte de los “deberes maritales” de una mujer, así que si su esposo desea tener sexo, a ella no le queda más que complacerlo, sea que lo desee o no. Conceptos como los matrimonios arreglados, donde se maximiza su carácter como un contrato y el consentimiento desaparece por completo, incrementa también el riesgo de violación marital.

En segundo lugar, muchas de las bases culturales para esta visión androcéntrica del matrimonio vienen de la religión misma. Las religiones abrahámicas son particularmente notables por su visión de la mujer como una figura inferior y sumisa al hombre: recordemos que Dios le dijo a Eva que “tu deseo te llevará a tu marido, y este tendrá autoridad sobre ti”, y el apóstol Pablo (cuya opinión sobre la mujer bien puede enmarcarse como misoginia) dijo de la mujer que “no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido” (1 Cor 7:4); pasajes como este fueron utilizados e interpretados por mucho tiempo en el mundo cristiano para desestimar las relaciones sexuales forzadas dentro del matrimonio. En cuanto al islam, donde el papel de la mujer es aún más restringido y son vistas básicamente como propiedad de su marido, el desconocimiento de la violación marital como un delito en la mayoría de los países musulmanes da una idea sombría de su influencia.

Ahora, esto no es decir, como suele asumirse, que la mayoría de los hombres son violadores en potencia. No, eso es simplificar el tema. Ya lo he dicho antes: la mayoría de los hombres sabe bien que tomar a una mujer sin su consentimiento es un delito. Y esto seguro que, hablando en serio o no, el tipo que preguntaba al respecto de los ejemplos de Game of Thrones lo sabe. Lo que sí puede ocurrir es que hay personas que por razones culturales desconozcan o no comprenden las características y limitaciones del sexo dentro del matrimonio, y asumen que el “Sí” durante la boda es un contrato pleno para permitir al marido ejercer sus “derechos maritales”, por lo cual una mujer que rechace tener sexo simplemente no está cumpliendo con su “deber”, o en el mejor de los casos con el compromiso que asumió al aceptar el matrimonio, y le corresponde al hombre ejercer su autoridad (probablemente es también esta racionalización errónea la que asumen muchos para justificar su violencia intramarital), por lo cual no consideran el deseo como requisito para la cooperación.

Así que no, queridos lectores: estar casado no da una licencia de consentimiento asumido. Si su pareja no desea tener sexo con usted, no sea criminal y no la fuerce: más bien pregúntese por qué ocurre esto, si tiene problemas de salud, si siente que se apagó la chispa o si, tristemente, nunca la hubo y su matrimonio fue un error del momento o un arreglo de terceros. Creo que ya deberíamos haber superado esa visión de la mujer dentro del matrimonio como sumisa y dispuesta a complacer cada capricho del marido. Forzar a tu mujer o a tu marido a una situación de intimidad que no desea, en cualquier contexto, es ejercer violencia.

Comentarios

Entradas populares