La importancia de Remmick en Pecadores
Advertencia: la siguiente entrada contiene elementos que son importantes en la trama de la película Pecadores. Se recomienda discreción.
Los lectores habituales del blog sabrán que una de mis costumbres típicas es usar obras de ficción para hablar detenidamente de temas sobre el mundo real, a veces evidentes en la trama de la que estoy hablando, en otras ocasiones son más bien interpretaciones. Y es que no puedo evitarlo: a veces puedo ver una serie o estar leyendo un libro, y de repente me pica el gusanito de escribir, de tener que plasmar algo que identifico o entiendo a través de la obra. Y lo mejor es que casi siempre da lugar a entradas muy interesantes.
Hace
unos días vi Pecadores, la nueva
película de Ryan Coogler, guionista y director al que seguro conocen por los
trabajos Creed y Pantera Negra. En esta ocasión, Coogler quiso dar un salto al
género de terror, presentando una historia de monstruos pero ambientada en el
Sur Profundo del Estados Unidos de inicios del siglo XX, durante las leyes de
Jim Crow. Eran años en que la segregación estaba en un punto muy fuerte; el
segundo Ku Klux Klan ampliaba su repertorio de intolerancia contra negros,
judíos e irlandeses para incluir católicos, inmigrantes, socialistas y
comunistas; y ponerte siquiera a charlar con una persona blanca siendo negro –y
no pocas veces en viceversa- podía ser un alto riesgo de linchamiento.
Bueno, ¿y de qué va la historia? En 1932, dos hermanos mafiosos, los gemelos Stack y Smoke Moore (ambos interpretados por Michael B. Jordan), regresan al pueblo de Clarksdale, en Mississippi, luego de dar un gran golpe en Chicago. Con sus recursos, los hermanos deciden abrir un juke joint –un establecimiento informal de diversión para gente negra- para darle un espacio de alivio y entretenimiento a su comunidad. Con eso en mente, reclutan a un grupo de viejos conocidos para que trabajen en la cocina y como espectáculo musical, entre ellos a su primo Sammie (Miles Caton), contra las órdenes de su tío predicador, que no ve con buenos ojos la afición de su hijo al blues y desconfía del estilo de vida de los gemelos. La noche de apertura del negocio es un éxito entre la comunidad, y todos parecen estarlo disfrutando mucho, hasta que la música del joven Sammie parece atraer una visita inesperada…
Es
una película muy similar, en estructura e historia, a Del crepúsculo al amanecer, en que tenemos un par de hermanos
criminales que se refugian en un bar sólo para que las cosas se vayan al
diablo, sólo que en mi opinión Coogler hizo mucho mejor el giro brusco en el
estilo y género de la película que Robert Rodriguez. Pecadores hace un gran trabajo de presentarnos todo el contexto
social e histórico de la época, sin tener que explicar todo, para luego hacer
la transición hacia el terror clásico, pero poniendo pequeñas muestras previas
de que esta historia contiene elementos sobrenaturales.
Los
hermanos sin duda son grandes protagonistas, y Michael B. Jordan logra
convencernos de que tiene un gemelo con la actuación que da. Así mismo, las
actuaciones de Miles Caton y Hailee Steinfeld son impresionantes. Pero un
personaje que para muchos se roba la pantalla es el villano, el vampiro Remmick
(Jack O’Connell). Con mucha frecuencia se dice que una historia es tan grande
como lo es su villano, y aunque no creo que Remmick esté por encima de los
gemelos Moore como personaje, sin duda se trata de una presencia importante
para la trama, no sólo por la forma en la afecta, sino porque su construcción
ofrece una dimensión importante al tema del racismo que aborda la película.
La primera vez que vemos a Remmick está escapando de unos cazadores choctaw, y aprovecha el racismo de una pareja para conseguir refugio hasta que baje el sol. Más tarde lo vemos en la noche con dos nuevos sirvientes, intentando entrar al juke joint de los gemelos Moore como un trío musical, y es parlanchín y carismático, pero debido al gran riesgo de recibir a un grupo de blancos, los hermanos le niegan la entrada. Sin embargo, Remmick se las arregla para dejarlos tentados con un puñado de monedas de oro, lo cual hace que Mary (Steinfeld), una vieja amiga de los gemelos y antigua amante de Stack, salga a buscarlos para llevarlos al establecimiento. Una muy mala decisión, pues el visitante no pierde tiempo en convertirla y sembrar el caos dentro de la inauguración, dándole la oportunidad de crear un ejército de vampiros.
Incluso
así, Remmick sigue siendo una mezcla de carisma y maldad, bailando junto con
sus acólitos al ritmo de canciones folclóricas, e insistiendo a quienes se
quedaron dentro del juke joint que lo
dejen entrar para volverlos parte de su “familia”, y manifestando un desprecio
por el racismo y la discriminación de la época. Y es que Remmick puede entender
en cierta forma las penurias y dificultades que han enfrentado de una u otra
forma todos los asistentes a la fiesta de los Moore, puesto que él también hace
parte de un colectivo históricamente discriminado. Es un inmigrante irlandés.
Contexto histórico. Durante la década de 1840, Europa fue asolada por una plaga fúngica que destruyó gran parte de los cultivos de papa a lo largo del continente, lo cual fue especialmente devastador para Irlanda, pues gran parte de la población dependía de este tubérculo por motivos religiosos, económicos e incluso legales. Aproximadamente un millón de irlandeses murieron por la Gran Hambruna, y un millón más migraron de la isla, muchos en particular hacia Estados Unidos. Esto generó una ola de sentimientos xenófobos en la población, que veía a los irlandeses como toscos, alcohólicos, pendencieros, pandilleros, dispuestos a trabajar por poco dinero y votar ilegalmente, además de ser católicos (la población en EE.UU. es mayormente protestante, mientras que en Irlanda predomina el catolicismo), por lo que hubo discriminación social y laboral por muchos años contra ellos. Incluso se les consideraba inferiores por ser un pueblo de origen celta, y no anglosajón como los ingleses y sus descendientes de EE.UU.
“No Irish need apply”
(No se necesita que apliquen irlandeses),
una especificación típica en los anuncios de empleo de aquella época.
Pero
esto no fue más que un reflejo de la propia discriminación que el pueblo
irlandés sufrió por siglos en el propio Reino Unido. Ya en el siglo XII el papa
Adrián IV, de origen inglés, se refería a los irlandeses como una nación
grosera y bárbara. En 1366, el Parlamento de Irlanda, establecido por los
ingleses, decretó los Estatutos de Kilkenny, en los cuales se prohibían los
matrimonios entre nativos irlandeses y colonos ingleses, así como el uso de la
lengua irlandesa por parte de los nativos, y se segregaron las iglesias. Con la
Conquista irlandesa de Oliver Cromwell (1649-1653), se confiscaron terrenos que
fueron entregados a ingleses, se prohibió a los irlandeses católicos en la
mayoría de cargos públicos, y las guerras, la hambruna y la peste bubónica provocaron
miles de muertes. Las Leyes Penales del siglo XVII e inicios del XVIII quitaron
muchos más derechos a los irlandeses católicos. Y fue durante la época
victoriana que se empezaron a establecer los estereotipos de los irlandeses
como alcohólicos y violentos.
Peor aún: en la Inglaterra victoriana fueron comunes los discursos en que los irlandeses eran considerados subhumanos, más cercanos a los “salvajes” que a los hombres civilizados, y algunos incluso los llamaban “blancos negroides”, en referencia a las clasificaciones racistas que ya estaban tomando forma en aquellos años. No era extraño ver caricaturas políticas que representaran a los irlandeses con rasgos simiescos o demoníacos, con mandíbulas pronunciadas que según los frenólogos eran típicas de pueblos menos evolucionados. El etnólogo John Beddoe (1826-1911) escribió un libro en el cual se refería a los celtas con un alto “índice de negrescencia”, más cercanos al hombre de Cromañón que al humano moderno, y por lo tanto más africanoide, lo cual explicaba el aspecto prognato de irlandeses y galeses, ambos pueblos con raíces celtas. Hay quien dice, de hecho, que este frecuente desprecio hacia los irlandeses por su diferente origen fue parte de lo que conceptualizó las construcciones de raza y racismo en aquellos tiempos, y que alcanzaría peores niveles contra las poblaciones negras en las décadas siguientes.
Antes
de continuar, hay que hablar de un elemento importante en la trama de Pecadores: el poder de la música. La
música tiene un papel importante por su poder de unidad, por su espacio en la
cultura y tradición, por el poder que tiene de vincular el pasado con el
presente y de proyectarlo hacia el futuro. El padre de Sammie rechaza que su
hijo ame el blues, pero el blues une a la comunidad negra dentro del juke joint, les permite un momento no
sólo de esparcimiento, sino también de expresión cultural. Al mismo tiempo,
Remmick y sus sirvientes cantan y bailan al ritmo de canciones y bailes
irlandeses, en un ambiente festivo que te haría querer participar aunque se
trate de un grupo de muertos vivientes, y su poder de vincularse mentalmente
con ellos le permite no sólo conocer sus memorias sino también compartir sus
experiencias.
No se nos especifica la edad de Remmick. Por sus comentarios sobre perder las tierras de sus ancestros, podría tratarse de un vampiro de origen precristiano, pero su uso de la versión protestante del Padrenuestro podría indicar que nació cerca de la época de la Conquista de Cromwell, donde el protestantismo fue reforzado en la población de forma mucho más violenta incluso que la cristianización original. En todo caso, sus canciones irlandesas siguen siendo una muestra de su herencia, una señal de que, como la comunidad negra, se resiste a que su cultura desaparezca ante la persecución y la discriminación. Es por ello que busca a Sammie, cuya música tiene el poder de romper el velo entre los espíritus del pasado y el futuro con el mundo físico, para volver a sentir, quizás literal, quizás figurativamente, la música y los espíritus de sus ancestros.
Por
supuesto, las experiencias de Remmick no son las mismas que las de los
personajes negros en Pecadores, y es
que, a pesar de todo, sigue siendo una persona blanca. El vampiro puede
simplemente fingir un acento sureño (de hecho lo hace durante buena parte de la
película) y esconder sus orígenes, con lo que aún podría acceder a empleos y
sitios que normalmente estarían vedados a alguien de su ascendencia. Los
gemelos Moore no pueden hacer esto: para la sociedad de la época, su origen
está expresado en su piel, y no pueden esconderlo por más que lo intenten, de
modo que se encuentran limitados en sus opciones de vida, y no pueden ni
siquiera comprar en los mismos establecimientos que la gente blanca.
Se puede hacer una comparación de Remmick con el personaje de Mary. Supuestamente es una mujer blanca, como Remmick, pero tuvo un antepasado negro, por lo que bajo la regla de una gota -un principio legal de clasificación racial de aquella época- era considerada negra, sin importar que fuese de la generación de sus bisabuelos. Por ello, Mary tuvo también que sufrir rechazo y discriminación en el pueblo, y aun así no podía tener una relación fácil con el amor de su juventud, Stack, de modo que este la aparta y hace que se vaya lejos de Mississippi, con un esposo blanco en Arkansas, en una comunidad que no conoce de sus orígenes. Mary corre un gran riesgo tan sólo por regresar a Clarksdale para el funeral de su madre e interactuar con los conocidos de su infancia, mientras que Remmick posiblemente podría llegar a tener una bienvenida mucho más cómoda si pudiese regresar a Irlanda (o si tuviese familia). Al mismo tiempo, Mary pudo formar un vínculo cercano y familiar con muchos miembros de la comunidad negra en el pueblo y por ello es recibida sin problemas en el juke joint, al punto que la esposa de Smoke se refiere a ella como “parte de la familia”, mientras que Remmick debe formarse su propia familia transformándolos en monstruos.
Y
es que no debemos ignorar que después de todo, Remmick es un villano, y toda su
actitud afable y dicharachera no puede esconder su personalidad egoísta y manipuladora.
Manifiesta aborrecer el racismo, pero no duda en aprovechar y explotar el racismo
de la pareja que encuentra en su primera escena para salvar su pellejo de los cazadores
de vampiros, incluso usando términos racistas contra estos últimos. Ofrece una
vida de igualdad a los hermanos y sus amigos si se unen a su “familia”, sin
prejuicio ni discriminación, pero no sólo convierte a la fuerza a las personas
en miembros de su grupo, sino que además priva a sus seguidores de su voluntad
e incluso proyecta su mente a través de ellos, siendo el líder absoluto de su
corte de vampiros.
De
sus interacciones también se pueden extraer alegorías a conceptos sociológicos
relacionados con el racismo. Remmick, un hombre blanco, ansía llevarse consigo a
Sammie y usar el poder de su blues para sus fines personales, algo que puede
interpretarse como apropiación cultural, algo más terrenal si tenemos en cuenta
que Remmick viene de una minoría discriminada y aun así apropiarse del talento
y obra de otra minoría. Así mismo, su insistencia de que los gemelos Moore y
los miembros de la comunidad negra pueden llegar a liberarse de la discriminación
y ser algo más gracias a él trae a la mente la visión del salvador blanco, ese
típico escenario de una persona o personaje blanco que se presenta como liberador
o civilizador que llega a rescatar a una comunidad marginada.
Pecadores no es sólo una película de terror. Es también un vistazo a un momento difícil de la historia estadounidense, donde el racismo era incluso más intenso de lo que conocemos hoy en día, pero en el cual las comunidades se enfrentaban también a su situación a través del entretenimiento y, sobre todo, la música. La inclusión de Remmick como el villano principal nos permite conocer y explorar aspectos menos conocidos de la historia del mismo racismo, y cómo han afectado a diferentes comunidades a través del tiempo. Definitivamente se trata de una película que recomiendo.
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