Prisiones de cristal: el Eterno y el Homúnculo

 

Advertencia: esta entrada contiene detalles de la trama de The Sandman y Fullmetal Alchemist.

¿Alguna vez has estado en una prisión, Nuala? Yo sí… Pasé más de ochenta años en una botella de cristal, como un genio… o una ciudad… Podría haber esperado hasta que la Tierra se convirtiera en polvo. Pero aun así, esperé. Le dije a Ishtar que se equivocaba. Que no había cambiado. Que no cambié. Pero la verdad, creo que le mentí.”

Sueño, en The Sandman #67: Las Benévolas: 11.

Aunque he reiterado en varias ocasiones que Neil Gaiman es uno de mis autores de ficción favoritos, nunca le había dedicado una entrada a analizar la que para muchos es su insignia, su obra cumbre, The Sandman. Publicada en 75 capítulos entre 1989 y 1996, entre los sellos de DC Comics y el ya extinto Vertigo (dedicado a la demografía de adultos), se trata de una de las novelas gráficas más importantes de la historia de los cómics, y es reconocida en la obra más grande del sello Vertigo, algo que se compara e incluso supera a la legendaria Watchmen de Alan Moore. No es por ser pretencioso: es que la obra de Gaiman dejó un legado importante en la ficción.

Ambientada con un tono de fantasía oscura y terror, The Sandman relata la historia de Morfeo o Sueño, la personificación antropomórfica de los sueños, y miembro de una familia de siete hermanos que encarnan conceptos metafísicos, los Eternos. La historia comienza en 1916, cuando Sueño es invocado por error a la Tierra por un grupo de hechiceros cultistas, y la orden lo encierra en un círculo mágico y una prisión de cristal durante setenta y dos años, despojado de sus artículos de poder, hasta que logra escapar tras un descuido de sus captores. A partir de ahí, veremos cómo interactúa con sus hermanos, los habitantes de su reino, dioses, demonios y varios humanos, mientras va descubriendo cómo ha cambiado en sí después de décadas de encierro, y se enfrenta a las consecuencias de sus acciones pasadas.

Tenía esta entrada pendiente hace meses, porque quiero intentar mantener un balance entre temas de la frikósfera y otros de conocimiento y cuestiones sociales. Como sea, se me ocurrió porque después de ver un video de Jauri sobre el homúnculo Codicia, del manga Fullmetal Alchemist, no pude sacarme de la cabeza la idea de trazar algunas similitudes y comparaciones entre la caída, ruta y redención de Sueño y el origen, camino y derrota del máximo antagonista de la obra de Hiromu Arakawa, Padre.

Si bien FMA es considerada una de las obras más completas del shōnen, y una de las mejores historias del manga en general, un punto en el que muchos están de acuerdo es que los villanos principales de la historia, los homúnculos, no son precisamente extraordinarios. Con excepciones como Codicia e Ira, la mayoría de los miembros de este grupo se sienten un tanto genéricos: caracterizados, sí, pero sin mucha complejidad. De ahí, algunos consideran incluso a Padre, su líder, como el típico villano genérico que quiere conquistar el mundo, sin mucha presencia dentro de la historia, y no han faltado los que ya de plano lo consideran de los peores villanos del manga/anime. Y aunque puedo entender por qué los homúnculos y su líder desalientan tanto, y tampoco considero que sean de los mejores en la ficción, sí que discrepo de la vacuidad de los primeros y lo “genérico” del segundo.

Lo siguiente son obviedades, pero que nunca está de más destacar: como encarnaciones de los siete pecados capitales, que Padre intentó purgar de su cuerpo, los homúnculos cumplen papeles y caracterizaciones en la serie que van de la mano con su pecado, y de hecho la derrota de cada uno es un simbolismo casi irónico, ya sea de forma directa u opuesta, al pecado que corresponden. Así, Lujuria es consumida por las llamas de un hombre pasional –y percibido mujeriego- como Roy Mustang; Envidia muere como un desgraciado, prefiriendo suicidarse antes que ser compadecido, en su debilidad, por los humanos que tanto desprecia; Gula es devorado sin piedad… Para resumir, los homúnculos son personajes en su mayoría relativamente sencillos, pero que destacan en conjunto por el papel que cumplen dentro de la serie y la forma en que guían el desarrollo de los personajes y la historia, en particular la de su “Padre” –llegaremos a eso en unos momentos-. No requieren una mayor dimensión como personajes porque, en síntesis, no es lo que se necesita de ellos.

En cuanto a Padre, su caracterización superficialmente genérica es importante por el simbolismo de su presencia, pues el personaje es en esencia un contraste de Edward Elric, el protagonista, no sólo en aspecto y poder, sino también en su desarrollo y el camino que recorre a través de la historia. Tengamos en cuenta que FMA es, ante todo, una historia de crecimiento, de desarrollo y evolución: es el desarrollo de una persona y sus valores a través de sus interacciones, sus errores y experiencias. Es, como la alquimia misma, cambio. Y es aquí donde trazo el paralelismo entre Padre y Sueño, pues el cambio y el desarrollo es fundamental para entender ambas historias: un Eterno que decide intentar nuevas perspectivas para afrontar al mundo a partir de sus experiencias pasadas, y un Pequeño en un Frasco que se resiste a sufrir cualquier experiencia para alejarse de aquellas perspectivas que dice encontrar inferiores.

Para tener esto en contexto, hablemos primero del tercero de los Eternos. Sueño es un ser responsable y dedicado a sus deberes, pero también es una persona orgullosa y egocéntrica, propenso a guardar rencores y odios por miles de años, y a menudo responde de forma desproporcionada a quienes lo ofenden, sean sirvientes, amantes e incluso su propia sangre, escudándose además en reglas antiguas y responsabilidades personales: cuando condenas a una amante a miles de años de sufrimiento en el Infierno por no aceptar tu mano, Tanto así, que permanece siete décadas encerrado en aquella prisión de cristal, atado por un círculo de hechizos, porque es demasiado orgulloso para pedir ayuda a alguno de sus hermanos u otros poderes.

¿Y qué puedes hacer, siendo una criatura inmortal tan antigua como el mismo Universo, encerrada en una prisión donde nadie habla contigo ni te alimenta, mientras percibes el tiempo como cualquier mortal terreno? Pensar. Reflexionar. Sin nadie más en el encierro que sí mismo, Sueño no puede hacer más que sopesar durante décadas todas sus acciones y rencores antiguos, se da cuenta que en su larga vida ha cometido numerosos errores y pecados, y sin admitirlo a sí mismo desarrolla una fuerte intención de redimir sus pasados agravios. A medida que avanzamos en la historia nos damos cuenta que el destino final del crecimiento personal de Sueño estuvo trazado incluso desde su primera página. O quizás, como su hermana Muerte (uno de los personajes más queridos por los lectores) diría en una ocasión, empezó a escribirlo hace siglos, sólo que no se permitía darse cuenta.

Pasemos ahora a Padre. Nacido en el reino de Xerxes como un experimento alquímico, la encarnación de un fragmento de la fuente de todo el conocimiento universal (o Dios, como lo llama), pero incapaz de vivir fuera de su frasco. Allí conoció a un esclavo cuya sangre fue usada para encarnarlo, a quien dio el nombre de Hohenheim, y con el cual compartió amplios conocimientos, mientras sostenían largas conversaciones sobre la humanidad y su sociedad. El pequeño homúnculo terminó manipulando a Hohenheim y al rey de Xerxes para sacrificar a todas las almas del país y construirse una Piedra Filosofal como cuerpo, libre por fin de su prisión de cristal.

Por supuesto, el homúnculo ansiaba más. Deseoso de complementar todo su conocimiento con el inmenso poder de Dios, se estableció como el poder tras las sombras de la nación de Amestris, planeando repetir el destino de Xerxes a una mayor escala. Para ello, y como una forma de limpiar su ser de las supuestas debilidades humanas, creó otros homúnculos a partir de su cuerpo como encarnaciones de sus “pecados”, empleándolos como sus agentes en transformar y preparar Amestris para el sacrificio, mientras él permanecía oculto bajo tierra, manejando los destinos de la civilización en la oscuridad, buscando que todas las condiciones se dieran para dar marcha a su plan.

Si lo vemos así, la comparación entre Padre y Sueño parece un tanto exagerada, pero fíjense que el momento de quiebre para ambos es su encierro, sólo que cada uno estuvo así con diferentes condiciones, y esas son las que refuerzan el mensaje de evolución y cambio en ambas historias: las experiencias. Sueño fue encerrado después de millones de años de experiencias y errores, y las décadas que pasó inmóvil en su prisión de cristal lo llevaron a comprenderlos, intentar enmendarlos y evitar volver a cometerlos, siendo el motor de los relatos en The Sandman. En contraposición, Padre empezó su existencia encerrado en su frasco, y a partir de sus conversaciones con Hohenheim decidió que la humanidad era débil, enfocándose a sí mismo en jamás permitirse experimentar o cometer los mismos errores que ellos. Es esto lo que lo convierte en el villano perfecto para la historia de Fullmetal Alchemist, donde los protagonistas se encuentran en un viaje de crecimiento y madurez después de haber cometido graves errores.

Y esto se refuerza más cuando nos damos cuenta que, a pesar de su vasto poder y conocimiento, ambos personajes siguen encerrados en aquella prisión. A pesar de su voluntad, Sueño aún se mantiene atado a su enorme orgullo y las responsabilidades supuestamente inevitables de su deber. Y a pesar de madurar un poco y cambiar para bien, él mismo niega haber cambiado tanto, y de hecho se resiste a cambiar, a pesar de que constantemente otros personajes destacan actitudes y comportamientos que otrora serían impensables para su persona. En Vidas breves, mi volumen favorito de toda la obra, nos hablan constantemente del cambio y la evolución, y es un punto de inflexión importante en la historia de Sueño, pues es aquí donde consolida que su resistencia al cambio tiene consecuencias, y a pesar de los distintos ejemplos que se topa en la serie al respecto (los comentarios de Delirio, el encuentro con Destrucción), el reconocer que no puede cambiar más significa que ya no puede llevar el manto de Sueño de los Eternos… Pero tampoco puede sólo renunciar a él, y quienes hayan leído The Sandman comprenderán a lo que me refiero.

En el caso de Padre, su búsqueda por la perfección lo llevó a despojarse de (o más bien suprimir) sus deseos y emociones más humanas, aprovechándose del poder y el esfuerzo de otros desde las sombras, para jamás tener que interactuar directamente con los mortales, evitando cometer algún error, pero al mismo tiempo privándose de experimentar realmente la vida. Y a pesar de jactarse de su superioridad, en el fondo sigue siendo tan humano como aquellos que desprecia: hace que sus homúnculos lo llamen Padre, es arrogante, codicioso y profundamente acomplejado. Aun cuando nombra a sus “hijos” con los siete pecados capitales, cada uno de ellos actúa como una herramienta para llevar a cabo sus planes, con las habilidades perfectas para las tareas que se les asignaron, tal como los deseos pueden impulsar al ser humano para alcanzar sus metas, siempre que este los sepa controlar y usar para él: cada uno no es más que la expresión física de esas emociones humanas que odia reconocer que posee, que siente como una cadena en su anhelo de alcanzar la perfección a través de Dios. Es por ello que, tal como señaló Jauri en su video (que por supuesto recomiendo con creces), Codicia, el más rebelde de sus “hijos”, es el más parecido a él, no sólo en carácter sino en propósitos y sentimientos, y es por ello el último homúnculo en caer, sacrificando su vida para salvar a aquellas personas que llegó a atesorar. Siendo el más humano de los homúnculos, el único que aceptó lo que realmente anhelaba, el Avaricioso logró crecer, evolucionar, cambiar, y de esta forma llegó a ser libre, a gozar de la verdadera libertad que Padre jamás pudo alcanzar.

Ambos personajes se condenaron al final a sí mismos por la misma razón: por ser incapaces de avanzar y crecer de verdad. Sueño logró en parte superar su personalidad arrogante y rencorosa de antaño, pero el nuevo aspecto de sí mismo que surge al final de la serie es su última penitencia, su concesión final ante la certeza propia de que ya no puede –o más bien, no quiere- cambiar más. A Padre lo vemos al final como el homúnculo enano que fue en sus inicios, siendo hecho uno con Dios, pero despojado de la libertad que tuvo y nunca aprovechó, encerrado detrás de una puerta en blanco, la puerta de alguien que jamás evolucionó ni aprendió nada. Aunque uno quiso escapar de cometer los mismos errores de épocas pasadas, y otro evitó por todos los medios cometer alguno, ninguno de los dos creyó jamás en sí mismos. Sueño nunca pudo aceptar que podía ser algo más de lo que sus reglas y responsabilidades dictaban que debía ser, y el Enano del Frasco siempre pensó que su humanidad y sus emociones serían un estorbo en su meta de la perfección, que no podían enseñarle nada.

Como dije, me sorprende lo poco que algunos reconocen, y lo mucho que otros menosprecian, el papel de Padre como villano en FMA; por eso nació mi idea de ponerlo en perspectiva junto a un personaje tan grandioso y complejo como lo es Sueño de los Eternos, para que al menos reconozcan que sí tiene un propósito en su obra, y no es tampoco muy difícil de notar. Lo afecta mucho la falta de acción directa en su historia, y por supuesto no es un personaje al nivel de Morfeo, pero es que él así por todo lo que representa y se necesita para confrontar la historia de redención de los Elric. Sueño está mucho más presente y activo en The Sandman porque, después de todo, es su historia de redención, y al final el único obstáculo verdadero que existe en ella es él mismo.

Así que termino aquí, recomendando que tengan un ojo más clínico al examinar a un villano. Algunos pueden parecernos mediocres, pero eso puede ser porque su papel en una obra no requiere una caracterización muy detallada, sólo lo suficiente para cumplir dentro de la historia. Y por supuesto, recomendarles que lean The Sandman, porque sin duda es una de las mejores experiencias que existen.

Comentarios

  1. Vaya, esto parece una serendeipia, pues tu entrada me ha venido muy bien en un momento en el que estoy replanteando ciertas cosas y me ha servido para reflexionar sobre el asunto. (Y si, la entrada sobre Soul, tambien ayudo. Al final si vi la pelicula). Solo puedo decir gracias.
    Sobre la idea del cambio, puedo entender racionalmente la necesidad de aceptar y entender esa naturaleza, pero tambien entender la resistencia emocional a tal. Despues de todo el cambio llega a un momento culmine en que hay un cambio final tras lo cual, viene el fin de la existencia como tal. Cada cambio por pequeño que sea nos acerca a nuestro fin y claro nadie quiere eso. Solo queda aceptarlo y entenderlo como parte de la naturaleza. No hay otra salida. La muerte llegara lo quieras o no y solo queda aceptarlo.
    Creo que esta reflexión se escapa un poco de lo que tratabas de transmitir pero al menos asi lo entendí yo.

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    1. ¡Hola! Lamento mucho responder tan tarde, pero han sido meses muy complejos.

      Sí, en efecto, reconocer el cambio es algo que siempre nos cuesta. Somos al final criaturas que se sirven mucho de patrones y rutinas fijas, y adaptarse nunca es fácil a nivel emocional. Saludos.

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