¿Y la religión en tiempos de pandemia?

Después de unos casi cinco meses con el mundo semiparalizado, el ritmo actual de transmisión de la COVID-19 sugiere que esto no va a terminar pronto. Sin pasarme de pesimista y pronosticar que podría enfrentarse una situación idéntica a la epidemia de gripe de 1918-1920, lo cierto es que mientras no se pueda desarrollar una vacuna contra el SARS-CoV-2 el número de casos seguirá creciendo de modo alarmante, en especial porque inevitablemente se tendrán que flexibilizar los aislamientos para permitir labores en medio de estrictas medidas de bioseguridad. A mucha gente le cuesta cada vez más sobrevivir sin trabajar, y para algunos no sólo por no poder ganar lo suficiente para mantener a su familia, sino también porque la sensación de inactividad es cada vez más abrumadora.