Díptico de censuras

Esta semana ya me he enterado de dos noticias relacionadas con el arte y la educación en dos ámbitos muy diferentes: la novela gráfica y la televisión. Los junto porque ambos temas tienen que ver con la censura, aunque en uno de ellos es más evidente.

Advertencia: spoilers adelante.

1. Este es un tema menor, pero que vale la pena resaltar. Actualmente no somos pocos los adultos jóvenes que seguimos la serie Steven Universe, uno de los recientes programas que han revitalizado el otrora decadente canal Cartoon Network con temáticas experimentales y profundas. Ayer se emitió en Latinoamérica el último episodio de la primera temporada de esta serie, y muchos fanáticos quedaron decepcionados con lo siguiente: se descubrió que Garnet, la líder de las Crystal Gems, es en realidad una Gema de Fusión nacida de la combinación de Rubí y Zafiro, dos Gemas que se mantienen unidas por su amor -resaltemos que las Gemas no tienen género, pero sus formas físicas son siempre femeninas-. Durante una pelea, Garnet entona una canción que resalta cómo ella nació del amor, y eso es lo que la hace fuerte. Sin embargo, para el doblaje latino la canción se suavizó para evitar algunas referencias a la relación entre las dos Gemas, lo que molestó al público adulto.


Aclaremos lo siguiente: este sería más un caso de autocensura. Por supuesto, Cartoon Network LA tiene toda la libertad de doblar los episodios de una serie del modo que le parezca más adecuado -de hecho, la voz de doblada Rubí es más bien masculina, seguramente por el mismo motivo-. Y quizás es de esperarse que traten de evitar problemas con sociedades tan conservadoras como las latinas, razón por la cual algunos programas sufren censura en muchas escenas de violencia. No obstante, se siente un sinsabor, pues en ese esfuerzo de corrección política se ha desperdiciado un ejemplo sutil para educar a la población infantil, y mostrarles que el amor entre personas del mismo sexo no es una aberración ni un pecado, como suelen pensar muchos.

Es irónico que el canal tenga campañas como Basta de bullying, cuando la orientación sexual es una importante causa de discriminación en las escuelas. ¿Cómo se espera educar adecuadamente a la juventud contra el acoso y el abuso, si no se es capaz de mostrar una imagen favorable de minorías acosadas?


2. En la Universidad Crafton Hills, una estudiante de 20 años, Tara Shultz, se quejó junto a sus padres y amigos por el contenido de un currículum de Inglés 250. La estudiante exigió que se “erradicaran” del sistema las novelas gráficas Persépolis, Sandman Vol. 2: Casa de Muñecas, Y: el Último Hombre Vol. 1 y Fun Home. De acuerdo con Shultz, “no esperaba abrir el libro y ver el material gráfico dentro. Esperaba Batman y Robin, no pornografía”. La joven asegura que no estaba consciente del contenido de los trabajos, y simplemente no quiere que los enseñen, porque no deberían enseñarse. Y a su padre le incomoda que este tipo de obras estén disponibles en la tienda del campus, cerca de menores de edad.

Por supuesto, el instructor del curso defendió su cátedra, la cual de hecho es un curso sobre literatura de género, y que contempla “el estudio de la ficción como un género literario”, con lo siguiente: “Escogí varias novelas gráficas premiadas y altamente aclamadas en mi curso de Inglés 250 no porque fueran supuestamente picantes sino porque cada una habla de las luchas de la condición humana. Como Faulkner asegura, ‘la única cosa sobre la cual vale la pena escribir es el corazón humano en conflicto consigo mismo’. Lo mismo puede decirse sobre leer literatura. Todos los personajes en las novelas gráficas están luchando con cuestiones de moralidad, auto descubrimiento, corazones rotos, etc […]”.

Este episodio es un reflejo de confusión y pretensión. Confusión, porque es evidente que los Shultz creen que toda historieta es infantil y enfocada a los niños. Pretensión, porque creen que por su incomodidad ante el tema pueden pedir que a los demás miembros del curso y sus futuros integrantes no se les enseñen estos trabajos.


La confusión es fácil de disipar. Una novela gráfica es muy diferente a un cómic. Es escrita por un solo autor, en un formato de libro, y generalmente corta, al menos en comparación con un cómic. Son historias únicas, con temas más complejos y profundos que los del cómic promedio, y por ello están destinadas a un público adulto. Esto implica que temas como la sexualidad, la violencia, la depresión, los traumas y muchos semejantes estarán reflejados en ella, pero con una medida adecuada y relevante a la trama. Es bastante sorpresivo, entonces, que una mujer de 20 años se sorprenda, por ejemplo, con el contenido de Persépolis, cuando por ejemplo la violencia y la sexualidad son más abundantes y grotescas en cualquier cómic de Garth Ennis -tanto que, en ocasiones, se hace gratuita y floja-. Aunque claro, dudo que ella tenga (o quiera tener) acceso a un trabajo de Ennis.

La pretensión es más tramposa, pero al evidenciar su ridiculez también se queda sin peso. El problema aquí es de corrección política, un campo donde lo que cuentan más son los sentimientos y emociones de las personas antes que la objetividad y la evidencia; donde se pisa con algodón en los zapatos para evitar despertar la furia de los indignados que se quejan por cualquier cosa. Así, Shultz pretende negarle a todo un curso la oportunidad de leer las novelas gráficas antes mencionadas, simplemente porque a ella le disgusta su contenido. Creo que para cualquier persona sensata, tal actitud es un absurdo. Y precisamente, no es más que la muestra de la inmadurez por parte de la joven.

Cuando un estudiante ingresa a la universidad, debería estar consciente de que se encontrará con ideas, creencias y posturas que se enfrentarán a las suyas, y que la institución debe permitir el libre flujo de todas ellas, por lo cual pedir la supresión de alguna es imposible y tonto. Un cristiano que estudie biología sabe que en Evolución habrán temas en conflicto con su visión creacionista, y eso puede incomodarlo, pero no puede esperar que se le de crédito a su indignación y se elimine el tema del darwinismo y la selección natural, porque es fundamental dentro de la cátedra, y no se puede mutilar el conocimiento por la indignación de unos pocos.

De manera similar, Shultz no puede pedir que se saquen las novelas gráficas de un curso de literatura sólo por su comodidad. Eso sería censura y abuso, y sin una base seria que diga que, por ejemplo, leer Y: el Último Hombre propicie la misandria, tal petición no pasa de ser un simple berrinche.

¿Algo más para decir? Sí. Persépolis y The Sandman son obras excelentes: una realista, autobiográfica, enfocada en las luchas sociales, la rebeldía y la libertad; otra fantástica y oscura, centrada en las responsabilidades, el cambio y la redención. No podría dejar de recomendarlas. No he leído ni Y ni Fun Home, pero tengo muy buenas referencias al respecto, así que debo sugerirlas igualmente.

Y con esto termino mi disertación. Quienes se encuentren inconformes puede tomarse un momento para reflexionar. Usted siempre se va a enfrentar a ideas contrarias a su formación personal, y no por eso debe censurarlas. Y tampoco tenga miedo de expresar sus propias ideas, por polémicas que puedan ser para la gente conservadora.

P.D: para los interesados, aquí está Stronger Together, la canción de la primera polémica. Como curiosidad, la voz original de Garnet es de una cantante, Estelle.


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